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29 mar 2011

Hechos 8:32-35

Así que (el etíope) invitó a Felipe a subir y sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero que permanece mudo ante su trasquilador, no abrió la boca. Lo humillaron y no le hicieron justicia. ¿Quién describirá su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra. -Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro?- Le preguntó el eunuco a Felipe. Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús.



La respuesta del eunuco hacia Felipe fue positiva. No podemos desanimarnos si hubiera sido contraria. Recuerda el pasaje en el que Jesús libera a una persona endemoniada enviando los espíritus a los cerdos que estaban ahí y el pueblo al ver lo sucedido le pide a Jesús que se vaya y Él se fue. Recibir rechazos no es el fin ni tampoco nada grave. Pero piensa esto: por cada rechazo estás más cerca de que alguien quiera escuchar de Dios (pura probabilidad).
Por otro lado, me gusta cómo Felipe comienza a compartir de Jesús. Nos dice la biblia que utilizó la pregunta del etíope para hablarle de las buenas nuevas. Me parece una excelente forma para hablar de Cristo. Utilizar la plática, los cuestionamientos que la gente realiza, las dudas o preocupaciones para poder explicar lo que la biblia dice al respecto. Ahora que estamos atravesando una etapa de inestabilidad en el mundo por guerras y golpes de estado, seguidos por el desastre en Japón, es común que las conversaciones giren alrededor de estos temas. Hay ahora advertencias sobre la lluvia radioactiva y preocupación por lo que pudiera pasar. ¿Sabes qué puede pasar? ¡Nada que Dios no tenga bajo su control! Obviamente debes tomar precauciones sin embargo no debes vivir con miedo. Seamos sabios y, como Felipe, utilicemos los temas y los cuestionamientos de la gente para llevar las buenas nuevas a ellos. Recientemente estuve en una conversación en la que una persona expresaba su total repudio a cierto tipo de gente. Hoy me arrepiento tanto de no haber expresado mi sentimiento de inconformidad y de haber compartido a Jesús en ese momento. No quiero que me vuelva a pasar y tampoco quiero que te pase a ti. Seamos inteligentes para encontrar el momento y sensibles para compartir a Cristo de manera adecuada.
Por último, vuelve a leer la profecía de Jesús. Nuestro salvador. Nuestro redentor. Tuvo que ser llevado al matadero. Tuvo que sufrir humillación e injusticia y murió de la forma más despreciable. Todo por su amor a ti y a mí. ¿Qué amor más grande puede existir? Dios te ama y envió a Jesús para reconciliarte con Él. Recibe el regalo del perdón y arrepiéntete de tus pecados.

Oración
Dios Padre: quiero reconciliarme contigo y pedirte perdón por mis pecados. Quiero poder entender todo ese amor que has derramado por mí y compartirlo a los demás. Ayúdame a ser sabio y sensible para hablar de ti en el momento correcto y de la manera apropiada. Guíame en tu camino. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén

28 mar 2011

Hechos 8:28-31

El etíope había ido a Jerusalén para adorar y en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carro leyendo el libro del profeta Isaías. El espíritu le dijo a Felipe: acércate y júntate a ese carro. Felipe se acercó de prisa al carro y al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: ¿Acaso entiende usted lo que está leyendo? ¿Y cómo voy a entenderlo contestó si nadie me lo explica?



Personalmente me considero malo para compartir la palabra con desconocidos. Constantemente oro por poder hacerlo y pido por sabiduría para poder realizarlo mejor. Admiro a aquellas personas que sin dudar, comienzan a hablar de Dios e incluso unos minutos más tarde están orando con quien antes era un desconocido y están pidiendo por su reconciliación con Dios. Existe una gran necesidad de Dios. La gente necesita de Él pero tristemente están buscando en los lugares equivocados. A veces buscan en lo espiritual pero dejan a un lado la Palabra de Dios. Felipe obedeció y se acercó a un completo desconocido. No pensó en que podría molestarlo. No pensó en que estaría invadiendo su “espacio personal”. No pensó en que pudiera sentirse ofendido. Simplemente fue. ¿Cuánto nos detenemos nosotros por pensar en todo lo que podría pasar si simplemente obedecemos? ¿De cuántas bendiciones nos estamos perdiendo por el cuestionar nuestra obediencia sin restricción a Dios? ¿Cuántos no están escuchando de Cristo porque no nos atrevemos? Compartir de Jesús es increíble. Es una verdadera bendición. ¿Por qué dejar esas bendiciones en el suelo en lugar de tomarlas y hacerlas nuestras? ¿Por pena? ¿Por miedo? ¿Por prejuicios? Sé que no es fácil pero tampoco resulta imposible. Significa ser menos egoístas. Entregar de nuestro tiempo. Hacer a un lado lo que teníamos planeado en ese momento y poner al Señor primero para dedicarle más tiempo a esa persona que necesita escuchar de Cristo. Tengamos como propósito compartir a Jesús en cualquier oportunidad que se presente. Con amor. Con respeto. Con total apego a Sus palabras.
Por otro lado, es importante entender que, además de la necesidad que existe por reconocer de Dios, también hay escases en el conocimiento de Él. Felipe le cuestiona al etíope si comprendía lo que estaba leyendo y la respuesta fue negativa. Mucha gente lee la biblia y no entiende el mensaje. Dios es quien nos revela su contenido a través del Espíritu Santo. Para aquellos que no lo tienen, la biblia dice que son palabras de locura. Felipe al acercarse al etíope hace una simple pregunta: ¿entiendes lo que lees? ¿Cómo entenderlo si nadie me lo explica? contestó el etíope. ¿Quién si no nosotros para explicarle a los demás sobre Jesús y su evangelio? ¿Por qué esperar y ceder la bendición a alguien mas? Tomemos para nosotros estas bendiciones que nos da Dios por compartir de Él y obedezcamos en la gran comisión de ir y hacer discípulos.

Oración
Señor: Gracias por tu palabra y tu amor incondicional. Te pido me limpies y perdones de mis pecados y me guíes por tus caminos. Ayúdame a compartir de Ti sin restricciones y sin prejuicios. Pon amor en mí para no juzgar ni compartirte de manera errónea. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén

24 mar 2011

Hechos 8:25-27

Después de testificar y proclamar la palabra del Señor, Pedro y Juan se pusieron en camino de vuelta a Jerusalén, y de paso predicaron el evangelio en muchas poblaciones de los samaritanos. Un ángel del Señor le dijo a Felipe: Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja a Jerusalén a Gaza. Felipe emprendió el viaje y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la candase, reina de los etíopes. Éste había ido a Jerusalén para adorar.



¿Alguna vez te has preguntado si estás en el lugar correcto? ¿Te has cuestionado si tu trabajo, la ciudad o la casa en la que vives es lo que Dios tiene para ti? Personalmente lo cuestiono muy seguido. No por inseguridad sino porque no quiero estar fuera de Su voluntad. He cometido muchos errores y no quiero cometer más por mi soberbia. Pero en ocasiones es difícil diferenciar si estamos en el camino correcto o en el incorrecto. ¿Cómo podemos tener un parámetro para resolver esta disyuntiva? Con los versículos de hoy podemos darnos una buena idea para la respuesta. Pedro y Juan se pusieron en marcha de vuelta a Jerusalén y en su camino predicaron en muchos pueblos de Samaria. Mientras Felipe regresaba a Jerusalén, obedece el llamado del ángel y encuentra a un eunuco a quien posteriormente bautizaría. Entonces, ¿cómo saber si estamos en el lugar y el momento correcto? Lo sabemos si estamos poniendo las cosas de Dios primero. Ejemplo, utilizamos nuestros recursos para Dios, abrimos las puertas de nuestra casa para que se estudie la palabra; aprovechamos el convivio en nuestro trabajo para dar testimonio; aprovechamos nuestro alrededor para dar gloria a Dios. Los apóstoles se detenían y cambiaban su rutina para compartir a Jesús. ¿Estás haciendo lo mismo? Si por el contrario, donde te encuentras, no te permite ir a tus estudios, quita tiempo de tu vida familiar, el ambiente es propenso a que te aleje de Dios, puedes tomarlo como señal de que no es el lugar adecuado. Siempre debes orar y dar un tiempo a que Dios vaya mostrando su plan para tomar una decisión.
Pon mucha atención a la manera en que los apóstoles trabajaban. En su camino a Jerusalén seguían compartiendo el evangelio. Quiere decir que nosotros debemos hacer lo mismo. En nuestro camino a las vacaciones. En nuestro camino al trabajo, en nuestro camino del día a día, debemos tener el corazón dispuesto a entregarnos y dedicar tiempo a compartir a Cristo. Ahora, no quiere decir que siempre tendrás respuestas y recibimientos agradables. Habrá personas que te desprecien y no les guste tu anuncio. Deja que Dios se encargue de ello y tú sigue trabajando para Él.
Mantengámonos en las cosas de Dios. Busquemos su reino. Busquemos obedecerlo. No nos acoplemos a este mundo ni a su rutina sino seamos transformados para poder ser como Jesús, como los apóstoles que entregaron su vida a Él y en todo lo que hacían buscaban Su gloria. Esta es la forma de vivir. Esta es la forma de confirmar que estás en donde debes estar: el lugar que Dios tiene para ti.

Oración
Señor: hoy entiendo que no he utilizado todo lo que me das para tu gloria. Entiendo que puedo hacer mucho más para tu gloria y quiero comenzar. Ayúdame a entregarme y ser menos egoísta. Quiero estar disponible en todo momento y con cualquier persona para compartir de tu palabra así como lo hicieron tus apóstoles quienes no les importó frenar su camino a Jerusalén con tal de hablar de Jesús.

23 mar 2011

Hechos 8:20-23

¡Que tu dinero perezca contigo, le contesto Pedro. Porque intentaste comprar el don de Dios con Dinero! No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres integro delante de Dios. Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención. Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud del Pecado.



Por eso arrepiéntete…
Simón estaba tratando de vivir como estaba acostumbrado a hacerlo. Por ello cuando pide a Pedro si puede pagar por el don de Dios no suena tan loco si entendemos de dónde viene esa pregunta. Una persona que no conocía de Dios, que utilizaba magia y hechicería para ganar dinero piensa que las cosas pueden funcionar igual. A veces caemos en el mismo error. Por la costumbre o simplemente dureza de nuestro corazón, queremos seguir manejando las cosas a nuestra manera. Nos resistimos al cambio. Nos resistimos a obedecer. Nos resistimos a dar ese paso que, dentro de nosotros, sabemos que se debe tomar pero aún así no lo hacemos por rebeldía y orgullo. Finalmente pensamos que podemos seguir bien con nuestras decisiones y agregando a Dios cuando se necesita. No hay nada más equivocado. Si algo se repite constantemente en la biblia es la necesidad de arrepentirnos de nuestros pecados. Lo vimos con Caín y Abel cuando traen sus ofrendas a Dios. Lo vemos con Sodoma y Gomorra. Lo vemos en el comienzo y transcurso del éxodo. En fin, si pones atención te darás cuenta que arrepentirte de tus pecados es el primer paso para poder tener comunión con Dios. Por otro lado, a nosotros nos gusta pensar que Jehová se puede acomodar a nuestras ideas y conceptos que tenemos de un dios existente. Pensamos que podemos ser buenos, que nuestros parámetros son aceptables y que no tenemos que arrepentirnos, bueno, si de repente nos sentimos como que hicimos algo mal, tal vez aceptemos que en algún pequeño detalle sí cometimos un error. No estoy exagerando. Nuestra naturaleza nos aparta de Dios. Nuestra carne nos lleva a pensar que no necesitamos de Él y menos aún el tener que doblar nuestra rodilla, humillarnos y reconocer que necesitamos su aprobación y su perdón. ¡Verdaderamente es una patada a nuestro orgullo!
En el versículo anterior, escribí sobre nuestra búsqueda por negociar con Dios y cómo nos resulta imposible ofrecer algo que pudiera interesarle. De hecho, pienso que la respuesta de Pedro nos sirve para darnos una idea de lo que Él podría contestarnos: ¡que tu dinero perezca contigo! No eres íntegro delante de mí y veo que vas camino a la amargura y esclavitud. Arrepiéntete y ruega por tu perdón. Entendamos que Dios es muy superior a nosotros. Aceptemos que necesitamos de Él. Pidamos perdón por nuestros pecados y busquemos vivir conforme a sus parámetros y no los nuestros.

Oración
Padre: pido perdón por mis pecados. Perdón porque quiero seguir viviendo como antes y entiendo que va en contra tuya. Ayúdame a seguirte y obedecerte. Ayúdame a no ser como Simón que buscaba negociar contigo o incluso comprar tus dones. Me rindo ante Ti y te pido misericordia. En el nombre de Jesús
Amén

17 mar 2011

Hechos 8:18-19

Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero y les pidió: denme también a mí ese poder para que todos a quienes yo les imponga las manos reciban el Espíritu Santo.



Tal vez te parezca ilógico lo que estaba pidiendo Simón. Es más fácil escuchar la historia que entender cuánto nos parecemos a los actores. Simón estaba reaccionando de una manera muy normal y probablemente tú y yo hubiéramos tenido una reacción similar. Piénsalo. Estás acostumbrado a trabajar y llevar tu vida de una manera. Un día, llegan unas personas a decirte que las cosas pueden ser diferentes. Vas con ellos una tarde, luego más días y te das cuenta que lo que hacen es increíble. ¿No te gustaría hacerlo también? Otro ejemplo: cuando alguien ofrece a Dios algo a cambio de resolver cierta situación. Dios mío, te prometo que hago esto o aquello si tu sanas a esta persona (o a ti); te prometo que si nos sacas de este problema cambiamos nuestra vida; y así los ejemplos siguen. Tal vez es más difícil de entender lo que Simón estaba pidiendo, porque no estábamos en ese momento siendo sorprendidos por los milagros de Felipe y los apóstoles, pero estoy convencido que nuestra ignorancia combinada con un gran orgullo, nos llevan a pensamientos similares. ¿Cómo vamos a poder comprar el poder de Dios? ¿Cómo vamos a negociar con Dios? ¿Qué tienes para ofrecerle? ¿Qué tienes que no tenga? ¿Por qué te crees tan importante? Es una clara muestra de que, como humanidad, no cambiamos con el paso de los años. Hace dos mil años un sujeto llamada Simón quería negociar con Dios. Hoy en día, muchos Simones andan por ahí tratando de hacer lo mismo. Andan buscando que Dios les ayude a seguir con sus propósitos cuando el evangelio anuncia lo contrario: entregar nuestra vida y seguir el propósito que Él ha establecido. Efesios 5:2 nos dice: lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.
Tal vez te identifiques con aquellos que quieren negociar con el Señor. Es posible que ya lo hayas intentado varias veces. Hoy tienes que entender que Dios no funciona así. Lo que Simón intentó es igual a lo que nosotros intentamos hoy en día al tratar de darle estructura y forma a cómo trabaja Dios. Él nos dejó su palabra con los parámetros muy claros. Mandó a su Unigénito para que todo aquél que crea en Su nombre no se pierda más tenga vida eterna. No mandó a Cristo a negociar. Tampoco busca que le ofrezcas esto o aquello. Quiere tu corazón arrepentido. Quiere tu vida entera. En Sus términos. A Su manera. No a la nuestra. ¿Qué quieres hacer?

Oración
Señor: quiero vivir en tus términos. Me arrepiento de mis pecados y de pensar que puedo negociar contigo o que incluso puedo exigirte y quejarme por lo que pasa en mi vida. Hoy entiendo que estoy equivocado. Perdóname y permite que pueda aprender a vivir en entrega a Ti y a mi prójimo como Cristo lo hizo. Transforma mi corazón. Transforma mi vida. En el nombre de Jesús te lo pido
Amén

16 mar 2011

Hechos 8:14-17

Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Éstos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron al Espíritu Santo.



Nos dice la biblia en el evangelio de Marcos capítulo uno, que Juan el bautista predicaba que su bautismo era con agua pero que vendría Uno que bautizaría con el Espíritu Santo. En el evangelio de Lucas, vemos que el Espíritu Santo descendió sobre Jesús después de ser bautizado. En estos versículos, vemos que había un gran número de personas que habían creído en el evangelio y habían sido bautizadas pero aún no habían recibido al Espíritu Santo. Pienso que Dios hace estas pequeñas variaciones con toda intención. A nosotros nos gusta crear rituales. Ve por ejemplo el fútbol y cómo entran los jugadores a la cancha arrancando un poco de pasto. Si a alguien le va bien cuando usa cierta ropa, la vuelve a utilizar en días críticos. Cuando tengo que utilizar un avión, veo a mucha gente distraída y haciendo lo suyo hasta unos minutos antes de que vamos a despegar y entonces sus rostros cambian y realizan sus rituales también. Por esta razón, pienso que Dios no nos deja una guía que seguir como hombres para que alguien reciba al Espíritu Santo a través de nosotros. Depende de Él. En estos versos, Juan y Pedro impusieron las manos y reciben al Espíritu mientras que en otros no hubo tal seguimiento. Lo que sí es constante es nuestra necesidad de reconocer a Cristo como Señor y Salvador y arrepentirse de nuestros pecados. Ten cuidado con los ritos que realizas. Analiza el por qué los haces. ¿Tienen fundamento en la Biblia? ¿Lo has constatado o alguien te dijo que la biblia lo dice? Juan y Pedro no eran los personajes fundamentales en la historia. Tampoco fue un milagro el que impusieran las manos. Simplemente fueron instrumentos de Dios. No hay que quedarse con la mirada en los instrumentos o en las señales sino en Aquél que los creó y utiliza.
Por otro lado, me resulta interesante ver cómo deciden mandar a Juan y a Pedro a Samaria. Felipe comenzó a predicar en esa región. La gente creyó en Jesús y se volvieron a Él. Es muy probable que Felipe dentro de su aviso a los apóstoles de lo que estaba sucediendo, haya expresado la gran reacción que había tenido la gente hacia el evangelio. Ahora. Veo muy común en nuestro tiempo que nos gusta compartir de Dios llevando a la gente a la congregación. Esto es solamente una pequeña forma de hacerlo. Pienso en Felipe y cómo hizo todo un trabajo antes de que Juan y Pedro llegaran. Tú y yo debemos hacer lo mismo. Llevar gente a la congregación debería ser el resultado de un trabajo individual que hayamos realizado previamente y no la forma en que cumplamos con la tarea de predicar. Dios es personal. Dios busca cada corazón y quiere reconciliarse con cada uno de nosotros. No con una multitud. Con individuos. Uno por uno. ¿Quieres ser el siguiente?

Oración
Señor: quiero aceptar a Cristo en mi vida. Reconozco que he pecado y te pido perdón. Me he llenado de rituales y no he buscado escucharte o aprender de Ti, ayúdame a entender que no son los ritos lo que me acerca a Ti sino Cristo y tu palabra. Hoy entiendo que quieres tener comunión conmigo y yo también quiero que así sea. Permite que tu Espíritu Santo transforme mi vida. En el nombre de Jesús te lo pido
Amén

14 mar 2011

Hechos 8:9-13

Ya desde antes había en esa ciudad (de Samaria) un hombre llamado Simón que, jactándose de ser un gran personaje, practicaba la hechicería y asombraba a la gente de Samaria. Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y exclamaban: ¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios! Lo seguían porque por mucho tiempo los había tenido deslumbrados con sus artes mágicas. Pero cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron. Simón mismo creyó y después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.


Dios nos creó con un pequeño “defecto”. Tenemos en nuestro ser un vacío que solamente Él puede llenar. Todos nacemos con él mas no todos morimos con él. Habrá personas que busquen llenar el vacío a través de distintas religiones o espiritualidades. Otras buscaran satisfacción física. Otros poder o ambición. Otros tratarán de que el arte sea la fuente que les inspira vivir. En ese entonces, en la región de Samaria, veíamos a un señor llamado Simón quien utilizaba la magia y hechicería para jactarse de ser un gran personaje. Por un lado, él buscaba llenar su vacío a través de la fama y llenar su ego, por el otro, la gente necesitaba dirección y propósito y él se los brindaba con sus artes mágicas.
Lo triste no es que existan este tipo de distracciones. Es como si nos pusiéramos tristes porque alguien es adicto al alcohol. La tristeza viene cuando entendemos que en lugar de buscar llenar su vacío en Jesús lo intentan a través de tantas otras cosas. Ese alcohólico en algún momento pudo decidir por Jesús en lugar del alcohol. Triste ver que proliferen los seminarios de luz y energía positiva, seminarios para conocer e interpretar tu aura, personas pagando por escuchar a alguien en el teléfono decirles su “futuro”. Es triste ver que la gente le ponga tanta atención a todo menos a Jesús. Es triste ver que prefieran estar “probando” de todo tipo de cosas antes de probar con la palabra de Dios. Es triste ver que le den oportunidad a todo tipo de espiritualidad y dejen a un lado al Señor de señores.
La gente es engañada todos los días con personajes como Simón. Nuestro deber es compartir a Cristo como lo hizo Felipe en Samaria. Él no pensó que la gente era muy fiel o leal a Simón el hechicero. Tampoco pensó en lo difícil que sería convencerlos después de tanto tiempo de creer en Simón y su brujería. Simplemente fue y predicó las buenas nuevas. “La gente creyó” nos dice la Biblia. No necesitamos un plan de ataque ni a los mejores oradores. Necesitamos corazones dispuestos a servir. Vidas que sean entregadas en predicar a Cristo y que gocen de ver almas arrepentidas y reconciliadas con Dios.
Hay gran necesidad en tu casa, en tu colonia, en tu familia o en tu trabajo. ¿Qué estás haciendo al respecto? ¡Compartamos las buenas nuevas!

Oración
Señor: te doy gracias por enseñarme que no hay nada ni nadie que pueda llenar el vacío que hay en mí más que Tú. Te pido que vengas a mi vida y la transformes. Te pido perdón por mis pecados. Te pido que pueda dejar atrás todo lo que pensaba que me llenaba y que hoy entiendo que generaba más vacío. En Cristo Jesús te lo pido, Amén

11 mar 2011

Hechos 8:4-8

Los que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban. Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les anunciaba al Mesías. Al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje. De muchos endemoniados los espíritus malignos salían dando alaridos, y un gran número de paralíticos y cojos quedaban sanos. Y aquella ciudad se llenó de alegría.



El día de ayer escribí sobre permanecer y no huir. A pesar de que tomamos malas decisiones, el Señor, sabiendo lo que habríamos de decidir sigue teniendo un plan preciso para nosotros. Este es el caso de los que se dispersaron y continuaron predicando la palabra a dondequiera que iban. Esto no quiere decir que tenemos libertad para tomar las decisiones que queramos y al final llegaremos al mismo destino. ¡Por supuesto que no! Cada decisión que tomamos tiene consecuencias. Lo que quiero decir es que, Dios, en su soberanía, se encarga de que todo siga bajo su control y de cierta manera, dentro de su misericordia nos permite corregir lo que hemos hecho mal. ¿Cuántas veces no has tomado decisiones tan malas que no te sientes digno de acercarte a Dios? ¿Cuántas veces has visto tu pecado contra la santidad y gracia de Dios y tu único pensamiento es la imposibilidad de corregir tal separación? Estas son estrategias del Acusador (Satanás). Busca crear confusión y que olvides la gracia y misericordia del Señor. Si bien, debemos estar enfocados en obedecer, habrá ocasiones en las que fallemos. Es un hecho. No somos perfectos y cometeremos errores. Lo importante es no dejarnos engañar y pensar que nuestra comunión con Dios ha terminado. Él está ahí. Esperando a que regreses y pidas perdón.
La ciudad de Samaria se llenó de alegría. ¿Por qué? Porque estaban recibiendo el evangelio y las consecuencias eran maravillosas.
¿Cuántos no necesitamos alegría en nuestras vidas? ¿Cuántas ciudades han perdido la paz y tranquilidad? La alegría llega cuando una persona recibe a Cristo. No cuando recibe un incremento de sueldo, no cuando se casa o tiene un hijo y tampoco cuando compra una casa. Pon atención: el gozo está en Cristo y su evangelio. No hay otro lugar en el que puedas encontrarlo.
Ahora, como seguidores de Jesús, debemos ser como Felipe quien a través de su vida, muchos entregaron sus corazones al Señor. Debemos ir con nuestros familiares, vecinos o amigos y compartir que Jesús ha transformado nuestra vida, compartir que murió por nosotros y que quiere reconciliarnos con Dios Padre. Tal vez no podamos hacer sanaciones como las que hizo Felipe pero ¡imagina lo que tu vida y la mía transformadas pueden hacer como testimonio! Lo que necesitamos es humildad, arrepentimiento y convicción. Reconozcamos nuestra necesidad de Dios, pidamos perdón por nuestros pecados y tengamos la convicción de que Jesús es el camino, la verdad y la vida.

Oración
Padre: perdona mis pecados. Creo que Cristo murió por mí para reconciliarme contigo. Hoy quiero caminar tu camino. Quiero que mi vida sea diferente y sirva de testimonio a otras personas de que existes y eres maravilloso. Gracias por tu misericordia y por permitirme venir a Ti a pesar de mis errores. Pongo mi vida a tus pies, en servicio y en adoración. En el nombre de Jesús
Amén

10 mar 2011

Hechos 8:1-3

Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban. Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.



Creo que una de las principales causas por la cual, una persona no quiere tomar el compromiso de obedecer a Jesús y entregar su vida, está expuesta en estos versículos. Vemos que al momento en que comienza la gran persecución contra la iglesia, todos se dispersaron excepto los apóstoles. No queremos comprometernos porque pensamos que es mejor tener esa salida de emergencia disponible cuando las cosas no vayan bien. Preferimos utilizar nuestros recursos y agregar a Dios en los huecos que no podemos llenar, pero no más. Es más, si así has vivido siempre, ¿por qué cambiar ahora? No estoy tan mal, piensas, ¿pero según quién y contra qué te comparas? La línea la puso Dios, no tú, no yo.
Si bien, es normal que la congregación se sintiera aterrorizada y pensara que su única escapatoria era salir cuanto antes, vemos con el ejemplo de los apóstoles que no es bueno reaccionar cuando estamos en estado de alarma. Debemos tranquilizarnos. Hacer una pausa. Entregarnos en oración. Aunque parezca que el mundo se acaba en ese instante, me parece que lo mejor que podemos hacer es quedarnos y no huir como los demás. Por otro lado, la persecución que estaban viviendo no tenía una razón de ser pero aún así estaba sucediendo. A veces no entendemos el por qué de lo que nos sucede pero no podemos hacer nada al respecto más que voltear a Dios y buscar consuelo en Él.
No tengamos miedo de comprometernos con el Señor. No es bueno dejar que nuestras costumbres y formas de vivir nos limiten a ser transformados por Dios. No está bien que no hablemos de Jesús porque ahora si decimos algo tenemos que hacerlo. No está bien no comprometerte con Dios porque no quieres cambiar tu estilo de vida.
Por otro lado, nos sirve abrir los ojos y entender que hay varios Saulos por ahí queriendo destruir nuestra comunión con Dios. Señalan, ridiculizan o simplemente tratan de estorbar.
Al principio, parece difícil dar el paso para entregarte a Dios. Piensas en todo lo que haces y que probablemente no está en línea con Él. También evalúas lo que dirá la gente y cómo tomarían tus ganas de cambiar y llevar una vida distinta. Hoy te puedo decir que es la mejor decisión de mi vida. Ser de los “que se quedan” cuando las cosas están en contra es donde debemos estar.

Oración
Señor: quiero cambiar. Toda mi vida he tomado mis propias decisiones y sé que gran parte de ellas han sido malas. Quiero ser como los apóstoles que se quedan aunque las cosas estén en su contra. Quiero comprometerme contigo y obedecerte. Quiero tener congruencia en mi vida y hacer lo que digo. Perdona mis pecados en el nombre de Jesús
Amén

9 mar 2011

Hechos 7:57-60

Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.



Definitivamente no es un final feliz podrás decir. Irónicamente lo es. Cuando nuestra perspectiva está en línea con lo que hay en este mundo o en esta vida, perdemos el enfoque correcto que es ver con los ojos de Dios. Al momento de permitir al Señor que, a través de su palabra, nos muestre sus planes, su propósito y sus promesas, comenzamos a entender que nos hizo de una manera muy particular: eternos. La biblia es muy clara sobre nuestra eternidad. Tú y yo, al morir, nos desprenderemos de este cuerpo pero nuestro espíritu seguirá eternamente. Aquí viene lo difícil de aceptar. Solamente tenemos dos opciones: tener una eternidad con Dios (en el cielo) o una separada de Él (en el infierno). No hay puntos intermedios. Entonces, si dejamos atrás nuestros sentimientos y conceptos de cómo debería de ser una vida (o muerte) ideal (creada por novelas, películas y publicidad) y dejamos que Dios nos muestre cómo es su concepto, entendemos que la lapidación de Esteban fue realmente un final feliz ¡porque su vida no terminó ahí! ¡Él se fue a la presencia de Dios! Se entregó y obedeció hasta el final. Se mantuvo firme con su corazón confiado en que Jesús estaba con él. ¿Lo puedes ver? En el tiempo en que vivimos, nos han hecho creer que hay un estilo de vivir e incluso una forma de morir. La realidad no es así. Jehová es quien tiene el plan perfecto y no tiene que apegarse a lo que pensamos que sería bueno. Ahora, no estoy diciendo que esta sea la única forma en que debemos morir. ¡Por supuesto que no! Lo que quiero cambiar es nuestra forma de pensar y entender las cosas. Dejar que los planes de Dios estén por encima de los nuestros y permitir que sea Él quien trabaje no cuestionándolo. Cambiemos nuestras oraciones y pidamos por crecimiento espiritual, por amor, por paz que solo Dios puede dar y olvidemos de pedir por que se resuelvan nuestros problemas.
Otro punto importante a resaltar es que Esteban no murió cuando pedía a Jesús que tomara su espíritu. Lo menciono porque nos cuesta mucho trabajo entender que las respuestas a nuestras oraciones son en el tiempo de Dios. El Señor tenía un último propósito para Esteban antes de llevárselo. ¿Cuál? ¡El que pidiera perdón por aquellos que lo estaban asesinando! Parecía que ya había cumplido su prometido pero Dios tenía algo más. Así es en nuestras vidas. Pensamos que ya nos han transformado o que ya ha sido suficiente pero la realidad es que Dios quiere todavía más. ¡Semejante ejemplo que nos dejó Esteban porque Dios le permitió sufrir unos minutos más! Ahora él está en la presencia del Señor.
Meditemos sobre nuestros conceptos de la vida, la muerte y nuestros problemas. Veamos a través de la perspectiva divina y no la nuestra…

Oración
Señor: es increíble entender que Tú estás por encima de todo y que incluso lo que parece un final triste en realidad es una historia hermosa. Te pido que pueda cambiar mi perspectiva y ver a través de tus ojos poniendo tus principios por encima de mi voluntad. Ayúdame a entender que quieres mi vida entera y que yo te he dado pedazos solamente. Ayúdame a vivir en tu voluntad. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén

8 mar 2011

Hechos 7:54-56

Al oír esto, rechinando los dientes montaron en cólera contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. ¡Veo el cielo abierto, exclamó, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!



Cuando todo comienza a ponerse negro y no vemos por dónde pueda mejorar, nos queda una sola opción: fijar la mirada al cielo y entregarnos al Señor. Lo ideal sería no tener que esperar a que la espada y la pared sean lo último que vemos, sino poder ser sencillos de corazón y voltear nuestra mirada a Jehová desde antes. Hay historias de personas que hablan sobre sus últimos días antes de morir y pareciera que sabían que su tiempo estaba cerca. Honestamente es un misterio y solo Dios sabe lo que manifiesta. En esta ocasión, le permitió a Esteban tener una pequeña idea de lo que le estaba esperando. El Señor no se había olvidado de él sino al contrario, tenía la mirada fija sobre su persona.
A veces Jehová nos manda ciertos momentos de alivio que solamente podemos ver cuando fijamos nuestra mirada en Él. Por ejemplo, me ha tocado conocer historias en las que la familia atraviesa un problema económico y sin entender cómo o por qué, los recursos llegan para cubrir sus necesidades. Lo que atravesaba Esteban era mucho peor que la falta de dinero. Él sabía lo que sucedería. Sabía de lo que el Consejo era capaz y sobre todo supo que había expuesto de manera abierta su falta contra Dios.
Es verdaderamente admirable el ejemplo de Esteban. Primero, no le importó quedar mal ante el Consejo sino que obedeció al Señor y habló del evangelio. Segundo. Sin importar que todo comenzara a estar en su contra, se mantuvo firme y siguió dando testimonio de Cristo en lugar de buscar mejorar su situación. Y tercero. Nunca se olvidó que para seguir adelante, su mirada tenía que estar fija en el cielo con la esperanza de que Dios estuviera en control. ¿Qué hacemos nosotros en cambio? Uno, preferimos quedar bien ante nuestros amigos o colegas de trabajo y “los respetamos” al no hablar de Jesús. Segundo. Cuando algo está en nuestra contra, preferimos aclarar la situación y “salir del problema” en lugar de entender que el problema somos nosotros y que Dios busca transformarnos. Y tres. Primero nos gusta voltear a todos los recursos que tenemos frente a nosotros antes de reconocer que necesitamos ayuda. Sí, creemos en Dios, pero solamente lo utilizamos como último recurso.
La biblia nos dice que Dios es celoso. Celoso de nuestro tiempo con Él. De nuestra santidad. De nuestra transformación. De nuestro servicio a Él. ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo estamos viviendo? ¿Tenemos que esperar a que las situaciones extremas nos hagan entender lo alejados y poco entregados que estamos con el Señor? ¿Tan tercos y necios somos?

Oración
Padre: me rindo ante Ti. Perdóname. No quiero esperar al último minuto para reconocerte ni dejarte como mi último recurso. Quiero entender y vivir como lo hizo Esteban. Servirte, agradarte y obedecerte. Este es mi deseo y lo pongo a tus pies al igual que mi corazón. Heme aquí Señor. En Cristo Jesús
Amén

7 mar 2011

Hechos 7:1-2ª,51

¿Son ciertas estas acusaciones? Le preguntó el sumo sacerdote. Él contestó: Hermanos y padres, escúchenme… ¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo! ¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a éste lo han traicionado y asesinado ustedes, que recibieron la ley promulgada por medio de ángeles y no la han obedecido.



Irónicamente, Esteban nunca debatió contra las falsas acusaciones. No le dedicó tiempo a tratar de aclarar el error que estaban cometiendo al acusarlo de lo que no había hecho ni trató de exponer la corrupción que existía. Pero lo que sí hizo fue hablar sobre Jehová y el cumplimiento de sus promesas. Habló de los versículos 2 al 50 sobre Abraham y cómo su descendencia habitaría en tierra ajena y serían esclavizados por 400 años cuando no tenía ni un solo hijo. Posteriormente relata la historia de los doce patriarcas quienes por envidia venden a José como esclavo y Dios se encarga de protegerlo hasta ponerlo por segundo en el reino de Egipto. Después de la muerte de José, llegó un rey a Egipto que se olvidó de Dios y comenzó la opresión contra el pueblo judío. Pero los planes de Dios no terminaban con la esclavitud pues levantó a Moisés quien se encargaría de liberarlos y llevarlos a la tierra prometida sin embargo al no confiar en que el Señor cumpliría su promesa, pidieron a Aarón que les hiciera dioses para adorar pues no habían escuchado de Moisés y Jehová los castigó dejándolos en el éxodo hasta que muriera esa generación. Posteriormente fallece Moisés y a través de Josué se cumplen los planes de Dios y entran a morar en la tierra prometida.
¡Tercos y duros de corazón! les dice Esteban. Siguen haciendo lo mismo que sus antepasados. Siguen resistiendo al Espíritu Santo, siguen dándole la espalda al Señor. ¡Tienen conocimiento de la ley pero no la obedecen!
Dios nos ha dejado sus promesas en la Biblia y siempre ha cumplido. Por el contrario, la historia nos juega en contra. Como humanos, siempre hemos estado fallándole al Señor, olvidándonos de Él cuando hay abundancia y clamando cuando hay escases. Las transiciones son difíciles y por eso pensamos que antes estábamos mejor pero no es así. Dios tiene un propósito para nuestra vida y una promesa que cumplir: el perfeccionarnos a la imagen de Jesús. No seamos como aquellos que conocen de Jehová pero no obedecen, que escuchan de Dios pero no ponen atención, que señalan a aquél que compromete su vida en obediencia, no seamos como los que crucificaron a Jesús pensando que estaban haciendo lo correcto. No dejemos que el tiempo ponga en duda que Dios está al control o que no cumplirá con sus promesas. Todo es a Su tiempo y no al nuestro. ¡Pasaron 400 años de esclavitud antes ser liberados! Busquemos tener un corazón blando y humilde. No duro y lleno de orgullo. Hoy debes tomar una decisión: escuchar las buenas noticias y aceptar a Cristo como tu Señor, o como el Consejo, cuestionar, juzgar y darle la espalda a Dios. ¿Qué vas a decidir?

Oración
Padre: quiero recibir a Cristo en mi vida. Quiero dejar de tomar malas decisiones y ponerte al frente de todo lo que hago. No quiero darte más la espalda sino tener un corazón humilde que recibe tus instrucciones y obedece con gozo. Ayúdame a entender lo que Esteban explicaba al consejo. Ayúdame a no ser terco y duro de corazón. Ayúdame a entender que Tú cumples tus promesas y que mi deber es tener fe en Ti. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

4 mar 2011

Hechos 6:12-15

Agitaron al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley. Se apoderaron de Esteban y lo llevaron ante el Consejo. Presentaron testigos falsos, que declararon: este hombre no deja de hablar contra este lugar santo y contra la ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés. Todos los que estaban sentados en el Consejo fijaron la mirada en Esteban y vieron que su rostro se parecía al de un ángel.


En pocas palabras estaba comenzando a llover sobre mojado. No se conformaron con tener a unos cuantos inventando historias contra Esteban sino que buscaron alborotar al pueblo, ancianos y maestros de la ley mientras que él no había hecho absolutamente nada malo sino todo lo contrario. Cuando somos pequeños nos enseñan a comportarnos bien para que nos vaya bien. Te portas mal, te va mal. Cuando crecemos, sin darnos cuenta seguimos pensando que las cosas son iguales: yo no hago mal a nadie, cumplo con mi trabajo, llevo una vida sana (dentro de lo que consideras sano) y en general somos buenas personas. ¿Por qué entonces tuvimos que atravesar por un secuestro o robo, una enfermedad inesperada, un despido injustificado, una demanda sin fundamento, etc.? ¿Por qué esteban tenía que estar metido en esta situación si estaba predicando a Jesús y haciendo señales milagrosas? Porque la vida no funciona así. Todo está sujeto a la voluntad de Dios. Ahora, para nuestro bien, Él no está buscando jugar con nosotros sino que envió a su Unigénito al mundo para que fuera brutalmente asesinado y pagara lo que nosotros debíamos en la cruz para poder así ser reconciliados con Él. En ocasiones es necesario que el Señor nos sacuda un poco para darnos cuenta de lo alejados que estamos de Él. Cuando perdemos algo que considerábamos seguro o como un hecho, nos cambia la vida. Pienso en aquellos padres que han perdido a un hijo. Esa noche no pudieron dormir pensando en por qué pasó y cómo pudieron evitarlo de haber hecho tal o cual. La verdad es que no podían haber hecho nada pues el Señor es quien nos llama a Su tiempo. En resumen, a veces pensamos que las cosas están mal pero definitivamente pueden ponerse peor sin que nosotros podamos hacer algo para mejorar la situación en sí. Esteban no había hecho nada y aún así todo estaba en su contra. Hoy es posible que tú tampoco hayas hecho nada y estés atravesando por un momento difícil o lleves ya mucho tiempo arrastrando un problema. Cuando el Consejo y el pueblo voltearon a ver a Esteban vieron su rostro como el de un ángel. ¿Por qué? Porque estaba entregando su vida a Dios. Porque no estaba gritando desesperado sobre la injusticia que estaba atravesando ni amenazando a los que tenía alrededor. Por el contrario, estaba en paz, quieto y probablemente gozoso. Hoy tú puedes estar igual. Hoy puedes recibir la paz que solo Dios puede dar y dejar atrás tus rencores, odios, corajes, temores, angustias y demás cargas que te están aplastando. No es coincidencia que las cosas se hayan puesto más difíciles sino que es Dios sacudiéndote para que voltees a Él. ¿Qué vas a hacer?

Oración
Padre: definitivamente no entiendo lo que me sucede pero sí sé que me he alejado de Ti y quiero poder reconciliarme contigo. Te pido que traigas paz a mi vida y pueda vivir tranquilo y gozoso sin importar lo que estoy atravesando pues tengo mi confianza puesta en ti. Te pido que así como Esteban tenía el rostro como de un ángel a pesar de todas las acusaciones en su contra, pueda yo tener un rostro de amor y paz a pesar de lo que pueda venir. En Cristo Jesús te lo pido
Amén

3 mar 2011

Hechos 6:8-11

Esteban, hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo. Con él se pusieron a discutir ciertos individuos de la sinagoga llamada de los Libertos, donde había judíos de Cirene y de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia. Como no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban, instigaron a unos hombres a decir: Hemos oído a Esteban blasfemar contra Moisés y contra Dios.



No sabemos cuántos días llevaba Esteban haciendo señales entre el pueblo pero supongamos que su rutina era levantarse por las mañanas y se dedicaba a servir al Señor. Como cualquier otro día, nuevamente se levantó y comenzó a trabajar solamente que en este día se topó con gente que comenzó a argumentar contra él. No solo trataron de acorralarlo con cuestionamientos sino que buscaron personas que estuvieran dispuestas a hablar mentiras sobre Esteban y acusarlo de algo que no había hecho.
Tú y yo nos levantamos todos los días y cumplimos con nuestra rutina. Así pasan las semanas, los meses y los años. Un día como cualquier otro, amaneces en tu casa pero te vas a dormir en un hospital. Amaneces con trabajo y te acuestas desempleado. Amaneces pero en ese día no todos tus seres queridos pudieron terminar el día y te vas a dormir extrañando a esa persona que no verás más. Nadie nos advierte de lo que vendrá y estamos totalmente expuestos. Podemos estar dando la espalda a Dios o en completo servicio a Él, no importa, los eventos llegarán y tenemos que saber cómo debemos reaccionar.
Esteban dedicaba su vida a Jehová. Todos los días compartía el evangelio y servía. Esto no lo excluyó de ser cuestionado e incluso acusado de algo que no cometió. ¿Por qué permite Dios esto? No lo sé. Lo que sí sé es que tiene un plan que conforme se desenvuelva, voltearemos atrás y podremos entender, a Su tiempo, el por qué de cada situación. La Biblia nos dice en Romanos 8:28 que todo lo que nos sucede a los que amamos a Jesús nos es para bien. Así que, aunque sea difícil de entender, el problema al que se estaba encontrando Esteban en ese día, era para su propio bien y para la obra de Dios. Tu situación actual no está exenta. Tal vez pienses que no deberías estar sufriendo por tal o cual enfermedad o por la falta de trabajo o el fallecimiento de un ser querido, pero recuerda que solamente Dios tiene potestad y a nosotros nos corresponde servirlo. Tenemos dos opciones: una es reclamar a Dios por todo aquello que nos sucede que no estamos de acuerdo o dos, aceptar su voluntad (ojo, no con resignación) con gozo sabiendo que cumple sus promesas y teniendo nuestra esperanza en Aquél que nos ama. ¿Hoy te levantaste y todo cambió? Tienes dos alternativas para reaccionar. ¿Qué vas a hacer?

Oración
Señor: definitivamente no entiendo por qué pasan las cosas ni por qué permites tantas otras. Lo que quiero pedirte es que pueda vivir confiado en Ti y con mi esperanza puesta en tus promesas. No permitas que me distraiga por la tristeza, la preocupación o el dolor. Ayúdame a estar gozoso en Ti y vivir en tu paz. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

2 mar 2011

Hechos 6:7

Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían la fe.



Prácticamente nunca terminará el trabajo de difundir el evangelio. Llevamos ya más de dos mil años de la venida de Jesús y hoy en día seguimos teniendo que cruzar la calle y compartir con nuestro vecino o compañero de trabajo acerca de Jesús. Incluso dentro de nuestras propias familias debemos estar difundiendo a Dios. A veces pensamos que el llevar la palabra al mundo es tarea de misioneros pero es un trabajo en conjunto.
La palabra de Dios se difundía…
¿Estás compartiendo a Dios? No tienes que traer una biblia y dar cátedras sobre el evangelio. Simplemente cuando alguien se encuentra atravesando una situación difícil, puedes hablarle de la paz que puede traer Dios a su vida. También podrías compartirle de algo similar que te haya pasado en la cual Jesús tuvo un impacto en ti. Uno de los métodos más efectivos en mercadotecnia es la publicidad de boca en boca. Esto quiere decir que una persona le comparte a otra su experiencia con cierto producto. Si compartimos la película que tanto nos gustó, el restaurante que tan rico se come, el lugar tan bonito para ir de vacaciones, prevenimos sobre los lugares que pudieran resultar peligrosos, recomendamos doctores y así la lista sigue y sigue ¿por qué dudamos tanto al hablar de Jesús? ¡Es la mejor recomendación que podemos hacer! El evangelio de Jesús significa buenas noticias. ¡Eso es lo que compartimos al mundo! Buenas noticias. En el versículo vemos que se difundía la palabra de Dios y el número de creyentes aumentaba. ¿Cómo están nuestras congregaciones? Nuestro deber es que estén creciendo constantemente.
Por otro lado, cuando nos dice que los sacerdotes también obedecían la fe, nos recuerda que Dios no tiene limitantes con autoridades o cualquier tipo de persona. Su palabra penetra tan profundo que nos deja totalmente al descubierto, seamos sacerdotes, gobernantes, empresarios o cualquier otra persona, al ser expuestos a la verdad de Jesús, no podemos decir ni hacer nada a nuestro favor más que reconocernos pecadores y pedir perdón en el nombre de Jesús. Que no te intimiden las posiciones sociales. Nuestro Dios está por encima de todos y es a Él a quien anunciamos. Difundamos su palabra y pidamos que sea Él quien aumente el número de discípulos que vengan a sus pies.

Oración
Padre: quiero pedirte perdón por mis pecados y que me limpies pues quiero tener comunión contigo. Quiero pedirte que mi vida sea de servicio para Ti y que no tenga miedo o pena al compartir de tu palabra con todos los que me rodean. Ayúdame a entender que llevo buenas noticias y que es mi responsabilidad compartirlas. Dame amor y perdón para poder recibir rechazos o críticas y no disminuir o frenar esta tarea. Me encomiendo a Ti Señor en el nombre de Jesús
Amén

1 mar 2011

Hechos 6:3-6

Hermanos y hermanas, escojan de entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad. Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra. Esta propuesta agradó a toda la asamblea. Escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. Los presentaron a los apóstoles, quienes oraron y les impusieron las manos.



¿Te gusta tener el control de todo? ¿Prefieres estar presente en todo lo que pasa para poder aprobar o rechazar? ¿No te gusta que se tomen decisiones sin ti? Pienso en aquellas personas que tienen puestos de liderazgo o que tienen su propio negocio y lo propensas que son en caer en estas situaciones. Incluso, es muy normal que en Latinoamérica, las empresas sean familiares y no dejen que los puestos importantes sean tomados por personas ajenas a la familia. Por el contrario, los apóstoles nos dan un ejemplo de cómo comportarnos. Ellos no intervinieron en la elección de los siete que debían encargarse de las viudas. Lo único que hicieron fue poner los parámetros a seguir: escojan siete varones llenos del Espíritu. No dejaron su labor de compartir el evangelio para ir y reclutar a los que se encargarían de esta tarea sino que supieron delegar y confiar en que Dios se encargaría de poner a las personas correctas. ¿Podían surgir nuevos problemas? ¡Por supuesto! Podían escoger mal y después de unos meses el problema volvería a surgir y tal vez con más enojo. Pero le entregaron a Dios aquello que no podían controlar. ¡Cuánto trabajo cuesta el delegar y permitir que Dios haga el resto! ¡Cuántos están sin salir de su oficina o negocio por no querer que pase nada fuera de su control! Has una pausa. Reflexiona. Piensa en tu forma de conducirte en lo que haces. ¿Quieres intervenir en todo? Tal vez quieres estar siempre pegado a tus hijos para que “no les pase nada” o quieres disminuir cualquier incertidumbre posible. Aprendamos de los discípulos que entendían que no podían estar en todos lados y que la incertidumbre de nosotros no significa que Dios ha dejado de tener el control. Pongamos prioridades en nuestra vida también y aceptemos que no podemos hacer todo. Aunque en este momento puedas estar pensando que sí puedes, escúchalo bien, no es así…
Finalmente trajeron a siete candidatos sobre los cuales los apóstoles oraron y encomendaron a Dios. ¿Ya has sido seleccionado para llevar a cabo una tarea en la iglesia del Señor? Cada uno de nosotros tiene un don especial que solo nosotros podemos realizar. ¿Ya te has puesto al servicio de Dios y de su iglesia? Que en tu corazón esté siempre el deseo de servir y encontrar cómo el Señor quiere utilizarte.

Oración
Padre nuestro: te pido perdón por mis pecados y en especial por querer controlar todo lo que sucede a mi alrededor. Ayúdame a entregarte mi vida y deseos de controlar la incertidumbre confiando en que Tú eres quien toma las riendas. Pon en mí el deseo de servir y trabajar para Ti. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén