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30 may 2013

1 Pedro 2:16-17


Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios.  Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.



Es increíble estudiar la biblia y darse cuenta de las ideas incorrectas que fluyen allá afuera.  El día de ayer aprendimos que debemos obedecer a nuestras autoridades sin importar su entereza.  Si preguntáramos a la gente si considera un acto de libertad obedecer a las autoridades incluyendo a aquellas que son corruptas, estoy seguro que contestarían que no.  ¿Qué libertad puede existir si estamos sujetos a autoridades?  Pero la biblia nos enseña con los versículos de hoy que el obedecerles es actuar como una persona libre.  El versículo 16 está concluyendo lo dicho en los versos anteriores.  Mientras que la gente piensa que la libertad se encuentra en complacer todos sus deseos, en la anarquía o en la falta de restricción y reglas, Dios nos enseña que la libertad se encuentra en su verdad, en su palabra y en sus mandamientos.  Lo que Pedro nos está explicando el día de hoy va en contra de nuestra naturaleza.  Es importante madurar y tener la perspectiva correcta para poder entender lo que Dios nos muestra.  Solamente así podrás abrazar el concepto de obedecer y seguir a Cristo para ser libre.
Por otro lado, a Dios no lo podemos engañar.  La libertad se utiliza para Dios y no para agradarse a uno mismo.  Puedes disimular.  Puedes engañarnos y hacernos pensar que eres un seguidor de Cristo.  Pero al Señor no lo engañas.  No puedes llevar una doble vida.  No puedes tener comunión con Dios y al mismo tiempo hacer lo que tu carne pida.  ¿Es posible tener luz y oscuridad al mismo tiempo?  No.  Asimismo, no es posible que utilices a Dios y las escrituras a tu conveniencia y pensar que tienes comunión con Él.  Tú eres el único que se está engañando.  Lo malo es que no necesariamente eres el único perjudicado.  Muchas veces arrastramos a nuestros seres queridos con nuestras malas decisiones.  Seamos sabios y busquemos la perspectiva de Dios en todo lo que hagamos por encima de la nuestra.  Si el Señor nos dice que obedezcamos a las autoridades, que amemos a los hermanos y que le temamos.  ¡Hagámoslo!  No porque es un mandamiento.  No porque nos vayan a castigar al no hacerlo.  ¡No!  Hagámoslo porque entendemos que dentro de nuestra libertad, es la mejor forma de comportarnos.  Hagámoslo porque es lo que agrada al Señor y lo que trae mayor bendición.  La libertad está en obedecer y seguir los principios de Dios.  No en hacer lo que tu cuerpo dicte.  Piénsalo.  Cada vez que has dado rienda suelta a tu cuerpo ¿Te ha dejado algo bueno?  En mi caso la respuesta es negativa.  ¿Quiere decir que no debemos tener ningún gozo carnal?  ¡No!  Quiere decir que nuestro objetivo no es vivir para obtener un placer sino que vivimos para agradar al Señor.  Él, en su misericordia, nos dará bendiciones conforme a su voluntad.
Tal vez hoy te encuentras angustiado o tienes algo que no te deja estar en paz.  Medita en tus prioridades.  Medita el lugar en el que estás acomodando al Señor y sus principios.  ¿Estás obedeciendo?  Es probable que traigas unos “cables cruzados” y necesites corregirlos.  Si ponemos en el orden correcto a Dios y sus mandamientos, todo toma forma y podemos tener paz y disfrutar de nuestra libertad.

Oración
Padre Santo: te necesito.  Mientras busco complacer mis deseos y vivir una vida de gozo y placer, más vacío regreso y más encerrado me siento.  Hoy entiendo que obedecerte me da libertad.  Hoy entiendo que seguirte le da sentido a mi vida.  Padre, mis decisiones no me han llevado a nada bueno y te pido perdón por mis pecados.  Quiero aprender a vivir en obediencia y con las prioridades correctas.  Quiero aprender a temerte, a amar a mi prójimo y a respetar a mis autoridades.  Solamente lo puedo hacer si transformas mi corazón y me das sabiduría para entender Tu perspectiva.  Pon fe y fortaleza en mí para cambiar.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

29 may 2013

1 Pedro 2:13-15


Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana, ya sea al rey como suprema autoridad, o a los gobernadores que él envía para castigar a los que hacen el mal y reconocer a los que hacen el bien.  Porque ésta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos.



Al principio pensaba que resulta más difícil para aquellos que nacimos en países donde la ley no se cumple y hay corrupción, el obedecer estos mandamientos.  Hoy me doy cuenta que pasa lo mismo en países desarrollados.  El someterse a la autoridad no nos resulta natural.  O mejor dicho, resulta fácil hasta que hay algo en lo que no estoy de acuerdo.  Como sociedad, hemos creado instituciones para poder llegar a un orden y vivir mejor.  Teóricamente, estas instituciones ven por el bien común.  La verdad es que resulta imposible no afectar a alguien cuando se busca el bien de muchos.  En Estados Unidos hay dos grupos políticos.  Esto quiere decir que cuando un presidente es electo, prácticamente la mitad del país no está contento con la elección.  En México, por ejemplo, son tres los principales partidos.  Aquí es todavía peor.  Con un presidente electo, ahora casi el 66% de los votantes está en desacuerdo.  Obviamente suponiendo que el voto está dividido perfectamente.  Mi punto: es fácil estar en desacuerdo con nuestras autoridades sin importar en donde vivamos.  Un superior en el trabajo es autoridad humana.  Un policía es autoridad humana.  ¿Y si soy mejor que mi jefe?  ¿Y si tengo mejor preparación y criterio que un policía?  ¿Y si son corruptos?  Preguntas válidas.  La respuesta es sencilla: someterse a toda autoridad humana.  La obediencia a las autoridades no está ligada a su ejemplo y entereza.  Leíste bien.  Debemos obedecer a nuestras autoridades porque es lo que Dios pide que hagamos.  Porque a través de este ejemplo, nadie tendrá nada que decir en contra de nosotros.  Podemos buscar mejores representantes y autoridades a través de nuestro voto, pero esto no nos da el derecho a no obedecerles.  De hecho, si consideramos la persecución que estaba sufriendo la iglesia en ese tiempo, resulta increíble que Pedro motive a obedecer a ese tipo de autoridades.  No importa que haya abuso de poder.  No importa que no estemos de acuerdo en lo que hacen ni en cómo se comportan.  Dios nos pide que obedezcamos.  ¿Qué hizo Jesús en su tiempo?  Lo mismo.  Obedecer a sus autoridades.  ¿Significa que debemos dejarnos?  ¿Significa que no tenemos voz?  ¿Significa que pueden aplastarnos?  No.  Significa que confiamos en Aquél que ha vencido al mundo.  Si solamente ves lo que tienes frente a ti, puede resultar difícil entenderlo.  Pero si puedes darle la perspectiva correcta, con la promesa de Dios, entenderás que Él es el que se encarga de cuidarnos y de bendecirnos.  Entonces, el obedecer a nuestras autoridades resulta un paso más en nuestro testimonio mientras estamos aquí.  Podemos dejar la carga de “cuidarnos” de que se aprovechen de nosotros y entregarla al Señor pues Él es quien ahora nos cuida.  Él pone y quita a las autoridades.  Ninguna se le escapa.  Así que, confiemos en Él.  Descansemos en Él.  Permanezcamos en Él.  Así podremos obedecer a nuestras autoridades con mayor facilidad y sin cuestionar.  Sabiendo que el Dios Todopoderoso está de nuestro lado y pide obediencia.

Oración
Señor: perdóname pues he puesto en juicio el obedecer a mis autoridades.  Hoy entiendo que me pides que las obedezca sin importar su testimonio o entereza.  Te pido que pueda ver más allá y entender que esto es lo que te agrada y lo que debo hacer.  Te pido que me des valor y fortaleza para corregir mi manera de pensar y actuar y que, de ahora en adelante actúe sometiéndome a las autoridades.  Te entrego mi orgullo.  Te entrego mi vida para que Tú la guardes y la dirijas conforme a Tu voluntad.  En el nombre de Jesús.  Amén

28 may 2013

1 Pedro 2:11-12


Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida.  Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.



Te pido que vuelvas a leer estos dos versículos con detenimiento.  Si vemos más allá de lo que nos pide Pedro que hagamos, podemos ver que se trata del mismo ejemplo que nos dejó Jesús.  Se mantuvo sin pecado.  Se alejó de las tentaciones. Mantuvo una conducta ejemplar a pesar de ser acusado y golpeado injustamente.  Todo esto para traer la reconciliación a través de su sacrificio y dar gloria a Dios.  El mismo Pedro nos guía a Jesús.  No acomoda las luces a él y pide que sigan sus pasos.  Nos recuerda a quien seguimos todos: a Cristo.  Es triste ver que muchas personas hoy en día se quedan con el “mensajero” en lugar de ir directo al “mensaje”.  ¿Cuántos allá afuera siguen buscando personajes a través de los cuales puedan acercarse a Dios?  Muchos.  Algunos involucran al mismo Pedro quien hoy estamos aprendiendo que él quiere que nos enfoquemos y sigamos el ejemplo de Cristo.  Ten cuidado.  Lee la biblia y aprende para que no caigas en los mismos errores.
Por otro lado, debemos entender nuestra naturaleza en esta vida: extranjeros y peregrinos.  No pertenecemos a este mundo.  Estamos solamente de manera temporal.    Y mientras estamos aquí ¿Qué vamos a hacer?  ¿Cómo nos vamos a comportar?  Debes saber que la conducta pecaminosa a la que hace referencia Pedro no es algo detestable para tu cuerpo.  Debes entender que el pecado no va en contra de tus deseos carnales.  Al contrario.  Por eso Pedro nos advierte con palabras sabias: apártense de los deseos pecaminosos que combaten.  Hazte a un lado.  Sal.  No trates de acercarte porque vas a caer.  ¿Crees que una persona pasa un mal rato al cometer adulterio?  ¿Crees que una persona sufre mientras da rienda suelta a sus adicciones?  ¿Piensas que se sienten mal los que gritan y descargan su furia?  ¡Por supuesto que no!  ¡Por eso lo hacen!  Porque su cuerpo lo pide.  Porque su carne lo controla.  Hay placer en lo que hace y no sufrimiento.  Que las consecuencias sean malas, no quiere decir que no hubo un gozo a priori.  ¿Lo puedes ver?  Es una lucha que debemos enfrentar sabiamente.  Debemos reconocer nuestras debilidades y ejercer un plan de trabajo para huir de posibles situaciones que comprometan nuestra santidad.  No importa lo que hayas o estés atravesando.  Dios te pide entrega y santidad.  Te pide que seas ejemplo perfecto para que los demás puedan verle a través de ti.  Dejemos de pensar que este mundo ofrece algo mejor que lo que Dios nos ofrece.  Veamos más allá de lo que tenemos enfrente y confiemos en las promesas del Señor.  Si nos dice que demos testimonio aunque nos acusen de lo que no hacemos, ¡Demos testimonio!  ¿Te están aplastando?  ¡Ten una conducta ejemplar!  No te preocupes por el qué dirá la gente ni lo que va a pasar por “dejarte”.  Preocúpate por qué dirá Dios de tu conducta y lo que significa entregarte.  Recuerda: somos peregrinos y no sedentarios.  Somos extranjeros y no residentes.

Oración
Padre: perdóname.  Me he dedicado a obedecer a mi carne en lugar de obedecerte a Ti.  Hoy entiendo que debo ver más allá y conocer mis debilidades para entregártelas y trabajar para tener una conducta ejemplar sin importar las circunstancias.  Ayúdame a entender que soy peregrino y extranjero.  Ayúdame a entender que te pertenezco.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén.

24 may 2013

1 Pedro 2:9-10


Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.  Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.



¿Quieres saber qué tan comprometido estás con Dios?  Es muy sencillo.  Lee nuevamente el pasaje de hoy.  ¿Te sientes parte de la familia de Dios?  ¿Vives como linaje escogido y proclamando lo que Dios ha hecho y hace en tu vida?  Las posibles respuestas son: sí, no y más o menos.  La única respuesta aceptable es: sí.  Si te encuentras en las otras dos realmente no estás comprometido.  Ahora, esto no lo digo como señalamiento y juicio sino como motivo de ánimo.  Vuelve a leer el pasaje con detenimiento.  ¿Puedes ver lo que Dios ofrece?  Tenemos tanto que nos da y nosotros preferimos dejarlo ahí con los brazos extendidos.  ¡Esto no está bien!  El cristianismo no es una religión.  No es una costumbre de acudir a las predicaciones el domingo o algún otro día de la semana.  El cristianismo es entregar la vida a Dios y dejar que sea Él quien la dirija.  Es dejar atrás las tinieblas en las que vivíamos y seguir su luz.  Es entender que lo que hay allá afuera no se compara con lo que Dios ofrece.  Es aceptar que obedecer los mandamientos trae mayor bendición que obedecer nuestros impulsos e instintos.  Por último, como dice el versículo 10, es entender que antes, no éramos pueblo y ahora somos parte escogida; antes no habíamos recibido misericordia y ahora la hemos recibido.  El cristianismo debe ser un parte aguas en tu vida.  Muchas gente incluso recuerda la fecha exacta en la que decidió aceptar a Jesús por este motivo.  Porque no quieren olvidar el día en que dejaron atrás todo aquello que los aplastaba y decidieron tomar la carga ligera de Jesús.
En estos días están las finales del fútbol.  La gente se viste de los colores de su equipo.  Llenan las redes sociales con comentarios orgullosos del equipo al que siguen.  Hay pasión y entrega.  Gritan.  Se emocionan.  Se enojan si hablan mal de su equipo.  Lloran.  Todo, por un equipo de fútbol.  Mientras tanto, ¿Qué hacemos con nuestra verdadera identidad?  ¿Cómo la vivimos?  ¿Cómo la demostramos?  ¿Cómo la compartimos?  ¿Tienes más pasión por tu equipo favorito que por tu comunión con Dios?  ¡Algo anda mal!  Te he pedido que leas tres veces los versículos de hoy con un propósito muy específico: que entiendas lo que significa ser parte de la familia de Cristo.  ¡Es una bendición!  Es algo con demasiado valor que tenemos que aprender a apreciar, disfrutar y sobre todo, compartir.  El pueblo judío es muy criticado por la manera en que se mantienen unidos y no se abren a los demás para negocios o matrimonios.  A mi parecer, ellos han entendido lo que nosotros debemos entender hoy.  ¡Lo que Dios nos da, no tiene igual!  La identidad que se nos ha otorgado no tiene comparación.  Debemos sentirnos orgullosos.  Debemos sentirnos felices y gozosos.  No seas como aquellos que les da pena decir que creen en Cristo y en su palabra.  Entiende realmente lo que significa ser un hijo de Dios y vívelo.  
Dios me sacó de las tinieblas y me trajo a la luz.  Me hizo su hijo.  Me hizo parte de su familia escogida.  Me apartó para Él.  Hoy te comparto que le ha dado sentido a mi vida, me ha llenado de bendiciones, me ha consolado cuando estoy abatido y se ha gozado conmigo cuando vivo agradecido.  Mi vida hoy es increíble gracias a Él.  No a mi trabajo o a cualquier otra circunstancia.  Gracias a Él.  Quien me da identidad.  Me da dirección.  Me da propósito.  Y tú, ¿Dónde estás parado?

Oración
Señor: gracias.  Gracias por darme la oportunidad de pertenecer a tu familia.  Gracias por darme una razón para seguir adelante.  Gracias por sacarme de las tinieblas y traerme a tu preciosa luz.  Te pido que mi vida sirva para que otras personas puedan ver lo maravilloso que es pertenecer a Ti.  Te pido que abunden tus cualidades en mí y que mi testimonio sea conforme a tu voluntad.  Perdona mis pecados mi Dios.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén. 

22 may 2013

1 Pedro 2:6-8


Así dice la escritura: miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado.  Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser piedra angular.  Y también: una piedra de tropiezo y una roca que hace caer.  Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.



Las palabras que Pedro hace referencia son del profeta Isaías capítulo 28.  Cristo es la piedra escogida y preciosa.  La piedra angular.  No soy arquitecto así que tuve que investigar un poco sobre lo que significa la piedra angular.  Resulta sumamente interesante.  La piedra angular es aquella sobre la cual, toda una edificación sería basada.  La piedra angular no se alinea a nada sino todo se alinea conforme a ella.  De hecho, es tan importante, que en algún tiempo se acostumbraba dejarla a la vista de la estructura y grabar el nombre del arquitecto, el año en que fue construida junto con otras personas importantes.  La biblia utiliza este concepto en el que la mayoría de los que escuchaban estas palabras comprenderían fácilmente.  Podían relacionar inmediatamente la importancia de Cristo.  Hoy en día, me da tristeza ver tantas personas que intentan que Dios se alinee a sus principios y vidas desechando así la perfección de Cristo.  Piénsalo.  ¡Cuántas veces no queremos cambiar a Dios y alinearlo con lo que nosotros pensamos o queremos!  Por eso se utiliza la imagen de una piedra angular.  Todo, absolutamente todo se alinea a ella y no a la inversa.  ¿Entonces por qué seremos tan necios?  ¿Por qué nuestra naturaleza nos arrastra tanto?  Porque todos los días, a cada instante, debemos buscar permanecer en Cristo.  En el momento en que pensamos que podemos dar unos pasos sin Él, hemos perdido.  La increíble piedra que tenemos de ejemplo se queda ahí mientras que nosotros utilizamos piedras sumamente imperfectas.  La misma biblia nos advierte sobre nuestro orgullo y consecuencias de separarnos aunque sea por un momento de Dios.  1Corintios 10:12, así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Las personas nos van a fallar.  Aunque hoy estoy escribiendo y compartiendo a Cristo, te aseguro que si pasaras un día viendo mi vida te darías cuenta que soy igual de pecador que cualquier otra persona.  Por esta razón la piedra angular es Cristo y nadie más.  No Pedro, no Pablo, no David o ninguna otra persona que haya dado un increíble testimonio.  Cristo.  Solamente Él es la piedra sobre la cual se edifica la iglesia.  Hay grandes ejemplos en la biblia y en la historia, sin embargo, Cristo es quien ha dejado el único ejemplo perfecto y precioso.  Es el único que no nos va a fallar.  Es el único que no cometió pecado.  Cristo.  A Él toda la gloria.  A Él toda nuestra atención y entrega.
¿Sobre qué estás alineando tu vida?  ¿Qué utilizas de referencia para tomar decisiones?  ¿Sabes hacia dónde te diriges?  ¿Tu meta está alineada con la de Cristo?  Es tiempo de cambiar.  Es tiempo de poner a Cristo como la piedra angular de tu vida y hacer que todo se alinee a Él y dejar de quererlo alinear a nuestras ideas.

Oración
Padre Santo: perdóname.  He querido alinear tus principios a mi voluntad en lugar de vivir  alineado conforme a tu voluntad.  Hoy entiendo que Cristo es mi guía y mi piedra angular, que nunca me defraudará y nunca debo separarme de Él.  Te pido renueves mi corazón y mis pensamientos para que sean como los de Cristo.  Señor, quiero que tus deseos sean mis deseos y tus caminos mis caminos.  Ya no quiero edificar con mis piedras pues no he logrado construir nada que permanezca.  Hoy quiero poner a Cristo como la piedra angular de mi vida y edificar conforme a Tus principios.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

1 Pedro 2:4-5


Cristo es la Piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios.  Al acercarse a Él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual.  De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.



Una piedra de río nadie la guarda.  Una piedra preciosa como un diamante es todo lo contrario.  Se pone en un lugar especial.  Se desea y se cuida.  Lo que el versículo de hoy nos quiere enseñar es aprender a distinguir entre piedras preciosas (Jesús) y piedras de río (el mundo).  El que Cristo haya sido rechazado, nos dice que la gente prefirió voltear a otro lado “otras piedras”.  Tristemente hoy pasa lo mismo.  Cuando no tenemos los principios en el orden correcto, asignamos valor a las cosas de manera inadecuada.  Pensamos que algo tiene valor cuando realmente no vale nada y, tristemente, como dice el versículo, rechazamos a Cristo, la Piedra viva, preciosa y escogida ante Dios.  ¿Cómo sucede esto?  Te voy a dar algunos ejemplos.  Hay hombres que piensan que deben tener muchas mujeres o que engañar a su pareja no está mal.  Hay mujeres que piensan que manipular a sus esposos está bien.  Hay hijos que piensan que obedecer a sus padres no tiene ningún sentido.  Tres ejemplos muy sencillos pero no carecen de popularidad.  En estos casos, podemos ver el rechazo de lo que Cristo (Dios) quiere y dice, contra lo que nuestra carne (orgullo).  Esto es escoger piedras de río por encima de una piedra preciosa.  Esto es asignar valores incorrectos.  Cuando alguien prefiere divorciarse por encima de dejar que el Señor transforme su corazón, cuando alguien prefiere “eliminar” a alguien de su vida en lugar de perdonar, cuando alguien deja que las mentiras fluyan en lugar de hablar con la verdad.  Cada una de estas decisiones nos hablan de valores incorrectos.  De principios alterados.  ¡La gente necesita de Cristo!  Si nosotros que creemos en Él y buscamos seguirle tenemos momentos difíciles, imagina cuánto más es para aquellos que no tienen la misma esperanza.  ¡Llevemos el evangelio a los demás!  Ayudemos a que aprendan a discernir y escojan a Cristo.  Ayudemos a que dejen las piedras de río y comiencen a guardar las verdaderas piedras preciosas y vivas que están en el Señor.  Solamente así podemos ser renovados.  Como dice el pasaje de hoy.  Edifiquemos una casa espiritual acercándonos a Jesús y llevemos una vida llena de testimonio para Cristo.
Es fácil ser tentado.  Es fácil ser seducido.  Es difícil escoger bien.  Sin ser una regla, el placer y gozo que causa lo carnal, es inmediato pero con duración corta.  Por el contrario, la bendición de escoger para Cristo, no es inmediata pero tiene una duración eterna.  Esto es lo que lo hace complicado.  El no ver un beneficio inmediato.  Por eso debemos ejercitar nuestra fe.  Para entender que hoy estamos tomando la mejor decisión sin importar que el resultado llegue mañana.  Esa fe nos ayuda a escoger la piedra correcta.  Nos ayuda a diferenciar entre lo que brilla y es oro contra aquello que solamente brilla.  Seamos cuidadosos.  No sea que estemos cayendo en la misma situación que aquellos que rechazaron a Cristo por dejarse “seducir” por otras piedras que parecían preciosas y vivas pero en realidad están muertas.

Oración
Padre: te pido perdón por mis pecados.  Te he rechazado, te he dejado y he preferido buscar en otros lados.  Hoy me doy cuenta que nunca pude encontrar nada y que solamente Tú eres la piedra preciosa y viva que necesito.  Te pido llenes mi vida y pueda vivir en santidad.   Te pido pueda llevar testimonio tuyo y ser renovado constantemente.  Te pido que me des sabiduría y fe para poner mis principios en orden y tomar las decisiones correctas y no las de gozo inmediato.  Gracias Señor por darle sentido a mi vida.  En Cristo Jesús.  Amén 

21 may 2013

1 Pedro 2:2b-3


Así, por medio de ella (la palabra), creerán en su salvación, ahora que han probado lo bueno que es el Señor.




Imagino que tú como yo, has tenido conversaciones con otras personas acerca de Dios y lo que crees.  Un factor común con el que me encuentro es la falta de conocimiento del dios en el cual creen.  De hecho, cada persona le quita o agrega cualidades conforme considera que ese dios debiera ser.  Basado en lo que cada uno de nosotros piensa, podríamos crear miles de millones de ideologías.  Simplemente piensa en las combinaciones que podemos hacer con unos cuantos principios: unos creen en Dios pero no en el cielo o infierno.  Otros creen en Jesús pero no como Dios.  Otros creen en un dios pero también piensan que surgimos de la evolución.  Y así, la lista sigue y sigue.  La pregunta es ¿Podemos tener cada uno de nosotros nuestra propia opinión y creencia?  La respuesta es sí.  Sí podemos.  El problema es que esto no quiere decir que sea la correcta.  Lo repito.  El hecho de que cada quien crea en lo que quiera creer no quiere decir que se encuentre en línea con lo que el Dios de la biblia, el Dios creador, dice.  ¿Lo puedes entender?  No debemos juzgar a aquellos que piensan distinto a nosotros ni tampoco evitarlo.  Debemos promover el conocimiento de la palabra de Dios y que sea Él quien se revele a cada persona.
Seamos sabios y prudentes.  No debemos ir por el mundo pensando que tenemos la razón y todos los demás están mal.  ¡Gran error!  Debemos ir por el mundo como lo hizo Jesús.  Amando a nuestro prójimo y sirviéndole.  Entendiendo que aquellos que no conocen de Dios se encuentran en tinieblas y necesitan venir a la luz.  Debemos buscar que la gente conozca de Dios a través de su palabra.  ¿Qué estás haciendo para promover que la gente lea la biblia o escuche algún estudio bíblico?  ¿Qué estás haciendo para promover el conocimiento del Dios de la biblia?  Si recibes esto por correo electrónico, ¡Compártelo!  Si lees el blog, ¡compártelo!  No tengas miedo de hablar de Dios y de religión.  ¡Al contrario!  Aprovecha cada instante para decirle a la gente lo que Dios te ha enseñado a través de Su palabra.  El versículo de hoy nos dice que creemos en Dios y en nuestra Salvación por medio de Su palabra.  No porque alguien habla muy bonito o sabe contestar todas nuestras preguntas.  La palabra de Dios y no las nuestras son las que penetran en lo más profundo de cada uno de nosotros.  Nos corresponde como discípulos anunciar esas palabras en cada rincón y dejar que sea Él quien sacuda los corazones.
La historia nos enseña que podemos causar grandes destrozos en “el nombre de Dios”.  Yo te animo a que estudies y conozcas con detalle la biblia.  Te animo a que prediquemos principalmente con nuestras vidas renovadas y que hablemos siempre con amor, sencillez y humildad.  Te animo a no juzgar a aquellos que piensan diferente sino a amarlos y orar por ellos.  Te animo a no querer convencer a nadie sino a desear constantemente que a través de tu testimonio y palabras, la gente pueda ver a Jesús y que sea Su palabra quien les hable y transforme.

Oración
Padre: cuánta falta me hace conocer más de Ti.  Hoy entiendo que no puedo crearte y limitarte conforme a mi voluntad.  Gracias por dejar tu palabra para que pueda conocerte a profundidad y tener comunión contigo.  Te pido perdones mis pecados y pongas amor y humildad en mi corazón para que pueda dar testimonio de ti tal como lo hizo Jesús.  Gracias mi Dios.  En el nombre de Jesucristo mi Señor.  Amén 

20 may 2013

1 Pedro 2:1-2


Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos.  



Recuerdo un comercial de televisión que decía: se dice fácil pero se requiere de un gran esfuerzo.  Creo que era algo relacionado con electricidad.  La frase lo dice todo.  A veces podemos hablar mucho y actuar poco.  Podemos conocer mucho y tener poco discernimiento.  El versículo de hoy no creo que contenga palabras nuevas para alguien.  Dudo que alguien piense que el engaño, la hipocresía y la calumnia son características que debamos promover.  Lo que resulta interesante es lo que sucede en la vida diaria.  Si bien, todos sabemos que debemos evitar la maldad, ¿por qué vivimos rodeados de tanta calumnia, engaños y envidias?  Porque se dice fácil pero se requiere de un gran esfuerzo.  ¿Cuál esfuerzo?  El entregar nuestra voluntad a Dios.  La mayoría de nosotros no tiene dificultad en tratar de llevar una vida “buena” mientras que no involucre compromiso alguno.  Pero, en el momento en que hay algo más de por medio, la hipocresía, las mentiras, la maldad, el engaño y todo lo que no agrada a Dios toma un lugar más importante.  Mientras todo sea fácil, podemos decir que obedecemos a Dios.  Pero cuando no decir mentiras puede meternos en problemas, entonces pensamos que decir mentiras puede ser “justificado”.  Piénsalo.  ¿Cuántas veces has puesto en duda los mandamientos de Dios por pensar que hay una mejor alternativa?  ¿Cuántas veces has dejado que la envidia surja y se promueva en lugar de limitarla y abandonarla?  Hay un dicho que dice: estar a dieta no impide ver el menú.  Cierto.  El problema es que una vez que abrimos el “menú”, estamos jugando con fuego y la probabilidad de “comer” lo que no debes, aumenta exponencialmente.  Así pasa también con nuestra vida espiritual.  Pensamos que podemos estar en la raya y seguir manteniendo “la dieta”.  La verdad es que la biblia nos dice algo distinto.  Abandona.  Aléjate.  Mantente distante y no regreses a nada que tenga que vaya en contra de mi voluntad.  ¿Qué debo hacer entonces?  Cuestionar todo lo que hago.  ¿A qué tipo de lugares voy?  ¿Quiénes me rodean?  ¿Qué principios tienen?  ¿Sus consejos están en línea con la palabra de Dios?  ¿Sus conversaciones son edificantes o están llenas de críticas, envidias, celos e hipocresías?  Debes ser sabio.  Tal vez “ver el menú” te está causando mucho más daño de lo que te imaginas.  Abandonar todo aquello que no agrada a Dios y obedecerle en todo lo que hagamos involucra una gran entrega que debe estar siendo ejercitada constantemente.  Necesitas alinear cada detalle de tu vida para poder tener congruencia entre lo que sabes que Dios te pide, lo que crees y lo que terminas haciendo.  Una vez que logras conectar estos tres puntos, el versículo de hoy toma forma y vive en tu testimonio.  De lo contrario, son puras palabras que regresan vacías.  ¿Qué vas a hacer?

Oración
Padre: no quiero vivir alejado de Ti y en contra de tu voluntad.  Hoy entiendo que debo poner atención y cuidar todo lo que hago.  Ayúdame a ser fuerte y confiar en tus mandamientos por encima de lo que yo considere mejor.  Te pido que realmente pueda abandonar toda maldad, envidia e hipocresía y pueda desear tu palabra en todo momento.  Ayúdame a mantenerme santo.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.  

9 may 2013

1Pedro 1:22-25


Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros.  Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.  Porque: “todo mortal es como hierba, y toda su gloria como flor de campo; se seca la hierba y se cae la flor, pero la palabra del Señor permanece para siempre.  y ésta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes.



Personalmente, pienso que una de las formas más eficientes de medir tu entrega a Dios o incluso tu relación con Él, se basa en el amor que tienes a tu prójimo y a tus hermanos en la fe.  De alguna u otra manera, las personas nos van a fallar.  Algunos nos van a lastimar mientras que otros nos mentirán.  Otros más hablarán mal de nosotros y otros cuantos serán hipócritas.  ¿Qué nos pide el Señor al respecto?  ¿Que dejemos de convivir con aquellos que nos hicieron daño?  No.  ¿Que busquemos venganza?  Tampoco.  Nos dice que debemos amarnos los unos a los otros y en especial a los hermanos en la fe.  ¿Cómo podemos hacer esto?  Solamente lo puedes lograr si has nacido de nuevo.  Nacer de nuevo significa que “has tocado fondo” y reconoces la necesidad de Cristo en tu vida.  Escuchas su voz pues penetra en lo más profundo de ti y entiendes que has pecado y necesitas ser perdonado.  Doblas tus rodillas y entregas tu vida.  Le reconoces no solo como tu Salvador pero ahora se convierte en el Señor de tu vida.  El Espíritu Santo desciende sobre ti y, como dice la biblia, eres hecho hijo de Dios y nueva criatura.  No naces de carne.  Es un nacimiento espiritual.  Ahora eres hijo de Dios.  Sí.  Antes no lo eras.  No todos son hijos de Dios.  Aunque hayas escuchado que “todos” somos hijos de Dios y que “todos” van al cielo, esta premisa NO está fundamentada en la biblia.  La palabra nos dice que solamente aquellos que reciben a Cristo y creen en su nombre se les da el derecho de ser sus hijos y por consecuencia, al morir, van al cielo.
Regresemos al amor al prójimo.  Es muy probable que te hayan lastimado.  Es muy probable que tengas enojo, rencor o algún otro tipo de sentimiento.  Hoy es importante que entiendas que lo único que debe existir en tu corazón es amor hacia tu prójimo.  Leíste bien.  Ese amor no está condicionado a nada.  No deben tratarte bien para que ames.  Tampoco excluye a aquellos que quieres excluir y los tienes en tu lista de “enemigos”.  Tu prójimo.  Debes amarlo.  De aquí la importancia de haber nacido de nuevo para lograrlo.  Si Dios es el Rey y Señor de tu vida, resulta natural el perdonar.  Ya no piensas en ti sino en Él.  Ya no piensas en tu orgullo y lo que pueda afectarte el perdonar sino que piensas en cómo servirle y obedecerle.  Sus principios están por encima de ti.  ¡Esto es realmente seguir a Cristo!  Morir a uno mismo y dejar que Él crezca en nosotros.  No es fácil.  Necesitas madurez espiritual y fe.  Necesitas aceptar que Sus caminos son mejores que los tuyos y que, al seguirlos, dejamos que Él se encargue de cuidarnos y guiarnos en todo lo que hagamos.  ¿Qué detiene tu amor?  ¿Qué te detiene para obedecer?  Probablemente tu orgullo y tu mecanismo de defensa para no salir lastimado.  Esto tiene que quedar atrás.  Ahora Dios se encarga de cuidarte.  Ahora Él se encarga de llenarte de perdón, de su amor, de su paz y de su consuelo inagotable al que puedes acudir en todo momento.  Ama a tu prójimo.  En especial amémonos entre hermanos en la fe.  Cuidémonos y animémonos en la palabra con el amor que solo Dios nos puede dar.

Oración
Señor: perdóname.  Siempre quiero que me perdones mientras que yo no quiero perdonar.  Siempre pido que me ames y yo no quiero amar.  Perdón mi Señor.  Hoy entiendo que no puedo seguir actuando como antes.  Hoy entiendo que tu amor debe dominar mi vida y debo llevarlo a los demás.  Te pido pueda amar a mi prójimo sin importar lo que hagan o dejen de hacer.  Te pido seas el Rey de mi vida y me guíes en todo lo que haga.  Ayúdame a dejar atrás mi orgullo y poder tomar tu cruz.  Ayúdame a entender que tu camino y tus pensamientos son mejores que los míos.  Me entrego a Ti mi Dios.  En el nombre de Jesús.  Amén 

7 may 2013

1Pedro 1:20-21


Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado estos últimos tiempos en beneficio de ustedes.  Por medio de Él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y lo glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.  



Si lees el capítulo 1 del evangelio de Juan, puedes complementar lo que está escribiendo Pedro con respecto al señalamiento de Cristo antes de la creación del mundo.  Desde que empezó el mundo, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, designaron que Cristo (Dios Hijo) sería hecho hombre y se manifestaría a nosotros para poder ser reconciliados con Dios Padre a través de su crucifixión.  
El Verbo (Cristo) siendo Dios, fue hecho hombre.  No se aferró a su deidad sino que tomó forma humana para que tú y yo pudiéramos ser rescatados.  Para que a través de Él, pudiéramos creer en Dios y tener comunión con el Padre.  Tristemente, muchas personas piensan que no necesitan ser perdonadas.  Piensan que todos somos “buenos”.  Creen que cualquier pensamiento está bien e incluso algunos niegan la existencia del cielo o el infierno.  Personalmente me parece algo bueno el cuestionar cualquier creencia.  Debemos ser juiciosos y no ser imitadores sin corroborar lo que estamos siguiendo.  No niego que existan otras religiones o pensamientos.  Sería absurdo.  Tampoco niego que cada persona pueda pensar y crear cualquier ideología que le parezca.  Lo que sí niego y no porque lo piense yo sino porque la biblia, la palabra de Dios, lo dice, es que cualquier persona fuera de lo que anuncia Cristo, tiene la razón.  Me explico mejor.  Podemos escuchar miles de pensamientos e ideas.  Podrán decir que el hombre proviene del chango y que al morir reencarnaremos.  No podemos negar el que alguien tenga este tipo de ideologías.  Pero lo que sí podemos hacer es ser luz en la oscuridad y predicar lo que dice el evangelio: que Dios es el creador de todo el universo, que necesitamos de Cristo para ser perdonados de nuestros pecados y que sin Él como nuestro redentor, no podemos acercarnos al Padre.  Que al morir, todos seremos llevados a juicio y seremos evaluados conforme a nuestros actos.  Si aceptamos a Cristo, seremos absueltos e iremos al cielo, si no lo reconocimos, seremos llevados al infierno.  Estos principios no los inventé yo.  No se le ocurrieron a alguien más.  Están en el libro que contiene cada detalle que Dios quiere que sepamos.  ¿Necesitas más?  Cristo cuando se hizo hombre anunció que moriría.  No termina ahí.  ¿Todos morimos cierto?  Lo que también anunció es que resucitaría al tercer día.  ¿Sabes?  Lo hizo.  No porque lo digo yo.  No porque alguien dijo que resucitó.  No.  Sino porque se presentó ante multitudes para que vieran que había vencido a la muerte.  El pasaje de hoy nos dice que por medio de Cristo nosotros podemos creer, tener fe y esperanza en Dios.  De ti depende el aceptar estas palabras y hacerlas tuyas.  De ti depende el reconocer tu necesidad de un redentor.  De ti depende el aceptar que fuiste creado de manera única y perfecta y no de una evolución de miles de millones de años.  De ti depende aceptar que el evangelio es verdadero y que Cristo es el único camino para llegar al Padre.  Deja de estar peleado con Dios.  Él está ahí.  Con los brazos abiertos.  Amándote y esperando que des la vuelta y lo reconozcas.  Deja tu orgullo que no te ha traído nada nuevo y abraza este regalo que te ofrece el Señor.

Oración
Dios Padre: creo en Ti.  Creo en tu palabra.  Creo en que tu Hijo Jesús murió por mis pecados para poder reconciliarme contigo y darme vida a tu lado después de la muerte.  Te pido me perdones y le des dirección a mi vida.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

6 may 2013

1Pedro 1:17-19


Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo.  Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados.  El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo.



¿Cómo podemos entender el temor reverente al Padre?  ¿Cómo es posible que amemos y al mismo tiempo temamos?  ¿Es una contradicción?  ¿No dice la biblia que Dios es amor?  Entonces, cómo nos dice que debemos temer al Padre.  No hay ninguna contradicción.  Espero este ejemplo pueda ayudar.  Imagino que de niño te regañaron por haberte portado mal.  Una vez que te “cachaban” tenías miedo del castigo que vendría.  ¿Significaba que no amabas a tus padres?  No.  Simplemente sabías que habías hecho lo que no debías y vendrían consecuencias.  Con el Señor es algo similar.  No se trata de temerle como si fuera un tirano que está buscando a quién aplastar.  El temor es de reverencia.  Es un temor que busca no fallarle.  Es un temor que nos ayuda a mantenernos fuera de lo que no le agrada.  Es el temor que, como niño, te hacía discernir entre lo bueno y lo malo.  En lugar de actuar sin pensar, meditabas en el posible resultado de lo que estabas por hacer.  Ahora, de qué nos sirve este temor y cómo lo desarrollamos.  El versículo 18 nos explica por qué resulta útil.  “Ustedes fueron rescatados de la manera vana de vivir que heredaron de sus padres.”  Esa vida vana y absurda es la que guía la carne.  La vida que se basa en tus deseos, tus pasiones, tus gozos y no piensa en nada más que en ti y en sentirte bien.  No incluye al Señor y por lo tanto, el que se sienta en el trono es uno mismo.  Esa manera de vivir nos dice la palabra que nos lleva a la destrucción.  Por esta razón, el versículo 19 dice que Cristo pagó con su sangre para rescatarnos de esa destrucción.  Así podemos entender mejor el concepto de temor reverente al Padre.  ¿Cómo fallarle a alguien que ha enviado a su Hijo para pagar por lo que nosotros debemos?  ¿Cómo fallarle y darle la espalda a Aquél que nos ama incondicionalmente y quiere lo mejor para nosotros?  El temor no es malo.  De hecho, es muy bueno cuando se utiliza correctamente.  Gracias al temor, los conejos salen corriendo cuando se sienten amenazados.  ¿El resultado?  Su vida, por consecuencia, ha sido salvada.  ¿Lo puedes ver?  El temor nos lleva a tomar mejores decisiones.  El temor al Padre nos guía por Sus caminos y nos recuerda que hemos sido rescatados.
La biblia nos dice que hay dos formas de vivir.  Una es vana y absurda.  La otra es plena y abundante.  La primera la consigues cuando le das la espalda al Señor y piensas que ahora no es el momento o que estás “bien” así.  La segunda llega cuando reconoces que estás vacío y que por más que buscas y buscas, no encuentras, por más que quieres llenar esos huecos en tu corazón, simplemente terminas más vacío que antes.  Dios lo sabe.  Por esta razón nos advierte de llevar una vida sin Él.  No nos lleva a nada bueno.  De ahí lo bueno de aprender a temer al Señor.

Oración
Señor: perdóname.  He sido soberbio y te he dado la espalda.  He buscado e intentado llenar mi vida pero sigo estando vacío.  Hoy entiendo que me haces falta y te necesito.  Hoy entiendo que sin Ti mi vida es vana y absurda.  Te pido que tomes el control de mi vida y que perdones mis pecados para que pueda tener comunión contigo.  Dame sabiduría y temor para dirigirme conforme al ejemplo de Cristo.  Te lo pido en Su nombre.  Amén.