Vistas de página en total

30 sept 2013

1 Juan 2:12-14


Les escribo a ustedes, queridos hijo, porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Cristo.  Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.  Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno.  Les he escrito a ustedes, queridos hijos, porque han conocido al Padre.  Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.  Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.



¿Cómo podemos saber si Juan se está dirigiendo a hijos que son niños de edad física o niños de edad espiritual?  La gente a veces piensa que debe haber algo místico para poder entender la biblia.  No lo hay.  Simplemente hay que poner atención y estudiar detalladamente lo que dice.  En el caso de la pregunta del inicio, la respuesta es sencilla y la podemos contestar con otra pregunta.  ¿Tiene sentido que se dirija a niños de edad?  ¡Por supuesto que no!  Además, nos dice que a estos hijos, sus pecados han sido perdonados.  Esto quiere decir que hay una decisión voluntaria.  Es poco probable (no imposible) que un niño de edad haga este tipo de decisión.  Así concluimos que se está refiriendo a personas que tienen poco tiempo de haber conocido al Señor.  Son hijos.  Son pequeños.  Necesitan de cuidado y atención.  Sobre todo, necesitan protección.  No sé cuánto tiempo tienes de llevar una vida comprometida para Él, pero debes estar consciente del cuidado que debemos tener de aquellos que son niños o hijos en edad espiritual.  Ellos están desprotegidos.  Necesitan de tú apoyo y paciencia.  Necesitan de tu consejo y amor.  Como dice Pedro: ellos deben desear como recién nacidos la leche espiritual.  Juan también se dirige a otros dos grupos de personas dependiendo su edad espiritual.  Los jóvenes y los padres.  Los jóvenes que han vencido al maligno son personas que han madurado espiritualmente y han podido atravesar pruebas.  Principalmente, han podido dar el gran paso de fe obedeciendo al Señor y rechazando al maligno que es Satanás.  Ya no son niños.  Ya no necesitan que alguien vaya atrás de ellos sino que pueden caminar solos.  Por último tenemos a los padres que han conocido a Dios desde el principio.  Éstos son los que más tiempo tienen de estar comprometidos con el Señor.  Han dejado de ser adolescentes porque no solo atravesaron pruebas personales sino que han traído a personas a los pies de Cristo y son sus padres espirituales.  Por esta razón Juan y muchos otros discípulos se dirigen a nosotros como hijos o hijitos míos.  Porque conocimos al Señor a través de ellos.
Estas son las tres etapas que cada uno de nosotros atravesará durante su vida espiritual.  Me parece importante entender cada una y poner atención a sus responsabilidades.  Seamos una iglesia que se preocupa por su hermano.  cuidemos de los pequeños que tanta ayuda necesitan.  Animemos a los jóvenes a que no se separen del camino del Señor.  Respetemos, agradezcamos y oremos por los padres pues velan por todos nosotros.  Oremos como una sola iglesia que somos en Cristo los unos por los otros y permanezcamos en Él.

Oración
Padre: te doy gracias por permitirme tener comunión contigo.  Te pido fortalezcas mi fe y me guíes a través de mis pruebas.  No permitas que me separe de ti.  No permitas que la duda me haga ir en sentido contrario de tu voluntad.  Te pido me perdones mis faltas y me ayudes a vivir conforme a tu palabra.  En Cristo Jesús.  Amén 

26 sept 2013

1 Juan 2:9-11


El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad.  El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar.  Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver.



No dejo de sorprenderme cuando estudio la biblia.  Pasajes como este me recuerdan lo firme que es Dios y cuánto tratamos de “doblar” su palabra.  Me explico mejor.  Claramente el pasaje nos dice que debemos amar a nuestro hermano.  No hay excepciones.  No nos pide amor al que nos cae bien.  No nos pide amor para aquellos que son agradables.  No.  Nos pide amor para todos.  Pero a nosotros nos gusta, o se nos facilita, acomodar la palabra a nuestra manera.  ¿Cómo amar a esta persona?  ¡No puedo!  Y como consideramos “imposible” la tarea que Dios nos pide, simplemente eliminamos ese mandamiento o lo “doblamos” a nuestra forma.  ¿Lo estás entendiendo?  Mientras tanto, la palabra de Dios sigue siendo la misma.  ¡No ha cambiado en nada!  Lo único que cambió fue nuestra entrega y compromiso.  Ahora, nosotros decidimos a quién amamos y a quién no.  Yo entiendo que es difícil.  Yo entiendo que hay muchas cosas que están pasando por tu mente.  Incluso podrás decir que yo no he vivido lo que tú y por eso es fácil decir lo que estoy diciendo.  ¿Sabes?  Tienes razón.  ¡Definitivamente no sé lo que pasa contigo!  No conozco tu situación ni tengo experiencia en algo similar.  Pero no soy yo quien te pide que ames a tu hermano.  ¡Te lo pide Dios!  No soy yo quien te está diciendo que al odiar a alguien estás fuera de la voluntad de Dios.  Es la biblia la que pone los parámetros y no nosotros.  Por eso cuando alguien dice: “qué exagerado” o “eso ya es mucho”, realmente resulta triste.  Quiere decir que no están entendiendo lo que Dios les está mostrando.  Quiere decir que están jugando con Dios.  Hoy si te creo, mañana no.  Hoy vengo por tu ayuda.  Mañana hago mi voluntad.  ¡Esta no es la comunión que Dios quiere contigo!  Él quiere entrega total.  Él quiere compromiso total.  ¡Deja de engañarte!  Es tiempo de ser honesto y dejar la hipocresía a un lado.  La biblia nos divide en dos grupos: los que permanecen en la luz (y aman a su hermano) y aquellos que están en tinieblas (y odian a su hermano).  ¿De qué lado estás?
¿Qué hago para amar a mi hermano?  te preguntarás.  Muy sencillo.  Pedir a Dios para que ponga amor en tu corazón.  Tienes que desprenderte de tu orgullo.  Tienes que perdonar.  Tienes que dejar de decidir tú y poner a Dios en el trono de tu vida.  Ora sin cesar.  Cada instante que el odio o la duda se apoderen de ti.  Pide al Señor que llene tu corazón de amor para con cada persona que convives día a día y en especial para aquellas con quienes no quieres cruzar una sola palabra.  ¿Te sientes desesperado?  El Salmo 4:1 dice: Responde a mi clamor, Dios mío y defensor mío.  Dame alivio cuando esté angustiado, apiádate de mí y escucha mi oración.  ¡Acude a Dios!  ¡Clama a Él!  ¡Llora con Él!  Dile lo que hay en tu corazón y pide que te renueve.  No dejes pasar más tiempo.  Tú serás el primero en beneficiarse.

Oración
Dios Padre: te pido perdón por mi hipocresía.  He estado jugando a seguirte y creando mi propia religión.  Hoy en tu palabra aprendí que solamente puedo estar contigo o en tu contra.  Yo escojo estar contigo mi Dios.  Perdona mis pecados y guíame en todo momento.  Llena mi corazón de amor hacia mi hermano y quita todo aquello que estorbe y que no promueva tu amor.  En el nombre de Jesús te lo pido.  Amén 

25 sept 2013

1 Juan 2:7-9



Queridos hermanos, lo que les escribo no es un mandamiento nuevo, sino uno antiguo que han tenido desde el principio.  Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron.  Por otra parte lo que les escribo es un mandamiento nuevo, cuya verdad se manifiesta tanto en la vida de Cristo como en la de ustedes, porque la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera.



Honestamente tuve que leer el pasaje completo varias veces para entenderlo.  Parecía contradictorio y no entendía lo que Juan nos transmite en estas palabras.  Después de orar y leerlo con paciencia, me parece que entendí lo que nos quiere decir y voy a tratar de hacer mi mejor esfuerzo para transmitirlo.
Primero, ¿a qué se refiere con el antiguo mandamiento?  Se refiere al versículo 3 donde nos explica que si conocemos a Dios, le debemos obedecer.  No es nada nuevo.  Siempre ha existido una relación de obediencia.  Pero por otro lado, nos habla de un nuevo mandamiento.  Un mandamiento que se manifiesta en la vida de Cristo y en la nuestra.  Un mandamiento que distingue la luz de la oscuridad.
La biblia nos dice que, antes de conocer a Cristo, andamos en oscuridad.  Estamos encadenados y no sabemos hacia donde vamos.  Pero cuando venimos a Él, la oscuridad se va desvaneciendo y la luz verdadera brilla.  Esto es lo que nos está diciendo Juan.  La luz debe brillar ahora en nuestras vidas.  No se trata de obedecer por obedecer.  No se trata de cumplir con una lista de cosas para llegar al cielo o ser “bueno”.  ¡no!  Se trata de que la luz verdadera brille en tu vida.  Se trata de que tu ser entero sea renovado y Cristo brille a través de tus actos.  ¿lo puedes entender?  No sirve de nada ir los domingos a un servicio si tu vida no es transformada.  No sirve de nada leer la biblia si el día en que tu fe es puesta a prueba, prefieres seguir tomando tus propias decisiones.  ¿De qué sirve llenarte de tanto conocimiento si al final tu vida no brilla?  ¡De nada!  Los judíos no lo entendieron y por esta razón viene Cristo y el nuevo testamento.  A aclararnos lo que ya se les había explicado.  Que Dios no busca un comportamiento.  No busca nuestro exterior.  Él busca nuestro interior.  Él busca lo que hay en nuestro corazón.  ¡Éste es el verdadero cambio!  ¡Éste es el nuevo mandamiento!  Ser renovado.  Nacer de nuevo.  Externar al Señor nuestro interior y dejar que ahora Él brille para que la oscuridad no tenga cabida en nuestras vidas.
Has una reflexión sobre tu vida espiritual.  ¿Hay luz o hay oscuridad?  ¿Dejas que Dios guíe o quieres seguir tomando tus decisiones?  ¿Brilla tu orgullo o tu humildad?  Espero que hoy puedas meditar en tu comunión con Cristo y entender que, aunque no es fácil, debemos estar trabajando constantemente para crecer espiritualmente.  Esto nunca acaba.  Pero tampoco las bendiciones de seguirle.

Oración
Padre: gracias por mostrarme que mi relación contigo no es de actos ni hechos hipócritas sino de lo que hay en mi corazón y lo que realmente sale de ahí.  Te pido que me renueves y pueda actuar conforme a tu voluntad.  Te pido que la luz de Cristo brille en mi vida.  Te pido que mi orgullo se apague y mi humildad brille.  Señor, toma el trono de mi vida.  En Cristo Jesús.  Amén.

23 sept 2013

1 Juan 2:3-6


¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios?  Si obedecemos sus mandamientos.  El que afirma: lo conozco, pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad.  En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra.  De este modo sabemos que estamos unidos a Él: el que afirma que permanece en Él, debe vivir como Él vivió.



Uno de los principios que considero de suma importancia al seguir a Dios, es el no agregar ni quitar nada a Su palabra.  El día de hoy, Juan nos enseña cómo saber de qué lado estamos.  Ahora, no nos dice (como mucha gente cree y predica) que debemos de cumplir con una serie de acciones o requisitos para decir que conocemos a Dios (y por consecuencia ir al cielo).  ¿Por qué digo esto?  Porque cada uno de nosotros tiene un camino distinto con el Señor.  Algunos somos más necios que otros.  Algunos dudamos más.  Mientras que a otros nos cuesta trabajo entregar ciertas áreas de nuestra vida.  Esto se traduce en tener acciones que simplemente van en contra de Dios.  ¿Esto quiere decir que no le conocemos y mentimos?  ¡Por supuesto que no!  Leíste bien.  No podemos pensar que de un momento a otro seremos perfectos en todo lo que hacemos.  Vuelve a leer el pasaje y pon atención a las palabras de Juan y la diferencia que hace entre no conocerle y conocerle.  Los primeros, son aquellos que simplemente creen poder tener conocimiento o tal vez algo de comunión con Dios, pero cada día sus actos y su mente simplemente están apartados de lo que Él quiere.  A este grupo de personas, no le interesa obedecer ni cambiar para seguir sus mandamientos.  Pero con el segundo grupo, las cosas son distintas.  No dice: el que conoce a Dios obedece en todo lo que hace.  No.  Dice: el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra.  ¡Maravilloso!  ¿Lo puedes entender?  Insisto, no significa que todas tus acciones serán perfectas.  Por esta razón expliqué que debemos estudiar la biblia con detalle y no agregar ni quitar nada.  Lo que Juan nos está diciendo es: no puedes decir que crees en Dios y no obedecer sus mandamientos.  ¿Quiénes conocen a Dios?  Aquellos que sus vidas manifiestan Su amor.  ¿Y cómo funciona?  Honestamente, por mi experiencia, esto es realmente un milagro.  Al aceptar a Cristo en tu vida, el Espíritu Santo viene a vivir dentro de ti.  Esto hace que ahora puedas tener un discernimiento que antes simplemente no tenías.  Es como si te abrieran los ojos a un mundo distinto.  Como si de un momento a otro, te presentaran a tu consciencia y comienzas a darte cuenta de cuántas cosas haces que están en contra de la voluntad de Dios.  Ahora quieres obedecer a Dios porque tu fe te ayuda a entender que es la mejor decisión.  Ya no haces algo o dejas de hacerlo por compromiso o por lo que pueda decir la gente.  Ahora, en tu corazón, está el deseo de agradar y servir a Dios.  Es algo que surge de manera natural.  Ese deseo se enciende dentro de ti y busca imitar a Cristo en todo lo que haces. 
El día de hoy, las palabras de Juan nos tienen que ayudar a encontrarnos espiritualmente.  ¿dónde estás parado?  ¿Estás siendo mentiroso al decir que crees en Dios pero en realidad no te interesa obedecerle?  ¿Crees en Él pero no te has decidido a entregarle tu vida y dejar de dudar?  ¿Crees en Él y buscas imitarle en todo momento?  Sin importar en dónde te encuentres hoy, debes saber que Dios te ama y quiere tener comunión contigo.  Pide perdón por tus pecados y empieza de nuevo.  No te desanimes ni pienses que no se puede hacer nada al respecto.  Dios puede con cualquier situación que le pongas.  Por último, si ya estás buscando imitar a Cristo constantemente, ¡felicidades!  Estoy seguro que tu vida está llena de bendiciones y es plena.  ¡Ánimo y no te detengas! 

Oración
Señor: hoy entiendo que para decir que te conozco debo obedecerte.  Entiendo las palabras de Juan al decir que si te sigo, tu amor debe manifestarse en mi vida y debo buscar imitar a Cristo en todo lo que hago.  Te pido perdón porque no he hecho las cosas así.  Te pido me perdones y pueda tener comunión contigo para empezar una nueva vida.  Una vida en la que busque obedecerte y tenga la convicción de ser tu hijo.  Yo quiero seguirte.  Yo quiero obedecerte.  Toma mi vida mi Dios.  En Cristo Jesús.  Amén 

20 sept 2013

1 Juan 2:1-2


Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen.  Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre un intercesor, a Jesucristo, el Justo.  Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.



Me gusta escuchar otras opiniones con respecto a Dios o dioses.  Me gusta conocer lo que otras personas piensan y cuáles son los argumentos que tienen para no creer en el Dios de la biblia.  Algo que he aprendido al juntar lo que la gente dice con lo que Dios dice es que el Dios de la biblia es soberano.  Él decide.  Él establece los parámetros.  Él es quien nos creó.  Él es quien quiere tener comunión con nosotros.  Él nos dice cómo sucederán las cosas.  Él nos dice cómo ser perdonados.  No se trata de lo que yo piense.  No se trata de lo que tú pienses.  Se trata de lo que Dios piensa y eso me llena de seguridad.  No estoy siguiendo una religión en la que muchas personas han aportado a ella juntando sus ideales.  No.  Estoy siguiendo los parámetros que el Dios creador estableció.  Sobre esta misma línea, un punto de constante debate es Jesús y su sacrificio.  La gente no comprende el sacrificio que hizo.  Tampoco reconocen la necesidad de ser perdonados.  Por consecuencia, ni siquiera entienden que están mal.  Ahora, no los juzgo, ¡yo estaría igual!  Fue la gracia de Dios la que me permite hoy estar escribiendo acerca de Él y no negándole con mis actos.  Pero nosotros, que estudiamos y conocemos la palabra de Dios, debemos tener claro quién es el Cristo.  Debemos tener claro que Él es Dios y Él ha establecido los parámetros para tener comunión con Él.  Él ha establecido quién va a al cielo y quién no.  No nosotros.  No un grupo de personas ejemplares.  No.  Dios mismo lo decidió. 
El día de hoy, Juan nos dice que Cristo es nuestro intercesor.  A través de Él somos perdonados y reconciliados.  No a través de buenas obras.  No a través de confesarnos con alguien más.  No.  A través del sacrificio que realizó una sola vez y para siempre es la única manera en la que nuestros pecados pueden ser perdonados.  Ahora, el mensaje de Juan es de esperanza y no de juicio.  No seamos pesimistas y busquemos pretextos para no creer en la biblia.  La gente critica el hecho de que debemos pedir perdón en lugar de gozarse el hecho de tener a un Dios amoroso que quiere llenarnos de bendiciones.  Prefieren señalar en lugar de auto examinarse.  No nos contagiemos de esas malas costumbres.  Hoy Juan nos está recordando que el Cristo intercede por nuestros pecados.  Nos recuerda que debemos buscar ser diferentes y estar en constante transformación para parecernos más a nuestro Dios.  Nos recuerda que Su mensaje es de esperanza.  El sacrificio de Cristo cubre mis pecados y también cubre los tuyos.  Lo único que debes hacer es pedir perdón por tus pecados. 

Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados.  Gracias por haber mandado a Jesús para morir por mí y poder ser mi intercesor.  Te pido que mi vida pueda estar alineada conforme a tus principios y tu voluntad.  Gracias por el mensaje de Juan y la esperanza que conlleva.  Gracias en el nombre de Jesús.  Amén