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20 sept 2011

Hechos 14:4-7


Y la gente estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles.  Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina y allí predicaban el evangelio.



Finalmente Dios les mostró que ya no debían permanecer ahí.  La gente se levantó en su contra y era necesario que huyeran.  ¿No te parece sorprendente su facilidad para poder “mudarse” de ciudad en ciudad?  ¡Cuánto trabajo cuesta el moverse de una colonia a otra y no se diga a otra ciudad o país!  Se nos dificulta en gran manera el dejar alguna comodidad y fácilmente hacemos énfasis en aquello que nos molesta.  Los discípulos salieron de Antioquía y llegaron a Iconio.  En Iconio no los vemos quejándose por el clima de la ciudad.  Tampoco hay quejas sobre la comida o si la gente es amigable o no.  Después salieron a Licaonia y las quejas no aparecen.  Pero nosotros sí nos quejamos.  A nosotros nos gusta recordar los lugares que hemos visitado y que han tenido algo mágico.  Pensamos que todo es bueno y no tienen fallas.  Vemos todo aquello que no tenemos en donde vivimos y lo añoramos.  ¿Te ha pasado?  No solo pasa con lugares sino con todo aquello que vemos a nuestro alrededor y que nos parece mejor de lo que nosotros tenemos.  Hace varios años viví en Paris.   Un lugar fascinante y sumamente hermoso.  ¿Su gran defecto?  El clima.  Ese año que estuve ahí el sol decidió salir muy, pero muy, pocas veces y la lluvia parecía que no se cansaba.  Recuerdo que para no dejar de disfrutar el lugar en el que me encontraba, me repetía constantemente que mi estancia terminaría algún día y solamente tendría el recuerdo.
Bueno, pues me parece que los discípulos tenían muy presente un pensamiento similar.  La biblia nos dice que somos extranjeros en este mundo y que debemos trabajar como embajadores llevando el evangelio de Cristo.  Con esta mentalidad, y con la fuerza que solamente Cristo da, los discípulos pudieron mantenerse enfocados sin importar que sus vidas corrían peligro.  Pensarás que los discípulos son algo especial o que la biblia no revelaría sus quejas.  En el libro del Éxodo tenemos un gran ejemplo de cómo el pueblo de Israel se quejaba (irónicamente) por haber sido liberados de la opresión y ahora se encontraban en el desierto.  Todo el pueblo se quejó contra Moisés una y otra vez.
¿Te das cuenta?  Resulta más fácil quejarnos que vivir agradecidos y por ello debemos hacerlo consciente en nuestras oraciones para no seguir así.  Los discípulos iban de ciudad en ciudad.  Probablemente llegaron a desear quedarse más tiempo en una que en otra o les hubiera gustado no tener que salir huyendo.  Pero cuando el Señor mostraba que era tiempo de irse se iban.  ¿Cuál era su prioridad?  Servir a Jehová.  ¿Cuál es la tuya?  ¿Servir a tu familia?  ¿A ti mismo?
La vida está llena de altas y bajas pero Dios permanece constante.  No desvíes tu mirada de Él.  Permanece en Él.

Oración
Señor: quiero pedirte perdón porque sé que me he quejado mucho.  Perdona que no busque servirte sino que he buscado servir a los míos y a mí sin entender que al servirte, Tú te encargas de esto también.  Ayúdame a no aferrarme a lo que tengo y a poderte entregar mi vida y lo material que me rodea.  Quiero vivir como embajador agradecido por lo que hoy tengo y compartiendo tu evangelio a donde sea que Tú decidas mandarme.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

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