Vistas de página en total

31 mar 2015

Salmos 6:8-10

¡Apártense de mí, todos los malhechores, que el Señor ha escuchado mi llanto!  El Señor ha escuchado mis ruegos; el Señor ha tomado en cuenta mi oración.  Todos mis enemigos quedarán avergonzados y confundidos; ¡su repentina vergüenza los hará retroceder!



Los versículos anteriores nos describían una escena de desesperación, cansancio, tristeza y abatimiento.  Sin embargo, entramos al versículo 8 y todo cambia.  ¡El Señor ha escuchado su llanto y ha tomado en cuenta la oración de David!  ¿Cuánto tiempo pasó entre un versículo y otro?  No lo sé.  Lo importante no es conocer el tiempo.  De hecho, estoy convencido que si supiéramos con exactitud, la gente creería que en nuestras pruebas el tiempo debería ser el mismo.  Pero Dios, en su sabiduría, nos dejó sin conocer ese detalle porque no es importante.  Lo relevante es entender que, tarde o temprano, las cosas cambian y Dios muestra sus planes.  El mundo le llama: ver la luz al final del túnel.  Jehová revelando su estrategia es realmente esa luz que la gente hace referencia.  Así como dice el refrán: no hay mal que dure cien años, debemos entender que nuestra situación no puede ser eterna.  Y ¿qué hay del caso de aquellos que pierden a un ser querido?  ¿Ese caso debiera ser eterno pues no regresarán cierto?  No.  De igual forma, uno debe tener su periodo de tristeza, llanto, confusión y eventualmente, dejar que Dios muestre qué camino quiere que tomemos.  No podemos quedarnos sin hacer nada y tampoco podemos dejar que el dolor nos inunde y no nos deje movernos.  ¿Acaso no tenemos un Dios que nos derrama su amor y consuelo?  Entonces no debemos dejar que la situación ni los sentimientos se apoderen de nosotros.  Pide a Dios que su Espíritu consolador llene tu vacío y su amor te llene de paz.
Regresando al punto original, qué maravilla entender que, aunque hayan pasado, días o años, llegará un momento en que las cosas cambien.  Ahora, es muy importante pensar en cómo vamos a llegar a ese momento.  ¿Espiritualmente más maduros?  ¿Más alejados?  ¿Igual?  ¡Esto es importantísimo!  Hoy es cuando estás definiendo cómo llegarás a ese punto.  Tal vez tu situación ha sido sumamente difícil y piensas que la tormenta no dejará que salga el sol.  Tal vez has ido mil y una vez a los pies de Jehová pidiendo ayuda.  Hoy debes saber que Dios escucha tu oración y está trabajando aunque no lo veas ni lo entiendas.  Llegará un día.  Un instante.  Y todo cambiará.  Tal vez seas tú el que cambió al tener mejor entendimiento y mayor dependencia al Señor o se abrieron caminos donde no había nada.  Cualquiera que sea la resolución, espero que hoy busques trabajar para que tu crecimiento espiritual sea continuo y puedas permanecer en Cristo sin importar lo que estés atravesando.

Oración

Padre: No puedo dejar de agradecerte por tu palabra y la alegría que traes a mi corazón.  Te pido perdones mis pecados y sobre todo mis cuestionamientos y reclamos.  Hoy vengo a Ti a pedirte por mi crecimiento espiritual y que no permitas que me aparte de Ti.  Guía mis pasos y lléname de tu amor y consuelo.  No dejes que las circunstancias me aplasten sino trae tu luz a mi vida para que pueda caminar en la dirección correcta.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

30 mar 2015

Salmos 6:6-7

Cansado estoy de sollozar; toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto!  Desfallecen mis ojos por causa del dolor; desfallecen por culpa de mis enemigos.



El día de hoy tuve una plática sumamente gratificante e interesante.  ¿Qué se hace cuando uno está cansado?  ¿Qué se hace cuando uno no sabe qué camino tomar?  ¿Qué se hace cuando parece que está lloviendo sobre mojado?  Leyendo el pasaje de hoy, podemos ver que David se encontraba cansado o mejor dicho, exhausto.  No paraba de llorar.  No paraba de sufrir.  No había a dónde ir por refugio.  ¿Te has sentido así?  ¿Conoces a alguien que esté así?  No son momentos fáciles.  Por eso me encanta que la biblia nos plantea un panorama completo y real de lo que atravesaremos en nuestra vida.  No oculta nada.  No minimiza las dificultades.  Al contrario.  Pone a uno de los principales ejemplos, David, como expositor de lo que es atravesar por pruebas, angustia, desesperación, enfermedad y llanto.  Todos, tarde o temprano, pasaremos por cada una de estas situaciones.  No porque Dios sea malo.  Tampoco por que hayas hecho algo malo.  Simplemente porque es necesario crecer espiritualmente.  ¡Ese es el sentido de las pruebas!  Santiago nos lo revela al decirnos que debemos gozarnos en ellas pues producen paciencia, sabiduría y fe.  Jesús nos dice en Mateo 11 que entreguemos a Él nuestras cargas y nosotros llevemos la suya.  La nuestra no nos deja caminar y nos aplasta mientras que la de Él es ligera.  En el sermón del monte nos dice: bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación.  ¿Pero qué pasa cuando hemos ido no una ni dos sino cientos de veces a los pies de Jehová y parece que nada cambia?  ¿Qué pasa cuando estamos como David en este salmo donde nada parece ayudar?  La respuesta está en el mismo pasaje: no separarnos de Dios y esperar en Él orando constantemente.  Sí.  Yo sé que te gustaría una respuesta.  Yo sé que te gustaría que se abrieran las puertas y tus incertidumbres y disyuntivas se aclararan.  Sin embargo, la respuesta correcta es ir mil y un veces con las rodillas dobladas ante el Señor y esperar.  No importa si has orado cientos de veces.  Hazlo miles.  Simplemente no pares de hacerlo.  No pienses que no está pasando nada pues para empezar, tú estás aprendiendo a depender más y más de Él.  No quieras encontrar respuestas donde no hay nada.  Dios dice que el que permanece en Él puede dar fruto pues Él es río de agua viva.  Él es la fuente.  Él es la única fuente.  Acude a Él.  Permanece en Él.  Dobla tu rodilla ante Él y no te muevas de ahí.  Tu carne querrá decirte que tienes que moverte.  Te dirá que tienes que hacer algo y que no debes quedarte parado.  No hagas caso.  Pide a Dios que te llene de su paz y de su consuelo y permite que sea Él quien quite la neblina y te permita ver, en Su momento, las cosas claras.

Oración

Señor: es difícil no entender lo que pasa sin embargo hoy entiendo que no soy nadie para reclamarte mi falta de comprensión.  Tú eres Dios y sabes mejor que yo cómo deben ser las cosas.  Te pido que me llenes de tu paz y pueda restablecer mi comunión contigo.  No permitas que me aparte de Ti.  No permitas que dude de Ti.  Gracias por amarme y estar al pendiente de mí.  Heme aquí Señor humillado ante Ti dispuesto a esperar a que Tú guíes.  En Cristo Jesús.  Amén

Salmos 6:4

Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.


En la nueva versión internacional dice: por tu gran amor, ponme a salvo.
¿Sabes?  Es increíble cuánto pensamos que merecemos.  Es normal.  Un día nos levantamos y tenemos muchas bendiciones.  Al día siguiente nos levantamos y seguimos teniendo esas mismas bendiciones o más.  Pareciera que nos lo hemos ganado.  Que con nuestro gran esfuerzo merecemos tener lo que tenemos.  De hecho, así nos lo dice todo el mundo.  Sin embargo, la realidad es totalmente opuesta.  Sin la voluntad de Dios, ni siquiera podríamos decidir el vivir un minuto más.  El día en que llegan las pruebas.  En los momentos difíciles.  Cuando el Señor decide quitar una de las tantas bendiciones que te ha dado, entonces sí, tu mundo se paraliza y cuestionas por qué te ha pasado.  Incluso, te atreves a reclamarle a Dios y le exiges que regrese lo que te ha quitado.  ¿Te suena familiar?  Debes saber que esa es tu carne tomando pleno control de tus acciones y tu mente y eso está mal.  Nosotros debemos guiarnos por el espíritu.  Entonces, cuando suceden eventos inesperados, nuestra oración es como la de David en este salmo: libra mi alma Jehová y sálvame por tu misericordia.  Misericordia.  Gran amor.  No porque merezco ser salvado.  No porque he sido bueno.  No porque hago sacrificios.  No.  Simplemente el gran amor de Dios y Su voluntad deciden qué sucede con nosotros y lo que nos rodea.  Esto no quiere decir que vamos a ir por la vida sin movernos ni buscando nada pues Dios tiene el control y decide todo.  No tiene sentido hacer esto.  La diferencia está entre vivir conforme tus pensamientos, tus deseos y tu voluntad contra los pensamientos, deseos y voluntad de Dios.  Siempre pondrás a los pies de Jehová lo que tú quieres y dejarás que Él sea juez y parte de que se cumplan o no.  El día en que el Señor decida quitarte algo, en lugar de reclamar, agradecerás por el tiempo que te permitió disfrutarlo.  Por ejemplo: si Dios decide quitar la vida a un familiar o ser querido, ¿cómo podemos reclamarle a Dios?  ¿Qué nos da ese derecho?  ¿Que estuvo con nosotros muchos años?  ¿Que ayer estaba aquí?  La realidad es dura pero al mismo tiempo nos enseña mucho.  No sé lo que estés atravesando.  Lo que sí te puedo decir es que las pruebas siempre llegan y tenemos que estar preparados para decidir como David.  Pidiendo por la misericordia y gran amor de Dios para que nos cuide, consuele y guíe.  Dejemos de pedir y orar egoístamente.  Dejemos de estar pensando tanto en nosotros y comencemos a buscar el reino de Dios.  ¿Crees en Dios?  Pues es tiempo de obedecerle y seguirle.

Oración

Padre: gracias.  Tu palabra me llena de esperanza pues estaba confundido.  Pensaba que merecía lo que tengo.  Pensaba que podía pedirte que me regresaras lo que tenía y hoy entiendo que Tú no me debes nada.  Te pido perdón por mis pecados.  Te pido que pueda vivir agradecido y disfrutando hoy lo que tu me das y no reclamando mañana lo que has decidido llevarte.  Ayúdame a entenderlo.  Ayúdame a seguirte y agradecerte por todo en lugar de reclamarte.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén

26 mar 2015

Salmos 6:1-3

No me reprendas, Señor, en tu ira; no me castigues en tu furor.  Tenme compasión, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos.  Angustiada está mi alma ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?



Por más que me gustaría decirte que Dios siempre cumple con ciertos patrones, la realidad es que resulta imposible tratar de catalogarle y encerrarlo a aquello que se encuentra dentro de nuestra comprensión.  En el pasaje de hoy, vemos a David pidiendo a Dios que le sane.  Probablemente se encontraba enfermo por algún pecado que cometió.  Leyendo con detenimiento podemos ver la relación entre el castigo de Dios y la necesidad de ser sanado.  Por ello pienso que David se encontraba enfermo a causa de su pecado.  Pero, ¿cómo saber si Dios me está castigando?  ¿Cómo saber si mi enfermedad es causa de un pecado que cometí?  La verdad es que no podemos saberlo con precisión.  Lo que sí podemos saber, es que, independientemente la causa, el resultado en nosotros debe ser la humillación y el reconocimiento de nuestra necesidad de Dios y su gran misericordia al permitirnos acercarnos a Él sin merecerlo.  Piénsalo.  ¿No merecemos el castigo de Dios?  Se honesto.  ¿Cómo compararnos ante su perfección?  ¿Cómo tratar de ser buenos para ser perdonados o aceptados?  ¡Imposible! 
Tal vez hoy estás atravesando una enfermedad.  Ya sea personal o de algún ser querido.  Puede ser una enfermedad crónica, pasajera o terminal.  Si algo quiero que te quede grabado el día de hoy es que lo importante no es recuperar la salud.  Leíste bien.  La salud no debe ser el centro de tus oraciones sino la voluntad de Jehová y tu crecimiento espiritual.  David pide primero por compasión y luego por la salud.  Hagamos lo mismo.  Pidamos por compasión entendiendo que Dios es Dios y nosotros estamos muy por debajo de Él y no merecemos nada de Él.  Compasión.  Misericordia.  Pidamos por estas dos características.  Pidamos que nuestro orgullo sea aplastado para que deje de estorbar en nuestra comunión con Jehová.  Posteriormente, pidamos, si es la voluntad de Jehová, que la salud llegue.  ¿De qué sirve tener salud si nuestra alma se va al infierno?  La salud es pasajera mientras que el alma es eterna.  Piénsalo.  Medita en esto.  Tienes que aprender a discernir y así llegará el crecimiento espiritual.

Oración

Señor: no merezco lo que haces por mí.  No merezco tu perdón, tu misericordia, tu compasión y, sobre todo, tu infinito amor.  Gracias.  Gracias por darme tanto.  Gracias por estar ahí aunque yo te he dado la espalda.  Hoy quiero pedirte que tengas compasión de mí y que pueda aprender a buscar lo espiritual por encima de lo carnal.  Te pido pueda aprender a ver con tus ojos y confiar que tienes todo bajo control.  Perdona mis pecados Padre y escucha mi oración en Cristo Jesús.  Amén