Vistas de página en total

29 jul 2010

Proverbios 13:3

El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina.



Lo primero que me viene a la mente es recordar cuántas veces he tenido que pedir perdón por algo que dije que no estaba bien. ¿Cuántas veces has dicho: cómo pude haber dicho esto o aquello? Controlar nuestra boca no es cosa fácil. La biblia está llena de advertencias sobre ella. Nos previene sobre lo destructiva que es y lo indomable que puede llegar a ser. Nuestra boca puede provocar nuestra propia ruina si no aprendemos a entregarla a Dios. Nuestra boca debe ser controlada por nosotros y no al revés.
Aquello de lo que hablamos, dice la biblia que es lo que tenemos en el corazón. ¿Estamos criticando? ¿Juzgando? ¿Mintiendo? ¿Utilizando groserías?
¿Cómo hablas?
Seguramente cuando eras pequeño te corrigieron sobre lo que debes o no decir. Pero no creo que te hayan advertido sobre lo destructivo que puede ser el no controlar tu lengua. Me parece que muy pocas personas entienden y aceptan que al cuidar nuestra lengua protegemos nuestra vida y al no hacerlo provocamos nuestra propia ruina.
¿Por qué no hacemos un compromiso y entregamos nuestras palabras a Dios?
Qué mejor que hablar lo correcto. Qué mejor que cada vez que digas algo sea constructivo, promueva la gracia y amor de Dios. Esto no significa que vas a tener que cambiar tu tono de voz o las palabras que utilizas hablando ahora pura cursilería. ¡NO! La transformación que Dios quiere no va por ese camino sino por el lado de entregar aquello de lo que hablamos no dejando que nuestra lengua nos controle y sea ella quien decida lo que habremos de decir.
Piensa en aquellos momentos en los que no controlaste tu boca y las consecuencias que se derivaron de ello…
Todos hablan, pocos controlan lo que dicen. La lengua debe ser controlada.
Para poder controlar nuestra boca, debemos analizar nuestra forma de hablar. Debemos meditar en cómo nos dirigimos a las personas, cómo expresamos nuestras inconformidades y nuestras diferencias, cómo le hablamos a nuestros superiores y a aquellos a nuestro cargo, cómo le hablamos a nuestros seres queridos cuando estamos contentos y también cuando estamos enojados, cómo contestamos cuando nos lastiman o molestan, en general: meditar en lo que sale de nuestra boca en cualquier circunstancia.
Hoy Dios nos dice que no controlar nuestra lengua traerá ruina a nuestra vida. Es probable que, como yo, ya hayas experimentado parte de esa ruina por no haber controlado tu boca. Hagamos caso de este proverbio y comencemos a poner control sobre lo que decimos y protejamos nuestra vida.

Oración
Señor: te pido perdón por tantas cosas que he dicho que no están bien. Te entrego mi lengua porque yo no puedo controlarla. Ayúdame a que de mi boca salga bendición y no destrucción. Cambia mi forma de hablar Señor. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús
Amén

28 jul 2010

Proverbios 29:25

El temor al hombre es un lazo, pero el que confía en el Señor estará seguro.

A todos nos gusta la seguridad. De hecho la incertidumbre es la que siempre nos trae angustias y nos quita el sueño. Cuando estamos inseguros, no sabemos cómo dar el siguiente paso. No sabemos si debemos decir sí o no. No sabemos si debemos ir o regresar. ¿Te quieres cambiar de trabajo? ¿De casa? ¿De ciudad? ¿No sabes si debes tener o no una pareja? ¿No sabes si debes o no tener un hijo o más hijos? ¿No sabes qué hacer? Has una pausa. No dejes que todo lo que está a tu alrededor te estorbe. Toda esa inseguridad tiene un fundamento: el temor al hombre y la falta de confianza en el Señor. En otras palabras: has preferido escuchar lo que los hombres dicen, has preferido quedar bien con los hombres, has preferido no ser diferente, has preferido seguir lo que la gente dice y todo esto por encima de lo que Dios quiere.
¿Te das cuenta de lo que está pasando? Cuando Dios nos dice que el temor a los hombres es un lazo, nos explica las consecuencias que tiene el seguir ese camino. ¿Cuál es ese camino de los hombres? Preguntarás. Aquél que no está basado en la palabra de Dios. ¿Cuánta gente no acude a revistas para buscar cualquier tipo de consejos o incluso horóscopos? ¿Qué tipo de seguridad puedes encontrar ahí? Lo único que encuentras es un lazo que te ata y no te da nada a cambio.
El temor al hombre es un lazo.
¿Le das la espalda a Dios por darle la cara a los hombres? ¿Confías más en lo que tú puedas hacer que en lo que Dios? ¿Crees que Dios no entra en esta o aquella situación que estás atravesando?
No puedo entender cómo se permea el temor a los hombres en nuestra vida. ¿Cómo nos volvemos esclavos del qué dirán? Nos volvemos adictos a ser aceptados. Ahora debemos comportarnos como “la Señora Sociedad” diga. Pero para ello debemos hacer a un lado al verdadero Señor Jehová.
La vida, como bien sabes, no es fácil. Dios no nos está ofreciendo una vida color de rosa y sin problemas. Lo que sí nos ofrece es una alternativa para vivirla.
Nos ofrece seguridad. Nos ofrece libertad. Nos ofrece dirección y un camino. Ya has intentado utilizar tus métodos y date cuenta de dónde te han llevado. ¿Pusieron un lazo a tu vida? ¿Te dieron seguridad o crearon mayor incertidumbre?
Todas las preguntas que hice al principio, si bien, no se resuelven de un día para otro, si las pones en oración, las entregas a Dios, confías en Él, tendrás paz, tendrás seguridad y al tiempo que Dios quiera, vendrá tu respuesta sobre lo que debas hacer. No más temor, no más incertidumbre ni angustia sino obediencia y confianza en el Señor.

Oración
Padre: Tú conoces mi vida. Te pido que me perdones y me transformes. No quiero seguir teniendo temor al hombre sino aprender a temerte a Ti y seguirte siempre. Te entrego mis problemas pues no sé qué más hacer. Te pido que pongas paz y seguridad en mi vida. En el nombre de Jesús te lo pido.
Amén

27 jul 2010

Deuteronomio 30:16

Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión.


Cuando alguien te hace alguna recomendación, normalmente escuchas y realizas tu propio juicio utilizando esa información. De ahí decides qué hacer. Con Dios, en algunos aspectos, funciona de esa manera, pero en otros no. Si bien, sus proverbios son recomendaciones para nuestro propio bien, cuando leemos en su palabra “te ordeno que ames al Señor y que andes en sus caminos” la verdad es que no tenemos mucho campo para movernos sino que tenemos que aceptar que en este rubro no hay otra opción mas que obedecer. Sin embargo, el mundo y sus principios nos tratan de convencer sobre la poca libertad que se deriva de esta obediencia al Señor. ¡Falso! Jesús claramente nos explica que cuando permanecemos en Él, conocemos la verdad y esa verdad nos hace libres. ¿Libres de qué? Del pecado.
Dios te está llamando. Te busca. Quiere tener comunión contigo. Pero no funciona como tú y yo queremos sino como Él lo ha establecido: arrepintiéndonos de nuestros pecados y pidiendo perdón por ellos a través del sacrificio de Jesús. Tal vez si leemos el versículo al revés y parafraseado puedas ver más claro el mensaje: tengo un plan especial para ti y quiero llenarte de bendiciones porque te amo. Lo que necesito de ti es que me ames y andes en mis caminos, que obedezcas mis mandamientos y guardes mis leyes.
El Señor tiene buenos planes para ti y para mí. Pablo nos dice que cosas que nunca imaginamos son las que el Señor tiene para los que le obedecen. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo entregarnos completamente sabiendo que habrá tanta bendición y cuidado de nuestro Señor? Porque implica entregar las riendas de nuestra vida y ceder al Señor el trono de nuestras decisiones. Porque somos egoístas. Porque no entendemos que es por nuestro propio bien. Porque seguimos pensando que el mundo tiene más que ofrecer que nuestro Dios. ¿Qué otra razón tienes para no entregar tu vida a Dios?
Si crees en Dios, hoy te tengo una noticia: Él te pide que lo ames y lo obedezcas, no en una que otra ley o mandamiento sino en absolutamente todo. Que mantengas tu vida alineada a sus principios y andes en sus caminos. Que te apartes del pecado y busques estar en comunión con Él. A cambio, Él nos promete cuidado, abrigo, sustento, techo y sobre todo amarnos. ¿Qué te detiene para obedecer? ¿Qué te estorba para entregar tu vida al Señor? Si creemos en Dios debemos ser congruentes y entregarle nuestra vida sin restricción. ¡Hagámoslo!

Oración
Padre Celestial: gracias por tu amor y cuidado. Gracias porque no merezco tanto amor incondicional. Te pido perdón por mis pecados. Te pido que pongas en mi la obediencia y la entrega que tú pides, te pido que tomes el trono de mi vida, que me guíes por tus caminos y que ande en tus principios. Muestra el camino y yo te seguiré. No permitas que el mundo me distraiga y aleje de Ti, en el nombre de Jesús te lo pido.
Amén

26 jul 2010

2ª Samuel 7:22

¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como Tú y que aparte de Ti no hay Dios.



¿Cómo es tu ritmo de vida? ¿Duermes lo suficiente? ¿Trabajas de más? ¿Pierdes mucho tiempo en llegar a tu trabajo? ¿Te gustaría ganar más dinero? ¿Te gustaría salir de vacaciones? ¿Te gustaría comprar una casa? ¿Te gustaría tener otro auto? ¿Piensas que te hacen falta muchas cosas? ¿Estás enojado? ¿Estás preocupado? ¿Estás triste?
¿Dónde y cómo entra Dios en tu vida?
Cuando leo las características de Dios, grande, omnipotente y no hay nadie como Tú, me doy cuenta del camino equivocado que he tomado. Me estoy preocupando por el día a día ¡y también por el futuro! por mi trabajo, mi familia, por la salud, por tener ahorros, por ser responsable, etc. Seguro preguntarás ¿y eso está mal? No. No lo está. El problema no es buscar ser responsable sino el poner por encima de Dios nuestras necesidades terrenales. Buscar primero lo que creemos necesitar y luego el reino de Dios. Querer mi crecimiento profesional por encima de mi crecimiento espiritual. Aumentar mis responsabilidades y actividades y disminuir mi tiempo con Dios. ¿Ya has puesto en una balanza el tiempo de calidad que dedicas a Dios contra tus demás actividades?
El mundo gira más rápido que nosotros. Nos gusta intentar alcanzarlo pero en realidad no podemos y más importante aún, NO DEBEMOS. Ese camino no nos lleva a ninguna parte. Ese camino nos aleja de Dios.
Has una pausa. Reflexiona. ¿Tiene sentido tu vida? ¿Qué piensas de tu relación con Dios?
Hoy quiero animarte a que reenfoques tu atención, tus esfuerzos y tus metas. Que todo gire alrededor de Dios. Hoy quiero que después de meditar en tu vida y en lo que Dios quiere y tiene para ti, puedas decir: ¡Cuán grande eres Señor! ¡En verdad no hay nadie como Tú!
Estas palabras las dice David en agradecimiento a Dios. Hay que buscar la perspectiva correcta, aquella que está en la palabra de Dios.
Al principio pregunté tu estado de ánimo y por aquellos pensamientos que traes en la mente. Lo que te quita el sueño y lo que no te deja descansar. Recuerda que todo se mueve rápidamente pero en ti está el decidir por dónde quieres ir.
Espero que hoy puedas entender que es necesario hacer ajustes en tu vida, que puedas reconocer que Dios es grande y omnipotente y estés deseoso de cambiar tus prioridades y tu enfoque para buscar su reino y su gloria por encima de todo.
¡Cuán grande eres Señor!

Oración
Padre: en verdad eres todopoderoso. Hoy vengo ante Ti con mi corazón humillado pidiendo perdón. Te pido que cambies mi vida y pueda tener la perspectiva correcta poniendo tu reino y tu gloria por encima de todo. Te pido que pueda ver lo lejos que están de ti mis prioridades y que pueda ser sabio para corregir y cambiar todo lo que no esté en línea contigo. En Cristo Jesús te lo pido. Amén

21 jul 2010

Apocalipsis 3:20

Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.



Siempre he escuchado predicaciones que nos muestran el amor tan grande de Dios hacia nosotros utilizando este versículo como ejemplo. Dios mismo, el Señor, está tocando la puerta de nuestros corazones, la puerta de nuestra vida. Nos busca. Nos llama. Quiere que nos reconciliemos con Él. ¡Es increíble saber que Dios me busca y me permita tener comunión con Él!
Sin embargo, me parece que podemos aplicar este versículo no solo para el “primer” encuentro con Dios sino a lo largo de nuestra vida con Él. Me explico mejor. ¿Cuántas veces te has sentido sin rumbo, cansado, angustiado, enojado, sin esperanza? Yo muchas. ¡No todas al mismo tiempo! Pero en diferentes etapas de mi vida he experimentado momentos y situaciones difíciles. Estoy seguro que tú también. Si recordamos algunos pasajes de Santiago, sabemos que las pruebas que tengamos serán para nuestro propio bien.
¿Entonces por qué es tan difícil atravesarlas?
Porque nos tardamos en entender su propósito: abrir la puerta de nuestro corazón al Señor y reconocer que estamos haciendo las cosas a nuestra manera y no a la Suya. Las pruebas no son difíciles, ¡lo difícil es dejarnos ser transformados! Me he dado cuenta que mi corazón y mi vida no tiene una sola puerta sino muchas. Está la puerta de mi trabajo que a raíz de muchas situaciones muy difíciles he aprendido a abrirla y entregarla a mi Dios. Está la puerta de mi esposa, la puerta de mi amor al prójimo, la puerta de mis enojos, de mi orgullo, de mi falta de paciencia, del dinero y así la lista sigue.
¿Puedes entenderlo?
Si bien, el pasaje nos habla de nuestro primer encuentro con Dios al reconocer nuestros pecados y aceptarlo para que viva en nosotros. También tenemos que aceptar que nos cuesta trabajo abrir las demás puertas de nuestra vida. Debemos darnos cuenta que cuando nada parece salir bien, cuando no tenemos paz, cuando ya no podemos más, no son las circunstancias las que provocan este estado sino nuestro Dios llamando a nuestras distintas puertas que debemos abrir. Es nuestro Señor orillándonos y llevándonos a una esquina para que lo único que podamos hacer sea voltear al cielo y reconciliarnos con Él.
Hoy Jehová está llamando a tu puerta. Puede ser la primera o alguna otra, pero te está buscando y quiere que te reconcilies con Él. Quiere mostrarte un camino distinto. Quiere mostrarte su amor y gracia. Quiere que seas su hijo y Él tu Padre. ¿Qué vas a responder?

Oración
Señor: te pido perdón. Hoy quiero abrir la puerta de mi corazón, la puerta de mi vida y pedirte que pueda ser reconciliado contigo. Te pido que vivas en mí. Estoy cansado, derrotado y necesito de Ti, de tu palabra y de tus caminos. Lléname de tu amor y de tu gracia y ayúdame a vivir conforme a Tu voluntad. Gracias por esta nueva oportunidad que me das. Gracias en el nombre de Jesús
Amén

20 jul 2010

Proverbios 20:3

Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito.



La versión reina Valera dice: …mas todo insensato se envolverá en ella.
Estoy convencido que es más fácil entrar en discusión que evitarla. Todo se complica cuando nuestro punto de vista, nuestras ideas y sobre todo nuestro orgullo están de por medio. Me gusta la descripción de Reina Valera al explicar que cuando entramos en algún pleito o discusión y en lugar de frenarla le damos vida, nos vemos envueltos por la misma pelea y de ahí nada bueno puede salir. Cuando un pleito nos envuelve, nos quita la claridad para pensar, la humildad en el corazón no está a la vista sino fuera de esa envoltura, el amor al prójimo queda en el olvido junto con el respeto. Lo único que ha sobrevivido es el odio, el orgullo y los deseos de “vencer”. ¿Cuántas veces lo seguiremos haciendo? Es muy probable que ya hayas vivido algo así, que te hayas peleado con algún ser querido, con algún compañero de trabajo o alguien en la calle. Te dieron un golpe en tu “punto frágil” y explotaste. Te dejaste envolver por la furia. Te dejaste dominar por la ira. Diste rienda suelta a la contienda en lugar de buscar evitarla. Nuestro Dios conoce perfectamente lo que pasa por nuestra mente. Sabe que si no ponemos dominio sobre nuestro ser, los resultados pueden ser muy destructivos. Por eso su palabra está llena de principios y mandamientos, para guiarnos a una mejor vida. Para evitarnos caer en problemas que no sabremos resolver. Para llevarnos a una mejor comunión con Él. ¿Acaso crees que el honrar a tus padres, no mentir, no cometer adulterio, tienen como propósito el que Dios sea más dios? El propósito de sus mandamientos es mostrarnos un camino distinto al que conocemos. Un camino mejor. Observa a tu alrededor. Cuando te encuentres en medio del tráfico rumbo a tu trabajo, date cuenta del estado de la gente. Cuando veas personas discutiendo y perdiendo todo tipo de cordura, es en ese momento cuando decidimos tomar las riendas de nuestros impulsos y echamos todo a perder. Tú conoces las consecuencias. Las has vivido una y otra vez. ¿Cuántas veces más?
Hay un programa que me gusta mucho acerca de un entrenador de perros que enseña a las personas la psicología del perro. Perros que parecían no tener solución, se vuelven tranquilos y dóciles al entender que su dueño es el que toma las decisiones. El resultado es bueno para todos, tanto para el perro, el dueño y los vecinos. Así mismo me gustaría que pusiéramos atención a nuestro “entrenador” Dios y escucháramos con gran atención a todas las correcciones que nos hace en cada día que vivimos. Dejarnos corregir y dócilmente aceptar nuestro error. Recuerda, dar rienda suelta a tus enojos, pleitos y contiendas no trae nada bueno, por el contrario, es honroso, sabio y correcto el evitarla.

Oración
Señor: Tú sabes lo difícil que es para mí controlar mi carácter. Perdona que termine envuelto en pleitos y no te deje trabajar en mi corazón. Te pido que me transformes. Te pido que pueda escuchar tu voz cuando las cosas se salen de control. Corrige mi vida Señor. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

6 jul 2010

Marcos 10:20-22

Maestro dijo el hombre, todo eso lo he cumplido desde que era joven. Jesús lo miró con amor y añadió: una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas.


¿Cuántos de nosotros pensamos que estamos llevando una vida en cumplimiento con las escrituras? Al leer esto me pregunto si no nos hemos conformado y en consecuencia nuestro crecimiento ha sido frenado. Pensamos que con aquello que hemos entregado es suficiente. Pero Dios quiere más. Quiere tu vida entera. No pedazos, no migajas. Todo tu corazón y toda tu entrega.
Por otro lado, Jesús nos muestra que nunca dejará de estar trabajando con nosotros pues a pesar de que este joven rico había cumplido con los mandamientos, le dice que todavía hay más por aprender, que lo siga para enseñarle.
Seguramente ya has escuchado comparaciones entre este joven y personajes como Pedro y Andrés su hermano quienes al escuchar a Jesús pedirles que lo sigan, dejan todo atrás sin dudar y siguen a su maestro. Lo interesante de esto es preguntarse ¿dónde estoy yo? ¿De qué lado me iría? ¿Tengo miedo de perder mis bienes, mi salud a mis familiares y seres queridos? ¿Estoy afanado con mi trabajo? El joven rico se desanimó y se fue triste al escuchar lo que Jesús le pedía. Nos dice la Biblia que tenía muchas riquezas y por ello el dolor en su corazón por pensar que tendría que deshacerse de ellas para seguir a Cristo. ¿Qué tan dispuesto estás de seguir a Jesús? ¿Lo sigues mientras tu vida pueda seguir igual? O tal vez aceptas algunos cambios pero nada radical como este joven que seguía los mandamientos pero su corazón seguía en donde él quería.
Siempre he pensado que el joven rico nunca se imaginó de las enormes bendiciones que se perdió al haber dado la espalda a Jesús. Lo que no había pensado es en lo parecido que somos a ese joven. Nos gusta apegarnos a las cosas. Nos dan seguridad y estabilidad. Dios sabía que este joven tenía su corazón y esperanza puestos en sus riquezas. De la misma forma sabe que tú y yo tenemos problemas para entregar nuestros trabajos, nuestros familiares, nuestra salud, nuestros enojos, nuestros rencores, nuestra impaciencia, nuestra incredulidad, nuestra soberbia y así la lista sigue y sigue… Todas estas “virtudes” estorban a Jesús. Piénsalo por unos momentos…
Si Jesús llegara en este momento contigo, estoy seguro que le podrías decir que has cumplido con algunos o varios mandamientos. Pero lo que más me interesa es que pienses sobre aquello que te preguntaría y pediría que entregaras para seguirlo. ¿Cómo te sentirías? ¿Triste? ¿Enojado? Es una gran prueba. Date cuenta de aquello que está estorbando en tu relación con Dios. No dejes que te absorba a tal grado que te sea gravoso el tener que dejarlo por seguir a nuestro Señor…

Oración
Padre nuestro: Tú que estás en el cielo y eres Santo, quiero pedirte que me muestres cómo entregarte mi vida por completo. Quita de mi todo aquello que te estorbe y límpiame. Señor, pongo mi vida a tus pies para servirte. En Cristo Jesús te lo pido
Amén