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20 jun 2014

Hebreos 10:15-18

También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello.  Primero dice: Éste es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente.  Después añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.  Y cuando éstos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado.



1ª de Corintios 3:16 dice: ¿no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?  Es sumamente impresionante poder ligar las promesas con hechos.  Lo que encontramos en Jeremías 33 lo confirmamos en Hebreos 10.  Dios prometió que su espíritu moraría en nosotros y así es hoy en día.  Cuando el pasaje de hoy nos dice que pondrá sus leyes en nuestro corazón y en nuestra mente, se refiere a que recibiremos el Espíritu Santo y morará en nosotros.  Él es quién nos recuerda las leyes.  Él es quién nos recuerda que es mejor caminar por la senda que Jesús ha trazado.  Él es quién nos ayuda a huir del pecado en lugar de dar rienda suelta a nuestros deseos.  El que mora en nosotros.  Él nos da entendimiento y al mismo tiempo nos “sella” como justos.  Por eso dice: nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.  Los que reciben al Espíritu, son de Cristo y por consecuencia, han sido santificados.  Romanos 8 nos dice que ahora vivimos por el Espíritu y no por la carne.  ¿Puedes ver cómo se relaciona la palabra de Dios?  Todo está perfectamente estructurado para que el que puede entender, entienda.  Y este entendimiento no llega sino a través del Espíritu Santo que lo revela todo.
Dios nos prometió que enviaría a su Espíritu a morar en nosotros y lo cumplió.  Prometió que enviaría a su Hijo para rescatar a los que se habían perdido y lo cumplió.  Prometió que nos llamaría a juicio y que reinaremos con Él y sus enemigos serán puestos a sus pies.  Esto todavía no se ha cumplido pero debemos estar confiados que se cumplirá.  No podemos dejar que los problemas de hoy nublen nuestra visión de mañana.  El Espíritu que hoy mora en cada uno de los que hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador, nos debe guiar constantemente para seguir el mandamiento principal que es llevar el evangelio a cada rincón de la tierra,  hacer discípulos y bautizarlos en el nombre del Señor.
No sé dónde estás parado ni qué tipo de comunión tengas con Dios.  Lo que te puedo decir es que Él cumple sus promesas y nunca ha dejado de hacerlo.  Él nos dice que aquellos que reciben a su Hijo, reciben también el Espíritu Santo y sus leyes son grabadas en nuestra mente y corazón.  Pero mejor aún, se nos promete que no es necesario realizar ningún sacrificio por nuestros pecados pues la sangre de Jesús nos ha limpiado para siempre.  Dios quiere perdonarte.  Dios quiere que reconozcas tu necesidad de Él y que caigas a sus pies y le pidas perdón.  No seas soberbio.  No te sirve de nada guardar tu orgullo.  ¡Al contrario!  Reconcíliate con Él.  Acércate a Él.  Pide perdón y vuelve al camino correcto.


Padre: Perdóname.  No quiero seguir alejado de Ti.  Te pido que tu Espíritu venga a morar a mi vida y que tus mandamientos queden guardados en mi corazón y mi mente.  No permitas que vuelva atrás sino que camine por Tus pasos.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

18 jun 2014

Hebreos 10:11-14

Todo sacerdote celebra el culto día tras día ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.  Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios, en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.  Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.



Recientemente tuve una platica sumamente interesante.  Pude darme cuenta que Satanás no es estático sino sumamente dinámico.  Si bien, ya intentó perseguirnos y amedrentarnos sin resultado, hoy en día su estrategia es diametralmente opuesta.  Su ataque es más sutil.  Más sencillo y a la vez más profundo.  ¿Para que luchar contra Dios?  Mejor permear la idea que cada quien tiene a su dios.  Mejor promover que todos los caminos llevan al mismo lugar.  ¿Todos buscan el bien cierto?  Cada persona puede escoger su propio camino y al final llegará al “mejor” lugar porque puede creer en lo que quiera y eso es lo que pasará.  ¿Sacrificios?  Eso ya no se usa.  ¿Pecado?  Pues seguramente no soy el más santo o perfecto pero no debo estar tan mal.  Dentro de la conversación que tuve, me decía una persona convencida que no hay diferencia entre religiones pues todas buscan el mismo objetivo.  Irónicamente, al mismo tiempo reconoció que somos pecadores sin embargo cada quien puede “limpiarse” a su manera.  Por más que intenté explicar que la biblia dice que solamente uno puede llegar al cielo a través de Cristo y de nadie más, simplemente me escucharon y pensaron que yo estaba bien y ellos también.  ¡Increíble trabajo de Satanás!  ¡Todos estamos bien!  Mientras tanto, la gente se va a una eternidad sin Dios.  El punto no es debatir quién está bien y quién está mal.  El punto es anunciar que Cristo murió por nosotros y es justamente lo que dice el pasaje de hoy.  Nos dice que se sacrificó una sola vez y para siempre para después sentarse a la derecha del padre y todos sus enemigos serán puestos a sus pies.  Esto quiere decir que, aquellos que no le recibieron, que pelearon contra Él y le blasfemaron, serán juzgados.  Esto es real.  Esta es verdad absoluta.  No es mi idea.  No es mi religión.  Es lo que Dios ha establecido que sucederá.  Así como estableció que viniera el diluvio o cuando destruyó Sodoma o anunció que vendría el Mesías y se cumplieron todas las escrituras en Cristo.  No podemos quedarnos con los brazos cruzados mientras la gente sigue perdida.  No puedes ser indiferente.  Tampoco se trata de ir y “convencer” a la gente.  Ese trabajo lo hace Dios.  A nosotros nos corresponde anunciar y vivir el ejemplo de Cristo.  En esa conversación yo expliqué lo que la biblia dice.  Espero comportarme como siervo de Dios y poder causar un impacto.  La semilla la dejé.  Solo Dios sabrá si dará fruto posteriormente.  Esa es nuestra responsabilidad.  Exponer el evangelio sin temor y sin censura.  Cristo se sacrificó por nosotros y hoy reina a la diestra del Padre.  ¿De qué lado quieres estar?

Oración

Señor: yo quiero estar contigo.  Te pido perdón por mis pecados y reconozco que Cristo murió por mí.  Te pido por sabiduría pues no es fácil entender que solamente Tú eres el camino.  Abre mi corazón y mi entendimiento.  Guía mi vida.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

11 jun 2014

Hebreos 10:5-10

Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: “a ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo; holocaustos y expiaciones no fueron de tu agrado.  Por eso dije: Aquí me tienes, como está escrito de mí en el libro: he venido, oh Dios, a hacer tu voluntad”.  Primero dijo: “Sacrificios y ofrendas, holocaustos y expiaciones no te complacen ni fueron de tu agrado” (a pesar de que la ley exigía que se ofrecieran).  Luego añadió: “Aquí me tienes: he venido a hacer tu voluntad”.  Así quitó lo primero para establecer lo segundo.  Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrifico del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.



Hay personas que piensan que Dios es “distinto” en el antiguo testamento.  Ya sea por los sacrificios o las guerras que se desarrollaron, podríamos pensar que era un Dios un tanto “sanguinario”.  Piénsalo.  El antiguo testamento está lleno de historias así.  La realidad es que Dios es el mismo.  Simplemente vamos conociendo distintas características conforme a su voluntad.  En el pasaje de hoy, aprendemos que, a pesar de que los sacrificios eran parte de la ley, nunca fueron del agrado de Jehová.  Dios siempre tiene un motivo (o varios) dentro de cada situación que permite o hace.  Los sacrificios recordaban constantemente a la gente la gran necesidad de ser perdonados así como el costo tan alto de nuestro pecado.  Después se nos enseña que Dios preparó todo para que Cristo viniera al mundo y se realizara el sacrificio que realmente agradaría a Jehová.  ¿Por qué los sacrificios anteriores no le complacían?  Mi entendimiento dice que Dios siempre quiso la perfección en nosotros y esto solamente lo logramos a través de Cristo.  Imagino que simplemente fue parte de su plan perfecto el vivir esa etapa sin Jesús pero sabiendo que después las cosas serían mejores.  ¿Qué debemos aprender?  Primero: que Dios no cambia ni miente sino que su palabra permanece siempre y es verdad absoluta.  Segundo: no podemos encerrar a Dios en nuestro entendimiento.  Si bien, a lo largo de la biblia encontramos distintas características de Él, nunca podremos conocerle por completo.  Tercero: debemos aprender del extraordinario ejemplo de Jesús cuando dice: Aquí me tienes.  Jesús sabía lo que vendría.  Tenía perfecto conocimiento que sufriría excesivamente y que moriría injustamente.  Sin embargo dice: Aquí me tienes, he venido a hacer tu voluntad.   ¡Increíble!  Nosotros nos preocupamos por nuestro trabajo, por la salud (o la enfermedad), porque nuestra familia esté bien, por tener una casa o comida, por poder tomar vacaciones o cualquier otra cosa que esté en tu mente.  Mientras tanto, Cristo nos enseña lo que debe estar en nuestra mente: he venido a hacer tu voluntad.  ¡Ese es nuestro propósito!  ¡Esa es nuestra meta!  Dejar atrás todo y buscar hacer la voluntad de Dios.  ¿Cómo te preguntarás?  ¿Cómo puedo vivir si tengo problemas económicos?  ¿Cómo seguir adelante con el dolor que causa perder a alguien o ver sufrir a un ser querido con alguna enfermedad?  Con el consuelo de Cristo.  Pero no termina ahí.  2Corintios 1:4 nos dice: el Dios de toda consolación, nos consuela para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier tribulación por medio de la consolación que recibimos de Dios.  Si en tu vida hay necesidad de ser consolado y por más que pides a Dios, simplemente te sientes igual, probablemente sea que en tu corazón está solamente la necesidad personal de “sentirte mejor” y no el deseo de obedecer como dice en Corintios de recibir el consuelo porque sabes que así podrás ir y consolar a otros.  Constantemente lo escribo: no podemos vivir guardando las bendiciones.  ¡Debemos salir y compartirlas!  Si Dios me llena de su paz, debo salir y llevar paz a los que no la tienen.  Si Dios me llena de su consuelo, debo ir con los que necesitan ser consolados.  Si Dios me perdona, debo salir y perdonar a los que me lastiman.  No puedo vivir recibiendo y recibiendo.  ¡Esa no es la vida en Cristo!  Él dejó todo por obedecer al Padre.  Ese es el ejemplo que nos dejó y nuestros pasos a seguir.  ¿Qué vas a hacer?

Oración
Padre: aquí estoy para hacer tu voluntad.  Desde lo más profundo de mi corazón, te entrego mi vida y te pido tomes el control y reines.  Quiero recibir tus bendiciones para llevarlas a los que no las tienen.  Quiero recibir tu amor para poder amar, tu perdón para poder perdonar y tu consuelo para poder consolar.  Perdona que haya sido tan egoísta y no haya entendido que debo entregarme a Ti y por consecuencia a mi prójimo.  Te pido que mi vida sirva a los demás como luz y testimonio de lo increíble que es vivir en obediencia y comunión contigo.  Gracias mi Dios.  En el nombre de Jesús.  Amén

9 jun 2014

Hebreos 10:1-4

La ley es sólo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia misma de estas realidades.  Por eso nunca puede, mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer perfectos a los que adoran.  De otra manera, ¿no habrían dejado ya de hacerse sacrificios?  Pues los que rinden culto, purificados de una vez por todas, ya no se habrían sentido culpables de pecado.  Pero esos sacrificios son un recordatorio anual de los pecados, ya que es imposible que la sangre de toros y de los machos cabríos quite los pecados.



Tal vez ayude entender este pasaje si escribimos la siguiente pregunta: ¿La ley pide que realicemos sacrificios para perdón de nuestros pecados, debemos seguir con estos rituales?  Ahora vuelve a leer el pasaje. 
Cuando uno viene a Cristo y le entrega su vida, normalmente surgen muchas dudas: ¿y ahora qué?  ¿Qué debo y qué no debo hacer?  Dios trae luz y discernimiento, por consecuencia, ya no quieres seguir como antes y quieres estar convencido que cada paso que das es en la dirección correcta.  El autor de hebreos nos ayuda cuando nos encontramos en esta situación.  Si bien, se refiere en específico a los judíos que aceptan a Cristo y necesitan saber por qué dejar de hacer sacrificios o qué hacer con la ley y sus rituales, también podemos aplicarlo a nuestras vidas hoy en día.
Lo que debemos aprender, es que no hay nada que hiciéramos ante o que podamos hacer para poder merecer ser perdonados.  Ningún sacrificio de animal puede quitarnos de nuestro pecado.  Solamente lo conseguimos a través de la gracia de Dios y el sacrificio de Jesús.  No importa dónde estás parado.  No importa tampoco lo que hayas hecho.  Leíste bien, no importa tu pasado.  Dios perdona a los que vienen a sus pies y piden perdón.  Sin embargo, esto no termina ahí.  ¡Al contrario!  A penas comienzas una nueva etapa.  Por esta razón dice la biblia en Juan capítulo 3 que uno nace de nuevo aunque sea ya adulto.  La ley, las costumbres, los ritos, todo aquello que la gente hace buscando tener comunión con Dios o que sus pecados sean perdonados no sirven de nada.  Sé que puede ser duro y difícil de aceptar pero esa es la realidad.  Muchas personas realizaron ciertos rituales que hoy, a la luz de la biblia, comprenden que no tienen sentido y que no les acerca a Jehová.  Tal vez tú estás en esta situación y hoy Dios quiere enseñarte cómo debes acercarte a Él y que aprendas que nosotros no decidimos en cómo podemos ser perdonados y tener comunión sino Él.  Así como en ese entonces los judíos tuvieron que superar las costumbres de la ley, hoy nosotros debemos dejar atrás nuestras malas “mañas”.  Debemos renovarnos por completo y no por partes.  Dios quiere tu vida entera y no fracciones.  ¿Qué te detiene?  Cristo ya hizo el sacrificio.  La gracia y amor de Dios están ahí.  ¿Por qué seguir aferrados a lo de antes si la biblia es clara?

Oración

Señor: hoy entiendo que no hay nada que pueda hacer para que mis pecados sean perdonados.  Te pido perdón entonces, en el nombre de Jesús para que pueda ser limpiado y reconciliado contigo.  Te pido deje atrás todo lo que no te agrada y pueda caminar hacia Ti en todo momento.  Gracias por ese sacrificio y amor que no puedo comprender.  Te pido reines en mi vida.  En Cristo Jesús.  Amén.