Vistas de página en total

27 nov 2012

Mateo 16:24
Luego dijo Jesús a sus discípulos: Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.

Si algo he aprendido en estos últimos años de querer comprometerme y obedecer a Dios, es que cada día debo aprender a negarme a mi mismo.  ¡Tarea nada fácil!  Obviamente mi yo y mi súper ego tratan con todas sus fuerzas de que esto no suceda.  Recientemente escribí sobre la demanda que recibimos por mi perro y mis sentimientos con respecto a la persona que nos está haciendo esto.  Pasajes como el de hoy me ayudan a luchar contra mi mismo y a entender que Dios sabe más que yo.  Me animan a seguir y recapacitar que si Dios me pide algo, es porque vendrá bendición al obedecerle.  Mi carne me pide a gritos que haga algo para defenderme de esta demanda.  Por lo menos tratar de hacerle la vida imposible a esta mujer.  ¡Señalarla!  ¡No debe meterse conmigo!  ¡Que aprenda que yo no me quedo con los brazos cruzados!  ¡Lo que sea pero que se sienta mal por lo que hizo!  Ese es mi orgullo hablando y siendo motivado por mi carne.  Pero Dios me dice lo contrario.  Me pide que ame a mi prójimo incluyendo a los que me hacen daño.  Me pide que perdone.  Me pide que aprenda a negarme a mi mismo para que Él pueda hacer el trabajo.  Ahora, esto no significa que uno se siente y no haga absolutamente nada en ninguna situación.  Es una línea delgada y difícil de entender por lo que debemos ser cuidadosos.  Por ejemplo, en mi caso, fui a asesorarme con un abogado y mi seguro me está ayudando.  Son los pasos básicos que debemos tomar.  De ahí a que yo busque y desee un mal a la persona que nos demanda y quiera vengarme por lo que hizo está fuera de lugar.  ¿Lo puedes ver?  Para poder decidir correctamente, debes preguntarte ¿Agrada a Dios?  ¿Qué resultado puede tener?  Evalúa los distintos escenarios y date cuenta si realmente es algo que dará gloria a Dios o simplemente estás tratando de desahogar tu furia.  Personalmente sé que muchas personas están orando por mí y porque pueda tener paz en este conflicto.  Gracias y por favor no dejen de hacerlo.  Poco a poco el Señor me ha llenado de su paz y he podido cruzarme con ella sin sentir esa furia que sentía.  De hecho, ahora quiero escribirle una carta en la que le diga que no tengo coraje ni nada contra ella y que la perdono.  Todo porque quiero obedecer a Cristo y que le deseo que ella también pueda conocerlo.  He estado orando constantemente por esto y quiero escribir esa carta cuando salgan solamente palabras honestas y sinceras.  Por ello, sigo sin escribirla.  Pero sé que el día se está acercando y será para dar gloria a Aquél que me llenó de su paz, gracia y misericordia.  Espero que hoy pueda animarte a negarte a ti mismo en pos de Jesucristo.  Él lo hizo por ti y por mí.  Sufrió las peores injusticias y el peor castigo en todo su calvario hasta terminar en la cruz.  Siendo Dios, se hizo hombre.  Siendo rey, se hizo siervo.  Todo para que nosotros podamos entender que la grandeza y la felicidad están en servirle a Él y no en el orgullo, el poder, el dinero ni nada que este mundo nos pueda ofrecer.  Yo sé que es difícil negarse a uno mismo.  Sé que hay injusticias que no podemos ni queremos tolerar.  Pero hoy te pregunto ¿No querrá Dios transformar tu corazón con estas pruebas?  El versículo dice claramente que aquellos que queremos ser sus discípulos debemos aprender a negar nuestra voluntad por encima de la Suya.  Tal vez hoy es tiempo de comprometerse seriamente con Él, negarnos a nosotros mismos y tomar la cruz para seguir el camino que Él trace para nosotros.
Oración
Señor: gracias.  Gracias por darme dirección y por poner mis principios en orden.  Hoy entiendo que seguirte involucra negar mi voluntad y dejar que la tuya reine en mí.  Así quiero que sea.  Heme aquí para servirte y glorificarte.  Ayúdame a entender y abrazar tu palabra para que cada día sea mi guía en cómo conducirme.  Te pido no dejes de trabajar con mi orgullo y puedas llenarme de paz en momentos difíciles y que no entiendo.  Gracias por tu amor y por haberte hecho hombre para ofrecernos esa misericordia y gracia tan increíbles.  Gracias en el nombre de mi Señor Jesús.  Amén 

26 nov 2012

Gálatas 6:17-18


De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.  Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.  Amén.  



Cada uno de nosotros tiene distintos recuerdos o experiencias que les podemos llamar cicatrices que nuestras decisiones nos han dejado.  Buenas o malas.  Cada una tuvo su consecuencia.  Cada una dejó su marca.  Pablo nos está diciendo que su cuerpo tiene todas las marcas (cicatrices) de lo que Dios ha hecho en su vida.  Cada vez que  veía una cicatriz en su cuerpo podía recordar mientras fue azotado en prisión o cuando fue golpeado mientras predicaba a Cristo. Le servían para recordar constantemente la dirección que su vida debe tomar.  Le ayudaban a no desviarse.  Le motivaban a no desesperarse.  Le animaban a seguir amando y atravesar injusticias entendiendo que no pertenecemos a este mundo.  
¿Qué cicatrices tienes?  ¿Qué has aprendido de lo que has hecho?  
La vida carnal y espiritual nos han dejado muchas cicatrices que debemos aprender a recordar y poner atención con la intención de continuar haciendo lo que trae bendición y edifica mientras que al mismo tiempo recordar los errores que hemos cometido y las consecuencias que tuvimos que atravesar por su causa.  Pablo dice: déjenme tranquilo, ya he atravesado mucho y es tiempo de descansar.  Sus cicatrices incluían toda una vida.  Desde su feroz persecución a la iglesia de Cristo, su presencia mientras asesinaban a los seguidores, su afán por destrozar cada célula que se organizaba en nombre de Jesús, así como su encuentro con Cristo camino a Damasco.  Su reconciliación.  Su arrepentimiento.  Su entrega.  Su conversión a servidor.  Su encarcelamiento.  Su testimonio frente a gobernadores y emperadores.  Finalmente llegó un día donde el Señor lo llamó.  Pero cada etapa dejó marcas en él y así dejan marcas en nosotros.  Reflexiona un poco en tu vida.  Lo que hiciste hace años.  Lo que haces ahora.  Hacia dónde te diriges con las decisiones que hoy estás tomando.  No se trata de sentirse mal por aquellos errores que hemos cometido.  Al contrario, Dios nos ofrece su perdón y reconciliación.  Tampoco se trata de omitir lo que ha pasado y solamente ver hacia el frente.  Es un balance en el cual, puedes ser honesto y sincero.  Puedes reconocer que pudiste haber tomado mejores decisiones o simplemente te das cuenta que hoy el Señor te ha rescatado de situaciones que jamás imaginaste poder salir.  Sea como sea, es muy importante meditar y reflexionar sobre nuestro pasado, presente y futuro.  Insisto, el Señor perdona a los que se han arrepentido.  No sigas arrastrando tus errores del pasado.  Simplemente utilízalos para no caer en situaciones similares nuevamente.  Ahora, el versículo nos dice que Pablo tenía las marcas del Señor Jesús en su vida y concluye deseando que la gracia del Señor sea con cada uno de nosotros.  ¿Por qué?  Porque independientemente de lo que estemos viviendo, la gracia del Señor es lo que debe guiarte para seguir día a día.  La gracia que Cristo nos ofrece es maravillosa y por ello Pablo concluye desando que nosotros, en lo individual, podamos experimentarla.  Te animo a que así sea en tu vida.  Que la gracia guíe tus decisiones.  Que la gracia apacigüe tu ira.  Que la gracia ponga perdón en tu corazón.  Que la gracia sustituya al odio y al rencor.

Oración
Padre: te pido perdón por mis pecados.  Sé que he tomado malas decisiones y quiero reconciliarme contigo.  Te pido que pueda aprender de mis errores y pueda seguir tu camino con más fidelidad y entrega.  Guíame.  Renuévame.  Heme aquí para servirte.  Te lo pido en el nombre de Jesucristo.  Amén 

20 nov 2012

Gálatas 6:14-16


En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.  Para nada cuenta estar o no estar circuncidados; lo que importa es ser parte de una nueva creación.  Paz y misericordia desciendan sobre todos los que siguen esta norma, y sobre el Israel de Dios.



Hace poco más de 8 meses se cruzó frente a nosotros un perro mientras veníamos manejando.  Estaba cojeando y nos paramos para ver su collar y llamar al dueño.  Como no tenía información, después de muchas pláticas con mi esposa, decidimos adoptarlo.  Se llama Tomás.  Ha sido una bendición tenerlo.  A pesar de que ha tenido muchos problemas de salud y como saben también tenemos un problema legal, el gozo y satisfacción que causa el animal es increíble.  Pero lo que más me sorprende es su fidelidad y la poca importancia que le da al lugar en el que esté o la ropa que yo traiga.  Así esté vestido en pijama, traje o en pants para sacarlo a pasear, él se emociona de verme y puedes ver que está contento.  No sabe si he tenido un buen o mal día.  No está preocupado por la demanda.  No está preocupado por la renta ni por qué comerá.  Él está preocupado por no separarse de mí.  Sabe que lo cuido.  Sabe que lo alimento.  Sabe que le doy un techo.  Sabe que es parte de la familia.  Pero antes no era así.  Vivía en la calle.  No tenía protección.  La gente lo maltrataba.  No había comida y si la había, tenía que pelear por ella.  Todavía muestra algunos reflejos de cómo vivió.  No puedo imaginar todo lo que atravesó ese pobre perro en la calle.  Pero el Señor decidió que se cruzara en nuestro camino y ahora forma parte de nosotros.
¿Por qué digo esto?  Porque nosotros debemos aprender a ser una nueva creación tal y como Tomás lo hace día a día.  Si bien, al no tener a Cristo debemos estar preocupados por absolutamente todo, una vez que venimos a Él, no podemos seguir igual.  Ahora Él se encarga de darnos sustento, abrigo y techo.  Ahora nosotros debemos levantarnos y buscar todo el tiempo estar en comunión con Él.  De cierta manera, Pablo es como Tomás cuando dice que no se jacta de la circuncisión ni de alguna otra cosa más que la cruz de Cristo.  A mi perro no le importa absolutamente nada más que estar con nosotros.  Nada.  Pero a nosotros nos encanta dificultar nuestra comunión con el Señor.  Ponemos trabas.  Dudamos.  Desconfiamos.  Pensamos que debemos arrastrar algunas de nuestras “experiencias” y “aprendizajes” de la vida.  ¡Así no funciona la vida en Cristo!  ¿Por qué crees que me sorprende cómo mi Tomás no le importa nada sobre dónde vivimos ni cómo vestimos?  Porque traído a la vida espiritual me recuerda que no debo andarme con tantos líos.  Debo aprender a entregarme al Señor y confiar plenamente en Él.  Así te animo a que hagas también.  No sé si hoy tengas un día difícil o lleves varios de esta manera.  Lo que sí te puedo decir es que la palabra de Dios nos dice que la paz y la misericordia descienden sobre aquellos que abrazamos el sacrificio de Jesús, sobre aquellos que buscamos su camino y queremos servirle, sobre aquellos que entendemos que somos una nueva creación y ahora vivimos diferente.  ¡Esto es lo que Pablo nos está diciendo hoy!  ¡Dejen de estar discutiendo sobre la circuncisión!  Dejen de perder su mirada en el Señor.  Así, hoy te digo: deja de estar perdiendo el tiempo en tantas cosas que te distraen y realmente entiende que, si eres una nueva creación en Cristo, tu vida no puede seguir igual.  Confía.  Preocúpate por estar en comunión constante con Él y deja todo lo demás.

Oración
Padre: sé que me amas y que además de estar en los cielos y gobernar todo lo que vemos y no vemos estás aquí para permitirme tener comunión contigo.  ¡Gracias!  Sé que no lo merezco y que es una muestra de que cumples tus promesas pues me llenas de amor, paz y gracia.  Te pido perdón por dejarme distraer por tantas cosas.  Te pido perdón porque sigo arrastrando mi vida anterior a Ti.  Ayúdame a deshacerme de todo ese “peso” y a vivir “ligero” buscándote en todo momento.  Ayúdame a que mi preocupación sea el levantarme y dormirme en comunión contigo.  Ayúdame a jactarme de nada más que de la salvación y amor que me has dado.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

19 nov 2012

Gálatas 6:11-13


Miren que les escribo de mi puño y letra, ¡Y con letras bien grandes!  Los que tratan de obligarlos a ustedes a circuncidarse lo hacen únicamente para dar una buena impresión y evitar, ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo.  Ni siquiera esos que están circuncidados obedecen la ley; lo que pasa es que quieren jactarse de la señal que ustedes llevarían en el cuerpo.



Los humanos ponemos estereotipos.  Dios busca en el corazón de cada uno.  
De vez en cuando, a mi esposa le gusta ver un programa de televisión en el que una novia va y compra el vestido para su boda.  En este caso, la novia era cristiana.  Lo sé porque ella lo dijo.  Lo que me causó conflicto es que constantemente comentaba que era cristiana y que por esa razón su vestido tenía que ser conservador.  Finalmente encuentran uno que le llaman “cristiano sexy”.  ¿Qué es eso?  Un estereotipo.  Si bien, estoy de acuerdo con la búsqueda de un vestido adecuado, eso no se da por ser o no ser cristiano.  Se da porque al seguir a Cristo tus principios cambian al igual que tus prioridades.  No tienes que ir por el mundo diciendo: no hago esto y no hago aquello porque soy cristiano.  ¡Por supuesto que no!  A mi parecer, eso se llama hipocresía y eso es justamente lo que estaba explicando Pablo en los versículos de hoy.  ¡Pongan atención!  Les dice.  Hay personas que los obligan a seguir con la hipocresía para no entrar en conflictos.  ¡Tengan cuidado!  ¿Puedes darte cuenta?  Hoy en día tenemos el mismo problema.  ¿Cómo es posible que un cristiano haga esto o aquello?  ¿Cómo es posible que esté en ese lugar?  ¿Cómo es posible que se junte con tales personas?  Recuerda, nosotros somos los que ponemos estereotipos.  Dios ve los corazones.  
Yo entiendo que hay lugares, personas o situaciones que debemos evitar.  Pero también me parece que es una transición personal en la que cada uno entiende y madura espiritualmente para poder tomar las decisiones correctas.  El dicho dice: estar a dieta no impide ver el menú.  Cierto.  Pero si abres el menú tu probabilidad de romper tu dieta se ha elevado exponencialmente.  En otras palabras, estás jugando con fuego.
El cristianismo no es de apariencias.  No es de ritos.  No es de costumbres ni de cumplir con ciertos requerimientos.  El cristianismo es seguir la voluntad de Cristo por encima de la tuya.  Es aprender a morir a ti para que Él viva.  ¡Pon atención!  No te dejes guiar por las apariencias.  No te dejes confundir por las hipocresías.  Cada uno de nosotros debe entregar su vida al Señor.  Cada uno de nosotros debe aspirar a servirle, a dar testimonio y a hacer discípulos.  Pero cada uno de nosotros atravesará ese viaje de distintas formas y en tiempos distintos.  No queramos establecer un patrón de conducta ni de evolución en algo que no nos corresponde.  Mejor, busquemos fomentar la entrega a Jehová, el amor al prójimo, promover la gracia y misericordia que recibimos de Él y por último, compartir las bendiciones que recibimos.

Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados.  Te pido perdones mis críticas y juicios a los demás.  Te pido que abras mi entendimiento y pueda ver si he caído en hipocresías.  Te pido que mi vida tenga congruencia entre mi fe en Ti y cada decisión que tomo.  Te pido pueda seguirte en todo lo que haga y pueda compartir todo lo que haces en mi vida.  Gracias por tu amor e increíble misericordia.  En Cristo Jesús.  Amén 


16 nov 2012

Gálatas 6:9-10


No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.  Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.



Hace poco tiempo recibí una carta diciendo que me estaban demandando por una pelea que mi perro tuvo con otro perro.  Aunque la pelea sí ocurrió, los hechos como los describen son incorrectos.  En pocas palabras, están mintiendo.  La persona que me está queriendo demandar es mi vecina.  A unas cuantas casas la tengo que ver cuando camino con mi perro.  A veces me dan ganas de ir y decirle que es una basura de persona, que es una lástima que exista gente como ella y que es triste que quiera ganar dinero mintiendo y aprovechándose de una situación.  Mis deseos son enfocados  a que se sienta mal.  Tratar de ver si puedo lastimarla o por lo menos que se de cuenta de lo que pienso.  Me gustaría humillarla.  Me gustaría que todos los vecinos supieran el tipo de persona que es.  ¿Por qué te estoy describiendo todo esto?  Porque así es nuestra naturaleza pecaminosa.  Así son los deseos de la carne.  Extremadamente alejados del Espíritu y de lo que edifica.  El hecho de que escriba todos los días sobre la palabra de Dios no quiere decir que no me enoje y tenga puros buenos deseos.  Soy como tú.  Lo único que busco es entregar mi día a día a la voluntad de Dios.  Por esta razón, el Señor nos dice, no nos cansemos de hacer el bien, a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.  ¡Honestamente no quiero hacer el bien con esta persona!  ¿Cómo hacer el bien con alguien que está mintiendo y me está perjudicando?  Pero Dios es más sabio que yo.  Si Él me dice que lo mejor que puedo hacer es perdonar, no guardar corajes ni resentimientos, amar a mi prójimo y buscar hacer siempre el bien, eso es lo que voy a hacer y te animo a que tú también lo hagas.  No porque no vas a tener sentimientos contrarios.  No porque todo de ahora en adelante vaya a ser maravilloso.  ¡No!  Hoy estamos decidiendo poner a Dios por encima de todo.  Estamos aprendiendo a morir a nuestro orgullo.  Estamos aprendiendo a vivir bajo la cruz.  Nos dice que no nos demos por vencidos.  A su debido tiempo, esto quiere decir, en el futuro, cosecharemos.  No lo olvides.  Todo lo que se siembra se cosecha.  A veces hay que esperar poco y en otras ocasiones se espera mucho.  Pero nosotros debemos esperar con fe y no desanimarnos para seguir sembrando lo bueno.  No te canses de hacer el bien.  Sé que allá afuera pareciera que todo está en tu contra.  Confía.  Has el bien.  No te dejes convencer por los demás.  Sigue los principios de Cristo y has el bien en todo.
Siempre que tengas la oportunidad, has el bien.  No te voltees.  No des la espalda.  Sin importar quién o cómo, has el bien.  Muchas veces querrás hacer lo contrario.  Por eso te platiqué mi historia.  Llevo ya tiempo en oración.  Pido porque Dios ponga amor y perdón en mi corazón.  Yo no quiero hacer mi voluntad, pero para ello necesito estar pegado al Señor pues en el momento en que me separo, lee la lista de arriba para que te des cuenta de lo que pasa por mi mente.  Hacer el bien es más difícil que hacer tu voluntad.  Necesitas fe y determinación a querer agradar al Señor.  ¿Qué vas a hacer?

Oración
Señor: quiero hacer tu voluntad.  Sé que buscas lo mejor para mí y por ello te pido que pongas fe y convicción en mi mente y en mi corazón para seguirte y obedecerte sin importar las circunstancias.  Pon amor y perdón en mi corazón.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

15 nov 2012

Gálatas 6:7-8


No se engañen: de Dios nadie se burla.  Cada uno cosecha lo que siembra.  El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.  



A veces la salida rápida resulta más atractiva aunque no siempre sea la mejor.  Cada curso que tomo me recuerda que, en caso de no saber qué hacer o de alguna situación imprevista, siempre debo acudir con mi jefe para informarle de lo que está pasando.  Parece sencillo.  Pero por alguna razón, cuando nos metemos en problemas o simplemente no sabemos qué hacer, preferimos guardar silencio.  No queremos que nos “regañen o castiguen” como cuando éramos niños.  Pensamos que podremos resolver la situación y nadie tendrá que enterarse.  ¿El problema?  Lo único que se crea es una bola de nieve que crece y crece con el tiempo.  No solo no se terminó el problema sino que la mayoría de las veces se agrava.  Cuando la biblia nos dice que debemos poner atención y ser cuidadosos con lo que sembramos, no lo hace como amenaza sino como advertencia.  Nos quiere prevenir de los errores que podemos cometer por no fijarnos en las semillas que estamos echando a la tierra.  Tal vez al principio no parece ser nada grave pues la semilla a penas está tomando forma.  “lo puedo controlar” piensas.  Pero conforme pasa el tiempo te das cuenta que está totalmente fuera de tus manos.  ¡Esto se aplica a tantas cosas!  A nuestro carácter, a nuestra forma de perdonar, a nuestro deseo de compartir a Cristo, nuestro amor al prójimo, nuestra entrega a Dios y nuestra fe entre muchas otras cosas.  Piénsalo.  Todo lo que haces hoy tiene consecuencias futuras.  El hecho de que mañana todo parezca igual, no quiere decir que las cosas no se están moviendo.  Cada día debes caminar en la dirección que establece Jesús.  Cuando no haces caso, debes esperar las consecuencias de no haber seguido ese camino.  Ahora, Dios nos ama.  De hecho su amor sobrepasa todo entendimiento.  Definitivamente quiere perdonarte y te perdonará todo lo que has hecho si vienes a Él y te arrepientes.  Pero las consecuencias de lo que hiciste no las podrás evitar del todo.  Un drogadicto, aunque decida dejar de drogarse, tendrá que pasar por un proceso sumamente difícil de desintoxicación.  Además, tendrá que darse cuenta de cómo afectó su vida, a sus seres queridos, en el ramo laboral y en la parte física.  ¿Te das cuenta de lo que quiere decirte Dios?  Si comes el doble de lo que tu cuerpo necesita cada día, no habrá otro resultado más que la obesidad.  No puede haber otro ¿Cierto?  ¿Por qué pensamos que en nuestras decisiones las cosas serán diferentes?  ¿Por orgullo?  ¿Necedad?  ¿Ignorancia?  ¿Falta de fe?  ¿Rebeldía?  ¿Qué pasa por tu mente cuando haces lo contrario a lo que sabes debes hacer?
Tal vez engañes muy bien a los que te rodean e incluso a ti mismo.  A Dios no lo puedes engañar.  No te confundas.  Él lo sabe todo.  Creo que es tiempo de ser honestos y aceptar que hemos sembrado muchas semillas que no deberíamos siquiera haber tomado.  Pidamos perdón.  Busquemos corregir nuestros errores acudiendo al Señor en lugar de tratar de esconderlos y pensar que no pasa nada.

Oración
Padre: perdona mis pecados.  Te pido que pueda seguir tu camino y aprender a sembrar para el Espíritu.  Dame fe y sabiduría para entender que tus pasos traen bendición a mi vida y por el contrario, mi carne trae destrucción.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

14 nov 2012

Gálatas 6:6


El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña.



No hay momento más increíble que el escuchar o presenciar la mano de Dios en la vida de otra persona.  ¡Es impresionante ver cómo se manifiesta y cómo quiere reconciliarse con cada uno de nosotros!  Gracias a Dios, he tenido la oportunidad de compartir su palabra por varios años ya y ser testigo de cosas maravillosas.  Eventos que jamás imaginé y situaciones que parecían imposibles, se convirtieron en crecimiento espiritual y almas entregadas al Señor.  
El proverbio que dice que es mejor enseñar a un hombre a pescar que darle un pez, pues así le habrás enseñado a comer de por vida, aplica perfectamente cuando alguien escucha el evangelio que compartes y acepta a Cristo como su Señor y Salvador.  Probablemente todo empezó como un consejo o buscabas dar ánimo a esa persona.  Finalmente el evangelio fue expuesto y Cristo reconcilió a otra persona más con Dios Padre.  Esta nueva alma ahora tiene alimento para la eternidad.  No le has ayudado a pasar por una mala racha.  Le has dado el mejor regalo que jamás podría imaginar.  La vida eterna y una relación con Jesús.
Cuando leemos las cartas de Pablo, Juan o Pedro, vemos que muchas veces parece que no están ligadas algunas oraciones.  Esto es normal.  Piensa que en ese entonces, no se podía tener un correo electrónico o papel en abundancia donde pudieran escribir todo con un detalle microscópico.  A veces tenían que incluir todas las instrucciones posibles en recursos limitados.  Por esta razón vemos esta enseñanza a la mitad de otras instrucciones.  No por esto significa que es de menor importancia.  De hecho, personalmente me parece una instrucción sumamente acertada: si Dios ha hecho un milagro en tu vida, ¡No te lo guardes!  Compártelo con aquellos que velan por tu crecimiento espiritual.  
Algunos de ustedes se han tomado el tiempo en escribirme y compartirme sobre lo que Dios les habla y las distintas pruebas que atraviesan.  No hay nada más increíble que leer lo que comparten.  Aunque sean unas cuantas palabras.  El leer que el Señor les ha hablado a través de lo que escribí es sumamente alentador y me llena de gozo y alegría.  No se trata de ser chismoso y saber qué pasa con cada uno de ustedes.  Así como compartimos una buena experiencia en un restaurante o en unas vacaciones, debemos aprender a compartir lo que el Señor hace en nuestras vidas.  ¡No hay nada más motivador que escuchar el testimonio de otro hermano!  ¡No hay nada más motivador que escuchar cómo el Señor cumplió sus promesas!  Piensa en esto: ¿Cómo quedarse con tantas bendiciones y no compartirlas?  Si Dios te ha mostrado algo, si te ha bendecido, si te ha cuidado y rescatado, ¿cómo es posible que no lo compartas al mundo?  El motivo principal de escribir estos devocionales es compartirte lo que el Señor hace en mi vida y animarte a comprometer tu vida a Él para que puedas experimentar lo mismo.  Una vez que sucede.  Estoy seguro que buscarás la manera de compartir a más personas lo increíble que es tener comunión con el Señor.

Oración
Padre: Gracias.  El día de hoy permitiste que me levantara y me das otra oportunidad para servirte y entregarte mi corazón.  Te pido que aprenda a compartir de tu palabra, de todas tus enseñanzas y bendiciones.  No permitas que guarde lo que haces en mi vida y entienda que esto puede crear que las bendiciones que me das, lleguen a más personas.  Gracias por tu gracia y misericordia que no merezco.  Perdona mis pecados y guíame para poder perdonar de la misma manera.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén 

8 nov 2012

Gálatas 6:3-5


Si alguno cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.  Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie.  Que cada uno cargue con su propia responsabilidad.



Vivimos en un mundo de competencia.  Competimos contra humanos y contra máquinas.  Con mayor frecuencia debemos estar mejor preparados y listos para competir.  Para aquellos que comienzan a trabajar compiten contra los que ya tienen experiencia.  Los que ya tienen años trabajando, compiten contra los nuevos que tienen ideas más frescas y sus sueldos son menores.  En fin, por donde sea que lo veamos, vivimos en una competencia constante.  Esto hace que se vuelva costumbre compararnos con los demás.  ¿Cómo estoy comparado con tal o cual persona?  Y así comienzas tu lista.  Mejor en esto.  Peor en aquello.  Pero finalmente ¿Qué sentido tiene?  ¡Ninguno!  Nos dice el pasaje de hoy, que nuestro compromiso es con Dios y nuestra rendición de cuentas es personal y no colectiva.  Dios no nos va a decir: hiciste un buen trabajo pero no tan bueno como tu vecino.  Él nos pedirá cuentas personales.  Sin comparaciones.  Sin competencias.  Él nos dio y sobre eso nos exigirá.  Recuerda la parábola de los talentos.  A cada uno le dio distintos montos y a cada uno le exigió como correspondía.  De la misma forma, el Señor te ha dado mucho y debes ponerlo al servicio de su gloria.  ¿Qué estás haciendo con sus bendiciones?  Cada uno examine su propia conducta, nos dice el pasaje.  ¿Tienes algo de lo cual puedes estar orgulloso?  ¡Buen trabajo!  Dale gracias a Dios.  ¿Necesitas mejorar en algunas áreas?  ¡Entrégalas al Señor!
Personalmente caigo mucho en las comparaciones.  No para mal ni por criticar.  Simplemente me gusta darme cuenta si he hecho poco o mucho (según mis parámetros).  Pienso en mi edad y en lo que he logrado.  Veo a mi alrededor y trato de encontrar a aquellos que han hecho más que yo.  De ahí, trato de ver qué hacen que yo no hago.  Para este momento seguramente estarás pensando que estoy medio loco.  Es probable.  Lo que quiero compartirte es mi carga por aprender a vivir bajo los parámetros del Señor.  Aprender a rendir cuentas y hacer a un lado las comparaciones.  Si bien, muchas cosas pienso que hago bien, hay muchas otras que hago muy mal.  Tal vez estás en una situación similar. 
Debemos tener cuidado con el orgullo.  Es fácil dejarse llevar por él.  Es seductor y trae muchos reflectores que apuntan a uno.  Cuando alguno se cree algo cuando no es nada, se engaña a sí mismo, dice el versículo de hoy.  Si alguno tiene algo de qué presumir, no se compare.  Es una línea muy delgada para mantenernos en el lugar adecuado.  Es fácil comenzar a presumir.  Es difícil guardar el equilibrio.  Medita en tu vida.  ¿Estás en equilibrio?  ¿Te crees más allá de lo que eres?  Espero puedas meditar en lo que el Señor te ha dado y aprendas a ponerlo por obra para su gloria dejando a un lado las comparaciones y la soberbia.

Oración
Padre: perdona mis pecados.  Te pido perdones mi falta de humildad y me enseñes a dejar de compararme.  Te pido que aprenda a darte gloria en todo lo que haga y que mi vida sea guiada por Ti en todo momento.  Gracias por tu amor y misericordia.  En el nombre de Jesús.  Amén.

7 nov 2012

Gálatas 6:1-2


Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde.  Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.  Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.



Hay una serie de televisión que se llama Intervención.  Son casos reales que son documentados para poder entender o conocer más sobre el problema de las adicciones en Estados Unidos.  Aquellos que son grabados, se les informa que se está realizando un documental y se les pregunta si quieren participar.  Cada una de estas personas, tiene a su familia totalmente desesperada y preocupada pues ven cómo poco a poco están destrozando su vida.  Los seres queridos no saben cómo ayudar y muchas veces terminan por dejarse de ver.  Sin embargo, el dolor sigue ahí.  Por otro lado, la persona que es adicta, expresa sus pensamientos y sentimientos conforme pasan los días.  Muchas veces su adicción resulta de un divorcio de los padres, o un abandono de la pareja, el fallecimiento de un ser querido, en fin, hay muchas causas y no podemos definirlas todas.  Resulta sumamente triste ver una vida consumida por una adicción.  El adicto no tiene voz ni voto.  Se levanta y necesita su estimulante (o sedante).  ¿A dónde voy con todo esto?  ¡Es gente que necesita ayuda!  Cada caso es una persona que se está desmoronando y cayendo por el abismo sin poder parar.  Son vidas que están en picada y no tienen forma de ser levantadas.  ¡Necesitan de alguien que los ayude!  Al final del documental, se realiza una Intervención, y se le ofrece al adicto acudir a un centro de rehabilitación.
El pecado es como una adicción.  Muchas veces no sabemos cómo ayudar o cómo salir de ese círculo vicioso.  Lo peor que podemos hacer con un adicto es criticarlo y juzgarlo.  Lo mismo pasa con una persona que está cometiendo un pecado.  Por esta razón Pablo dice: deben restaurarlo con actitud humilde.  ¿Por qué?  Porque si somos honestos, por la gracia del Señor hemos sido rescatados.  No porque fuimos sabios y tomamos decisiones correctas sino porque el Señor tuvo (y tiene) misericordia de nosotros y nos rescató.  Debemos tener en nuestro corazón la carga y el deseo de salir y compartir “la rehabilitación” de Jesús.  Debe preocuparnos el ver a un hermano cayendo en pecado.  No debemos alarmarnos y criticarlo sino acercarnos y en humildad llevar su carga para que se le de gloria a Dios.  ¿Lo puedes ver?  Significa amar a tu prójimo como a ti mismo.  Por eso Pablo dice: así cumplirán la ley de Cristo.  Una persona cuya vida está en picada necesita consuelo, amor y ánimo.  El problema es que nos quedamos fijados en lo que está mal y se nos olvida ver el corazón que tiene la necesidad. 
Sea una persona que no conoce a Cristo, o un hermano en la fe, espero que en tu corazón nazca y se desarrolle el deseo de amar a tu prójimo y de querer compartir la increíble “rehabilitación” que ofrece el Señor.  Espero puedas llevar el amor, la gracia y la misericordia que Dios te ha regalado, a otras personas que hoy la necesitan tanto.  Dejemos de señalar y criticar y comencemos a trabajar para Cristo anunciando su evangelio y amando a nuestro prójimo.  Aprendamos a llevar las cargas de nuestros hermanos y a amonestarnos en amor y misericordia tal y como Cristo lo hace con nosotros cada vez que le fallamos.

Oración
Señor: gracias.  Eres inmensamente amoroso y no puedo dejar de agradecértelo.  Gracias por perdonarme cada vez que cometo una falta.  Te pido que de igual forma aprenda a perdonar a los que me causen un mal.  Ayúdame a llevar tu amor y misericordia a mi prójimo.  Quiero aprender a amonestar a mi hermano en humildad y a llevar sus cargas juntamente para que al final la gloria sea tuya mi Señor.  Te pido que llenes mi corazón con tus deseos y que mi vida sea de servicio a Ti.  En el nombre de Jesucristo te lo pido.  Amén. 

6 nov 2012

Gálatas 5:22-26


En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.  No hay ley que condene estas cosas.  Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.  Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.  No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros.



No debes obedecer los mandamientos de Dios nada mas porque sí.  Leíste bien.  No está bien que hagas algo sin realmente entenderlo y saber que tiene sentido hacerlo.  Seguir a Jesús no es para los borregos que no se cuestionan.  Al contrario, debes meditar muy bien lo que vas a hacer si quieres entregar tu vida al Señor.  Él demandará de ti que dejes absolutamente todo por Su camino.  ¿La recompensa?  Lee los versículos de hoy: paz, alegría, bondad, fidelidad, paciencia, etc.  En otras palabras, una vida plena y en abundancia.  ¡Ese es el resultado de seguir y entregar tu vida a Cristo!  Es muy importante que tu relación con Dios tenga sentido.  Es muy importante que sepas hacia dónde estás caminando y qué vas a lograr al obedecer y entregar tu vida al Señor.  ¿Por qué resulta importante?  Porque vendrán momentos de prueba donde tus principios se verán atacados.  ¿Qué tiene de malo hacer esto o aquello?¿Qué tiene de malo estar borracho si todos están festejando por este gran acontecimiento?  ¿Qué tiene de malo ir aquí o allá?  ¿Cómo me pides perdonar después de lo que hizo?  Si no tienes bien claros tus principios y entiendes que cada decisión afecta el lugar en el que terminas, fácilmente caerás.  No sabrás ni cómo pasó.  De repente te darás cuenta en cuántas cosas te has metido que no deberías estar.  Si eres honesto, ya te ha pasado.  A todos nos ha pasado.  Por esta razón quiero hacer énfasis en la importancia de entender el fruto del Espíritu.  No son una serie de buenos deseos.  Tampoco son ideales inalcanzables.  Son el producto de tu entrega y obediencia al Señor.  Cuando decides vivir y ser guiado por el Espíritu, tu vida rinde estos frutos.  Por el contrario, cuando tu carne guía por encima de lo espiritual, sabemos que todos sus frutos no serán de bendición y te apartarán del Señor.
Por otro lado, con este pasaje, se nos han acabado las excusas.  “es que ya lo intenté y no puedo”  “es que es muy difícil”, “es que no sabes lo que es para mí”, “es que no entiendes la presión que tengo”.  Si lees detenidamente el pasaje dice: los que son de Cristo han crucificado la naturaleza pecaminosa.  En la versión Reina Valera dice: han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.  ¿Lo puedes entender?  Tus pasiones y deseos fueron crucificados cuando Cristo murió por ti.  Ya no eres esclavo ni estás sujeto a ellos.  Tu carne, aquello que te separa de Dios, ha sido crucificada para que no vivas más por ella sino que puedas vivir conforme al Espíritu.  ¿Te das cuenta que no puedes poner más pretextos?  Si realmente has aceptado a Jesús y le has entregado tu corazón, es momento de reflexionar y darte cuenta sobre qué frutos estás dando, hacia dónde estás caminando y qué frutos quieres promover en tu vida.
Allá afuera no se promueven estos principios.  Incluso serás señalado por querer vivir una vida íntegra.  Insisto, si no tienes claro el por qué sigues a Cristo y el resultado de obedecerlo y entregarle tu vida, al primer momento en que tu fe sea probada saldrás reprobado.  Tómate tu tiempo.  Has una oración y date cuenta dónde estás parado.

Oración
Señor: hoy entiendo que solamente ves por mi bienestar y quieres alejarme de aquello que me destruye y causa daño.  Te pido que pueda entenderlo y ser sabio para elegir siempre tu camino en lugar del mío.  Ayúdame a entender que mi carne y sus deseos han sido crucificados y no reinan más sobre mí.  Quiero vivir el fruto de seguirte.  Quiero vivir tu paz, tu alegría, tu paz, tu amabilidad y tu domino propio.  Quiero darle sentido a mi vida y saber que estoy caminando hacia Ti.  Perdona mis pecados Padre y corrige mis pasos.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén .

5 nov 2012

Gálatas 5:19-21


Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas.  Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.



Hay personas que toman pasajes como este para poder decir que tal o cual persona no se irán al cielo.  La verdad es que ninguno de nosotros podemos conocer lo que hay en el corazón de las personas y las decisiones que han tomado.  He escuchado “si hizo lo que hizo es porque seguramente no había aceptado a Cristo verdaderamente”.  Cuando Pablo dice: los que practican tales cosas; ¿A qué cosas se refiere?  ¿A la lista que está ahí?  Mas bien se refiere a las obras de la naturaleza pecaminosa o dicho de otra forma a las obras de la carne y no del espíritu.  Nosotros debemos dejar que el Señor examine nuestros corazones y nos de entendimiento.  La sinceridad es la base para poder encaminarnos por el camino espiritual.  Pero te pido que nunca juzgues ni señales a tu hermano.  No juegues al papel de Dios.  Si un hermano o conocido está totalmente envuelto en las obras de la carne, en lugar de señalarlo y decir que no podrá ir al cielo, te animo a que ores fervientemente por él, que le dediques tiempo y des testimonio de que Cristo lo ama y quiere reconciliarse con él.  Es más fácil señalar y seguir nuestro camino.  Lo que el Señor quiere que hagamos es que abramos los ojos y entendamos que aquellos que están siguiendo a la carne se encuentran atrapados y necesitan ser rescatados.  Tú y yo fuimos rescatados.  De la misma forma debemos ser un conducto para que otras personas sean rescatadas.  ¡Esa es nuestra tarea!  ¡No señalar y decir quién va y quién no va al cielo!
Ahora, si lees la lista que describe Pablo y la analizas con detalle, ninguna produce un malestar.  Todo lo contrario.  Cuando uno está enojado y suelta toda su furia e ira, uno se siente bien de hacerlo pues es difícil contenerse.  Cuando alguien se emborracha, no está sufriendo sino por el contrario, su cuerpo está disfrutando el momento.  Una persona que comete adulterio, está cumpliendo con un deseo que probablemente llevaba días o meses deseando llevar a cabo.  Lo que quiero decir es que, las obras de la carne, si bien son opuestas al espíritu, no crean un mal inmediato.  La manera en la que crecí, me hicieron creer que estas cosas eran malas y por consecuencia, mi entendimiento asimilaba que me traerían un mal también así como una enfermedad o algo parecido.  Si es malo, seguramente debe de ser una mala experiencia.  La realidad es distinta.  Por esta razón, tantas personas engañan a sus parejas.  Por esta razón, tantas personas sufren con problemas de alcoholismo y drogadicción.  Por esta razón, vemos centros para la depresión, para la soledad, para canalizar nuestras furias, etc.  ¡Porque nos causa un placer!  ¡Las obras de la carne son placenteras!  ¿Quiere decir entonces que son buenas?  No.  ¿Cómo puedo estar tan seguro?  Simplemente dando seguimiento detallado a las consecuencias de aquellos que deciden vivir así.  Ninguno termina bien.  El cuerpo que es expuesto a químicos como la heroína, sufre consecuencias sumamente graves.  Los enfermos terminan robando a sus propias familias para poder seguir con sus adicciones y su probabilidad de morir en sobredosis es sumamente alta.  ¡Esto es mucho más común de lo que te imaginas!  
Dios ha puesto en su palabra los principios que nos llevarán a una vida llena de bendiciones.  También nos ha dejado advertencias para no caer en una vida que sea contraria a lo que Él desea que tengamos.  Él quiere vernos a su lado.  Él quiere que vayamos al cielo al morir.  Él quiere que tengamos comunión todos los días.  Él quiere rescatarnos de nuestras adicciones y de todos aquellos deseos de la carne que nos encadenan y encierran en un círculo destructivo.  
Vivir para el espíritu requiere honestidad, fe y madurez.  La honestidad reconoce la falta de plenitud al seguir los deseos de la carne.  La fe da el primer paso a algo que no conocemos pero estamos convencidos que será un mejor camino.  La madurez nos da entendimiento sobre la urgencia de realizar estos cambios.

Oración
Padre: tu amor es tan grande que te has preocupado porque no caiga por caminos equivocados.  Hoy te pido que me rescates.  Dale sentido a mi vida.  Dale rumbo y dirección pues no sé hacia dónde ir.  Pensé que entendía lo que hacía pero hoy me doy cuenta que solamente hay vacío en mí que desesperadamente he querido llenar dando satisfacción a mi cuerpo.  Hoy me doy cuenta que solamente Tú puedes llenar mi vida y que tus principios me guían hacia una vida plena y de bendición.  Perdona mis pecados y permite que pueda estar contigo en el cielo cuando muera.  Te pido que transformes mi corazón y mi mente para que pueda vivir conforme a tu voluntad.  En el nombre de Jesús.  Amén 

1 nov 2012

Gálatas 5:16-18


Así que les digo: vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.  Porque ésta desea lo contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella.  Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren.  Pero si los guía el Espíritu, no están bajo la ley.



A mucha gente le gusta decir que la biblia está mal porque toma posiciones absolutas.  Esto quiere decir que no existe un intermedio o una mezcla de una extremo con el otro.    Por el contrario, como humanos, tratamos constantemente de querer acomodar nuestros pensamientos y deseos a los de Dios y tratamos de que coexistan.  De hecho, podemos ver que, dentro de la naturaleza pecaminosa, transformamos la verdad por mentira, la luz por tinieblas y a lo malo lo llamamos bueno (Isaías 5:20).  Nuestro orgullo nos confunde.  Nuestras pasiones nos quitan la claridad y nuestros deseos nos encadenan.  El pasaje de hoy nos enseña que no podemos llevar una doble vida.  No podemos acomodar o mezclar los principios de Dios con aquellos de la carne.  Son agua y aceite.  De hecho, son mutuamente excluyentes.  Pero a nosotros nos gusta pensar distinto.  Seamos honestos.  Queremos seguir arrastrando nuestra manera de vivir y de pensar.  Pensamos que no estamos tan mal.  Pensamos que sabemos más que Dios y en nuestra mente logramos convencernos.  El Espíritu desea lo contrario a la carne y viceversa.  No hay punto medio.  No podemos hacer nada al respecto.  No es que sea exagerado.  Simplemente así lo dice Jehová.  
Ahora, ¿de qué te sirve entender y vivir bajo este principio?  Piensa en esto: si alguien te ha causado un mal, ¿Es mejor guardarle rencor y buscar venganza o pedir al Señor porque ponga perdón en tu corazón y poder tener paz?  Si ahora estás tranquilo y nadie te ha hecho nada, fácilmente optarás por la segunda opción.  Pero espera al momento en que te lastimen y verás con qué facilidad los deseos de venganza surgen y con qué poco ánimo quieres perdonar.  La diferencia entre una opción y la otra no son fáciles de detectar en cuanto a sus consecuencias pues son meramente internas.  Solamente tú podrás experimentar la paz que trae el Espíritu Santo a tu vida al pedir que te llene de perdón y quite los deseos de venganza de tu vida versus mantener en tu interior todas esas raíces de enojo, odio y corajes.  ¿Alguna vez te has dado cuenta de cómo la furia te consume por dentro?  ¿Has notado cómo tomas decisiones incorrectas por dejar que tus impulsos tomen control?  Dios te ama.  Quiere que tu vida sea llena de bendiciones y quiere prevenirte de aquello que te destruye.  Por esta razón nos enseña lo que es seguir a la carne contra seguir a Su Espíritu.  ¡Es por nuestro propio bien!  Hay cantidad de novelas que narran sobre los conflictos entre familias e incluso países porque nunca lograron perdonarse.  Los años pasaron y con ellos varias generaciones.  Sin embargo, el odio, el rencor y el deseo de venganza siempre se cultivó y mantuvo firme.  ¿Qué se logró?  Pura destrucción.  No tenemos que seguir con nuestra necedad.  No tenemos que seguir siendo tercos y cabeza dura.  Hoy podemos elegir distinto.  Hoy puedes elegir vivir para Dios, vivir por el Espíritu y no por la carne.  Es una decisión individual.  Medita en tu vida y lo que hay en tu corazón.  Pide a Dios que te muestre lo que hay en él y toma la decisión de cambiar y comenzar a vivir por el Espíritu.  Tú serás el primero en ser bendecido pero también llevarás bendición a los que te rodean.

Oración
Padre: alabado seas.  Gracias por darle sentido a mi vida.  Gracias por enseñarme que tu camino edifica mientras que mi naturaleza pecaminosa destruye.  Quiero aprender a morir a mi mismo para que Tú reines.  Guíame Señor conforme a tu voluntad.  Te lo pido  en Cristo Jesús.  Amén