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15 sept 2011

Hechos 14:1-2


Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos y asimismo de griegos.  Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.



¿No sería increíble que todo nos saliera bien?  Pienso en los discípulos reunidos en la noche platicando sobre lo que había acontecido.  Habían tenido una semana espectacular compartiendo a Cristo y tuvieron que salir de la ciudad porque algunos judíos crearon conflicto para que no estuvieran allí.  Posteriormente, llegan a Iconio y la gente sigue amontonándose para escuchar de las buenas nuevas.  Después de la gran respuesta, nos dice la biblia que hubo ciertas personas que no estaban contentas con lo que estaba pasando y decidieron tomar cartas en el asunto.  Ahí estaban ellos, platicando sobre lo ocurrido y meditando sobre sus siguientes pasos debido a que se estaba formando un grupo de gente en su contra.  ¿No sería bueno que no tuviéramos este tipo de problemas?  Alguno habrá pensado.  ¿No sería bueno que tu vida fuera un poco más sencilla?  ¿No sería bueno que las cosas fueran distintas?  ¿No sería más fácil si no hubiera pasado esto o aquello?  La respuesta a todas estas preguntas es sencilla: probablemente sí.  Entonces ¿para qué permite Dios todo esto?  La respuesta es todavía más sencilla: para que aprendamos a depender de Él.  Si los discípulos no hubieran enfrentado ninguna dificultad, muy probablemente se hubieran olvidado que el Señor es quien abre caminos.  Es nuestra naturaleza.  Piénsalo.  ¿Cuántas veces te has olvidado de orar y estudiar la palabra por que las cosas van avanzando sin problema?  Irónicamente, cuando todo va al revés es cuando más oramos y más queremos escuchar de Dios, pero al terminar la prueba, comenzamos a “bajar la intensidad”.  
Estoy convencido que Dios quiere transformarnos y moldear nuestro carácter y para ello necesita dar unos cuantos golpes aquí y allá.  Unos martillazos al orgullo, otros cuantos más al carácter y muchos más a nuestra falta de perdón.  Todo lo que sucede a tu alrededor sirve para este propósito.  Por esta razón, los discípulos enfrentaron oposición.  Para forjar su carácter e incrementar su dependencia al Señor.
¿Qué está robando tu paz?  ¿Qué te quita el sueño?  ¿Qué te preocupa o angustia?  ¿Has pensado que todo esto está dentro del plan de Dios y que necesitas recibir unos cuantos “martillazos”?  Seguro que no es fácil atravesar una situación complicada pero el Señor sabe perfectamente lo que necesitamos y es justamente ahí donde está trabajando.  Tal vez no lo entiendas y parezca sin sentido pero recuerda que Dios sí sabe lo que está haciendo.  Piénsalo.

Oración
Señor: definitivamente no entiendo el por qué de lo que me acontece pero hoy aprendí que tú tienes un propósito y quiero que lo cumplas en mi vida.  Pon paz en mi corazón y ayúdame a depender más de Ti y seguirte sin restricción.  Perdona mis pecados Padre y no permitas que me aparte de Ti.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

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