Vistas de página en total

27 mar 2013

Filipenses 4:20


A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos.  Amén.




¡Qué fácil leemos versículos como este sin entender la profundidad que involucran!  Se vuelven una especie de muletilla.  Escuchamos tanto que la gloria sea a Dios que se nos olvida lo que realmente significa.  Por esta razón no quise agregar ningún otro versículo.  A Dios sea la gloria.  ¿Cómo vivir dando gloria al Señor?
Para poder darte cuenta si vives dando gloria a Dios podrías empezar con las siguientes preguntas: ¿Qué respondo cuando recibo un cumplido o halago?  ¿Agradezco a Dios por lo que pasa en mi vida o lo veo como resultado de mi preparación, dedicación y esfuerzo?  Pero dar gloria a Dios no termina ahí.  Involucra negarse a uno mismo.  Morir a nuestros deseos para vivir por la cruz.  Esto es lo que realmente significa a Él sea la gloria.  Reconocemos que lo merece todo.  Reconocemos su amor, gracia y misericordia.  Damos testimonio de que sin Él, nada puede ser.  Vivimos conforme a su voluntad y entendemos que sus caminos son mejores que los nuestros.  Dar gloria a Dios involucra acción.  No es algo que se diga y listo.  Es algo que se demuestra.  Te voy a dar unos ejemplos.  Cuando perdonas sin que te hayan pedido perdón estás dando gloria a Dios.  Cuando amas a tu prójimo sin importar que te hayan lastimado estás dando gloria a Dios.  Cuando decides obedecer a tus autoridades estás dando gloria a Dios.  ¿Te das cuenta cómo dar gloria involucra acción?  Si realmente amas a Dios, si realmente te consideras seguidor de Jesús, este tipo de acciones deben ser el común denominador de tu día a día.  Si por el contrario, sigues quejándote, dejando que la preocupación se apodere siempre de ti, que el mal humor se robe tu gozo entre muchas otras cosas, es tiempo de que evalúes tu comunión con Dios y si realmente has hecho una decisión por Él.
Dar gloria a Dios no se da los domingos.  Dar gloria a Dios no es una muletilla.  Dar gloria a Dios es un estilo de vida.  Es aprender a poner al Señor en el lugar que le corresponde y vivir para Él.  ¡Eso es dar gloria a Dios!  Antes de tomar cualquier decisión, la pones en oración para que Él te guíe y muestre el camino correcto.  Antes de que tu enojo se convierta en algo incontrolable, acudes a Él para que calme lo incontrolable.  Dar gloria a Dios significa buscar al Señor en todo momento para que transforme tu vida y la utilice para llevar su palabra a cada rincón.  Cuando Pablo dice: la gloria sea por siempre a Dios Padre, nos está diciendo que: sin importar mi circunstancia de preso injustamente, confío en Sus planes, confío en Su cuidado, confío en Su amor, confío en que Él hará conforme lo mejor para mí.  ¡Esa es la gloria al Señor!  Espero puedas darte cuenta de lo profundas que son estas palabras.  Espero puedan quedarse grabadas en tu corazón.  Espero abras tu corazón al Señor y te des cuenta si realmente vives dándole la gloria.

Oración
Padre: quiero vivir cada día entregado a Ti.  Quiero que mi vida sea testimonio de tu amor y que mis actos siempre te den la gloria.  Quiero aprender a quitar la atención de mí y poner los focos siempre a Ti.  Ayúdame y renuévame mi Señor.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

25 mar 2013

Filipenses 4:18-19


Ya he recibido todo lo que necesito y aún más; tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron.  Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado.  Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.  



Recientemente vi un documental sobre relaciones entre tres personas.  No se llamaban polígamos pues no eran relaciones “abiertas”.  Una de las razones que explicaba uno de los entrevistados por la cual pensaba que era bueno lo que hacía era: cómo puedo detener a mi pareja de hacer lo que le llena y causa placer.  La verdad es que suena sumamente romántico pero si lo analizamos fríamente, lo que en realidad quiere decir es: no me eres suficiente ni llenas mi vida, necesito algo o alguien más.  Así vivimos.  Necesitando “algo más”.  ¡Qué palabras las de Pablo cuando dice: tengo todo lo que necesito y hasta de sobra!  ¿Cuándo vamos a decir esto nosotros?  Cuando compremos una casa?  ¿Cuando ganemos más dinero?  ¿Cuando regrese la salud?  ¿Cuando encontremos una pareja?  ¿Cuando nuestro negocio funcione?  ¿Cuándo?  ¿Cómo podemos llegar al punto en el que no necesitemos nada más?  ¿Cómo podemos decir que tenemos de sobra?  La respuesta es sencilla, cuando ponemos la lista de lo necesario conforme a los parámetros del Señor.  Podría utilizar este pasaje y decirte todo lo contrario.  Podría decirte que imagines lo que significa que Dios te proveerá de todo lo que necesites conforme a sus riquezas.  Podría hacer que te emociones y pienses en todo aquello que podrían ser las riquezas del Señor para ti.  Pero eso sería engañarte.  Eso sería hablar de un evangelio distinto.  La palabra es muy clara.  Dios nos proveerá de lo que necesitemos.  Sí.  Pero Él decide aquello que necesitamos.  ¿Lo entendiste?  Te lo repito.  Dios te dará todo lo que necesites conforme a Su voluntad.  Muchas veces pensamos que Dios está ahí para cumplir con nuestros deseos.  Utilizamos sus promesas y las transformamos en compromisos para darnos aquello que nosotros consideramos necesario para decir: tenemos todo.  Pero la realidad es que ese momento nunca llega.  ¿Esto quiere decir que no debemos desear otras cosas?  No.  Quiere decir que debemos aprender a gozar y disfrutar lo que el Señor nos da.  Debemos entender que tenemos todo lo que necesitamos.  Sí.  Todo.  Aunque pienses que te hace falta algo, hoy, debes entender que tienes lo que necesitas.  Si aún no estás convencido, has una pausa y medita sobre aquello que consideras deberías tener para estar “completo”.  A la luz de la biblia, ¿Realmente es prioridad?  ¿Qué te puede enseñar el no tener?  
Es fácil pasar por alto todo lo que el Señor nos da y querer aún más.  No caigas en esta mala rutina.  Aprende a vivir agradecido.  Aprende a dar gracias y gloria a Dios por lo que hoy te da y te quita.  Solamente así podrás entender y compartir las palabras de Pablo al decir: tengo todo lo necesario y de sobra.

Oración
Señor: hoy entiendo que tengo mucho más de lo que necesito.  No porque no existan problemas ni tenga dudas sobre mañana sino porque confío en Ti y entiendo que Tú me darás lo necesario para cada día.  Te doy gracias por ello y te pido aprenda a vivir agradecido siempre.  En el nombre de Jesús.  Amén 

22 mar 2013

Filipenses 4:14-17


Sin embargo, han hecho bien en participar conmigo en mi angustia.  Y ustedes mismos, filipenses, saben que en el principio de la obra del evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en  mis ingresos y gastos, excepto ustedes.  Incluso a Tesalónica me enviaron ayuda una y otra vez para suplir mis necesidades.  No digo esto porque esté tratando de conseguir más ofrendas, sino que trato de aumentar el crédito a su cuenta.



Hace mucho escuché una historia que decía algo así: un rey invitó a su pueblo a festejar y debían traer vino al banquete.  Uno de ellos pensó que no pasaría nada si en lugar de vino ponía agua pues se mezclaría con el vino de los demás y nadie lo notaría.  Finalmente, el día del banquete llega y cuando comienzan a servir el “vino” solamente sale agua.  ¿Qué tiene que ver esta historia con los versículos de hoy y nuestro día a día?  La ayuda y el servicio se hacen de manera inmediata.  No debes pensar que alguien más hará el trabajo.  No debes pensar que alguien lo hará mejor.  No debes pensar que no pasa nada si no actúas.  La realidad es que el Señor quiere utilizarte y debes aprender a pensar menos en ti y más en servir.  Piénsalo.  ¿Cuántas veces has dejado la oportunidad de ayudar a alguien porque involucraba demasiado sacrificio?  Los filipenses eran personas que decidieron apoyar a Pablo.  No pensaron: qué tal que otros ya lo están ayudando.  Probablemente ya le enviaron lo que necesita.  No.  Sabían que existía una necesidad y decidieron ponerse en acción.  Pablo dice: ninguna iglesia participó conmigo excepto ustedes.  Imagina que ellos hubieran dejado pasar esa oportunidad.  Imagina cuántas veces has dejado pasar esa oportunidad.  Involucra tiempo, esfuerzo y dedicación.  Ayudar no es sencillo pero es muy gratificante.  Hay muchas formas en las que puedes ayudar y lo mejor de todo es que puedes utilizar esa ayuda para llevar el mensaje de Jesús.  Recuerdo que hace muchos años llevamos comida al Reclusorio (cárcel) en México.  Para poder tomar esa comida, debían escuchar una predicación.  Una simple comida hizo que muchos decidieran quedarse y recibir el mensaje.  Así de sencillo puedes ayudar a tu prójimo y llevar el evangelio.  Allá afuera existe mucha necesidad.  Solamente debes estar dispuesto a ayudar y podrás encontrar infinidad de opciones para hacerlo.  Ahora, es importante que mantengas como prioridad el dar testimonio y predicar el evangelio.  ¿Qué sentido tiene ayudar si al final sus almas se pierden?  Por otro lado, ayudar a los hermanos en la fe debe tener un lugar muy especial en tu día a día.  Las palabras de Pablo nos dicen todo lo que debemos saber: no digo esto tratando de conseguir más sino para aumentar el crédito que merecen.  Aunque no lo creas, es muy probable que varias personas de las que conoces estén atravesando situaciones en las que necesitan ayuda.  Hay personas que no tienen dinero para comprar 3 comidas al día y están alabando al Señor a tu lado.  Pregunta a tus líderes cómo puedes ayudar.  Diles que estás disponible y que quieres servir.  Alguien en la calle te pide comida, dásela.  No pienses que el ayudar es para alguien más.  Tú y yo debemos ayudar a nuestros hermanos en la fe y a nuestro prójimo.  No dejes que las oportunidades sigan pasando y tú sin hacer nada.

Oración
Señor: perdóname.  He sido egoísta y no he ayudado.  Te pido que pongas en mi corazón el deseo de servir y ayudar.  Hoy entiendo la importancia de tomar acción y no pensar que alguien más realizará esa labor.  Señor, te pido que abras mis ojos y pueda ver las necesidades que hay a mi alrededor y que antes evitaba.  Permite que sea una herramienta para dar testimonio de ti y llevar tu mensaje a cada rincón.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

21 mar 2013

Filipenses 4:11-13


No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación.  Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.  Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.



Es fácil pensar que algo nos pertenece.  Pensamos que nuestro trabajo nos pertenece, nuestra pareja, nuestro dinero, nuestra salud, nuestra vida en general.  Probablemente se deba a la costumbre que genera el día a día y simplemente damos por hecho que si el día de hoy me fui a dormir con x y z pues mañana también tendré x y z.  Justamente aquí es donde entra la zona de conflicto entre Dios y nosotros.  El Señor nos dice que somos administradores de lo que Él nos da pero en realidad todo le pertenece a Él y no a nosotros.  Leíste bien.  Todo le pertenece a Él.  ¿Acaso decidiste cuándo y cómo nacer?  ¿Pudiste opinar sobre el color de tus ojos?  ¿Puedes decidir cuándo enfermarte?  Así la lista continúa.  No podemos decidir cuántos hijos tener.  No podemos decidir dónde vivir.  Realmente no podemos decidir nada por nuestra propia cuenta.  Tal vez estás entrando en confusión con lo que acabas de leer.  No te desesperes y sigue leyendo.  La verdad es que nosotros podemos decidir vivir en tal o cual lugar, pero si el Señor no lo quiere así, simplemente no sucederá.  Hay personas que perdieron a sus hijos a muy temprana edad.  ¿Pudieron decidir algo al respecto?  No.  Hay personas que de un día para otro pierden su trabajo o su negocio deja de funcionar.  Varios años le dedicaron.  Muchas noches se fueron a dormir y al día siguiente fue lo mismo.  Hasta que un día, todo cambió.  Esto es lo que nos está diciendo Pablo que ha vivido.  Él perseguía a los cristianos.  Buscaba acabarlos.  Tenía un trabajo, tenía lujos y placeres.  Cada noche se acostaba y al día siguiente hacía lo mismo.  Pero un día, todo cambió.  Tuvo su encuentro con Dios y nada fue igual.  Ahora estaba encarcelado injustamente.  Había sido ya golpeado, atravesaría naufragios, sería lapidado hasta ser considerado muerto entre muchas otras cosas.  Pero finalmente decidió tener contentamiento y paz a través de Cristo en quien todo lo podemos.  Así también tú y yo debemos decidir hoy.  Decidir por vivir agradecidos.  Decidir por vivir obedeciendo y sirviendo sin importar que haya abundancia o escasez.  Vivir para Cristo con hambre o con un banquete cada día.  Sea cual sea tu situación, el entregar tu vida al Señor no debe depender de las circunstancias.  Ahora, ¿esto quiere decir que no tendrás tristezas ni te sentirás abatido?  No.  Todo lo contrario.  No conozco a nadie que haya perdido su trabajo o no tenga que comer que no se sienta mal.  La diferencia está en entender que podemos seguir adelante pues el Señor es quien nos fortalece y no las circunstancias.  ¿Lo puedes ver?  Allá afuera quieren hacerte creer que tu cuenta de banco, tu casa, tu trabajo y otras cosas materiales te dan dirección y fuerza para avanzar.  El problema llega cuando todo esto se viene abajo.  ¿Cómo seguir?  ¿Por qué crees que hay millonarios que se suicidan?  Es difícil vivir entregado al Señor y poder decir las palabras que Pablo dice, pero no es imposible.  De hecho, tenemos prácticamente la batalla ganada pues el Señor es quien hace todo el trabajo.  A nosotros nos corresponde entregarnos.  Rendirnos.  Humillarnos y dedicarnos a glorificarle.

Oración
Padre: definitivamente tenía mi fortaleza y esperanza puestas en los lugares equivocados.  Pensaba que yo decidía, que merecía y además que me pertenecían tantas cosas y hoy entiendo lo equivocado que estaba.  Realmente todo te pertenece.  Señor perdóname.  Guíame en tu camino.  Fortaléceme pues quiero seguirte y debo cambiar mi forma de pensar y de actuar.  Te entrego mi vida y te pido que pueda vivir en obediencia y servicio a Ti, siempre agradecido y gozoso a través de la fuerza que Cristo me da.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

20 mar 2013

Filipenses 4:10

En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.  




Es más fácil criticar y juzgar que amar y extender misericordia.  Leíste bien.  Cuando juzgamos las palabras salen fácil y rápido.  Por el contrario, cuando amamos nos cuesta trabajo.  No estoy hablando de amar a los que nos hacen bien.  La misma biblia dice ¿Qué sentido tiene?  Me refiero a extender misericordia a aquellos que nos han fallado.  En el versículo de hoy, vemos a Pablo agradeciendo a los filipenses por haber reanudado el cuidado que le brindaban.  Gracias.  Verdaderamente me causó gozo el saber que están apoyándome nuevamente.  Les dice Pablo.  Pero piensa en algo, Pablo era un humano como tú y yo.  Se enojaba.  Se desesperaba.  Se cuestionaba.  Sufría.  Le dolía lo que a ti y a mí nos duele.  Imagina por un momento su circunstancia.  Preso injustamente.  Con lo más básico para su día a día.  Pensando en todos aquellos a quienes había predicado y que habían recibido al Espíritu Santo.  ¿Por qué no lo apoyaban ahora que los necesitaba?  ¿Por qué no recibía noticias de lo que pasaba?  En lugar de actuar como muchos de nosotros hoy en día, juzgando y criticando, decide ponerse de su lado y concluye: les faltaba la oportunidad para reanudar su cuidado de mí.  ¿Y nosotros qué hacemos?  Nos quejamos.  Señalamos.  Criticamos.  Por esta razón empecé diciendo lo fácil que caemos en señalar y lo difícil que resulta ofrecer misericordia.  Si lo piensas, es prácticamente imposible tener pleno conocimiento de lo que los demás están pensando o atravesando.  De todas formas, emitimos juicio.  Si fuera Pablo, pienso que fácilmente podría haber dicho: ¿cómo es posible que a tanta gente ayudé y hoy nadie ve por mí?  Si extendemos este pensamiento, lo podemos llevar a la vida de Jesús y ver el más grande ejemplo: después de todo lo que hizo por nosotros, al morir pide que nos perdone el Señor pues no sabemos lo que estamos haciendo.  ¿Puedes ver lo que es amar?  ¿Puedes ver lo que significa gracia y misericordia?  ¿Puedes ver cómo se aplican en tu vida?  Gracias les dice Pablo a los filipenses.  No les reclama.  No los juzga.  No los señala.  Gracias por tener cuidado de mí.  Seguramente no habían podido hacerlo antes y les agradezco que lo estén haciendo ahora.  No sé qué está pasando por tu vida, pero te recomiendo que guardes esto en tu corazón y antes de criticar y señalar, haz una pausa y reflexiona en este pasaje.  ¿Quién eres para criticar o señalar?  ¿Realmente sabes lo que pasa con tu contraparte?  Mejor extiende el amor de Dios.  Extiende su paz y su perdón.  Recuerda que debemos ser luz en las tinieblas y estas son las mejores oportunidades.  Que no te de pena ir en contra de los demás.  Si los demás critican y señalan, no participes en eso.  Espero podamos aprender de Pablo y vivir agradecidos con cada pequeño detalle que el Señor decida darnos.  Aprendamos a servir y no buscar nada a cambio.  Aprendamos a servir por el amor al Señor y a nuestro prójimo.

Oración
Padre: te doy gracias por tus enseñanzas.  Te doy gracias porque me permites entender el rumbo que mi vida debe tomar.  Te pido perdón porque he juzgado, señalado y criticado.  Hoy entiendo que estas actitudes no te agradan y por ello te pida que de ahora en adelante busque ser luz, paz y amor que de testimonio de Ti.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

14 mar 2013

Filipenses 4:8-9


Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.  Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis de mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.



En varias ocasiones he tenido conversaciones sobre cómo seguir adelante o incluso qué hacer cuando hay pruebas y no entendemos lo que está sucediendo. Conversaciones donde la pregunta: ¿cómo le hago? surge como un común denominador.  Si bien no existe una respuesta única y perfecta, los versículos de hoy nos sirven como una excelente guía.  En lugar de desviar nuestra atención, la fijamos en el Señor.  En lugar de quejarnos, damos gracias.  En lugar de mentir para salir de un problema, nos encomendamos al Creador.  En lugar de maldecir y dejar que el orgullo tome control, somos amables.  Independientemente de lo que estés atravesando, tener un momento de pausa y darte cuenta hacia dónde estás dirigiendo tus esfuerzos te servirá para abrir los ojos y saber si estás por el camino que señala este pasaje o por el camino que tú has decidido crear.
Por otro lado, estos principios los podemos aplicar cuando las cosas van “viento en popa”.  Es una excelente forma de mantenernos enfocados en dar un buen testimonio.  Si trabajas en una oficina, ten cuidado de las pláticas en las que te involucras.  ¿Están criticando?  ¿Están burlándose?  No participes de ello.  No es amable ni hay virtud alguna en esas pláticas.  ¿Te preocupa ser señalado?  Hay dos opciones, que te señale el Señor por desobedecer o que te señalen tus compañeros por ser “diferente”.  Tú escoges quién quieres que te señale.
Cuando estés con amigos piensa en estos versículos.  ¿Qué sale de mi boca?  ¿Qué actitudes sobresalen de mí?  ¿Cómo me perciben?  ¿Soy una persona que constantemente busca lo bueno, lo puro y lo digno de alabanza?  Considero necesario el cuestionarnos constantemente y este parámetro  es sumamente útil.  ¿En qué dedicas tu tiempo?  ¿Qué haces de lo que el Señor ha decidido darte?
Pablo nos ha hablado de muchas cosas a lo largo de su carta a los filipenses y está llegando a las instrucciones finales.  Quiere dejarnos con lo que probablemente a él le ha servido en su vida y en sus pruebas.  Por esta razón nos dice que le imitemos.  
Regresando a la pregunta inicial: ¿Cómo le hago?  Sería bueno memorizar estos dos versículos.  Busca lo que es del Señor.  Cuida tus pensamientos.  Cuida tus actos.  Cuida tus palabras.  Cuida tu corazón.  Crea una disciplina en la que constantemente te recuerdes el buscar lo verdadero, lo justo, lo puro, lo amable y lo de buen nombre.  Todo lo contrario a esta lista pasará por tu mente y tendrás deseos de hacerlo.  Hoy puedes prepararte para que cuando llegue el momento estés listo para decirle sí al Señor y no a la carne.

Oración
Padre: te doy gracias por preocuparte por mí y darme una guía para poder servirte y tomar mejores decisiones.  Te pido me fortalezcas para que independientemente de lo que atraviese, siempre pueda buscar lo que Pablo nos pide que busquemos.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

13 mar 2013

Filipenses 4:6-7


Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.  Y la paz de Dios, que sobrepasa entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.



Si Dios lo sabe todo ¿para qué nos dice que debemos decirle nuestras peticiones?  Realmente no vamos a decir nada que Él no sepa.  Personalmente he encontrado algunas razones por las cuales se nos pide orar independientemente de que el Señor tenga conocimiento pleno de lo que diremos.  Primera.  Crea una relación con Él.  Segunda.  Podemos darnos cuenta del orden de nuestras prioridades.  Tercera.  Nos ayuda a discernir entre lo espiritual y lo carnal.  Y cuarta.  Trae paz a mi corazón.
El afán surge fácilmente y se quita con dificultad.  ¿Sabes si estás afanado?  A veces podemos estar afanados por una persona, por circunstancias o por cosas materiales y ni siquiera nos damos cuenta.  Solamente sabes que hay una piedra en el zapato que no te has podido quitar pero en lugar de detenerte y sacarla, sigues y sigues caminando pensando que solita se saldrá.  La realidad es que no saldrá y por ello el afán es peligroso.  Sin notarlo se roba tu paz y tranquilidad.  Te impide ver lo que tienes y te recuerda lo que no tienes.  Acapara tu atención.  Te quita tiempo y esfuerzo.  Por eso la biblia nos advierte sobre él y nos da una guía sobre cómo evitar el vivir afanados: lleva tus peticiones delante de Jehová en oración, ruego y acción de gracias.  La oración es la respuesta.  La oración es sumamente poderosa.  El mismo Jesús oró y eso nos debe mostrar la importancia de la misma.  Él se encontraba angustiado porque sabía lo que le acontecería en su calvario y por ello decide ir a pasar un tiempo en oración.  Él y el Padre.  No era para decirle algo nuevo.  Era para decirle cómo se sentía.  Era para decirle que sabía que venía una tormenta pero que estaba dispuesto a atravesarla si esa era Su voluntad.  Fue a orar para entrar en comunión con el Padre.  Fue a orar para poder abrir su corazón y expresar lo que tenía.  ¡Debemos ser imitadores de esta actitud!  Cualquier sentimiento que está robando tu paz.  Ve a un lugar íntimo.  Abre tu corazón.  Ten comunión con Jehová.  Dile lo que sientes.  Dile lo que piensas.  Escucha.  Da gracias.  Pide que te llene de entendimiento y de su paz.  Pide que guarde tu corazón para no pecar contra Él.  No permitas que el afán dirija tu vida.  ¡Es muy fácil caer en esta situación!  No pienses que a ti no te va a pasar.  Mejor busca constantemente al Señor y el estar en comunión con Él a través de la oración.  Tal vez la oración no resulta muy atractiva porque no siempre hay una reacción inmediata, pero su poder es increíble.  No te desanimes y aplica este conocimiento en tu vida.  Ten un lugar donde puedas estar solo.  Donde no haya distracciones.  Un lugar donde puedas sentirte tranquilo y puedas entrar en comunión con Dios.   Lleva tus peticiones al Señor y pide que te llene de su paz que sobrepasa todo entendimiento.  Pide porque tu corazón y tus pensamientos estén en línea con los del Señor.

Oración
Padre: traigo mi vida a tus pies.  Te entrego mi corazón.  Te entrego mi ser.  No quiero vivir afanado.  No quiero vivir sin sentido ni dirección.  No quiero vivir sin paz.  Te pido que puedas llenarme de tu paz y que pueda vivir conforme a tu voluntad.  Guíame Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén.

12 mar 2013

Filipenses 4:4-5


Regocijaos en el Señor siempre.  Otra vez digo: ¡Regocijaos!  Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres.  El Señor está cerca.



El día de ayer fue soleado y con un cielo azul.  Estaba viendo cómo una parvada volaba en círculos y luego se separaban.  A veces regresaban al mismo lugar.  En otras ocasiones terminaban en otro.  Se veía precioso cómo lo hacían.  No estaban buscando comida y tampoco estaban migrando.  Parecía que no estaban haciendo algo en específico.  De hecho parecía que lo que hacían no tenía sentido.  Volaban, regresaban.  Volaban, hacían unos giros y vueltas y regresaban.  Mientras los veía pensaba en qué podrían estar haciendo.  Finalmente me di la vuelta y seguí con mi día.  Hoy que leo acerca del regocijo en el Señor pienso en esos pájaros nuevamente.  ¿Por qué?  Porque es fácil regocijarse cuando todo está bien y entendemos el por qué de las cosas.  Me porté bien, me dieron un premio.  Estudié, saqué buenas calificaciones.  Trabajé honestamente, recibí una remuneración.  ¿Pero qué pasa cuando las cosas no se dan de esta manera?  ¿Cómo regocijarse si todo parece estar de cabeza y sin sentido?  ¿Cómo tener gozo si me esforcé y no conseguí el trabajo?  ¿Cómo tener paz si decidí amar a mi prójimo y me están lastimando?  ¿Cómo tener gozo cuando hay enfermedad?  La verdad es que esa parvada estaba realizando sus vuelos con sentido y propósito.  El problema es que yo no lo entiendo ni estoy familiarizado con sus instintos.  Así también pasa con el Señor.  Parece que está actuando sin sentido.  Parece que no nos escucha.  Parece que está lejos.  Parece que no nos ve.  Parece que no nos entiende.  Parece que está en nuestra contra.  Puede parecer muchas cosas, pero la realidad es que todo tiene un propósito muy específico y no hay absolutamente nada que se salga de sus manos.  El problema es que, así como no pude entender lo que los pájaros hacían, muchas veces tampoco tendremos la capacidad de comprender los planes del Señor.  Si lo piensas, estamos exigiendo demasiado al tratar de comprenderlos ¿No crees?  Nos desesperamos.  Queremos explicación.  Queremos el detalle de lo que sucede y no nos gusta esperar.  La verdad es que nosotros solos nos ponemos la soga al cuello y la apretamos hasta no poder más.  ¿Por qué debemos entender lo que pasa?  ¿Por qué no podemos ejercitar nuestra fe confiando en que el Señor hará conforme a Su voluntad?
Pablo nos dice que nos gocemos.  ¡Regocijaos!  Repite.  Todo en el Señor.  Solamente así podemos tener regocijo.  La alegría no proviene de lo que hay en este mundo sino de la misericordia del Señor al permitirnos gozar lo que tenemos.
Por último, si entendemos que la alegría en nuestras vidas tiene su fuente en el Señor, así también podemos entender que la gentileza para con nuestro prójimo no va a existir si antes no nos gozamos en Jehová.  Primero entregas todas tus cargas pesadas al Señor y te llena de regocijo reconocer que ahora Él tiene el control y que en su amor estará siempre viendo por lo que  es mejor para ti.  Ahora puedes salir y ser gentil y dar testimonio del amor de Dios.  Así será conocida tu gentileza con los demás como lo pide Pablo.  ¡Piénsalo!

Oración
Padre: te pido perdón por mis pecados y sobre todo te pido que tomes el control de mi vida.  Quiero vivir alegre y regocijándome en Ti.  Ayúdame a entender que tienes cuidado de mí y que, aunque no comprenda lo que sucede, para Ti sí tiene sentido.  Te pido que pueda aprender a ser gentil con los demás.  En Cristo Jesús.  Amén 

1 mar 2013

Filipenses 4:2-3


Ruego a Evodia y también a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor.  Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.



Si a una persona que camina por la calle le preguntáramos sobre Cristo, lo más probable es que por lo menos haya escuchado de Él.  Pedro y Pablo vendrían un poco más abajo.  Personajes como Esteban o Timoteo serían menos “famosos”.  ¿Y qué decir de Evodia y Síntique?  ¿De Clemente?  Seguramente nadie sabría de quién estamos hablando.  De no ser por sus nombres tan extraños, la verdad es que ni yo me acordaría.  Pero hay alguien que no olvida.  Se llama Jehová.  Sabe perfectamente lo que hacemos pero sobre todo, conoce nuestros corazones.  A Él no se le olvida lo que hacemos para su obra.  Él nos ha añadido al libro de la vida.  El lugar más importante donde puede estar tu nombre.  Ahí escribe el nombre de quienes hemos recibido a Cristo y buscamos imitarlo.
Recientemente fue la entrega de los Oscares.  Uno de los premios más reconocidos para los amantes del cine.  ¿Qué actor (sin contar a Woody Allen) no querría estar en la lista de los nominados?  En algunos eventos exclusivos, se mandan invitaciones y solo aquellos que están en la lista pueden entrar.  Cada año, una de las firmas financieras más importantes del mundo, publica una lista en la que aparecen aquellos que han logrado ser socios.  Muchos desean estar en distintas listas y solamente algunos lo logran.  Pero hay una lista que pocas personas ponen atención y es la más importante de todas: la lista del libro de la vida.  Los nombres que aparecen representan personas que pasarán una eternidad en compañía de Dios.  ¿No te parecería la lista que más deberíamos desear?  Debería ser la más codiciada y demandada.  Pero este mundo está de cabeza y preferimos otras listas de menor importancia que nos parecen más atractivas.  
Pablo nos pide que estemos en paz entre hermanos.  Nos pide que nos apoyemos.  Y también nos recuerda que cada uno de nosotros estamos en la lista del libro de la vida.  Trabaja para el Señor.  No para el reconocimiento de los que te rodean.  Para el Señor.  Aunque a veces sea difícil, ten fe y obedece.  Aunque parezca insignificante, obedece.  Aunque parezca que sería mejor tomar otra decisión, no lo hagas, ten fe y actúa conforme a aquello que agrada al Señor.  Él sabrá recompensarte.  A Su tiempo.  A Su manera.  Pero de una cosa puedes estar seguro: tu nombre estará en el libro de la vida y te gozarás con el Señor al ver la lista de acciones que tomaste para darle gloria en todo lo que pudiste.  Por el contrario, que triste sería analizar una vida que conoce de Dios y prefirió esconderse siempre con tal de con comprometerse.

Oración
Padre: te pido perdones mis pecados.  Entiendo que Cristo murió por mí y que a través de Él puedo reconciliarme contigo.  Te pido que así sea.  Quiero estar en el libro de la vida.  Se que he deseado lo incorrecto pero hoy quiero buscar lo tuyo.  Guía mi vida en tu camino y conforme a tu voluntad.  Te pido me llenes de fe para dar los pasos que no puedo dar.  Te pido me llenes de fuerza para levantarme cuando no puedo más.  Llena mi vida Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén