Vistas de página en total

25 nov 2013

1 Juan 4:16-18

Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama.  Dios es amor.  El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.  Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús.  En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor.  El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.




Como humanos, tenemos una necesidad de pertenecer a algo y ser aceptados.  Tenemos una dependencia y necesidad de aceptación del tamaño de Dios.  Cuando la tratamos de sustituir con otras cosas, simplemente nos llenamos de temor como dice el pasaje pues nunca nos sentiremos plenos y nos quedará la duda de estar haciendo lo correcto.  Tal vez no te has percatado y pienses que tú no necesitas de nada.  Tal vez piensas que Dios no existe.  Tal vez te consideras una persona que va en contra de lo que los demás piensan.  Pero te puedo asegurar, que incluso tú, buscas personas que sean como tú y tratas de pertenecer y ser aceptado.  Aquellos que creemos en Jesús, le pertenecemos y hemos sido aceptados por Él.  Buscamos imitarle.  Buscamos que transforme nuestro corazón y nuestra mente.  Sabemos que nos ama.  Sabemos hacia dónde nos lleva y lo que sigue después de esta vida.  Sabemos que habrá juicio pero que Jesús será nuestro abogado.  En Él no tenemos temor.  Esto me hace pensar, que todos aquellos que están fuera de Él, viven en temor.  Entonces debemos cuestionarnos, ¿qué estamos haciendo para que esa gente no siga viviendo así?  ¿Acaso está bien quedarnos en nuestra esquina sanos y salvos mientras los demás viven con miedo?  ¿Acaso está bien vivir para nosotros mientras los demás se van a una eternidad sin Dios?  El pasaje parece enfocarse en aquellos que no tienen a Dios y el temor con el que viven.  Pero al leer estas palabras, lo primero que viene a mi mente es la gran necesidad que existe de Dios y nuestra responsabilidad de obedecer el mandamiento de Jesús de ir y hacer discípulos.  Es un mandamiento compartido.  No es un mandamiento para los que conocen la biblia entera y de memoria.  Tampoco es para aquellos que han tomado muchos estudios bíblicos o son predicadores.  ¡Tú debes ir y compartir el evangelio!  Las palabras de Juan deben quedarse en tu corazón y motivarte a salir y hablar del Señor.  Es increíble estar confiados en Él y saber que nos ama, pero debemos también vivir como Jesús.  Por esta razón debemos aprender a desprendernos de nosotros mismos y vivir para servirle.  Debemos apartarnos de nuestro orgullo y aprender a “lavar los pies” de los demás.  La mayoría conoce el dicho de “es mejor dar que recibir” pero muy pocos lo ponen por práctica.  Esta es la forma en la que vivió Jesús y tú debes imitar.  Da.  Da todo lo que tienes pues todo lo has recibido por gracia del Señor.  Deja de pensar en ti.  Deja de pensar en que tú necesitas.  ¿Acaso Dios no llena tu vida?  ¿Acaso Dios no puede poner perdón en tu corazón?  ¿No puede sanar tus heridas y llenarte de su consuelo?  No podemos quedarnos con ese amor sin compartirlo.  No es como Jesús vivió y no es como nos pide que vivamos.  Él nos da todo y al mismo tiempo quiere utilizarte para que vayas y anuncies su reconciliación.

Oración

Padre: perdona que no deje de pensar en mi, en mi situación, en mis problemas y en todo aquello que me hace no pensar en mi prójimo.  Hoy te pido que llenes mi vida de Ti y pueda salir y compartir tu nombre.  Hoy te pido que deje de pensar en mí y vea el gran amor que me has dado.  Hoy te pido deje de pensar en mí y pueda vivir agradecido con lo que hoy tengo.  Gracias Señor por guiar mi vida.  En Cristo Jesús.  Amén

No hay comentarios: