Vistas de página en total

30 mar 2012

Hechos 21:7-9


Nosotros continuamos nuestro viaje en barco desde Tiro y arribamos a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día.  Al día siguiente salimos y llegamos a Cesarea, y nos hospedamos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete y tenía cuatro hijas solteras que profetizaban.  


Algunas personas piensan que no tienen lugar en la iglesia o se sienten distanciadas.  Piensan que por su personalidad, no estarán al frente dando una predicación y no ven por dónde pueden aportar algo.  Si eres una de esas personas te tengo noticias.  ¡Tu presencia es extremadamente necesaria!  Para empezar, sin ti, no habría a quién compartirle el evangelio.  Segundo, cada uno de nosotros representa una parte distinta de la iglesia del Señor con un propósito único.  Tercero, no importar si la labor que debes realizar está a la vista de todos o nadie se entera, el impacto que tiene es igual de importante que el de aquél que se encuentra hablando frente al público.  Piensa en esto, gracias a que los hermanos abrían las puertas de sus casas y compartían su comida, Pablo y los discípulos que lo acompañaban podían tener un tiempo de comunión, descanso y gozo.  ¡Llevaban un viaje sumamente pesado!  Habían estado ya viajando por varias ciudades rumbo a Jerusalén.  Seguramente estaban cansados.  Seguramente les fue de enorme bendición el llegar a casa de Felipe y ser bienvenidos.  Si alguna vez has hecho un viaje largo y pesado, sabes lo cansado que puede ser y la bendición que es llegar a un lugar para descansar.  Pues así estaban los discípulos cuando llegan con Felipe y él decide abrir las puertas de su casa y servirles.  Esas personas son vitales en una congregación.  Sería increíble tener a muchos así.  El cuerpo de la iglesia necesita tanto del que ayuda a acomodar unas cuantas sillas como del que prepara la predicación.  ¿Lo puedes entender?  Tu participación es sumamente importante.  No tiene que estar a la vista de los demás para ser valiosa.  Recuerda que nosotros acumulamos tesoros en el cielo.  ¿Qué tal está tu cuenta espiritual?  ¿Has acumulado mucho?
Nos corresponde poner al servicio de Dios sus bendiciones.  Nos corresponde encontrar el lugar al que somos llamados para servir.  ¿Lo conoces?  ¿Sabes qué quiere el Señor de ti?  Debes preguntártelo con mucha profundidad y contestar con humildad y sinceridad.  ¿Realmente sabes lo que Dios espera de ti?  Si lo sabes, ¿Lo estás haciendo?  Hoy quiero animarte a servir.  A encontrar tu lugar en el reino de Dios.  A darte cuenta si estás o no sirviendo.  A ser honesto contigo mismo y abrir tu corazón al Señor.  A dejar de esconderte por esto o aquello y no quererte comprometer.  Dios quiere que lo sirvamos y le demos gloria.  Si lo piensas, ¡se merece mucho más que eso!  Se merece nuestra vida entera.  Piensa cómo puedes servir.  Piensa cómo puedes ser parte de tu congregación.  Piensa cómo puedes poner tu vida al servicio del Creador.  Pero sobre todo, una vez que lo hayas pensado, ¡Hazlo!  De nada sirve saberlo si no vas  a actuar.
Oración
Padre: gracias por enseñarme que tengo un lugar en tu iglesia.  Gracias por mostrarme que puedo ser utilizado ampliamente sin tener que ser el que habla públicamente.  Yo te entrego mi vida y te pido me muestres dónde y cómo servirte.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

29 mar 2012

Hechos 21:1-6


Después de separarnos de ellos, zarpamos y navegamos directamente a Cos.  Al siguiente día fuimos a Rodas, y de allí a Pátara.  Como encontramos un barco que iba para Fenicia, subimos a bordo y zarpamos.  Después de avistar Chipre y de pasar al sur de la isla, navegamos hacia Siria y llegamos a Tiro, donde el barco tenía que descargar.  Allí encontramos a los discípulos y nos quedamos con ellos siete días.  Ellos, por medio del Espíritu, exhortaron a Pablo a que no subiera a Jerusalén.  Pero al cabo de algunos días, partimos y continuamos nuestro viaje.  Todos los discípulos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad y allí en la playa nos arrodillamos y oramos.  Luego de despedirnos, subimos a bordo y ellos regresaron a sus hogares.


Hoy en día vivimos muy distinto a la época de Pablo.  Tenemos carreteras que conectan ciudades y vehículos que nos llevan entre una y otra sumamente rápido y fácil.  Si tenemos que ir a un lugar que esté más lejos, podemos tomar un avión y en unas horas hemos recorrido miles de kilómetros.  En el estado de California, se construyeron misiones que estaban separadas por un día de camino.  Estas misiones hoy en día las separan unos cuantos minutos en automóvil.  Ahora viajar por un día entero es prácticamente darle la vuelta al mundo.  Por el contrario, vemos a los discípulos tomar un barco y cambiar a otro barco, pasar tiempo en una ciudad, embarcarse nuevamente y así su viaje continúa.  No tenían un coche para poder ir directamente a Jerusalén.  No había un vuelo directo que los llevara rápidamente a su destino.  Mi pregunta es la siguiente: si ellos que tenían menos facilidades que nosotros pudieron lograr semejante impacto, ¿Qué estamos haciendo nosotros?  Nosotros sí podemos cruzar ciudades en minutos, ir a Jerusalén en unas horas (dependiendo de dónde salgamos) pero probablemente con una escala llegaríamos.  Si ahora tenemos más tiempo para hacer más cosas, ¿Por qué no estamos produciendo el doble de resultados?  ¿Por qué por el contrario parece que estamos reduciendo nuestros frutos?  ¡Tenemos tantas cosas que facilitan nuestra vida y nos ahorran tiempo!  ¿Por qué no lo estamos aprovechando?  Simplemente lee nuevamente todo lo que los discípulos tenían que hacer para llegar a otra ciudad.  Ahora nos podemos enterar que hubo un sismo a miles de kilómetros de distancia en tan solo unos cuantos segundos.  Con las redes sociales, nos enteramos de lo que pasa en un lugar determinado al instante que está ocurriendo el suceso.  Con la red y el correo electrónico podemos accesar a muchas ciudades y países al mismo tiempo sin tener siquiera que moverse.  Esto que estás leyendo, es probable que lo haya escrito bastante lejos del lugar en el que vives.  En el blog puedo ver los países de donde visitan y te puedo decir que hay personas en Europa, Sudamérica, Norteamérica y a veces Asia.  ¿Lo puedes creer?  Mientras tanto ¿qué estás haciendo para aprovechar todo esto?  ¡Nos cuesta trabajo compartir a Dios con nuestro vecino o nuestra familia!  El día de hoy quiero animarte a meditar en tu día a día.  ¿Qué haces con tu tiempo?  ¿Qué haces con todas las bendiciones que Dios te da?  ¿Qué haces con todas las herramientas que tienes a tus pies para poder dar gloria y servir al Señor?  Puedes empezar a trabajar compartiendo esto que escribo.  Comparte la dirección del blog o reenvía por correo electrónico.  Sea lo que sea, ¡Has algo!  ¡Aprovecha el tiempo y sirve al Señor! 
Oración
Señor y Padre: Tú que estás en los cielos y eres Santo, quiero pedirte porque pueda entender tu palabra y dejarte transformar mi vida a través de ella.  Te pido perdón porque he desperdiciado mi tiempo y no he buscado servirte.  Te pido que pueda abrir los ojos y entender todos los recursos que hay frente mi para poder servirte y llevar tu nombre a más lugares.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

28 mar 2012

Hechos 20:36-38


Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas con todos ellos y oró.  Todos lloraban inconsolablemente mientras lo abrazaban y lo besaban.  Lo que más los entristecía era su declaración de que ellos no volverían a verlo.  Luego lo acompañaron hasta el barco.


¿Cómo saber si estamos realizando un buen trabajo en cualquier actividad que realizamos?  Es muy sencillo.  ¿Si dejaras de hacerlo la gente reaccionaría como lo hicieron con Pablo?  No estoy diciendo que se echen a llorar y te besen, nuestra cultura hoy en día es distinta.  A lo que me refiero es que la gente te diga que serás extrañado y que lo que sea que hacías será difícil de encontrar un reemplazo.  Esta es una buena señal de que estabas haciendo bien las cosas.  Pablo sería extrañado en gran manera.  Los hermanos lo abrazaron, oraron con él e incluso llorando le besaban en señal de dolor y tristeza.  ¿Qué pasará el día que no estés?  Puede sonar un poco frío lo que estoy diciendo pero necesitamos darle dirección y visión a lo que hacemos hoy.  Si dejamos que pase un día, una semana y luego los años, al final nos daremos cuenta de cuánto tiempo hemos dejado ir sin ponernos al servicio de nuestro Señor.  Estamos en el año 2012.  Tiene probablemente dos años que tengo la idea de hacer de esto que escribo un libro para que pueda llegar a aquellos que no tienen computadora e incluso para que puedan regalarlo y prestarlo.  ¿En dónde está ese libro?  En mi mente.  ¿Alguien extrañaría el que no escriba más libros?  Por supuesto que no ¡porque nunca hice uno!  Me pongo de ejemplo para que seas honesto contigo mismo y también traigas a la luz aquello que has postergado por días y años.  Es momento de poner metas y fechas.  No podemos alcanzar un testimonio y servicio como el que nos encomienda Jesús y que ejecutó Pablo a la perfección si seguimos dejando pasar los días.  Por eso puse en cuestión el hecho de qué pasaría si faltáramos mañana.  ¿Resultaría difícil que encontraran nuestro reemplazo?  A donde quiero llegar es a lo siguiente: seas hijo, padre, cónyuge, amigo, hermano, pariente, jefe, subordinado o cualquiera que sea tu situación, ¿La estás haciendo lo mejor que puedes?  ¿Le estás pidiendo a Dios que te muestre cómo aprovechar todo lo que te dio para ponerlo a su servicio?  ¿Buscas ser el esposo o el padre que Dios quiere que seas?  ¿Eres el siervo que Dios quiere que seas?  Esto es lo que está en la mesa.  Nuestro día a día.  Nuestra reputación a los ojos del Señor.  No a la luz de los hombres o con nuestras categorías.  A la luz y estándares del Creador.  Hoy quiero animarte a que, estés en donde estés, busques servir a Dios en todo lo que hagas.  Que busques ser el mejor siervo y que el día que faltes la gente tenga dificultad para encontrar un reemplazo como tú.  No con el fin de sentirnos más que los demás.  Eso es lo de menor importancia.  La meta es poder ser perfeccionados en Cristo para lograr los objetivos que Él tiene para nosotros.  ¿Lo puedes entender?  Eso hizo Jesús.  Eso hizo Pablo.  Eso es lo que hicieron los grandes testimonios que tenemos en la Biblia.  Ahora, ¿Qué haces tú?  ¿Dejar pasar el tiempo o poner en acción lo que sabes que debes hacer?  
Debes saber que resulta más sencillo posponer cualquier cambio y actividad que llevarla a cabo.  La diferencia es que una vez que te has decidido a subir un escalón más en tu compromiso con Dios, no querrás volver ni un instante atrás.  ¡Ánimo!  Es tiempo de cambiar y de ponernos al servicio de nuestro Señor.  No dejes que pasen más días y comienza hoy mismo.
Oración
Padre Nuestro: te pido perdón por mis pecados.  Te pido pueda reconciliarme contigo y pueda ser santificado a través de la sangre de Jesús.  Hoy quiero pedirte que hagas el mejor siervo de mí.  Llévame a ser lo mejor que pueda ser.  Ayúdame a poner mi vida entera a tu servicio con mi entrega al cien por ciento.  Señor, heme aquí.  Dime dónde y cómo quieres utilizarme.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

27 mar 2012

Hechos 20:33-35


No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie.  Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de la de mis compañeros.  Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: hay más dicha en dar que en recibir.


¿Cuánto dinero crees que podía tener Pablo?  Es muy poco probable que podría ser considerado como acaudalado.  De hecho, es más probable que se encontrara entre aquellos que tenían lo suficiente para vivir y nada más.  Por el contrario, su actitud no habla de una persona que estuviera preocupada por qué comería mañana o por cómo ganar más dinero.  Si bien, la biblia hace referencia en repetidas ocasiones sobre el dinero, Pablo pocas veces nos menciona algo relacionado a él.  Lo que si nos dice es que debemos preocuparnos por los necesitados.  Insisto, Pablo no era una persona que tuviera dinero de sobra.  Aun así nos muestra que debemos cuidar de los que sufren alguna necesidad.  ¿Por qué hago tanto énfasis en su situación económica?  Porque muchos piensan que el día que tengan más podrán comenzar a ayudar.  ¡Falso!  Estos caen también en la categoría de los que comenzarán a dar su diezmo hasta que ganen más.  ¡Mentira!  Si no eres fiel en lo poco, ¡mucho menos en lo mucho!  El Señor se goza con un corazón dador.  Se goza viendo a sus hijos entregar de su tiempo y de su esfuerzo compartiendo con los necesitados las bendiciones que Él entregó.  Cada día comprendo más la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) y por qué a uno le da el doble mientras que al otro le quita.  Aquél que recibe más es porque supo utilizar lo que recibió para dar más gloria a su señor mientras que al que le fue quitado lo que tenía no hizo absolutamente nada con lo que recibió.  No tienes que esperar a que recibas 10 15 o 100.  El día de hoy tienes más de lo que necesitas y estoy seguro que puedes compartir de las bendiciones que el Señor te ha dado.  ¡Aunque sea un solo talento, debes ponerlo a trabajar!  Ahora, no todo es dinero.  También puedes dar de tu tiempo o esfuerzo físico.  Puedes compartir de la palabra si tienes talento para enseñar.  Puedes ayudar a otras personas a orar.  Solamente se trata de tener la disposición de servir y, por el contrario, deshacernos de esa mentalidad de querer ser servidos.  ¿Estás muy ocupado y no te da tiempo?  Pablo nos puso un buen parámetro para comparar: trabajaba para ganar dinero construyendo tiendas y trabajando la piel, después, compartía a Cristo hasta altas horas de la noche.  ¿Le quedaba tiempo para algo más?  Probablemente solo para dormir unas cuantas horas.
Hay más dicha en dar que en recibir.  Lo hemos escuchado pero pocas veces lo ponemos por práctica.  Preferimos codiciar, desear y recibir.  El querer tener algo no tiene nada de malo.  El problema es cuando no entendemos que el Señor puede querer algo distinto para nosotros.  Imagina si Pablo se hubiera aferrado a no cambiar más de ciudad.  O que hubiera querido trabajar más dejando menos tiempo para predicar pues quería recibir más dinero para vivir más cómodamente.  Si bien, hubiera tenido comodidades y bienes materiales, se hubiera perdido de las enormes bendiciones que recibió al dedicar su vida al servicio de Cristo.  Entonces, piensa en cuántas bendiciones te estás perdiendo por perseguir todo menos a Jesús.  Reflexiona en lo que deseas.  Reflexiona en aquello que dedicas tu tiempo y esfuerzo.  ¿Qué te quita el sueño y a qué dedicas tanto de ti?  Nuestro Dios es un Dios celoso y quiere que le entreguemos nuestra vida entera siendo Él el Rey y Señor de todo nuestro ser.  No de una parte ni dos partes.  De todo.  ¿Estás dispuesto a entregarte?  ¿Estás dispuesto a servir?  ¿Estás dispuesto a utilizar sus bendiciones para llevarlas a los demás?  Espero que tus respuestas sean afirmativas y el Señor te llene de gozo como solamente Él puede hacerlo.
Oración
Señor y Padre: Cuántas gracias te doy por darme un camino por dónde ir.  Gracias por haberme encontrado mientras yo estaba totalmente perdido.  Pensaba que debía trabajar para mí y los míos mientras hoy entiendo que debo trabajar para Ti y servirte a Ti.  Enséñame a llevar tus bendiciones a los demás y a no querer atesorar ni codiciar sino compartir y dar al necesitado.  Transforma mi corazón y mi entendimiento.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

26 mar 2012

Hechos 20:32


Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados.  


¿Conoces el mensaje de Dios?  ¿Solamente has escuchado de él pero realmente no lo conoces a profundidad?  ¿A qué se refiere cuando habla de un mensaje de gracia y de poder para edificar y dar herencia?  Yo te recomiendo que leas el nuevo testamento.  Principalmente los evangelios.  Hazlo con detenimiento y poniendo mucha atención a las acciones y palabras de Jesús.  Cuando lo hagas, pensarás que es imposible que una persona se pueda comportar como Él y que siga ese mensaje.  Además, podrás pensar que el comportarse así demuestra debilidad y se presta para ser aplastado.  ¿Amar a mi prójimo?  Si se han dedicado a hacerme la vida imposible.  Se han dedicado a lastimarme.  Nunca he recibido nada de mi prójimo.  ¿Cómo dar a alguien que no lo valora?  ¿Cómo compartir lo que tanto me costó?  ¿Amar a mi enemigo?  Es una buena teoría pero realmente no funciona en la práctica.  Pensarás.  ¿Te digo algo?  Tienes toda la razón.  ¡No hace sentido!  ¿Cómo vamos a desear un bien a los que nos han hecho mal?  ¿Cómo vamos a ayudar a los que no se interesan por nosotros?  ¿Cómo vamos a perdonar y a amar a aquellos que solo ven por lo suyo y que además nos han causado tanto daño?  ¡Es imposible!  Definitivamente que lo es.  Aquí es donde entra el milagro y poder del Señor.  Podrá resultar imposible para nosotros pero para Él, todo, absolutamente todo es posible.  Él puede llenar tu corazón de perdón.  Te puede llenar de consuelo.  Te puede llenar de paz.  Te puede llenar de amor.  ¿El requisito?  Obedecer su palabra.  ¿Cómo te va a llenar de perdón si no te interesa perdonar?  ¿Cómo te va a llenar de amor a tu prójimo si solamente estás preocupado por ti y por lo tuyo?  Es necesario que abras tu entendimiento y tu corazón.  Mira en dónde estás parado.  ¿Es el lugar en el que querías estar?  ¿Tienes una vida plena?  O por el contrario, ¿te sigues sintiendo vacío?  ¿Sientes que te hace falta más?  ¿Te sientes solo?  ¿Te sientes triste?  ¿Te sientes preocupado?  ¿Te sientes perdido?  ¿Te sientes enojado?  ¿Tienes corajes?  Piensa detenidamente cómo tus decisiones te han llevado a donde estás parado el día de hoy.  Muchas pudieron haber sido buenas decisiones, pero estoy seguro que muchas otras no.  También, estoy seguro que si examinas tu corazón de manera honesta, aceptarás que no vives plenamente.  
¡Te hace falta Jesús!
Nos hemos dedicado a sustituir nuestra necesidad de Dios con mil y un cosas provocando así un distanciamiento constante.  ¿Hacia dónde nos lleva esa forma de vivir?  Simplemente veamos a nuestro alrededor.  La separación entre ricos y pobres en el mundo se ha incrementado con el paso de los años.  La mitad de los matrimonios que comienzan hoy terminarán en divorcio.  Tenemos mujeres en las esquinas vendiendo su cuerpo.  Niños pidiendo dinero para poder comer.  Personas robando dinero para seguir con sus adicciones. Hombres esclavizados a la pornografía. Conflictos entre naciones.  Conflictos entre ciudadanos.  ¿Estoy exagerando?  No lo creo.  ¡Vivir así no está bien!  No preocuparnos por aquellos que sufren y tienen necesidad ¡no está bien!  Jesús vino a abrir nuestros ojos y enseñarnos que podemos vivir de otra manera.  Que podemos cambiar nuestra vida y la forma en que vive nuestro prójimo.  Nos trajo un mensaje de gracia, amor y misericordia.  Un mensaje que tiene tanto poder que te puede transformar.    Este mensaje pide compromiso, entrega y fe.  A cambio, trae misericordia, gracia, paz, gozo y bendiciones entre muchas otras cosas.  ¿Estás dispuesto?  ¿Qué vas a decidir?
Oración
Señor: hoy entrego mi vida ante ti.  No sé cómo seguir.  No sé hacia dónde ir.  No sé cómo salir.  Te pido que perdones mis pecados.  Te pido que le des sentido a mi vida.  Te pido que pueda vivir tu mensaje y recibir esa paz, gracia y amor.  Te pido que pueda aprender a amar a mi prójimo y que seas Tú quien me transforme para poder hacerlo.  Has un milagro en mi vida y renueva mi corazón que tanto te necesita.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén.

22 mar 2012

Hechos 20:28-31


Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.  Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes algunos que procurarán acabar con el rebaño.  Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan.  Así que estén alerta.  Recuerden que día y noche, durante tres años, no he dejado de amonestar con lágrimas a cada uno en particular.


Muchas veces confundimos las instrucciones y pensamos que solamente aplican para los líderes de la congregación.  Pensamos que solamente nos corresponde atender los domingos y escuchar.  Todo lo demás, lo debe realizar quien ha decidido tener un cargo.  Una gran mayoría de personas prefiere hacerse a un lado y no tomar ninguna responsabilidad pensando que así evitan el tener que tomar cualquier compromiso.  La verdad es que no es así.  Una vez que aceptamos a Cristo en nuestras vidas, tenemos una responsabilidad que no podemos evitar.  Si puedes lee el libro de Job y te darás cuenta que tarde o temprano tendremos que obedecer y comprometernos.  Pablo sabía perfectamente que una congregación depende de cada uno de sus individuos y por eso escribe estas palabras.  Cuiden al rebaño que el Señor les ha encargado.  ¿Y si no soy líder?  Tu forma de cuidar al rebaño se realiza principalmente en oración y testimonio.  Pide por tus líderes.  Pide por tus hermanos y dedica tiempo a sus necesidades.  Involúcrate.  Pregunta en qué puedes ayudar.  Piensa en cómo puedes poner las bendiciones que el Señor te ha dado a Su servicio.  ¿Tienes casa?  Abre las puertas para que se realicen estudios en ella.  ¿Tienes automóvil?  Pasa por algunas personas para ir a un estudio.  ¿Piensas que no tienes nada?  ¡Piensa otra vez!
Nos dice el pasaje que veremos personas dentro de las iglesias que buscarán arrastrar a los discípulos fuera del camino.  Traidores.  Hipócritas que se hacen pasar por seguidores de Jesús.  No es el único versículo que habla de esto.  La biblia nos repite varias veces sobre el cuidado que debemos tener para no caer en este tipo de situaciones.  Si ponemos un poco de números a este asunto, pensemos en Cristo.  Eran doce apóstoles de los cuales, Judas lo traicionó.  Esto quiere decir que cerca del diez por ciento de su grupo resultó caer en la categoría a la cual Pablo hace referencia.  Suponiendo que hoy en día tenemos un porcentaje similar, quiere decir que de cada cien personas en la congregación, alrededor de diez, no están buscando las cosas de Dios sino lo suyo.  Este porcentaje lo estoy estimando yo.  Puede ser mayor o menor.  De todas formas, el Señor nos advierte sobre el cuidado que debemos prestar a nuestra iglesia y no dejar que una o veinte personas la destruyan.  Obviamente estas personas no llegan anunciando que son lobos y que quieren comerse a las ovejas.  Llegan muy sutil.  Muy agradables a la vista.  Muy amables.  Poco a poco nos separan de nuestro Señor y nos envuelven en sus mentiras.  Tengamos cuidado.  Analiza siempre a la luz de la biblia lo que te están enseñando.  Día y noche Pablo amonestaba personalmente a quien lo necesitaba.  Esto nos dice el nivel de importancia que tiene esta advertencia.  No nos podemos descuidar.  ¿Amas a Dios?  ¿Amas a tu prójimo?  Entonces debes amar a tu iglesia.  Dedícale tiempo y esfuerzo pero sobre todo, constantemente ora por ella.  
Por último, ¿cómo reconocer este tipo de personas?  La iglesia de Dios es el lugar donde acudimos los enfermos que necesitamos ser sanados.  Los perdidos que necesitamos ser encontrados.  Los pecadores que queremos ser perdonados.  Todos buscamos la gracia y misericordia de Dios y queremos vivir a través de ella.  Cada día necesitamos la dirección del Señor y la recibimos a través de su palabra.  Cuando alguien va en contra de estas necesidades puede servirte como señal de alerta.  Cuando alguien critica la forma de alabar al Señor, la entrega de alguien, el pecado de una persona.  Todo esto nos indica que debemos tener cuidado.  ¡Pon atención!  Es tu responsabilidad.  Es tu iglesia y debes cuidarla.
Oración
Señor: perdona que no haya tenido cuidado de tu iglesia pensando que era responsabilidad del pastor.  Hoy entiendo que es un compromiso de cada uno de nosotros y quiero pedirte por mis líderes espirituales y por mi entrega a la congregación.  Ayúdame a convertirme en siervo tuyo.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

21 mar 2012

Hechos 20:25-27


Escuchen, yo sé que ninguno de ustedes, entre quienes he andado predicando el reino de Dios, volverá a verme.  Por tanto, hoy les declaro que soy inocente de la sangre de todos, porque sin vacilar les he proclamado todo el propósito de Dios.  


Definitivamente ninguno de nosotros conoce el día ni el minuto en que morirá.  Lo que sí sabemos es que no podremos evitar ese momento.  He escuchado que algunas personas “presienten” algo antes de fallecer.  Independientemente de que Dios nos de algunas señales o no, hay un tema sumamente importante que debemos discutir el día de hoy: la muerte.  No nos gusta hablar de ella.  No es fácil.  Es de cierta manera misteriosa.  A veces es muy dolorosa, a veces repentina y en otras ocasiones resulta en alivio.  Pero finalmente, se trata de una vida que ha dejado de estar con nosotros.  Esa vida, esa persona, esa alma ha sido llamada a rendir cuentas.  Pablo, por revelación sabía que no volvería a Éfeso y les deja claro que no es responsable de lo que suceda después.  Él predicó a Cristo mientras estuvo allí.  Aprovechó cada instante.  En cada rincón de la ciudad anunciaba el evangelio.  Mientras tanto, ¿Qué hacemos nosotros?  Nos levantamos, comemos, trabajamos, descansamos y luego nos dormimos.  ¿Dónde quedó Dios?  ¿Dónde quedó nuestro servicio a Él?  Esto no quiere decir que tenemos que dejar todas nuestras actividades y convertirnos en misioneros.  Lo que significa es que en cada una de nuestras actividades Dios debe reinar.  Al levantarnos, lo primero que debemos hacer es darle las gracias por permitirnos comenzar el día.  No quejarte por no poder dormir más.  No levantarte buscando tu café para despertar.  A penas comienza nuestro día, debemos hacer una oración para recordar que el Señor es el rey de nuestra vida y nosotros somos sus siervos.  Posteriormente, debemos estar agradecidos con cada alimento que comemos.  Si no tienes la costumbre de orar antes de los alimentos, ¿qué estás esperando?  No es un ritual sino el reconocimiento puro de que el Señor es quien provee y en Él es en quien confiamos.  Después de levantarnos y desayunar, realizamos nuestras actividades diarias.  ¿Cómo reina Dios en esta área?  Si tienes un trabajo, busca dar testimonio con tu ejemplo.  No tienes que hablar de Dios todo el día.  Puedes empezar hablando distinto: sin decir groserías.  Sin hablar mal de alguien.  Sin dar pie para que critiquen, juzguen o inventen chismes.  De ser posible, invita a la gente de tu trabajo a tu casa para que vean cómo vives y aprovecha esos tiempos para compartir a Cristo.  Pablo pudo haberse distraído con muchas otras actividades como tú y yo nos distraemos, pero decidió enfocarse en Cristo.  Hagamos lo mismo.  Él pudo escribir tranquilamente a los efesios y despedirse de ellos sabiendo que, mientras estuvo allí cumplió con lo que Dios le mandó.  ¿Puedes hacer lo mismo?  ¿Podrías cambiar de trabajo o de ciudad sabiendo que aprovechaste cada instante sirviendo a Dios?  ¿Te faltaría tiempo?  Debemos entender que no tenemos idea de cuánto tiempo tenemos en el reloj.  Es verdaderamente una incógnita.  Hoy me enteré de una persona que falleció el día de ayer en un choque automovilístico.  Se encontraba de vacaciones.  Así, tú y yo seremos llamados.  Hoy.  Mañana.  O pasado mañana.  Mientras tanto, debemos preguntarnos qué estamos haciendo hoy para servir al Señor.  ¿Cómo estoy aprovechando lo que Él me da hoy para darle gloria?  Te animo a que medites en esto pero sobre todo, a que dejes a un lado ese estado pasivo y te conviertas en un servidor activo.
Oración
Señor: no quiero que siga pasando el tiempo y yo siga sin servirte ni darte la gloria como la mereces.  No quiero ser llamado a cuentas y que tenga miedo y pena pues no serví como lo pides.  Permite Padre que mi vida pueda ser de agrado a Ti y que aprenda día a día a servirte y dejarte reinar en cada actividad que realice.  Perdona mis pecados mi Dios.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

16 mar 2012

Hechos 20:22-24


Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera.  Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo asegura que me esperan prisiones y sufrimientos.  Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a acabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de Dios.


Pablo era un ser humano como tú y como yo.  No era sobrenatural.  No es un personaje ficticio.  La biblia no es una novela sino historia real.  Su vida fue real.  Sin embargo, su ejemplo es tan impresionante que comenzamos a verlo como fuera de este mundo.  Pensamos en nosotros y estamos en el nivel 1, pensamos en Pablo y lo ponemos en un nivel inalcanzable.  ¿Cierto?  ¿Acaso cuando lees sobre la vida de él, quieres que tu testimonio sea similar?  Yo creo que tristemente pocas personas lo buscan y el problema radica en que no entendemos bien qué hizo Pablo para llegar a ese nivel “inalcanzable” de entrega espiritual.  ¿Qué hizo?  Obedecer.  No hay que encontrar el hilo negro.  No es un misterio.  La obediencia transforma y revoluciona.  Sí, podrás decir, yo entiendo que debo obedecer pero ¿Cómo voy a hacer esto o aquello?  Tú no entiendes mi situación.  Tú no entiendes lo que es estar en mis zapatos.  Tú no conoces como es esta persona.  Tú no sabes lo que es tener este sentimiento.  Tú no sabes lo que he sufridoPablo vivió en otra época.  Pablo era distinto.  Pablo tuvo el encuentro con Dios y por eso pudo entregarse más.  Yo sé que no conozco ni entiendo tu situación y que piensas que tienes la razón.  Sé que hay temor en tu vida al no saber qué hacer.  Sé que prefieres elevar los ejemplos de la biblia como vidas inalcanzables para ti y las conviertes en sueños que algún día te gustaría alcanzar pero en realidad sabes que no llegará ese momento.  ¿Te estoy descubriendo?  La verdad es que es Dios que está abriendo tu corazón y tu entendimiento.  La vida de Pablo y de cada personaje ejemplar de la biblia es alcanzable para ti y para mí.  Los milagros que el Señor hizo en su vida los quiere volver a hacer en la tuya, en la mía y en la de todos nosotros.  ¡No hay límite para las bendiciones de Dios!  El límite lo ponemos nosotros al no querer obedecer y al pensar que no podemos más.  Tú y yo somos los que le ponemos freno al Señor cuando Él nos ha dado rienda suelta para vivir gozándonos en sus bendiciones, en su amor, en su paz en su sabiduría en su gozo y en sus milagros.
Pablo no se estaba dando golpes de pecho.  No quería recibir condolencias ni admiración.  Era una persona directa y concisa en lo que hacía y decía.  El Espíritu Santo le había hablado y sabía lo que vendría.  Momentos llenos de pruebas y sufrimiento físico.  Pero aprovecha ese conocimiento para compartirlo con los demás y enseñarles lo que Dios le ha enseñado: no importa más mi vida sino el cumplir con la tarea que me ha sido encomendada, la de dar testimonio del evangelio de Dios.  ¡Esta es nuestra meta!  ¡Esto es por lo que vivimos y morimos!  No vivimos para crecer, casarnos, trabajar, tener hijos, tener una casa, salir de vacaciones, tener bienes materiales y todo lo que creías que debes tener.  Vivimos para el Señor.  Vivimos para obedecer a Cristo.  ¡Esto es lo que da sentido a nuestro día a día!  Y justamente es lo que Pablo quería transmitirnos.  No se estén preocupando por el día de hoy o de mañana, preocúpense por compartir el evangelio y llevar vidas a Cristo.  Deja que el Señor haga milagros en tu vida.  ¿Cómo?  Obedeciéndolo y dejando que Él se encargue de todo lo demás.  Deja de querer cambiar las cosas.  Pablo sabía que vendrían momentos extremadamente difíciles y aún así va a Jerusalén.  ¿Por qué?  Porque sabe que el camino del Señor es el mejor que podemos caminar.  Ahora nos toca entenderlo y caminarlo también.  Entrega tus problemas al Señor.  Entrega tu amargura.  Entrega tus celos y corajes.  Entrega tu rencor.  Entrega tu afán al dinero.  Entrega tu falta de perdón.  Entrega tu soledad.  Entrega tus tristezas.  Entrega tu corazón.
Oración
Padre: tú que estás en los cielos y reinas sobre todas las cosas, quiero agradecerte por querer tener comunión conmigo.  Quiero agradecerte por amarme y por querer llenarme de bendiciones sin que yo lo merezca.  Padre, yo te pido que perdones mis pecados y vengo a Ti para entregarte mis cargas, mis tristezas y mi corazón.  Toma mi vida Señor.  Toma todo aquello que ya no me deja dar un paso más.  Renueva mi vida.  Renueva mi corazón.  Pon aliento en mi corazón.  Pon amor y consuelo en mi vida.  Lléname de Ti y permite que pueda llevar tus bendiciones a los demás.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén.

15 mar 2012

Hechos 20:17-21


Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso.  Cuando llegaron, les dijo: ustedes saben cómo me porté todo el tiempo que estuve con ustedes, desde el primer día que vine a la provincia de Asia.  He servido al Señor con toda humildad y con lágrimas a pesar de haber sido sometido a duras pruebas por las maquinaciones de los judíos.  Ustedes saben que no he vacilado en predicarles nada que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas.  A judíos y a griegos les he instado a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.


Como veremos más adelante, Pablo se está despidiendo de sus hermanos y de los líderes de la iglesia en Éfeso.  Les está recordando los principios que les compartió siempre no solo con palabras sino principalmente con su forma de comportarse.  Desde que llegué he servido sin importar la dificultad de las pruebas.  Saben que cada momento busqué compartirles a Cristo y enseñarles lo que es útil.  Les compartí en casas o públicamente.  Sin importar el lugar siempre busqué que el evangelio fuera anunciado y que cada uno de ustedes, fuera judío o griego, creyera en Dios y en nuestro Señor Jesús.  De cierta manera está escribiendo parte de su epitafio.  Pablo: un hombre que se dedicó a servir al Señor en todo momento.
Su resumen nos ayuda a entender cómo será nuestra vida dentro de nuestro desarrollo espiritual.  Si bien, es poco probable que tengamos que atravesar prisiones, lapidaciones y multitudes queriendo asesinarnos, estoy convencido que, como Pablo, tendremos duras pruebas que moldearán nuestro corazón y carácter.  Habrá momentos que pensemos que ya no podemos más, que es suficiente y nos gustaría que las cosas fueran distintas.  Pero el Señor nos llenará de aliento, consuelo y paz para seguir adelante.  Habrá lágrimas, habrá tristeza, habrá impotencia pero sobre todo, habrá bendiciones pues estarás obedeciendo y sirviendo al Dios Todopoderoso.  El día de ayer estaba meditando junto con mi esposa sobre el perro que encontramos en la calle y decidimos adoptar.  Ha sido sumamente difícil.  Su pata estaba totalmente quebrada.  Querían amputarla.  Ha tenido distintas enfermedades.  Ahora nos dijeron que tiene el corazón agrandado y líquido en los pulmones.  Hay una posibilidad de que lo tengamos que dormir.  Todo esto en tan solo 3 semanas.  ¿Sabes qué concluimos?  Que fue una buena decisión el haberlo traído a casa.  A pesar de que ha sido un gasto físico, económico y mental, las bendiciones que ha traído son mayores.  Aunque parezca un ejemplo tonto y sencillo, así es con nuestra vida espiritual.  Nos costará trabajo.  Nos puede costar nuestro empleo, nuestra salud o alguna otra cosa.  Pero con el tiempo, entenderemos que la bendición que llegó fue mucho más grande que aquello que dejamos ir.  ¿Por qué crees que Pablo nos dice que aquello que valoraba ahora lo considera como basura?  Porque se desprendió de lo que quería y se aferró a las bendiciones del Señor.  Pudo vivir en carne propia el atravesar pruebas y dar gloria a Dios por cada una de ellas.  Hoy te pregunto ¿En dónde estás parado?  ¿Qué estás buscando?  ¿Qué estás haciendo de tu vida espiritual?  ¿No quieres comprometerte porque te da miedo lo que pueda pasar?  ¿Crees que las pruebas son muy fuertes?  Yo te aseguro que si entregas tu vida a Dios, las bendiciones que recibirás serán tan grandes que, a pesar de las pruebas que hayas tenido que atravesar, estarás cien por ciento agradecido con el Señor por lo que ha hecho en tu vida.
Oración
Padre: hoy quiero encomendar mi vida a Ti.  Quiero servirte.  No quiero seguir buscando lo mío sino quiero lo tuyo.  Ayúdame a entender que las pruebas moldean mi carácter y fortalecen mi fe.  Ayúdame a no apartarme de Ti ni un instante.  Trae paz a mi corazón y consuelo para que pueda seguir adelante y para poder llevar paz y consuelo a mis hermanos en la fe.  Quiero vivir para Ti mi Señor.  Guíame.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amen 

14 mar 2012

Hechos 20:13-16


Nosotros, por nuestra parte, nos embarcamos anticipadamente y zarpamos para Asón, donde íbamos a recoger a Pablo.  Así se había planeado, ya que él iba a haceresa parte del viaje por tierra.  Cuando se encontró con nosotros en Asón, lo tomamos a bordo y fuimos a Mitilene.  Desde allí zarpamos al día siguiente y llegamos frente a Quío.  Al otro día cruzamos en dirección a Samos y un día después llegamos a Mileto.  Pablo había decidido pasar de largo a Efeso para no demorarse en la provincia de Asia, porque tenía prisa por llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés, si fuera posible.

Si tienes frente a ti un mapa de la región, verías que se encontraban en Éfeso y Jerusalén está hacia el sureste.  Cuando deciden ir a Asón y luego a Mitilene ¿Qué dirección crees que tomaron?  Incorrecto.  Fueron hacia el noroeste.  Totalmente contrario a donde Pablo quería llegar.  Tal vez pienses que tenían mucho tiempo y que por eso lo hicieron, pero el pasaje dice que no pararon de vuelta en Éfeso porque querían llegar a Jerusalén para el Pentecostés.  No se tú, pero a mí me gustan las cosas simples, prácticas y eficientes.  Si puedo tomar un atajo que lleve al mismo resultado lo tomo inmediatamente.  Así soy.  Si hay un camino con un gran paisaje y otro más rápido, es probable que tome una vez el paisaje y nunca más lo vuelva a hacer pues sufriría sabiendo que puedo llegar más rápido a mi destino.  Muchas veces queremos que las cosas funcionen igual con las pruebas que atravesamos.  Conocemos nuestra situación actual y la analizamos.  Necesitamos más oración, paciencia, tiempo con el Señor y demás.  Cada consejo que recibimos nos dice mucho de lo que ya sabíamos que debemos hacer.  De todas formas nos preguntamos si habrá forma de “darle velocidad” a los planes del Señor.  ¿Ya te identificaste?  Nos gustaría que Dios fuera más práctico y nos llevara directo a revelarnos su plan.  ¿Para qué pasar por todo esto mi Dios?  ¿No sería más fácil que lo entendiera de una vez?  Pero la respuesta es negativa.  Quiere que vayamos al norte, luego al este, luego al sur para finalmente llegar al oeste.  ¿Por qué no fuimos directo al oeste?  No lo sé.  Lo que sí sé es que Sus planes son mejores que los tuyos y los míos así que seguramente preferirás guiarte en su perfección que en tu imperfección.
Pablo quería llegar a Jerusalén.  A pesar de ese deseo, se tomó el tiempo para ir y predicar el evangelio en nuevos lugares los cuales estaban en dirección opuesta a su destino.  Este debe ser nuestro caminar con Dios.  Primero están Sus planes, Su gloria, Su reino y Su adoración.  El amarlo con toda nuestra mente, nuestras fuerzas y sobre todas las cosas toma forma cuando nos dirigimos de esa manera.  No poniendo nuestros planes ni nuestros deseos primero sino los suyos para su gloria.  Yo sé que te gustaría que tu ser querido no estuviera enfermo.  Yo sé que te gustaría que tu pareja hiciera esto o aquello o dejara de hacer tal o cual cosa.  Sé que hay muchas cosas que te quitan el sueño y producen gran preocupación y angustia.  Hoy te puedo decir que debemos aprender a tomar el camino largo y dejar que el Señor nos transforme mientras caminamos.  Si bien, todo podría cambiar en un instante, nuestro Dios, en su amor, ha decidido llevarnos por esa vía.  
Tal vez has querido tomar atajos y ser práctico en tu vida espiritual.  Hoy debes saber que así no funcionan las cosas.  Nuestro Dios nos hará ir por caminos más largos, menos prácticos, menos directos y para nuestra forma de verlo menos eficientes.  La realidad es que es el mejor camino que podríamos tomar.  Simplemente, es el camino que necesitamos para ser renovados en nuestra fe.  Ahora te corresponde decidir qué dirección tomar.  ¿Seguirás buscando atajos o dejarás que Dios te lleve en Sus planes y en sus direcciones?
Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados y por querer cambiar tus planes por los míos.  Perdona que busque que todo se resuelva a mi manera y por querer tomar atajos en mi vida espiritual.  Hoy entiendo que tu camino es el mejor para mí y que me llevará a bendiciones.  Te pido que pueda fortalecer mi fe y mi esperanza en Ti para vivir confiado en tu amor y tu cuidado.  En el nombre de Jesús te lo pido.  Amén 

13 mar 2012

Hechos 20:7-12


El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan.  Como iba a salir al día siguiente, Pablo estuvo hablando a los creyentes, y prolongó su discurso hasta la medianoche.  En el cuarto del piso superior donde estábamos reunidos había muchas lámparas.  Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en una ventana, comenzó a dormirse mientras Pablo alargaba su discurso.  Cuando se quedó profundamente dormido, se cayó desde el tercer piso y lo recogieron muerto.  Pablo bajó, se echó sobre el joven y lo abrazó.  ¡No se alarmen! Les dijo.  ¡Está vivo!  Luego volvió a subir, partió el pan y comió.  Siguió hablando hasta el amanecer, y entonces se fue.  Al joven se lo llevaron vivo a su casa, para gran consuelo de todos.


Lo primero que pienso es que estamos teniendo una historia cómica en la biblia.  Simplemente imagina que esta historia se la cuentas a alguien más.  Yo pensaría que terminarían riendo pues es sumamente simpática.  Honestamente a mí si me dio risa.
Por otro lado, resulta muy interesante analizar la escena y sus acciones.  Tenemos a Pablo queriendo aprovechar, literalmente, hasta el último minuto antes de dejar ese lugar y despedirse no solo de sus hermanos sino de sus amigos.  El hecho de que se haya quedado hasta el amanecer predicando nos habla del gran cariño que les tenía.  Estaba actuando como un padre con su hijo cuando sale solo a algún campamento o alguna actividad donde no estarán para protegerlo.  El padre trata de dar todas las instrucciones que se le puedan ocurrir para tratar de evitarle cualquier situación no deseada.  Y ahí estaba Pablo.  Hablando a sus hermanos queridos en la fe.  Tratando de animarlos, consolarlos y exhortarlos para que siguieran en el camino de Jesús.  Si un buen consejo podía darles era permanecer en Cristo.  Lo mismo nosotros.  Si queremos ayudar al necesitado, lo mejor que podemos hacer es hablarle de Jesús.  Puedes tratar de cubrir su necesidad posteriormente, pero primero debemos enfocarnos en lo más importante: llevar almas al Señor.
Por el otro lado, vemos a una multitud deseosa de seguir escuchando el evangelio y de pasar tiempo con su hermano tan estimado.  Esto es una iglesia.  Esto es lo que debemos tener como ejemplo a seguir.  Ojo, no el tener sermones que duren horas y horas sino el deseo de permanecer juntos.  El deseo de animarnos los unos a los otros.  El deseo de pasar noches en comunión entre hermanos.  El deseo que nuestras conversaciones estén llenas de Cristo y lo glorifiquen.  ¿Puedes verlo?  Es una actitud que debemos buscar y mantener.  
Por último, Eutico, el joven que se cayó, nos revela un deseo de permanecer y escuchar lo que Pablo tenía que decir que resulta fascinante.  Él quería seguir presente.  Él quería seguir escuchando.  Simplemente no pudo más.  Y con toda razón, ¡Pablo llevaba horas hablando!  ¿Hasta dónde llega tu deseo por Cristo?
Hoy quiero animarte a meditar sobre tu congregación y tu actitud hacia ella.  ¿La amas?  ¿Te preocupas por ella?  ¿Buscas estar cerca de tus líderes para escuchar más de Cristo?  ¿Tus conversaciones se centran en el Señor?  La iglesia NO es club social sino un hospital espiritual.  Acudimos para recibir alimento, sanar nuestras heridas, recibir consuelo, ánimo y dirección.  Protejamos nuestra iglesia.  Protejamos a nuestros hermanos y seamos amorosos los unos con los otros en Cristo.  No por nuestros gustos en común sino por Cristo y en Cristo.
Oración
Señor: te doy gracias por tu amor y misericordia que derramas sobre mí.  Yo te pido perdón por mis pecados y porque pueda tener un corazón limpio ante Ti.  Te pido que pueda aprender a amar a mis hermanos y a desear en todo momento escuchar de tu palabra como el joven que se quedó dormido.  Te pido que en mis conversaciones siempre seas Tú el centro de ellas.  Te pido que tenga una carga por cuidar a mis hermanos como la tuvo Pablo.  Te pido entendimiento pues tu iglesia es para restaurar, para sanar al herido y para encontrar al perdido.  En Cristo Jesús.  Amén 

12 mar 2012

Hechos 20:4-6



Lo acompañaron Sópater hijo de Pirro, de Berea; Aristarco y Segundo, de Tesalónica; Gayo, de Derbe; Timoteo; y por último Tíquico y Trófimo, de la provincia de Asia.  Éstos se adelantaron y nos esperaron en Troas.  Pero nosotros zarpamos de Filipos después de la fiesta de los panes sin levadura, y a los cinco días nos reunimos con los otros en Troas, donde pasamos siete días.


Necesitamos de los demás.  Tal vez consideres lo contrario, pero la realidad es que necesitas de tu prójimo.  Dios es tan bueno con nosotros que nos enseña cómo cada personaje de la biblia tenía consigo otros hermanos en la fe que lo ayudaban a seguir adelante.  David tenía a Jonatán y a todo un grupo de seguidores.  La biblia dice que cuando sale a esconderse en tierra filistea, llevaba consigo 400 hombres.  David.  El que venció al gigante Goliat.  ¿No era lo suficientemente hábil para poder estar solo?  Moisés tuvo que dividir su trabajo poniendo a distintos líderes que aconsejaran al pueblo.  Josué tuvo a Caleb.  Esther tuvo a Mardoqueo.  Y así vemos en repetidas ocasiones esta forma de dependencia y el pasaje de hoy no es la excepción.  ¿Por qué Dios los mandaba en parejas o siempre con alguien?  ¿Qué no podrían ir solos?  Definitivamente que no necesitaban de alguien más pues el Señor todo lo puede.  Cualquier milagro y transformación podría realizarse de la mano de un siervo sin necesidad que hubieran más.  Pero el Señor lo hizo y lo hace por nuestro bien.  Lo hace para protegernos y enseñarnos que necesitamos de los demás.  De hecho, pienso que cuando la biblia nos dice que no dejemos de congregarnos no es para que las congregaciones tengan gente ni tampoco porque no puedas estudiar la biblia y tener comunión con Dios por tu parte.  Es para enseñarnos que nuestra vida espiritual se desarrolla a través de la comunión con otros hermanos.  Para mostrarnos que la rendición de cuentas, el discipulado en sí, se perfecciona cuando tienes a otro hermano que te ayuda en tu vida espiritual.  Ya vimos que gracias al consejo que recibió Pablo de los hermanos, no salió a calmar la turba que se había levantado.  Así, tú y yo necesitamos recibir consejos.  Necesitamos convivir con otras personas y principalmente con nuestros hermanos.  ¿Son perfectos?  ¡Por supuesto que no!  ¿Acaso tú eres perfecto o mejor que los demás?  Espero que tu soberbia no se encuentre tan arriba que no te deje ver tus errores.  
El pasaje nos dice que Pablo iba acompañando de varios hermanos que le ayudaban preparando camino o en alguna otra tarea que fuera surgiendo.  Podemos pasar por alto estos versículos y pensar: eso funcionó para Pablo pero no es para mí.  Yo quiero seguir sin depender de nadie.  Yo no quiero que los demás puedan opinar de mi vida y de lo que hago o no hago.  No necesito de alguien más para mi comunión con Dios.  ¿Quieres saber la verdad?  La verdad es que no quieres que se descubra tu doble cara.  La verdad es que no estás comprometido con Dios.  La verdad es que eres una persona los domingos y otra los demás días.  No significa que los que nos entregamos a Dios no cometemos errores.  ¡Por supuesto que no!  Al contrario, lo primero que reconocemos es cuánto necesitamos el perdón que ofrece Cristo pues constantemente fallamos.  Como decía Pablo, de los pecadores me considero el peor.  ¿Por qué?  No por darme golpes de pecho sino porque día a día el Señor nos muestra cuánto tenemos que cambiar.  Pero abrimos nuestro corazón y exponemos nuestras pruebas para poder ser exhortados, animados y corregidos por nuestros hermanos en la fe.  Se necesita valor y a la vez humildad pero créeme, una vez que des ese paso y subas el escalón, ya no querrás regresar.
Oración
Padre: ¡Cuántas gracias te doy!  Gracias por fijarte en mí.  Por tenerme presente sin yo merecerlo.  Hoy entiendo que necesito de mis hermanos.  Hoy entiendo que mi vida espiritual se fortalece cuando me congrego.  Hoy entiendo que puedo servirte cuando entre hermanos nos servimos mutuamente.  Yo te pido que mi soberbia no estorbe mi comunión ni entrega.  Transfórmame.  Renuévame.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

9 mar 2012

Hechos 20:1-3


Cuando cesó el alboroto, Pablo mandó llamar a los discípulos y, después de animarlos, se despidió y salió rumbo a Macedonia.  Recorrió aquellas regiones, alentando a los creyentes en muchas ocasiones, y por fin llegó a Grecia donde se quedó tres meses.  Como los judíos tramaban un atentado contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria, decidió regresar por Macedonia.


Normalmente, cada uno de nosotros puede alentar a alguien más.  Tratamos de dar consuelo, ánimo y esperanza.  A veces cometemos errores en hacerlo pero nuestras intenciones siempre son el querer motivar y animar a nuestros seres queridos.  A pesar de estas buenas intenciones, existen personas que van a dar mejores ánimos que otras.  ¿Por qué?  Porque se identifican con el problema y crean empatía entre el afectado y ellos mismos.  Por ejemplo, una mujer que ha sufrido abusos en su matrimonio, podrá animar y consolar mejor a otra que se encuentre en la misma situación que una mujer que nunca ha atravesado algo similar.  Las dos mujeres tienen buenas intenciones, pero la experiencia que vivió la primera simplemente causa un mayor impacto.  Ahora, necesito que pienses en todas tus malas experiencias.  No quiero hacerte sentir mal.  Quiero que medites en lo que has atravesado y cómo lo puedes utilizar para llevar consuelo y ánimo.
Pablo mandó llamar a los discípulos que habían sido atrapados en el disturbio que se suscitó.  Él sabía lo que era atravesar situaciones similares.  Él había sido ya lapidado e incluso dado por muerto.  Él, para este entonces, ya había experimentado cantidad de veces multitudes en su contra.  Incluso fue encarcelado injustamente.  Además, nos dice la biblia que en ese preciso momento se estaba organizando una revuelta en su contra y ocurriría en su embarque rumbo a Siria.  Piensa en esto, una persona que está siendo perseguida, en lugar de buscar consuelo y pedir ayuda, es quien da ánimos a los demás y les dice que sigan adelante.  Por el contrario, nosotros hacemos todo al revés.  Nos pasa algo y queremos que nos consuelen.  Queremos recibir toda la atención y pensamos que no tenemos nada que dar.  Error.  Nuestro deber es orar al Señor, pedir que nos llene de su amor, de su consuelo, de su cariño y de su paz.  Por consecuencia, nuestro Dios derramará abundantemente todo esto sobre ti de tal forma que sobrará para que lleves a los demás lo mismo que has recibido.  ¿Lo puedes ver?  Pablo no era sobrenatural.  Pablo no era un súper optimista.  Pablo acudía a la fuente que nunca se agota.  Pablo pedía al Señor que lo llenara de fe, confianza, misericordia y gracia para poder seguir adelante a pesar de todo lo que atravesaba día con día.  El Señor le llenaba a tal grado que siempre podía ir con los hermanos y llenarlos de esa misma esperanza.  Esto es el ejemplo real de cómo podemos dar fruto al ciento por uno.  Porque proviene de nuestro Dios Todopoderoso.
Actualmente hay muchas personas viviendo momentos difíciles.  Hay quienes están pensando en quitarse la vida; quienes prefieren utilizar un estupefaciente para olvidar por un momento su situación y sentirse bien; hay personas que están siendo abusadas física y emocionalmente; hay familias que se están destruyendo; hay familias que no tienen qué comer; hay personas que se sienten solas y así tristemente la lista de ejemplos no tiene fin pero si tiene forma de ser eliminada.  Por cada persona que sufre, hay uno de nosotros a su lado para consolarla y llenarla de ánimo a través de Jesús.  Es momento de cambiar nuestra perspectiva y forma de actuar.  Debemos dejar atrás el egocentrismo y dedicarnos a trabajar para Jehová amando a nuestro prójimo y buscando estar ahí siempre que se necesite.  Deja de querer recibir la atención porque has sufrido mucho.  Es momento de utilizar tus malas experiencias pidiendo a Dios porque sane tus heridas y luego vayas y ayudes a otros a que también sanen las suyas.  No necesitamos estar bien con nosotros mismos para estar bien con los demás.  Necesitamos que Dios, el Señor, nos llene de su paz, amor, consuelo, gracia, misericordia, fe, esperanza y bendiciones para ir y compartirla con los demás.  ¡Te animo a que hagas un compromiso con Dios!
Oración
Padre Santo: entiendo que eres Dios y Señor de todas las cosas y que a pesar de ello, te has fijado en mí y tus brazos están extendidos para llenarme de tus bendiciones.  Quiero darte las gracias porque sé que no merezco tantísimo amor.  Hoy abro mi vida y mi corazón pidiendo perdón.  Te pido que sanes mis heridas.  Que llenes mis vacíos.  Que tu paz reine sobre mí.  Además, te pido que utilice todas tus bendiciones para llevarlas a mi prójimo y que pueda ser vehículo para que otras heridas sean sanadas.  Así como Pablo animó a los hermanos aún siendo perseguido en ese instante, te pido que mi vida esté llena de ánimo, amor, misericordia y consuelo para los demás.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén 

8 mar 2012

Hechos 19:35-41


El secretario del consejo municipal logró calmar a la multitud y dijo: ciudadanos de Éfeso, ¿Acaso no sabe todo el mundo que la ciudad de Éfeso es guardiana del templo de la gran Artemisa y de su estatua bajada del cielo?  Ya que estos hechos son innegables, es preciso que ustedes se calmen y no hagan nada precipitadamente.  Ustedes han traído a estos hombres, aunque ellos no han cometido ningún sacrilegio ni han blasfemado contra nuestra diosa.  Así que si Demetrio y sus compañeros de oficio tienen alguna queja contra alguien, para eso hay tribunales y gobernadores.  Vayan y presenten allí sus acusaciones unos contra otros.  Si tienen alguna demanda, que se resuelva en legítima asamblea.  Tal y como están las cosas, con los sucesos de hoy corremos el riesgo de que nos acusen de causar disturbios.  ¿Qué razón podríamos dar de este alboroto, si no hay ninguna?  Dicho esto, despidió la asamblea.


No es fácil permanecer tranquilo cuando el agua nos llegó al cuello.  Resulta natural el querer hacer algo.  Nadamos para un lado.  Nadamos para el otro.  Tratamos de sujetarnos de lo que tengamos frente a nosotros, pero finalmente nos damos cuenta que no podemos más y la angustia, frustración y desesperación se apoderan de nuestros pensamientos.  ¿Cuántas veces has estado en este tipo de situaciones?
Hace ya varios años que decidí trabajar en otra empresa.  Estuve orando por esa decisión y traté de ser sumamente sensible a lo que Dios mostrara.  Todo se dio muy sutil y sin problemas.  ¡Gloria al Señor!  Pensé.  Unos meses después de haber realizado el cambio, por cuestiones externas a mí, la empresa comenzó a despedir gente y mi permanencia en la misma estaba totalmente pendiendo de hilos y alfileres.  ¿Señor, qué pasa?  Creí que me querías aquí.  Pensé.  Me calmé y pasaron unas semanas más hasta que un día despidieron a un compañero que estaba en una posición igual a la mía.  El agua había llegado a mi cuello.  ¿Qué hago?  No entiendo Señor.  Oré para tomar una decisión conforme a tu voluntad y ¿ahora me van a correr?  Recuerdo haber orado y pedido a Dios que pasara lo que pasara no permitiera que me apartara de Él.  Pedí por paz en mi corazón y por fortaleza para seguir adelante pues personalmente no entendía nada de lo que estaba pasando y peor aún, no veía ninguna luz a lo lejos sino un panorama sumamente sombrío.  
El día de hoy vemos que Gayo y Aristarco no necesitaron la intervención de Pablo para calmar a las multitudes y salir sanos y salvos de esa situación.  Estoy seguro que para ellos el agua también había llegado hasta el cuello y estaban sin saber qué hacer.  Pablo, por otro lado, pudo haberse quedado con los deseos de haber ido e intercedido por ellos tratando de calmar el disturbio de la asamblea.  Por otro lado, sin que nadie se percatara ni supiera cómo, el Señor estaba trabajando y tenía todo bajo su control.  Esta vez no necesitó a Pablo y utilizó a un secretario municipal para calmar a todos.  Nadie lo vio venir.  Esa multitud que gritaba y se alborotaba sin escuchar nada ni a nadie, de repente se calló y permaneció tranquila. Nadie pensó en que este individuo podría calmar a todos.  Pero lo hizo.    Lo hizo porque el Señor así lo dispuso.  ¿Para qué?  Para enseñarnos que es Poderoso.  Para recordarnos que no debemos temer a pesar de que el agua haya llegado ya hasta nuestro cuello.  Para recordarnos que Él es Dios.  Para recordarnos que Él es soberano y no hay nada ni nadie que pueda hacerle frente.  ¿Lo entiendes?  No hay problema ni situación más grande que nuestro Dios.  El enemigo busca confundirte y muchas veces lo logra haciéndonos dudar de nuestro Señor.  No lo permitamos más.  Dejemos de luchar y de aferrarnos a lo que tengamos en frente.  Si el agua ha llegado al cuello, aprendamos a esperar pacientemente a que el Todopoderoso mande rescate.  Tal vez será un chaleco salvavidas, tal vez una lancha o tal vez otra persona.  Solamente Él sabe cómo serán las cosas mientras que a nosotros nos corresponde confiar.  La biblia nos dice que debemos aprender a permanecer en Él para dar fruto.  Precisamente en momentos como éste es cuando debemos estar pegados y abrazados de Él para no separarnos un instante.  Los frutos los disfrutamos después.
¿Qué pasó con mi trabajo?  Después de varios meses y luego años, el Señor se ha encargado de cuidarme y protegerme día a día.  Además, ha prosperado mi camino como lo promete en su palabra pues busqué permanecer en Él antes de permanecer en mi voluntad y mis planes.  Te animo a que hagas lo mismo.
Oración
Padre nuestro: Tú que estás en los cielos y eres santo y grande, quiero alabarte y agradecerte por ese amor tan único que derramas sobre mí y los que te siguen.  Yo te pido que perdones mis pecados y sobre todo mi falta de confianza en Ti cuando las cosas están difíciles.  Hoy quiero permanecer en ti sin importar que el agua haya llegado ya hasta mi cuello y no sepa qué hacer.  Confío que traerás lo necesario para sacarme de esto conforme a tu voluntad.  Quiero que mi vida de fruto y por ello me pongo a tus pies y a tu servicio.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

7 mar 2012

Hechos 19:32-34


Había confusión en la asamblea.  Cada uno gritaba una cosa distinta, y la mayoría ni siquiera sabía para qué se habían reunido.  Los judíos empujaron a un tal Alejandro hacia adelante y algunos de entre la multitud lo sacaron para que tomara la palabra.  Él agitó la mano para pedir silencio y presentar su defensa ante el pueblo.  Pero cuando se dieron cuenta que era judío, todos se pusieron a gritar al unísono como por dos horas: ¡Grande es Artemisa de los efesios!


Todos necesitamos dirección.  Necesitamos que nos guíen.  Necesitamos que nos digan por dónde ir y por dónde no ir.  Algunos deciden obedecer a los medios de publicidad y hacen todo lo que supuestamente deben hacer según el lugar en el que nacieron y el nivel económico que tienen.  Muchos otros tratan de tomar sus propias decisiones y no les importa ser los que van en contra de lo que los medios anuncian.  De hecho, sin saberlo o aceptarlo,  hay medios de publicidad que se enfocan en decirles a éstos cómo comportarse y qué hacer.  Si lo piensas, estamos extremadamente influenciados por lo que debemos hacer y pensar.  Medítalo.  ¿Por qué quieres esto o aquello?  Todo esto lo digo por una sola razón: Cristo.  Nosotros debemos aprender a seguir a Jesús.  Dejar que Él sea quien nos guíe.  Dejar que Él sea quien establezca nuestro modelo a seguir y la forma de comportarnos.  No un comercial de televisión.  No una telenovela.  No una publicidad en la calle.  ¿Cuántas mujeres tienen problemas de alimentación por querer ser como el modelo que les han impuesto?  ¿Cuántos matrimonios han fracasado porque el hombre no sabe cómo ser esposo pues el modelo que tiene es el de poder engañar a su mujer pues eso lo hace más hombre?  Medita en esto.  Los problemas que tenemos como individuos y por consecuencia como sociedad son causados por nuestras decisiones.  Nosotros decidimos qué hacer y cómo hacerlo.  Por esta razón estoy haciendo tanto énfasis en lo que actualmente tenemos frente a nosotros como modelos a seguir.  Tenemos mujeres que son extremadamente admiradas que se divorcian a los tres meses de haberse casado.  Uno de los mejores jugadores de golf destruye su familia porque se descubre que tiene otra mujer y ha tenido más.  ¿Estos son nuestros ejemplos a seguir?
En el pasaje de hoy vemos a una turba gritando sin saber ni por qué estaba ahí.  Solamente estaban siguiendo lo que veían en los demás.  Gente que necesitaba dirección y decidió seguir las actitudes de un líder y se puso a gritar sin entender lo que estaba haciendo.  ¡Así está el mundo hoy!  ¡La gente hace cosas sin entender por qué las hace pero ahí está!  Esto no está bien.  La multitud gritaba y creaba alboroto siguiendo a los menos que sí sabían por qué estaban ahí.  Hoy quiero llevarte a meditar en lo que estás haciendo y dónde estás parado.  ¿En dónde estás?  Tal vez estás frente a la espada y la pared y piensas que no tiene sentido seguir viviendo.  Tal vez has cometido grandes delitos, has engañado a tu pareja, has mentido, has robado, tienes problemas de adicción a la pornografía o a alguna droga como el alcohol.  ¿Dónde estás?  ¿No estás gritando y alborotando en un lugar que no sabes cuál es y ni cómo llegaste a él?  
Jesús es el mejor ejemplo a seguir.  No aparece en la lista de los más ricos del mundo pero a él le pertenece todo lo que vemos.  No se promueve su figura ni lo que hizo.  Al contrario, se minimiza diciendo que fue un gran hombre como si pudiera haber otro “gran hombre” como Él.  Pero ¿Sabes?  Él es Dios.  Él te ama.  Él te cuida.  Él tiene un propósito para tu vida.  Él es creador del universo y dueño de todo.  Él da y quita.  Él mueve los mares y decide la dirección de los vientos.  Él vino a morir por ti y por mí.  Él vino para ofrecernos reconciliación y comunión con el Dios Todopoderoso.  Él vino y vivió una vida extraordinaria dejando un ejemplo de cómo vivir en santidad.  ¡Esto es un verdadero ejemplo!  Cuando seguimos sus pasos, no nos encontramos de repente en una asamblea gritando sin saber qué decimos ni lo que hacemos en ese lugar.  No nos encontramos perdidos sin saber qué dirección tomar.  Cuando le seguimos, sabemos que pertenecemos a Él y que caminamos tras sus pasos camino a casa.  Hoy te animo a que Jesús sea tu ejemplo de cada día.  Te animo a que dejes atrás todo lo que te ha llevado a donde estás hoy y optes por un nuevo camino lleno de luz, amor, gracia, perdón, misericordia y bendiciones.  Date cuenta que esto no lo has conseguido y cuánto lo necesitas.  Pide perdón y acepta a Cristo en tu vida...
Oración
Señor: Tú estás en los cielos y eres grande.  Alabado seas.  Quiero pedirte perdón por mis pecados.  Perdón por darte la espalda y pensar que hay mejores ejemplos que Jesús a los cuales he seguido y solamente han traído destrucción a mi vida.  Hoy quiero cambiar.  Hoy entiendo que hay esperanza en Ti y que tú me das dirección.  Te pido que me saques de donde estoy.  Te entrego mi vida.  Te entrego mi corazón.  No puedo más.  Quiero aceptar a Jesús como mi Señor y mi Salvador y en su nombre hago esta oración.  Amén