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31 ago 2011

Hechos 13:32, 33, 38-39

Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy… Sabed pues, esto varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.



Pablo describió a aquellos que habían presenciado la resurrección de Cristo y cómo ahora eran testigos de ello. Me gusta ver que Pablo no se queda en las palabras y en los ejemplos sino que él mismo era una persona que la vemos siempre trabajando para Dios y por ello dice: y nosotros También os anunciamos el evangelio de aquella promesa. A veces, es fácil pensar que los responsables de compartir a Jesús son aquellos involucrados con la iglesia. Los pastores, los ancianos o diáconos o a los servidores en general pero la realidad no es así. Dios quiere que cada persona, tú y yo, seamos testigos de Él. Imagina que Pablo es integrante de una congregación y dice: todo lo que el pastor ha anunciado y da testimonio, hoy yo también vengo a darte testimonio de ello. No debemos “echar la bolita” del lado de los servidores pues Dios quiere que todos nosotros seamos servidores. Para esto, debes estudiar la biblia y poder dar ejemplos como lo hizo Pablo al citar el salmo que habla de que Dios mandará a su Hijo.
Además de esto, Pablo anuncia el propósito de la venida de Jesús: el perdón de pecados. En mi opinión, este es el punto más difícil de entender, aceptar y probablemente el parte aguas entre aquellos que deciden creer y los que no. ¿Cuántas personas cuestionan el por qué deben arrepentirse? ¿Cuántas consideran que no lo necesitan? ¿Cuántas personas escuchan de Jesús como un buen ser humano con grandes ideas pero al leer sobre el perdón que ofrece, prefieren “brincarse” esa parte? No las culpo. De hecho te invito a que cuestiones todo lo que no te quede claro pero no debes quedarte ahí sino que busca en la palabra de Dios la respuesta a tus interrogantes. Pregunta. Pregunta con tu mente dispuesta a escuchar una respuesta que tal vez no esperabas. Estoy convencido que Dios no quiere tener seguidores que no entienden lo que hacen. Al contrario, nos pide que estudiemos su palabra y que la vivamos para que así, personalmente experimentemos su verdad. En la carta a los Romanos, se responde a la interrogante sobre la necesidad de ser perdonados: todos pecamos y hemos sido destituidos de la gracia de Dios; no hay un solo justo; solamente por gracia de Dios podemos ser justificados/perdonados pues no hay obra que podamos hacer para ganar el perdón de Dios. Si eres de aquellos que dudan sobre la necesidad de pedir perdón y por consecuencia de recibir las nuevas de Cristo, te invito a que leas la carta a los romanos en la Nueva Versión Internacional y pidas a Dios que te de entendimiento para lo que leerás. Estoy seguro que no te arrepentirás.

Oración
Padre: entiendo que debo servirte y ser testimonio de Ti sin estar dejando este trabajo a los demás. Entiendo también que Jesús trae el perdón de pecados y te pido en Su nombre que me perdones. Perdona mis ofensas a Ti, perdona mis faltas a los demás. Amén

30 ago 2011

Hechos 13:29-31

Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.



El día de hoy, yo soy testigo de que Cristo ha transformado mi vida. De que estaba perdido y fui encontrado. De que era esclavo del pecado y ahora soy libre. De que andaba sin rumbo y hoy tengo dirección. Soy testigo de un amor que nunca había conocido y lo recibí sin merecerlo. Testigo de un perdón que no tiene igual. Testigo de la gracia y misericordia que ofrece Dios. Testigo de que todo lo puedo en Cristo que me fortalece y que su poder se fortalece en mi debilidad y lo mejor de todo, testigo de que he sido perdonado de mis pecados y reconciliado con Dios pudiendo ahora ser llamado hijo de Dios.
Dios cumple todas sus promesas. Cumplió cada profecía que nos había dejado para la venida del Mesías y así será con cada promesa y profecía que encontramos en su palabra. Tú y yo debemos ser testigos también de Cristo. Fíjate cómo Pablo nos dice que aquellos que presenciaron su resurrección, son los que estaban siendo ahora testigos ante el pueblo. Si has aceptado a Jesús. Si te has reconciliado con Dios Padre. Si has pedido perdón por tus pecados, es necesario que vayas y seas testigo de lo que has vivido. Ahora, si lo piensas por un momento, tiene mucho sentido el hacerlo. ¿Cuántas veces no compartes una experiencia positiva? ¡Muchas! Incluso la repites con personas que ya la han escuchado por el gusto de revivir ese momento. Con Jesús es igual. Si no sientes el gozo y el deseo de compartirlo es porque probablemente aun no lo conoces y no te has entregado a Él. Probablemente has mantenido tu distancia y solamente has querido escuchar la teoría pues te parece interesante pero no has permitido que esas palabras entren a tu corazón y revolucionen tu vida entera. Hoy te invito a que le des una oportunidad a Jesús.
Por otro lado, me encanta leer: Mas Dios le levantó de los muertos. ¡Esto sí que me emociona! ¿Qué podemos temer si tenemos a Dios de nuestro lado? ¿Qué puede quitar nuestra paz? ¿Qué puede quitar nuestro gozo? Tristemente, nos distraemos tanto con lo que vivimos y hacemos que olvidamos frases como ésta y nuestro gozo y nuestra paz nos son arrebatadas. No debes permitir esto en tu vida. Por ello es importante pasar tiempo constantemente en la palabra. No porque alguien te obliga sino porque entiendes que ahí se encuentra tu alimento que necesitas. Te animo a que guardes en tu corazón estas palabras: Mas Dios le levantó de los muertos. Si Dios puede hacer esto, imagina ¡qué no podrá hacer en tu vida!

Oración
Señor: llevo tiempo escuchando de ti pero nunca he querido comprometerme y aceptar que te necesito. Hoy quiero pedirte perdón y pedirte que traigas paz y gozo a mi vida. Enséñame a vivir conforme a tu voluntad y dale sentido a mi vida. Señor, oro a ti en el nombre de Jesús. Amén

29 ago 2011

Hechos 13:26-28

Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase.



Para recordar la escena, Pablo se encuentra hablando en Antioquía y está haciendo un recuento de historias conocidas por el pueblo judío para finalizar explicando que el mensaje de Jesús es justamente para aquellos que son del linaje de Abraham.
Definitivamente Dios tiene todo bajo control y sus planes no están sujetos a nuestras ideas o acciones. Sin embargo, esto no quiere decir que no podamos tomar decisiones equivocadas. Por ejemplo, una persona que ha tenido problemas de alcoholismo, puede venir a Cristo y transformar su vida, pero todo lo que hizo tuvo y tiene consecuencias. Todo esto viene en relación con la audiencia que Pablo tiene frente a él y lo que les está comunicando. Varones, les dice, deben entender que un hombre inocente ha sido crucificado. Jesús fue enviado por Jehová y no lo pudieron reconocer. No pudieron darse cuenta que vino a reconciliarnos y anunciar el perdón de pecados. Estaban tan metidos en sus costumbres, en sus vidas y en sus ideas, que no fueron capaces de darse cuenta de lo que tenían frente a ustedes. Al Hijo de Dios. Al Salvador. Al rey de reyes. Es fácil para nosotros juzgar a los fariseos y a sus contemporáneos pensando que nosotros no hubiéramos caído en el mismo error y que seguramente hubiéramos reconocido a Jesús. La verdad es que muy probablemente habríamos hecho lo mismo. Seamos honestos. ¿Cuántas veces has preferido tu camino por encima del de Dios? ¿Cuántas veces has tenido que caer de rodillas y pedir perdón porque no quisiste escuchar y obedecer? ¿Cuántas veces te has topado con pared y reconocido que habías tomado tus propias decisiones? ¿Te das cuenta? Somos necios. Orgullosos. Tenemos en nuestro ser una naturaleza caída. A pesar de esto que está en nuestra contra, te tengo buenas noticias. Si has aceptado a Jesús, has recibido al Espíritu Santo que ahora vive en ti. Ya no estás solo. Estás totalmente equipado para poder vivir en obediencia al Señor.
Pablo nos recuerda que aun como seguidores de Jesús podemos cometer grandes errores. Personas que conocían de las escrituras estaban involucradas en la muerte de Jesús. ¿Lo puedes creer? Pues esto nos debe servir como alerta para no caer en los mismos errores. Pon atención a tus actos. Analiza lo que dices y piensas. Medita en tu vida y trata de evaluar si estás en obediencia y en sintonía con Dios pues no queremos ser encontrados como los fariseos que pensaban y decían que estaban con Dios mientras sus acciones demostraban lo contrario.

Oración
Señor: gracias por enseñarme que tu Espíritu Santo puede transformarme. Te pido que así sea. No quiero seguir más mi camino sino el tuyo. No quiero estar en tu contra sino pegado a Ti. Guíame para no fallarte. Guíame para vivir obedeciéndote. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén

16 ago 2011

Hechos 13:24-25

Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. Mas cuando Juan terminaba su carrera dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies.



¿Si esta historia ya la conocemos, para qué se repite en la Biblia? No tiene sentido, ¿en qué libro nos van a estar repitiendo lo mismo en capítulos diferentes? En ninguno. Pero como siempre, si Dios lo hace, debemos poner atención y tratar de entender el por qué. La respuesta es sencilla: el Señor quiere que pongamos atención al ejemplo que nos está dejando. ¡Cuántas personas aparecen una sola vez en la Biblia! Pero hay otras que su historia es vuelta a contar. ¿Las características de estas historias? Personas con corazones entregados al Señor.
Analicemos un poco las características de Juan el bautista. Se dedicaba a predicar el arrepentimiento a TODO el pueblo de Israel. No se limitaba por lo que la gente pudiera decir o pensar. Tampoco frenaba su trabajo porque pareciera difícil o imposible. Él decidió servir al Señor quien se encargó de llevarlo por todo el pueblo de Israel para que anunciara el arrepentimiento. Cuando comenzó a ser exaltado y confundido con algún gran profeta o el mismo Mesías, con una gran humildad explica que no es él y que además el que viene es mucho más grande al cual no es digno de hacer nada por Él. ¡Esto es impresionante! Tal vez ya has leído tantas veces estas palabras y esta historia que no te has percatado de la dimensión tan grande. Es el mejor ejemplo de humildad que encontramos en la biblia.
El fin de semana vi una película en la cual, una persona que transforma su vida al tomar una pastilla que le permite utilizar el 100% de la capacidad de su cerebro. Gracias a esto, puede realizar cosas inimaginables. Obviamente, de ser pobre, se vuelve millonario, casas, lujos, fiestas, mujeres, reconocimiento público y sobre todo poder. Esto es lo que se nos ofrece en esta tierra. Tratar de ser ricos. Tratar de ser poderosos. Tratar de vivir en lujo y sin preocupación económica. Por el contrario, hoy leemos sobre un excelente siervo de Dios que no tenía nada. Se alimentaba de miel y langostas (marcos 1:6) y cuando podía ser reconocido y exaltado decide desviar la atención a alguien más. ¿Quién quiere vivir así?
Nuestra mirada debe estar puesta en las cosas de Dios. Nuestro objetivo debe ser servirle. Debemos darle el trono de nuestra vida. ¡Qué fácil resulta quererle arrebatar al Señor todas estas cosas! Preferimos servirnos, ser nuestro propio jefe, tomar nuestras decisiones sin importar más nada. Hoy escuché que un reporte explicaba que la gente “mala” ganaba más dinero que los demás. ¡Esto es el mundo! Si bien, resulta sumamente tentador seguir nuestro camino y tratar de conseguir y disfrutar los placeres que este mundo ofrece, puedes estar convencido que no te llevarán a ningún lado. Hay testimonios de personas que tenían todo lo que acabo de enumerar. Hoy han rendido su alma a Cristo y explican que ese camino no los llevaba a ningún lugar en el que quisieran estar como el camino que el Señor ahora tiene para ellos. Espero puedas considerar el camino que ofrece Jesús. Tal vez no es tan brillante y exótico como el que ofrece el mundo. Parece simple y aburrido. Pero tarde o temprano te darás cuenta que es el camino que necesitas para tu vida y cuando decidas caminarlo entenderás que definitivamente está lleno de gozo y emoción. Este camino necesita del principal elemento que vimos en Juan: humildad. Reconocer que hay alguien mayor que nosotros. Que hay alguien de quien no merecemos que se fije en nosotros y aun así nos ama. Que hay alguien que quiere dirigir nuestra vida y sus planes son mejores que los nuestros. Que su misericordia y gracia son nuestro pan de todos los días y mejores que cualquier lujo que pudiera ofrecer este mundo. ¡Piénsalo!

Oración
Señor: definitivamente este mundo me confunde. Hay tantas cosas que llaman mi atención y parecen atractivas… hoy entiendo que tu camino es perfecto y el mejor para mi vida. Guíame en él. Guíame en tus pasos y ayúdame a no bajar la mirada pues me desvío fácilmente. Perdona mis pecados. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén

11 ago 2011

Hechos 13:17-23

El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto y con brazo levantado los sacó de ella. Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto; y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio. Después, como cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado éste les levantó por rey a David de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón quien hará todo lo que yo quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel.



Su audiencia tenía pleno conocimiento de las historias que estaba mencionando. Sabían perfectamente que Dios con todo su poder había enaltecido a Israel en Egipto sacándolos de la esclavitud y protegiéndolos de Faraón quién quería destruirlos. También recordaban cómo sus antepasados habían sobrevivido de manera milagrosa por cuarenta años en el desierto. Y así Pablo les recuerda cómo Dios ha estado presente y llenando de bendiciones a su pueblo hasta llegar a Jesús quien nos redime y reconcilia con Dios. Pablo nos presenta a Jesús. Nos dice de dónde viene y qué vino a hacer: ser el Salvador.
Me parece que en ocasiones es necesario hacer una recapitulación de lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas. Recordar aquellos momentos cuando éramos esclavos del pecado y nos liberó. También cuando milagrosamente nos protegió y procuró a pesar de estar en un “desierto”. Además, acordarse de aquellos momentos en los que nos dio lo que necesitábamos y aún así pedimos que cambiara nuestra situación como cuando el pueblo de Israel pide un rey en lugar de los jueces para ser como los demás pueblos. Las historias que narró Pablo son similares a nuestra vida. Nuestro Señor nos liberó de la opresión del pecado como a los israelitas de Egipto. Cada día nos da de comer y protege de manera milagrosa como lo hacía con ellos en el desierto. Escucha nuestras oraciones y toma acción. Nos ha llenado de bendiciones y, si pones atención estoy seguro que podrás reconocer todos sus milagros. Ese es el Dios que Pablo está presentando a los judíos y es el Dios que te presento hoy. Un Dios que ha mandado a su Unigénito, Jesús, para que todo aquél que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna. Estoy convencido que el propósito de nuestra vida es dar gloria al Señor y trabajar como sus embajadores llevando su mensaje en un lugar al que no pertenecemos. Pablo presentó a Jesús y recordó lo que Dios hace y es capaz de hacer. Hagamos lo mismo. Demos la gloria a Aquel que la merece. Enfoquemos nuestra atención a Aquel que nos cuida y nos ama como nadie lo ha hecho. Proclamemos su nombre. Anunciemos a su Hijo y la reconciliación que ofrece. Sirvámosle.

Oración
Señor: quiero entregarte mi vida y pedirte perdón por mis pecados. Hoy entiendo la cantidad de bendiciones y milagros que has hecho en mí y no puedo entender que derrames tanto amor sin yo merecerlo. Guíame para que mi vida sea de servicio a Ti, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

9 ago 2011

Hechos 13:15-17

Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano dijo: varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd: el Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.

Como siempre lo he dicho, la biblia no deja de sorprenderme y sobre todo en cómo podemos aplicar sus principios a nuestra vida. Nos encontramos con Pablo y Bernabé llegando a Antioquía después de su separación con Marcos. Van a la sinagoga y les preguntan si desean decir algo. Pablo sin dudar se levanta y comienza a hablar.
¿Cuál es el ejemplo y lo que me sorprende del pasaje de hoy? La manera en que Pablo comienza su discurso. Inspirado por Dios. Con un objetivo en mente: llevar el mensaje de reconciliación a través de Jesucristo. Hoy en día, es muy común escuchar la palabra empatía en las empresas o por lo menos en aquellas relacionadas con ventas. También, para aquellos que buscan mejorar sus habilidades para hablar en público o incluso aquellos que desean tener mejor comunicación con los demás, la empatía es algo común y de todos los días. Y ¿qué significa empatía? La real academia española lo define como: Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. En otras palabras, significa ponerte en los zapatos del o de los que tienes frente a ti. Cuando hacemos esto, aquellos que nos escuchan pondrán más atención pues se sentirán totalmente comprendidos e identificados con lo que les digamos. Si diera un discurso a médicos y pongo ejemplos sobre la natación, no crearía empatía, por el contrario, si les explico que el pecado es como un cáncer que poco a poco acaba con nuestra vida espiritual, comienzo a crear empatía con ellos y su atención a lo que digo será mayor. ¿Y qué hizo Pablo? Entendió en dónde estaba y a quién se estaba dirigiendo: varones israelitas y los que temen a Dios. Después comienza a hablar de sus raíces. Les recuerda que son el pueblo escogido por Dios y cómo fueron liberados sus antepasados de la opresión de Egipto. Pablo no utilizó el mismo método siempre. Dependiendo con quién se encontrara, hablaba de una u otra manera. Debemos hacer lo mismo: entender a quién nos estamos dirigiendo, ponernos en sus zapatos, entender su situación y a partir de ahí, extender la misericordia y el amor que Dios tiene para ellos. ¿Te das cuenta que de esta forma eliminas el juzgar o criticar? Dos mil años después de este discurso, la gente paga para aprender a hablar en público y entender lo que significa la empatía. Hoy tú y yo podemos aprenderlo de la biblia. Seamos sensibles, inteligentes y sobre todo, humildes para compartir a Cristo. Busquemos identificarnos con la persona opuesta antes de hablar de Dios y compartamos ¡lo que tanto necesitan escuchar!

Oración
Padre: gracias por tu misericordia y tu amor tan infinito. Quiero aprender a compartirlo con los demás y te doy gracias por enseñarme a hacerlo. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

5 ago 2011

Hechos 13:13-14

Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan (Marcos), apartándose de ellos, volvió a Jerusalén. Ellos , pasando Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.



Sin tener mucha información sobre la decisión de Juan, podemos suponer que tuvieron un desacuerdo por la siguiente razón: si uno viaja de Pafos rumbo a Antioquía se encuentra en la dirección correcta al llegar a Perge, por el contrario, está en dirección totalmente opuesta si su destino es Jerusalén. Para que puedas dimensionar la diferencia: una ciudad se encontraba al norte de donde zarparon y la otra al sur. No tiene sentido ¿cierto? Pues lo mismo con el relato de Juan (Marcos) separándose de Pablo y Bernabé.
¿Por qué la biblia nos presenta esta separación? Principalmente por una razón: tenemos que trabajar con nuestro carácter y nuestra convivencia con los demás. A veces creemos que nos podemos enojar con personas que no han aceptado a Jesús pero no con los hermanos en la fe. ¡Error! Somos humanos. No robots y sobre todo ¡imperfectos! Los discípulos mismos tuvieron discusiones y enojos, ¿por qué pensamos que a nosotros no nos pasará? ¡Por supuesto tendremos situaciones de conflicto! Tal vez zarparon de Pafos habiendo acordado que harían algo y finalmente la decisión que se tomó no fue del agrado de Juan y decide separarse del grupo. Así nos pasa a nosotros. Comenzamos un proyecto o unas vacaciones emocionados. Zarpamos con una sonrisa en nuestra cara que nadie puede ocultar. Conforme pasa el tiempo, te das cuenta que tu esposa tiene otros planes para el viaje que están realizando y no son los que tú esperabas. También sucede cuando te cambias de un trabajo a otro pensando que todo sería mejor. O cuando comienzas un negocio o algún plan que involucra a más personas. Todos somos distintos. Todos pensamos distinto. Lo único que puede unirnos son nuestros principios y obediencia al Señor.
Si bien, podemos inferir del desacuerdo entre Juan, Pablo y Bernabé, lo que es difícil de saber son los términos y la manera en que se realizó esta discusión. Aquí, en lugar de utilizar supuestos, voy a respaldarme con la palabra de Dios. ¿Qué hacer cuando entramos en conflicto con alguien? ¡Ahorcarlo! ¡No dirigirle la palabra! ¡Buscar que entienda su error y cómo nos hizo sufrir! Ninguna de estas respuestas provienen de la biblia. Perdonar. Amar al prójimo. Estar en paz. Sin importar lo que te hayan hecho, tu deber con el Señor y nadie más que Él es perdonar. No debes condicionar tu perdón hasta que te hayan pedido una disculpa, tu principal objetivo es perdonar incondicionalmente como Jesús nos perdonó. Ama a tu prójimo sin importar lo que te haya hecho y vive en la paz que solamente Dios puede dar.
Concluyendo, es normal que tenga desacuerdos. Lo que no debe ser normal es que no aprendas a perdonar, a amar a tu prójimo y a vivir con la paz que el Señor da.

Oración
Padre: te pido perdón porque pensaba que tenía el derecho de permanecer enojado o de guardar algún coraje o rencor. Hoy entiendo que lo único que hace mi falta de perdón es quitarme tu paz y estorbarme en mi comunión contigo. Te pido pongas perdón en mi corazón y destruyas mi orgullo que tanto te estorba. En el nombre de Jesús te lo pido. Amén