Vistas de página en total

29 sept 2011

Hechos 14:21-23


Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.  Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.



Pablo se encuentra tirado, como muerto.  Vuelve en sí y los discípulos lo ayudan a pararse.  Busquemos un lugar donde esconderte” habrá propuesto uno.  “Es necesario salir de esta ciudad lo antes posible”, pensó otro.  “A dónde iremos ahora?” se cuestionó alguien más.  “Regresemos a la ciudad, anunciemos el evangelio una vez más y luego vayamos a confirmar los ánimos de los discípulos que están en las ciudades que acabamos de visitar” dijo Pablo sin mucha fuerza por su situación.  Cualquiera que tenga un poco de sentido común sabría que lo que Pablo está proponiendo es totalmente ilógico y suicida.  Ya no estaban recibiendo abucheos y gritos de la gente sino piedras estaban siendo lanzadas para matarlos.  Su vida estaba de por medio. 
Como humanos nos gusta evitar el conflicto y los problemas.  Cuando algo se complica estamos pensando en cómo hacer para que se resuelva.  Cuando hay enfermedad pensamos en la salud y cuando hay hambre pensamos en comida pero rara vez es al revés.  Pablo nos está dejando una gran enseñanza al pararse después de haber sido apedreado y regresar a las ciudades en las que había predicado.  La vida no gira alrededor de nosotros sino de Jesucristo.  ¿Lo puedes entender?  Te lo digo otra vez: tú no eres el centro de tu vida sino el Señor Jesús.  ¡Esta es la mejor forma de darte cuenta si en verdad has creído en el evangelio!  Cristo se dedicó a anunciarnos que el seguirlo sería sumamente difícil.  Frenó a aquél que quiso enterrar a su padre antes de seguirlo y de igual forma a aquellos que no quieren entregar sus riquezas por seguir su nombre.  Familias serán separadas a causa de mi nombre nos anunció y para rematar nos dice que todo aquél que quiera salvar su vida la perderá.  Pablo lo entendió.  No se trataba ya de él sino de servir a Dios.  Si había podido sobrevivir, su deber era seguir adelante hasta que el Señor decidiera cuándo llamarlo al reino.
No sé cual sea tu estado actual.  No sé si algo está robando tu paz ni cuáles son tus planes.  Lo que hoy quiero compartirte es que no se trata de ti sino de Cristo.  Piensa en esto: si servir al Señor no fuera lo mejor que podemos hacer, ¿crees que Pablo hubiera hecho lo que hizo?  Anunciaron a los discípulos que tendrían que atravesar tribulación pero los encomendaron al Señor para que pudieran seguir adelante.  Dejemos de ser las víctimas.  Dejemos de ser mártires.  Nos gusta que todo gire a nuestro alrededor pero el camino que dejó Jesús es el opuesto.  Él fue la víctima.  Él fue el verdadero mártir.  Por ti y por mí.  Es hora de servirle y agradecerle por lo que hizo.

Oración
Padre Santo: no merezco tu amor ni tu sacrificio y por ello te doy gracias con un corazón humillado.  Quiero vivir como Pablo y tus discípulos.  Quiero vivir contigo dirigiendo mi vida e instruyéndome.  Perdona mis pecados.  En el nombre de Jesús.  Amén 

4 comentarios:

Unknown dijo...

Esa es la verdadera vida cristiana! Piensa cuanto tienes que padecer por causa del Reino de los Cielos.

Un Tiempo con Dios dijo...

Amen

Anónimo dijo...

Amén🙏

Anónimo dijo...

Amén