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21 jun 2013

1 Pedro 3:18


Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios.  Él sufrió muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.  



Una de las principales críticas que escucho hacia la iglesia y hacia Dios en general es con relación a obedecer los mandamientos.  La gente piensa que Dios quiere tenernos en una especie de corral sin poder pensar ni actuar diferente.  Piensan que, al seguir todo lo que Dios pide, se están perdiendo de mucho.  Cuando leo versículos como el de hoy, me doy cuenta de lo equivocados que están y del mal trabajo que hacemos para compartir a Cristo correctamente.  Jesús vino a reconciliarnos con Dios.  Se sacrificó para que nuestros pecados fueran perdonados.  Siendo Dios se hizo hombre y siendo justo murió por los injustos.  ¿No te parece que este ejemplo habla de un amor incomprensible hacia nosotros?  ¿Este ejemplo te habla de un Dios que quiere limitar tu vida y que no disfrutes de su creación?  El sacrificio de Cristo me recuerda del inmenso amor que Dios tiene por cada uno de nosotros y de lo contrario que resulta pensar que no quiere que vivamos plenamente.  ¿El problema?  Nosotros somos los que no sabemos cómo vivir realmente en plenitud.  Buscamos donde no hay.  Y tomamos lo que no nos sirve.  Pero si buscas en Jesús, en su palabra, no solo encontrarás sino que te llenarás en abundancia.
Por otro lado, es importante entender que su sacrificio se realizó una vez y no es necesario que se repita.  Hay religiones que utilizan el nombre de Dios y continúan pidiendo a la gente que haga sacrificios para poder entrar en comunión o ser perdonados por Él.  ¡Mentira!  Debes saber y entender que el sacrificio que Cristo realizó no necesita de tu ayuda ni que lo complementes.  No necesitas dejar de comer esto o aquello.  No necesitas flagelarte.  No necesitas repetir ninguna oración.  ¡Él hizo todo!  ¿No te parece increíble?  Por esto la biblia nos dice que murió una vez por todas.  No es necesario que esté muriendo una y otra vez porque seguimos pecando.  ¡Imagina qué ironía!  Jesús vivió para darnos testimonio y murió siendo justo para darnos la oportunidad a nosotros los injustos.  Ahora, ¿Conoces a Dios?  ¿Crees en Él?  ¿Has pedido perdón por tus pecados a través de lo que Cristo hizo por ti?  Tal vez es tiempo que dejemos atrás la doble vida.  Tal vez es tiempo de tener congruencia entre lo que decimos creer y lo que hacemos.  Es tiempo de entender que Cristo vino para darnos vida.  Es tiempo de entender que su sacrificio nos trae libertad en lugar de esclavitud.  Medita en dónde estás parado.  ¿A dónde te han llevado tus decisiones?  Si conoces a Dios, piensa en aquellos momentos que hiciste la voluntad de Dios y en los que no.  ¿Cuándo tuviste paz y gozo?  ¿Cuándo te sentiste libre y cuando esclavizado?  
Por último, debes saber que Jesús no está en la cruz.  Él vive y está sentado a la derecha de Dios Padre.  Cada vez que pienses en Jesús y en su sacrificio, piensa en el amor perfecto que tiene Dios contigo y en un sacrificio que se hizo por ti y para ti.  Piensa también en un Dios que se hizo hombre, murió siendo justo por los injustos, pero que el Espíritu le dio vida y hoy reina.

Oración
Padre: creo en el sacrificio que Jesús hizo por mí.  Creo que fue perfecto y no necesita repetirse.  Creo que vino a limpiar mis pecados y quiero reconciliarme contigo.  Perdóname Señor.  Vengo a Ti de rodillas reconociéndote como mi Señor y mi Salvador.  Gracias por tu inmenso amor y por mandar a tu Justo para pagar por mis injusticias.  Gracias por vencer a la muerte y darme esperanza de vivir.  Oro a Ti mi Dios en el nombre de Jesús.  Amén 

1 comentario:

CARLOS dijo...

EXCELENTE REFLEXION BIBLICA
EL SEÑOR LES BENDIGA.
P, CARLOS