Vistas de página en total

24 may 2013

1 Pedro 2:9-10


Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.  Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.



¿Quieres saber qué tan comprometido estás con Dios?  Es muy sencillo.  Lee nuevamente el pasaje de hoy.  ¿Te sientes parte de la familia de Dios?  ¿Vives como linaje escogido y proclamando lo que Dios ha hecho y hace en tu vida?  Las posibles respuestas son: sí, no y más o menos.  La única respuesta aceptable es: sí.  Si te encuentras en las otras dos realmente no estás comprometido.  Ahora, esto no lo digo como señalamiento y juicio sino como motivo de ánimo.  Vuelve a leer el pasaje con detenimiento.  ¿Puedes ver lo que Dios ofrece?  Tenemos tanto que nos da y nosotros preferimos dejarlo ahí con los brazos extendidos.  ¡Esto no está bien!  El cristianismo no es una religión.  No es una costumbre de acudir a las predicaciones el domingo o algún otro día de la semana.  El cristianismo es entregar la vida a Dios y dejar que sea Él quien la dirija.  Es dejar atrás las tinieblas en las que vivíamos y seguir su luz.  Es entender que lo que hay allá afuera no se compara con lo que Dios ofrece.  Es aceptar que obedecer los mandamientos trae mayor bendición que obedecer nuestros impulsos e instintos.  Por último, como dice el versículo 10, es entender que antes, no éramos pueblo y ahora somos parte escogida; antes no habíamos recibido misericordia y ahora la hemos recibido.  El cristianismo debe ser un parte aguas en tu vida.  Muchas gente incluso recuerda la fecha exacta en la que decidió aceptar a Jesús por este motivo.  Porque no quieren olvidar el día en que dejaron atrás todo aquello que los aplastaba y decidieron tomar la carga ligera de Jesús.
En estos días están las finales del fútbol.  La gente se viste de los colores de su equipo.  Llenan las redes sociales con comentarios orgullosos del equipo al que siguen.  Hay pasión y entrega.  Gritan.  Se emocionan.  Se enojan si hablan mal de su equipo.  Lloran.  Todo, por un equipo de fútbol.  Mientras tanto, ¿Qué hacemos con nuestra verdadera identidad?  ¿Cómo la vivimos?  ¿Cómo la demostramos?  ¿Cómo la compartimos?  ¿Tienes más pasión por tu equipo favorito que por tu comunión con Dios?  ¡Algo anda mal!  Te he pedido que leas tres veces los versículos de hoy con un propósito muy específico: que entiendas lo que significa ser parte de la familia de Cristo.  ¡Es una bendición!  Es algo con demasiado valor que tenemos que aprender a apreciar, disfrutar y sobre todo, compartir.  El pueblo judío es muy criticado por la manera en que se mantienen unidos y no se abren a los demás para negocios o matrimonios.  A mi parecer, ellos han entendido lo que nosotros debemos entender hoy.  ¡Lo que Dios nos da, no tiene igual!  La identidad que se nos ha otorgado no tiene comparación.  Debemos sentirnos orgullosos.  Debemos sentirnos felices y gozosos.  No seas como aquellos que les da pena decir que creen en Cristo y en su palabra.  Entiende realmente lo que significa ser un hijo de Dios y vívelo.  
Dios me sacó de las tinieblas y me trajo a la luz.  Me hizo su hijo.  Me hizo parte de su familia escogida.  Me apartó para Él.  Hoy te comparto que le ha dado sentido a mi vida, me ha llenado de bendiciones, me ha consolado cuando estoy abatido y se ha gozado conmigo cuando vivo agradecido.  Mi vida hoy es increíble gracias a Él.  No a mi trabajo o a cualquier otra circunstancia.  Gracias a Él.  Quien me da identidad.  Me da dirección.  Me da propósito.  Y tú, ¿Dónde estás parado?

Oración
Señor: gracias.  Gracias por darme la oportunidad de pertenecer a tu familia.  Gracias por darme una razón para seguir adelante.  Gracias por sacarme de las tinieblas y traerme a tu preciosa luz.  Te pido que mi vida sirva para que otras personas puedan ver lo maravilloso que es pertenecer a Ti.  Te pido que abunden tus cualidades en mí y que mi testimonio sea conforme a tu voluntad.  Perdona mis pecados mi Dios.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén. 

17 comentarios:

Unknown dijo...

Amen alabado sea que hermosa reflexion

Unknown dijo...

Amen

Un Tiempo con Dios dijo...

Muchas gracias por sus comentarios.

Que Dios los bendiga.

Unknown dijo...

Excelente explicación. Dios bendiga al creador de esta pagina

Edgardo Díaz dijo...

Poderosa palabra que nos llama a servir a Dios con todo amor

Un Tiempo con Dios dijo...

Muchas gracias por sus comentarios.
¡Definitivamente soy muy bendecido por Dios y por eso escribo!

Que Dios los bendiga.

Unknown dijo...

Dios te bendiga grandemente

Un Tiempo con Dios dijo...

Muchas gracias e igualmente

Unknown dijo...

Gracias hermano el Señor te colme de bendiciones excelente reflexión

Un Tiempo con Dios dijo...

Hola y gracias por escribir tan bonito comentario.

Unknown dijo...

Buena reflexión, me sirvió de mucho apoyo, para mi prédica

Davila José Luis dijo...

Alabado sea Dios la Victoria, el Honor y el poder son de nuestro Dios. Amén amén Aleluya aleluya

Un Tiempo con Dios dijo...

Qué bueno que te sirvió!
A Él sea la gloria!

Unknown dijo...

BENDITO SEA TU NOMBRE EN MI VIDA .MI JESUS DE NAZARET

Frank Gaspar Marcelo dijo...

Bendiciones hermanos cristo vive ��������

Anónimo dijo...

Bendito o Dios

Anónimo dijo...

Hermosa Refleccion
Desconectemonos del mundo para conectarnos con Nuestro amado señor
Dios te bendiga mucho..