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31 oct 2011

Hechos 16:1-3

Llegó Pablo a Derbe y después a Listra donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego.  Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo, así que Pablo decidió llevárselo.



¿Cuántas veces has orado por tu crecimiento espiritual?  ¿Muchas?  A veces pasa el tiempo y nos olvidamos de ello.  ¿Estás fortaleciendo tu comunión con Dios?  ¿Estás trabajando para Él?  El motivo de mis preguntas es muy sencillo: Dios quiere utilizarnos.  Lo único que no sabemos es el tiempo en el que sucederá.  Mientras tanto, es nuestro deber prepararnos para este momento.  Cada uno de nosotros tiene un propósito y puede ser utilizado para la obra del Señor.
Pienso en la vida de Timoteo.  Probablemente tenía alrededor de 20 años.  Tenía buena reputación lo que indica que, cada decisión que tenía que tomar, lo hacía conforme a la voluntad de Dios.  Sacrificando deseos y su propia voluntad en ocasiones pero formando un carácter y personalidad que, sin saberlo, serían utilizados enormemente por el Señor.  Aunque parezca sin sentido en el corto plazo y difícil de hacer, el seguir a Dios y decidir en obediencia a Él, siempre traerá bendición.  No te dejes llevar por el momento y por “vivir al máximo”.  Muchas veces las consecuencias son devastadoras.  Confía en Dios.  Él está buscando bendecirte.  Nos dice la biblia que un día como cualquier otro, Pablo llega a Listra y se encuentra con Timoteo.  ¡Un instante!  No hubo advertencia para Timoteo.  Tampoco imaginó el impacto que tendría ese día ni lo que vendría posteriormente.
Cada día que vivimos debemos dedicarlo a nuestro crecimiento espiritual.  Debemos estar listos para el día en que el Señor nos diga: es tiempo de que comiences a trabajar para mí.  Tal vez has atravesado cantidad de situaciones incomprensibles.  La muerte de un hijo, padre o familiar.  Una enfermedad crónica.  Problemas económicos.  Ahora es tiempo de que utilices tu experiencia para ir y consolar a otros que se encuentren en situaciones similares.  Deja de pensar en ti.  Deja de ser la víctima.  Realmente no somos dueños de nada sino que estamos a cargo, por un tiempo, de aquello que el Señor nos da.
No deja de sorprenderme el hecho de que un día cualquiera Pablo conoce a Timoteo y el impacto que tiene este acontecimiento hoy en nuestras vidas a raíz de las cartas que le envió.  ¿Cuántos días y años dejamos pasar sin prepararnos y trabajar para el Señor?  Si hoy, un día cualquiera te quisiera utilizar el Señor para su obra, ¿estarías preparado?  ¿Tendrías que decir que necesitas más tiempo?  ¿Le dirías estoy ocupado, ahora no puedo?  Es muy sencillo quedarnos con el trono de nuestra vida.  Esto no significa que sea la mejor decisión.  Te invito a que a partir de este instante, busques prepararte para Dios y forjar un carácter conforme a su voluntad para que hoy o mañana, puedas decir: Señor heme aquí, ¿qué quieres que haga?

Oración
Padre: hoy entiendo que cada día de vida que me das lo debo utilizar para tu gloria y te pido perdón porque he desaprovechado una inmensa cantidad de días.  Te pido que pueda vivir preparándome para servirte y estar en obediencia a tu palabra.  Te lo pido en nombre de Jesús.  Amén 

27 oct 2011

Hechos 15:37-41


Resulta que Bernabé quería llevar con ellos a Juan Marcos, pero a Pablo no le pareció prudente llevarlo, porque los había abandonado en Panfilia y no había seguido con ellos en el trabajo.  Se produjo entre ellos un conflicto tan serio que acabaron por separarse.  Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre, mientras que Pablo escogió a Silas.  Después de que los hermanos los encomendaron a la gracia del Señor, Pablo partió y viajó por Siria y Cilicia, consolidando a las iglesias.



Por un lado, tenemos a Bernabé, excelente hombre en la fe, y por el otro a Pablo, autor de tantas cartas impresas en la biblia.   Gran ejemplo y extraordinario testimonio de los dos.  A pesar de su gran entrega y trabajo al Señor, hoy vemos que entraron en conflicto el uno con el otro.  Discutieron a tal grado que simplemente no pudieron entrar en acuerdo y decidieron que cada quien iría por su lado.  ¿Cómo?  ¿Aquellos personajes tan grandes que la biblia utiliza de ejemplo se pelearon y se separaron?  Sí.  ¿Y la biblia lo registra?  ¿No deben de poner puros ejemplos buenos en la palabra de Dios?  A pesar de que muchas personas piensan que la biblia está llena de buenos deseos y cosas buenas, la verdad es muy distinta.  Abunda de todo tipo de ejemplos y personajes.  Además, no se omite nada de lo que hayan hecho mal o de los conflictos que tuvieron.  Piensa en esto: la biblia no nos ocultó que Moisés había asesinado a una persona.  Tampoco quitan la cantidad de negaciones de Jonás contra la voluntad de Dios.  También sabemos que David codició a Betsabé e incluso prácticamente mandó a matar a su esposo para que él pudiera tomarla.  Estos son nuestros grandes ejemplos de la biblia.  Humanos.  Hombres y mujeres como tú y como yo.  Sin ninguna distinción.  Sin ningún atributo distinto.  Nuestra naturaleza y carne son igualmente pecaminosas.  Por esta razón, no debes dejar que algún error que hayas cometido frene tu crecimiento espiritual.  Pide perdón.  Sé humilde y reconoce tus errores.  Ahora no dejes que eso sea una cadena que no te deje avanzar.  Si en verdad te has arrepentido, el Señor ¡ya te ha perdonado!  Es tiempo de que te perdones a ti mismo.
Lo que Pablo y Bernabé hicieron no es lo ideal.  Pienso en la personalidad de Pablo y me parece que le faltó ser más amoroso y misericordioso, probablemente las grandes características de Bernabé.  Por el contrario, a Bernabé le faltó ser más estricto y duro para poder llegar a un acuerdo con Pablo.  De todas maneras, como comenté al principio: son humanos y cometen errores.  No nos debe sorprender esta situación y mucho menos debemos juzgarlos sino por el contrario, entender que estamos igual de expuestos a cometer el mismo error.  Mientras es normal equivocarnos, debemos mantenernos sencillos y humillados para reconocer y corregir nuestros errores.

Oración
Señor: te pido que pueda aprender a tener un corazón sencillo y una actitud humilde.  Te pido que aprenda a reconocer mis errores y a no entrar en discusiones buscando aplastar a la otra persona.  Ayúdame a vivir en tu paz y amando a mi prójimo.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

26 oct 2011

Hechos 15:36


Algún tiempo después, Pablo le dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los creyentes en todas las ciudades en donde hemos anunciado la palabra del Señor, y veamos cómo están.



Conforme más conozco de Dios y más quiero obedecer, comprendo que mi vida cada vez se debe enfocar menos en mí y más en servir a los demás.  Poco a poco voy entendiendo que Jesús se dedicó enteramente a sus discípulos y a dejarnos un extraordinario ejemplo de cómo vivir.  Nació en Belén.  La ciudad más pequeña de Judá.  Incluso la gente se preguntaba si algo bueno podría salir de aquél lugar.  Hijo de un carpintero.  De las profesiones más bajas en ese tiempo. 
Viviría sin un hogar fijo.  Una muda de ropa y comida conforme les era ofrecida (o realizaba un milagro).  Recuerdo la escena en la que Jesús decide lavar los pies de los discípulos.  Algo totalmente inverso a las costumbres.  Considerado de las actividades más bajas que una persona podría realizar.  Jesús lo hizo por sus discípulos.  Pero no termina ahí.  Fue llevado a juicio de manera ilegal y sobre todo injusta.  Sufrió una muerte horrible y brutal.  Colgado en un madero.  Destinado para los peores criminales que existían en esa época.  Finalmente tuvo que ser desamparado por Dios y pagar por todos nuestros pecados. 
Si puedes comprender cada detalle de lo que Jesús hizo, puedes entonces ver que tiene sentido lo que Pablo está proponiendo a Bernabé.  
Jesús se dedicó a nosotros.  No pensó en unas vacaciones.  No pensó que ya era suficiente.  No pensó que ya se estaba convirtiendo en un “aleluyo” o un extremista.  Estaba obedeciendo al Padre y entregando su vida por nosotros.  Precisamente esto es lo que Pablo le está diciendo a Bernabé.  Bueno Bernabé, ya hemos ido a una gran cantidad de regiones, miles de personas han escuchado y aceptado el evangelio que hemos anunciado, hemos atravesado muchas situaciones adversas, creo que es tiempo de volver y dar seguimiento a cada uno de ellos para encomendarlos por el camino del Señor.  Qué tal que por el contrario hubiera terminado diciendo: ahora es tiempo de establecernos en Jerusalén y predicar ahí.  ¿No te parecería razonable algo así?  Honestamente así lo aplicamos a nuestra vida.  Pensamos que ya hicimos suficiente.  Que ya sería exagerado hacer más o que simplemente necesitamos un descanso.  No se trata de ser exagerado sino de entender lo que Jesús hizo por ti y por mí. 
Es tiempo de ser verdaderos servidores de Cristo.  No a medias.  No a tu conveniencia.  No conforme necesites de Dios.  Si dices creer en Dios y haber aceptado a Cristo, tu siguiente paso debe ser entregar tu vida entera en servicio a Él.  No dejes que lo material ni lo físico estorben en lo espiritual.  Somos hijos de Dios y embajadores en este mundo.  No pertenecemos aquí.  Estamos de paso.  Utilicemos este tiempo lo mejor que podamos para dar gloria a aquel que nos ama incondicionalmente.

Oración
Padre y Señor mío: Perdona mis pecados y límpiame.  Hoy entiendo que he puesto mis ojos en mis cosas, mis deseos y mis necesidades y comprendo que no es lo que quieres de mí.  Te pido que pueda vivir en servicio a Ti y a mi prójimo.  Te pido que mi vida física y material pasen a segundo plano y mi relación contigo sea siempre mi prioridad.  Quita aquello que estorbe en mi comunión contigo.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

25 oct 2011

Hechos 15:30-35


Una vez despedidos, ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la congregación y entregaron la carta.  Los creyentes la leyeron y se alegraron por su mensaje alentador.  Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.  Después de pasar algún tiempo allí, los hermanos los despidieron en paz, para que regresaran a quienes los habían enviado.  Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la palabra del Señor en compañía de muchos otros.



Cuando nada parece tener sentido no quiere decir que Dios no tenga un propósito.  Ahora, no debemos confundir nuestras malas decisiones con malos resultados con aquellas situaciones en las que nada podemos hacer y nos son adversas.  Lo que siembras es lo que cosechas.  Es un dicho muy conocido.  Muy cierto.  De todas formas, nos sigue sorprendiendo cuando lo vemos en nuestra vida.  Pensamos que a nosotros no nos va a pasar.  Por alguna razón pensamos que habrá algo que permita que el resultado sea distinto a pesar de que estamos totalmente encaminados en la dirección incorrecta.  Todo esto lo digo porque me sorprende leer que los discípulos seguían creciendo en Antioquía.  Si recuerdas un poco, Pablo casi muere en este lugar, Pedro fue encarcelado y los creyentes eran aprehendidos y maltratados.  ¿No te parece el lugar más hostil para seguir intentando crecer una iglesia?  Pareciera totalmente necio el querer trabajar ahí.  ¿Qué sentido tiene?  ¿Señor, cómo quieres que arriesguemos nuestras vidas en un lugar que no desean recibirnos?  Puedo imaginar estos pensamientos en los discípulos.  Pero el Señor siguió mostrando su voluntad y Antioquía estaba dentro de sus planes.  Los discípulos obedecieron.  Después de un tiempo, el relato de hoy nos confirma que, a pesar de las circunstancias totalmente adversas a los hermanos en la fe, la iglesia en Antioquía seguía creciendo.  ¿Cómo?  Sí.  A pesar de que no tenía sentido el trabajar en ese lugar, Dios, se encargó de demostrar cómo donde abunda el pecado sobreabunda su gracia.
Ahí estaban reunidos.  Leyeron la carta, se gozaron en lo que escucharon y en el compañerismo que recibieron.  Luego fueron despedidos.  Los hermanos habían sido fortalecidos y animados a seguir en el camino de Dios y presenciamos un final feliz.
Tiene que pasar tiempo.  El tiempo de Dios y no el tuyo.  No siempre podremos comprender lo que está sucediendo y tampoco podemos suponer que tal fecha todo se debe aclarar.  La verdad es que el tiempo del Señor es muy distinto al nuestro.  Hoy podemos ver que, a pesar de haber atravesado circunstancias totalmente adversas y situaciones que parecían sin sentido, nuestro Dios tiene un plan muy superior a lo que podemos ver, el cual, nos es revelado cuando en su misericordia decide que el tiempo ha llegado.
¿Puede venir algo bueno de circunstancias adversas?  Sí.  Definitivamente que sí.  Para esto, nuestro deber es obedecer fielmente a Dios y esperar a que decida mostrarnos su plan.  Mientras tanto, podemos permanecer en Su paz y Su gozo y Su amor.  No estás solo.  No estás desamparado.  Espera en Él.

Oración
Señor: definitivamente las circunstancias me impiden darme cuenta que Tú tienes control y sobre todo un plan que traerá bendición.  Hoy entiendo que en tu soberanía, tú decides qué y cuándo.  Ayúdame a permanecer en obediencia en todo momento y con mi fe puesta siempre en Ti.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

24 oct 2011

Hechos 15:24-29


Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin nuestra autorización, los han inquietado a ustedes, alarmándoles con lo que les han dicho.  Así que de común acuerdo hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros queridos hermanos Pablo y Bernabé, quienes han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.  Por tanto, les enviamos a Judas y a Silas para que les confirmen personalmente lo que les escribimos.  Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los siguientes requisitos: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual.  Bien harán ustedes si evitan estas cosas.  Con nuestros mejores deseos.



Esta es la carta que escribieron y enviaron con Pablo y Bernabé.  Resulta interesante leer con detenimiento y tratar de encontrar el tono con el que fue escrita.  Es decir, ¿los estaban regañando, animando o reclamando?  Personalmente, después de leer varias veces estos versículos, solamente puedo notar un tono calmado, con mucho amor y paciencia para con los destinatarios.  No me cuesta trabajo aceptar que tengo muy poca paciencia.  Lo que sí me cuesta trabajo, y mucho, es poder calmarme y frenarme para reaccionar distinto.  La biblia nos dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  Que seamos prontos para oír y tardos para la ira.  Que tengamos cuidado con nuestra lengua pues aunque pequeña puede destruir en gran manera.  
Sabemos que la biblia está llena de ejemplos sobre lo que debemos y no debemos hacer y hoy es un excelente ejemplo sobre cómo comportarnos con nuestros hermanos y cómo exhortarlos a continuar correctamente en el camino de Dios.
Debemos tener mucho cuidado al dirigirnos a los demás y en especial con nuestros hermanos en la fe.  Si el Señor nos mandó a estar en paz con los demás, busquemos tener este sentimiento presente en todo momento.  Si es necesario corregir como en el caso que leímos en los versículos de hoy, utilicemos palabras de amor y no de castigo, de paz y no de contienda, de gracia y no de juicio recordando en todo momento que servimos al Señor y no a nosotros mismos.  Pablo en su carta a Timoteo nos dice que reprendamos al anciano exhortándole como a un padre y a los más jóvenes como nuestros hermanos.  Recuerda lo que la carta a los gálatas nos dice sobre el fruto del espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
Todos estos atributos tenía Jesús y vivió dando testimonio de ello.  Si decimos que somos sus seguidores, es nuestra responsabilidad imitarlo en todo y no solo en aquello que consideramos importante.  Recuerda que Dios no ve el exterior sino tu corazón.  A Él no lo engañas cuando no obedeces.  Te engañas a ti mismo.  

Oración
Padre: perdona mis pecados y mi falta de amor y paciencia para con mi prójimo.  Gracias por enseñarme que debo cambiar y que mi personalidad necesita ser moldeada conforme a la de Jesús.  Transforma mi vida y permite que lleve fruto.  Te pido que me llenes de tu amor y que pueda compartir tus bendiciones con mi prójimo sin hacer excepción de persona alguna.  En Cristo Jesús.  Amén 

17 oct 2011

Hechos 15:22-23ª


Entonces los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia, decidieron escoger a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con pablo y Bernabé.  Escogieron a Judas, llamado Barsabás y a Silas, que tenían buena reputación entre los hermanos.  Con ellos mandaron la siguiente carta…



Es muy fácil hablar y muy difícil tomar acción.  Muchos tienen la costumbre de dar su opinión y decir: yo haría esto y aquello y cambiaría tal o cual.  Pero tristemente no dan un paso para ayudar y realizar estos cambios.  Esta situación se da tanto en la iglesia como en cualquier otro ámbito.  Es sencillo criticar y señalar las faltas, pero resulta difícil tomar un compromiso e involucrarse para cambiarlas.  Los discípulos nos dejaron un excelente ejemplo en este aspecto.
Recuerda que en los versículos anteriores, veíamos que estaban discutiendo sobre lo que debían hacer con respecto a los fariseos queriendo imponer la circuncisión a los gentiles y cómo era un camino erróneo.  Señalaron el problema.  Lo identificaron.  Lo meditaron.  Acudieron a la palabra y decidieron tomar acción.  No criticaron ni hablaron mal de los fariseos.  Entendieron el problema y pusieron manos a la obra.  Nos dice la biblia que enviaron una carta pero además, escogieron a personas dentro de ellos mismos que se encargarían de ir y convivir con ellos para explicarles personalmente el camino de Jesús.
Físicamente fueron y se quedaron allá.  No bastó una carta.  No bastó una amonestación o unas palabras de aliento.  Al leer esto me doy cuenta de lo egoístas que somos.  Dedicar tiempo a los demás resulta sumamente difícil.  Siempre hay algo más que podemos hacer y con un buen pretexto.  Nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra salud, nuestra fatiga y así la lista sigue de mil y un excusas para no dar de nuestro tiempo a los demás.  Piensa en esto: ¿hace falta gente que dedique de su tiempo a los demás?  ¡Por supuesto!  ¿Es algo bíblico el hacerlo?  La respuesta la vemos en Jesús que entregó su vida por nosotros.  No dedicó unos días o años sino su vida entera.  Caminó pegado a sus discípulos para prepararlos y guiarlos.  Aún sabiendo que Judas lo traicionaría, permitió que se quedara dentro del grupo y darle la oportunidad de que se arrepintiera. 
¿Por qué nos cuesta tanto dar de nuestro tiempo? 
Si vemos que los discípulos deciden ir y pasar tiempo con otras personas para dar gloria a Dios, nosotros debemos hacer lo mismo.  Piensa por un momento cómo puedes dar gloria al Señor dando de tu tiempo a los demás.  ¿Qué necesidades hay a tu alrededor?  ¿Para qué eres bueno?  Utiliza tus dones.  Ve y ponlos en práctica con los demás.  Si tienes ideas de cómo mejorar algo, pon de tu tiempo y llévalas a cabo.  El ejemplo vale más que mil palabras…

Oración
Padre: gracias por enseñarme cómo servirte y mostrarme mis errores.  Hoy entiendo que he sido egoísta y he preferido señalar o juzgar en lugar de entregar de mi tiempo.  Pon en mí un corazón que quiera servir y busque entregarse en lugar de buscar lo suyo.  Transforma mi manera de pensar mi Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén  

14 oct 2011

Hechos 15:12-21


Toda la asamblea guardó silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo, que les contaron las señales y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles.  Cuando terminaron, Jacobo tomó la palabra y dijo: Hermanos, escúchenme.  Simón nos ha expuesto cómo Dios desde el principio tuvo a bien escoger de entre los gentiles un pueblo para honra de su nombre.  Con esto concuerdan las palabras de los profetas, tal como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré la casa derrumbada de David.  Sus ruinas reedificaré y la restauraré, para que busque al Señor el resto de la humanidad (los gentiles), todas naciones que llevan mi nombre.  Así dice el Señor, que hace estas cosas conocidas desde tiempos antiguos.  Por lo tanto, yo considero que debemos dejar de ponerles trabas a los gentiles que se convierten a Dios.  Más bien debemos escribirles que se abstengan de lo contaminado por los ídolos, de la inmoralidad sexual, de la carne de animales estrangulados y de sangre.  En efecto desde tiempos antiguos Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en las sinagogas todos los sábados.



Cuando uno entra en desacuerdo, cuando no sabe qué hacer o qué pensar, lo que debe hacer no es preguntar a la sabiduría humana sino a Dios para obtener las mejores respuestas.  En esta ocasión, los hermanos acudieron a ellas para poder llegar a una decisión que fuera la correcta.  ¿Qué hacer con los gentiles?  Pues en las escrituras el Señor muestra que ellos también estarían incluidos dentro de su pueblo y hoy en día tenemos a Pedro, Pablo y Bernabé presenciando milagros en las vidas de los gentiles.  ¿Conclusión?  Esto es obra del Señor.  Entonces, ¿qué nos corresponde hacer?  Decirles que se dediquen a obedecer y seguir a Cristo.  ¡Listo!  Asunto arreglado.  Nuestra vida está llena de momentos como este.  Entramos en confusión e indecisión.  No sabemos cómo actuar ante esta y aquella situación.  Nos quedamos parados y pensamos que ahí debemos estar hasta que las cosas se aclaren.  La verdad es que todo se aclara rápidamente al ser expuesta a la luz de la palabra.  Por ejemplo: ¿te hicieron daño o lastimaron?  Dios nos pide que amemos y oremos por nuestros enemigos.  Asunto arreglado.  ¿Debo hacer esto o aquello?  ¿Tienes que mentir?  ¿Tienes que dejar de ir a tus estudios y discipulados?  ¿Estás buscando dar gloria a Dios o a ti?  Asunto arreglado.  Yo sé que puedes estar pensando que hay momentos más complicados que estos ejemplos, pero créeme, finalmente todo se reduce a un sí o un no cuando lo medimos con la vara del Señor.  ¿Por qué?  Porque ésta expone lo que hay en nuestro corazón.  Así expuso lo que los fariseos estaban queriendo hacer con los gentiles.  En su corazón no estaba el vivir por la gracia y misericordia de Dios sino que querían continuar haciendo obras y cumpliendo leyes.
Finalmente Jacobo nos da un excelente consejo que parafraseado diría algo así: dejemos atrás todos estos argumentos y pongamos nuestra mirada en el Señor.  ¿Qué nos pide?  Que le sirvamos.  Que le obedezcamos.  Que le demos gloria.  Bien.  Entonces eso pidamos y exhortemos a los gentiles que lo hagan.
Bien.  Esto entonces es lo que hoy Dios te pide que hagas.  

Oración
Señor y Padre nuestro: cuántas gracias te doy por darle sentido a mi vida y por amarme incondicionalmente.  Gracias por enseñarme a tomar decisiones basado en tu palabra y darme certeza que será siempre la mejor decisión.  Te pido que pueda enfocarme en servirte y obedecerte dejando que tú te encargues de lo demás.  Padre, perdona mis pecados y no permitas que me aparte de Ti.  En el nombre de Cristo Jesús te lo pido.  Amén 

10 oct 2011

Hechos 15:5-11


Entonces intervinieron algunos creyentes que pertenecían a la secta de los fariseos y afirmaron: Es necesario circuncidar a los gentiles y exigirles que obedezcan la ley de Moisés.  Los apóstoles y los ancianos se reunieron para examinar este asunto.  Después de una larga discusión, Pedro tomó la palabra: Hermanos, ustedes saben que desde un principio Dios me escogió de entre ustedes para que por mi boca los gentiles oyeran el mensaje del evangelio y creyeran.  Dios, que conoce el corazón humano, mostró que los aceptaba dándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros.  Sin hacer distinción alguna entre nosotros y ellos, purificó sus corazones por la fe.  Entonces ¿por qué tratan ahora de provocar a Dios poniendo sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar?  ¡No puede ser!  Mas bien, como ellos, creemos que somos salvos por la gracia de nuestro Señor Jesús.



Parece algo obvio lo que Pedro dice y debería ser muy fácil de aceptar.  La realidad es que no lo es.  Me parece que este  es uno de los temas más difíciles en cuanto a Dios y la salvación.  Las personas escuchan el evangelio.  Lo entienden.  Creen en él pero después comienzan a dudar sobre la gracia y lo increíble que es.  “¿Solamente debo arrepentirme de mis pecados y aceptar a Cristo?” “¿Cómo es posible que ya no tenga que hacer nada más para ir al cielo?”  “Yo creo que debo portarme bien y hacer esto o aquello”.  “Tal vez sea bueno dejar de comer tal cosa por un tiempo”.  “También puedo cambiar e ir los domingos a escuchar de Dios”.  Si bien, somos renovados en Cristo, este tipo de cambios no son los que provienen de Dios.  Provienen de una persona que quiere seguir trabajando a su manera y utilizar el evangelio como complemento o recurso de emergencia.  Jesús cargó la cruz que llevaba todos nuestros pecados y murió en ella haciendo el sacrificio único y perfecto para que a través de su sangre pudiéramos ser redimidos y reconciliados con Dios Padre.  Si puedes entender esto, puedes dar el siguiente paso y comprender que realizar un sacrificio extra está totalmente fuera de lugar.  Jesús ya lo hizo todo.  Circuncidarse o no ya no era relevante.  Cumplir la ley de Moisés al pie de la letra ya no era el camino para ir al cielo.  El camino es Cristo y alcanzado a través de su sangre, misericordia y su gracia ofrecida a nosotros.  Pedro reconoce que era imposible llevar la carga de la ley y llevarla a perfección.  Por eso cuestiona a los fariseos y trata de hacerles ver su error.  “Entiendo que estaban acostumbrados a estas cosas, pero recuerden cómo Dios les ha recibido y dado el Espíritu Santo y no ha hecho distinción alguna entre nosotros y ellos”.
Debemos entender el amor tan profundo de Dios para con nosotros.  Le dimos la espalda.  Lo negamos.  Lo sacamos de nuestras vidas.  Quisimos vivir a nuestra manera y aun así, Él se mantuvo fiel y siempre nos esperó con los brazos abiertos.  Su amor no fue más ni menos.  Siempre estuvo ahí.  Y ahora que venimos a Él, podemos caer de rodillas  y pedir perdón por nuestros pecados y aceptar su gracia que nos es ofrecida sin merecerla.  Ya no se trata de obras sino de comprender un amor incondicional que nos es ofrecido a través de Cristo.

Oración
Padre nuestro: te pido perdón por mis pecados.  Te pido que pueda entender este amor tuyo tan grande y pueda aprender a vivir en tu camino.  Gracias por enviar a Jesús y por siempre estar ahí de manera incondicional.  Gracias Señor por tus bendiciones y por recibirme sin merecerlo.  En el nombre de Jesús.  Amén

7 oct 2011

Hechos 15:3-4


Enviados por la iglesia, al pasar por Fenicia y Samaria contaron cómo se habían convertido los gentiles.  Estas noticias llenaron de alegría a todos los creyentes.  Al llegar a Jerusalén, fueron muy bien recibidos tanto por la iglesia como por los apóstoles y los ancianos, a quienes informaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.



Las noticias que anunciaban pueden sonar poco llamativas pero eso dista mucho de la realidad.  Recuerda que los judíos estaban acostumbrados a que Dios se dirigía solamente a ellos.  Además, no se mezclaban con otras personas y tenían muy presente la distinción entre un judío y un gentil.  Cuando se hablaba de gentiles, también se podía pensar que eran aquellos que adoraban distintos dioses.  Entonces, imagina la escena que estamos leyendo.  Llegan Pablo y Bernabé y les informan que aquellas personas con las que no se mezclan y tienen poco convivio, a las que han excluido y adoran a otros dioses, el Señor ha mostrado que la reconciliación también es para ellos.  ¡Algo insólito!  Tenían que transformar su forma de pensar y entender los cambios que estaban suscitándose a través de los planes de Dios.  Lo maravilloso de esta escena es ver que esta noticia trajo gozo y alegría a los creyentes.  No se quedaron atrapados en sus costumbres e ideas.  No cuestionaron ni pusieron estorbos para estos cambios.  Simplemente pudieron ver lo que Dios estaba haciendo y se gozaron en ello.  ¡Cuánto trabajo nos cuesta poder hacer esto!
El Señor trae cambios a nuestra vida y cómo nos encanta aferrarnos a lo anterior.  Pensamos que no es necesario mover nada.  Que así estamos bien.  Nos cuesta trabajo entender que las cosas deben ser distintas y que Dios está trabajando a nuestro alrededor (y en tu interior) y esto significa cambio.  La palabra de Dios nos recuerda que seremos transformados todos los días hasta que seamos llamados o Él venga nuevamente.  ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo dejar atrás nuestra forma de pensar y entender que Dios necesita empezar de cero?
Los hermanos que se regocijaron en las provincias pudieron lograr este cambio por una sola razón: Dios estaba en primer lugar en su vida.  ¿Lo repito?  Dios ocupaba el primerísimo lugar en su mente y en su corazón.  Si Dios manda esto, Él sabe lo que está haciendo y seguro traerá bendición.  No lo entiendo bien pero el Señor sabe más que yo.  Algo así pudieron haber pensado los hermanos en Fenicia y Samaria.
¿Estás estorbando el trabajo de Dios por no ceder el trono de tu vida?  ¿Sigues pensando que es mejor decir no al cambio que Dios quiere en tu vida?  Es muy importante que medites y puedas ser honesto.  Tal vez estás siendo necio y por ello no estás entendiendo lo que Dios te está mostrando.  Hoy te animo a vivir diferente.  A vivir dejando que el Señor sea el Rey de tu vida y tú puedas gozarte con todo lo que vaya mostrando.  ¿Estás dispuesto a ceder el primer lugar y entregarlo a Jesús?

Oración
Señor y Padre: te entrego mi vida y te pido que Tú reines en ella.  Ahora entiendo que he sido necio y que no veo tu trabajo porque sigo pensando en mí primero.  Quiero vivir en tu gozo y confiado que Tú tienes el control y que tienes cuidado especial de mí.  Gracias por tu amor y misericordia.  Perdona mis pecados.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén.

6 oct 2011

Hechos 15:1-2


Algunos que habían llegado de Judea a Antioquía se pusieron a enseñar a los hermanos: A menos que ustedes se circunciden, conforme a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos.  Esto provocó un altercado y un serio debate de Pablo y Bernabé con ellos.  Entonces se decidió que Pablo y Bernabé, y algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén para tratar este asunto con los apóstoles y los ancianos.



El día de ayer falleció Steve Jobs.  Si tu nombre no te dice mucho, piensa en la compañía Apple.  Las ipods, ipads, iphones y computadoras Mac.  Prácticamente, este hombre revolucionó nuestra forma de vivir.  A la edad de 56 años falleció.  Dejó a su familia, su empresa, su casa y una cantidad impresionante de dinero.  Ahí está todo su trabajo.  No se lo pudo llevar.  Básicamente, lo que Pablo, Bernabé y Pedro, tratarían de aclarar con los hermanos que predicaban acerca de la necesidad de circuncidarse era mostrarles lo que le sucedió a Steve Jobs: la circuncisión se queda en este mundo mientras nuestras almas se van.  La biblia nos enseña que por gracia somos salvos y esto proviene de Dios y no de nosotros para que la gloria sea siempre para Él. 
Mientras veía en las noticias los logros que este hombre había tenido y escuchaba un excelente discurso que dio en una Universidad, meditaba en una frase que compartía, la cual, había cambiado su vida.  “Cada día me levanto y me pregunto si lo que haré el día de hoy me gusta.  Si la respuesta es negativa por un periodo extendido, significa que debo cambiar de dirección”.  ¡Me encanta la frase!  Pero me gusta aun más si la aplico en nuestra vida espiritual en lugar de la material y la parafrasearía así: cada día que me levanto, me pregunto si en este día estoy dispuesto a servir al Señor sin importar lo que pueda venir y gozarme con las bendiciones que Él considere necesarias para mi vida.
Jesús nos enseña que para ir al cielo necesitamos reconocer que hemos pecado contra Él y pedir perdón alcanzando su gracia y misericordia.  Los hermanos estaban cambiando su evangelio y tratando de regresar a lo que habían aprendido sobre la salvación y la circuncisión.  Así somos nosotros.  Aprendemos de Dios.  Aprendemos que Jesús tiene un nuevo camino y aprendemos que la biblia nos enseña cómo ir por ese camino.  Mientras vamos por ese camino, nos empieza a coquetear el comprar un auto nuevo.  Nos distraemos con unas ricas vacaciones en un lugar delicioso.  Conocemos a una persona que nos hace sentir que nuestro estómago se hace chiquito.  Cambiamos de trabajo o de ciudad.  Y así, poco a poco, sin darnos cuenta, estamos enfocados en vivir para nuestro placer carnal y hemos dejado atrás nuestra perspectiva espiritual.  Así de fácil.  No lo viste venir y tampoco lo hiciste con intención.  Pero hoy te encuentras más atrapado en las cosas materiales que en las espirituales.  Justo como estabas antes de conocer a Dios o tal vez peor.  Piensa en esto.  Todo aquello que te distrae, se quedará aquí cuando tú te vayas.  Lo único que queda es tu servicio al Señor y esto no porque te lo lleves sino porque nos dice la palabra que Él nos tiene una recompensa por nuestro servicio a Él. 
Fue muy impresionante para mí el fallecimiento de Steve Jobs.  Una de las personas más increíbles, inteligente y rica de este mundo no pudo decidir sobre cuándo morir.    El Señor tuvo control sobre su vida y así tiene control de la nuestra.  Deseo de todo corazón que cada día que me permita estar aquí, pueda vivirlo en servicio a Él.  No permitas que la “circuncisión” te distraiga de lo que realmente importa.  ¿Qué vas a hacer de tu día?  ¿Trabajar para ganar dinero y cuidar de tu familia?  Suena bien, pero se te olvida que el que realmente la sustenta no eres tú sino Dios.  Mejor dediquemos nuestra vida a Aquél que nos ama y nos bendice.  A Aquel que nos da todo lo que necesitamos y más.  Deja de ser egoísta y sirve al Señor.  Deja tus costumbres atrás y renueva tu vida a través de Cristo.

Oración
Señor: me arrepiento de mis pecados y te pido que me perdones.  Hoy aprendí que a través de tu gracia puedo ir al cielo y te pido que así sea en mi vida.  Gracias por mostrarme que mis costumbres estorban en mi relación contigo y que nada de lo que hay en esta vida me podré llevar cuando me llames.  Te pido que cada día pueda servirte y tener mi mirada en ti.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén.

4 oct 2011

Hechos 14:23-28


En cada iglesia nombraron ancianos y, con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en quien habían creído.  Atravesando Pisidia, llegaron a Panfilia, y cuando terminaron de predicar la palabra en Perge, bajaron a Atalia.  De Atalia navegaron a Antioquía, donde se los había encomendado la gracia de Dios para la obra que ya habían realizado.  Cuando llegaron, reunieron a la iglesia e informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos, y de cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.  Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.



Ahora que están tan de moda los programas de la vida real o “reality shows”, esto que estamos viendo con los discípulos podría ser un excelente candidato para un nuevo show.  Viajando a distintas ciudades.  Siempre con escenarios diversos así como culturas.  En algunas ocasiones todo sale excelente pero en otras su vida ha sido puesta en peligro.  Así, poco a poco, día con día, nos iríamos dando cuenta de cómo Dios está trabajando desarrollando su plan.
De la misma manera se desarrolla nuestra vida.  Tenemos diversos acontecimientos.  A veces alegrías, a veces tristezas.  Nuevos retos.  Nuevos lugares.  Nuevas personas.  Pero hay días en los que simplemente te gozas por estar siguiendo al Señor y saber que estás en el camino correcto.  Así imagino a los discípulos en estos últimos versículos.  Habían pasado momentos sumamente difíciles y situaciones que jamás pensaron poder vivir para contarlas.  Pero ahí estaban.  Caminando.  Navegando.  Reuniéndose con los demás discípulos y fortaleciendo su fe.  Ahí estás tú también.  Sigues sin entender bien cómo el Señor se ha encargado de todo, pero no dejas de estar agradecido.
Algo que llama mucho mi atención es que al llegar a Antioquía, se dedicaron a compartir cada detalle de lo que había sucedido en sus distintos viajes.  Me hace pensar en lo bueno que es compartir nuestras experiencias y abrir nuestra vida a los demás.  Seguramente no contaron solamente los momentos fáciles y felices.  Estoy convencido que los intentos de lapidadas que recibieron, también fueron compartidos en esas pláticas.  Piensa en esto: por qué nos cuesta trabajo abrir nuestras experiencias.  ¿Por qué preferimos el anonimato y la soledad?  Mi primera respuesta sería para no exponernos a ningún tipo de crítica o juicio.  Preferimos callar y llevar nuestra vida de manera muy privada.  Si bien, no estamos exentos de encontrarnos con tales críticas, te animo a que reflexiones en las bendiciones que te estás perdiendo por no abrir tu vida espiritual a los demás.  Compartir lo que te sucede, tus miedos y tus alegrías con personas que te ayudarán y motivarán a seguir en tu peregrinaje con el Señor.  ¡Es lo mejor que podemos hacer!  Además, aunque no lo creas, tú vida sirve como testimonio y motivación para otras personas.  No minimices el impacto que puedes tener en alguien más solamente por abrir tu vida y compartir por todo aquellos que has atravesado y cómo Dios ha tomado parte en ello.

Oración
Señor: cuantas gracias te doy por siempre estar al pendiente de mí.  Te pido Señor que pueda aprender a compartir mis experiencias con los demás y que no dude del impacto que pueda causar.  Gracias en el nombre de Jesús.  Amén