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29 nov 2010

Hechos 4:32

Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían.



Estos versículos son peligrosos. Muchas personas son engañadas y confundidas por personas que utilizan la biblia para beneficio propio. Insisto en que siempre corrobores lo que escuchas con varios pasajes de la biblia. Pregunta. Investiga. No te quedes con una sola opinión. Pero sobre todo, lee y confirma por ti mismo. Con este versículo podría promover fácilmente el que la gente comience a deshacerse de sus bienes y apoye a la iglesia. Con frases tan potentes como: ¿cuánto vale tu salvación o tu vida? ¿Cómo ponerle precio a tu familia y el ser bendecido? Basta con ligar el dinero con las bendiciones que recibimos de Dios o con algunos posibles castigos y la gente comienza a traerlo. Hay iglesias que sus pastores se han enriquecido de una manera irresponsable mientras que los congregantes siguen en su miseria. Por eso debemos poner atención a la biblia: todos eran de un mismo sentir y pensar. ¿Cuál es este sentir y pensar? En que todos necesitamos aceptar a Cristo, arrepentirnos de nuestros pecados y caminar conforme a su ejemplo. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones. ¡Esto no quiere decir que el dueño o los dueños eran los apóstoles! Los pastores de hoy en día no son los dueños de lo que entra a las arcas de la congregación. ¿Quién es el dueño entonces? Dios. Este era su mismo pensar. Entendían que todo proviene del Señor. Comprendieron que por su gracia y amor, Jehová les había llenado de bendiciones. Cuando puedes entender algo tan poderoso, lo único que te queda es doblar tu rodilla, alabar a Dios dándole gracias por tanto que te ha dado. Posteriormente, esas bendiciones las quieres compartir y por ello las traes a la iglesia para que la familia en Cristo pueda ser bendecida.
Nadie debe obligarte ni presionarte a dar a la iglesia. El diezmo es tu única obligación y esta decisión también es personal. La iglesia no debe ser coercitiva. Nosotros como congregantes debemos comprender y crecer en la palabra de Dios para poder actuar conforme a su voluntad. Ojo, esto no nos quita responsabilidad ¡sino todo lo contrario!
Hoy quiero animarte a que busquemos estar en un mismo sentir y pensar: Cristo Jesús. Que él sea nuestro objetivo y quien dirija nuestra vida. Entendamos que nada nos pertenece sino que somos administradores temporales de lo que hoy tenemos. Pongamos al servicio de Dios lo que Él nos da. No seamos egoístas al querer todo para nosotros y olvidarnos que es una bendición y no un reconocimiento. Comparte. Da. No dejes que lo material estorbe en tu comunión con Dios sino utilízalo para ver sus promesas cumplidas.

Oración
Padre: vaya que me has bendecido y has cumplido tus promesas en mí al darme alimento, techo y abrigo. Gracias por mostrarme cómo compartir mis bendiciones con mi familia espiritual. Gracias por recordarme que lo que tengo es una bendición y muestra de tu gracia y amor mas no un reconocimiento de mi gran esfuerzo o sabiduría. Perdona mis pecados Señor. Quiero vivir como Jesús y te pido que me guíes en el camino. En su nombre te lo pido.
Amén

24 nov 2010

Hechos 4:29-31

“Ahora Señor, toma en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos el proclamar tu palabra sin temor alguno. Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús.” Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.


Cuando estás en sintonía con Jehová, todo toma el “ritmo” perfecto. Los discípulos se encontraron en problemas y se dedicaron a compartir la palabra de Dios. Regresaron a la congregación y pudieron dar testimonio de lo que el Señor había hecho y terminaron dándole la gloria. Pero no todo termina ahí. Las amenazas seguían presentes. Así como cuando tu enfermedad sigue ahí o la falta de trabajo o tu coraje y resentimiento, a veces “descansamos” por unos instantes de lo que nos acontece, pero la realidad es que todo, absolutamente todo sigue igual. Lo único que nos queda, es encomendarnos a Dios a través de la oración. Esto es lo que hizo el pueblo de Dios junto con Pedro y Juan. Oraron. Expusieron a Dios su situación y sus temores. Le pidieron auxilio y sobre todo que no se olvidaran de lo más importante que era proclamar la palabra sin temor alguno a pesar de lo que pudieran enfrentar.
Vuelve a leer el pasaje y pon atención en la descripción que dan de las circunstancias: “toma en cuenta sus amenazas y concede que no temamos al proclamar tu palabra”. ¿Dios tenía conocimiento de esto? Por supuesto que sí. ¿Dios quiere que le expliquemos todo con detalle? ¡Con punto y coma! El orar y exponer al Señor nuestra vida no es para que Él se entere de lo que pasa sino para que nosotros abramos nuestro corazón y expongamos los sentimientos que traemos dentro y podamos ponerlos en la mesa frente a Dios. Ellos estaban reconociendo que tenían miedo. Reconocían que no querían seguir ese camino en sus fuerzas pues los vientos en contra serían mucho más fuertes que ellos y no podrían soportarlos. Imaginaban al imperio romano ejerciendo toda su fuerza para desalentarlos llevándolos cautivos, torturándolos y probablemente llevándolos a los circos donde serían destrozados por animales salvajes mientras otros eran espectadores. ¡Cómo no habrían de tener miedo! Pues igual pasa con nosotros. El problema es que pocas veces meditamos y entendemos contra qué nos estamos enfrentando allá afuera. Pensamos que podemos controlarlo. Pensamos que no nos dejaremos y seguiremos firmes. ¡Qué golpes tan fuertes nos damos al pensar así! Y lo más increíble es que decimos “qué golpes da la vida” cuando nosotros mismos nos metimos en donde estamos. ¡No es culpa de la vida sino tuya y mía! El pueblo de Dios abrió su corazón y expuso a Jehová sus temores y deseos. Hoy hagamos lo mismo y reconozcamos que no podremos contra lo que viene e incluso sobre lo que ya vivimos hoy en día y pidamos a Dios por sus fuerzas para poder seguir adelante y vivir llenos de gozo.

Oración
Padre: tengo miedo. No sé lo que pueda venir y no sé cómo vayan a terminar las cosas. Te entrego mi vida y te pido que me llenes de fuerza y fe para vivir con tu gozo y esperanza. Te pido que viva cada día entregado a Ti y que las circunstancias no me desalienten ni aparten de tu camino. Gracias por tu amor y entrega incondicional. Enséñame a ser como Tú. En Cristo Jesús
Amén

23 nov 2010

Hechos 4:23-24

Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay…



Primero. Una vez puestos en libertad fueron con su congregación. No se pusieron a pensar en lo que debían hacer dadas las amenazas. No buscaron alternativas ni hicieron planes. A penas salieron del consejo y directamente se dirigieron a reunirse con sus hermanos en la fe. Excelente ejemplo para nuestras vidas. Por alguna razón, muy triste por cierto, cuando comienzan a suceder eventos a nuestro alrededor que no entendemos o que nos abruman, tendemos a tomar el camino solitario y decidimos alejarnos de todo por un tiempo. Pensamos que es lo mejor y que de esta forma podremos resolver personalmente nuestra situación y después podremos compartirla con alguien más. Hay dos principios para reaccionar así: el primero se llama orgullo. Piensas que nadie te puede entender, que tus problemas son más difíciles de lo que cualquier persona de la congregación te pudiera ayudar. Además, son temas personales y privados, no tienen por qué enterarse. El segundo es igual de malo: el subestimarse. Piensas que a nadie le importa tu situación y que no es tan importante como para que vayas con tus hermanos y les compartas lo que estás viviendo. Las dos tienen su origen cuando nos concentramos en nosotros mismos, en otras palabras, cuando somos egocéntricos. No te alejes de la familia en Cristo cuando las cosas van mal. Al contrario, debes permanecer lo más pegado posible como los apóstoles lo hicieron al salir del consejo. Inmediatamente se dirigieron con los suyos.
Segundo. ¿Qué hacer como hermanos en Jesús cuando alguien nos platica su situación? Nuestro deber no es dar una respuesta al problema. Leíste bien. No nos corresponde dar solución sino recordar que todo lo debemos entregar a Dios y Él se encargará. Al oír lo que Pedro y Juan les compartieron, su reacción fue dar gloria a Dios y ponerse en oración para entregar la situación y dejarla en manos del Creador. No buscaron una solución para las amenazas que habían recibido. Tampoco buscaron un método para compartir sin ser expuestos. Oraron y se encomendaron a Dios. Yo hubiera pensado en un plan para compartir a Jesús sin ser descubiertos y hubiera estado convencido de que era una buena idea, ¿cómo compartir si nos aprehenden a todos? Mejor hacerlo de una forma que no logren detenernos ¿no? Pues la solución de Dios no fue igual a la mía. Dejemos de luchar con nuestros planes intentando ponerlos por encima de los del Señor. Mejor entreguemos nuestra vida a Él y dejemos que nos muestre el camino.

Oración
Dios Padre: quiero dejar de pensar en mí y pensar más en ti. Quiero que mis planes estén en línea con los tuyos y mi vida sea de servicio a ti. Perdona que mi orgullo sea un estorbo en mi comunión contigo. Te pido que pueda aprender a valorar a mis hermanos en la fe y compartir con ellos mi vida. Me encomiendo a ti sabiendo que tú mostrarás el camino correcto siempre. En el nombre de Jesús
Amén

22 nov 2010

Hechos 4:21-22

Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos: todos alababan a Dios por lo que había sucedido, pues el hombre que había sido milagrosamente sanado tenía más de cuarenta años.



No sería la última vez que encontrarían problemas por compartir a Jesús, pero en ese día, vieron la calma después de la tormenta. No te desesperes si estás en medio de una tormenta. No te desanimes si no entiendes lo que está sucediendo. Dios tiene tiempos distintos a los nuestros. Deja que Él te muestre cómo y por qué las cosas que vives tienen sentido. Después de nuevas amenazas los dejaron irse… esta batalla había terminado y lograron poner a Dios por encima de todo. Hagamos lo mismo. Sea Dios nuestra prioridad cuando las circunstancias no nos dejen levantarnos ni nos permitan ver lo que viene. Encomendemos nuestro corazón, espíritu y mente a Jehová y dejemos que Él muestre y sea la luz que necesitamos en medio de la oscuridad.
El hombre que había sido sanado tenía más de cuarenta años.
Hoy en día la gente vive aproximadamente 75 a 80 años en países relativamente desarrollados y desarrollados pero en los años que vivieron los apóstoles la expectativa de vida de una persona era de cuarenta años.
¿Por qué sanaron a una persona que estaba en sus últimos días de vida en lugar de alguna otra persona que estuviera más joven y le quedara más tiempo con posible sufrimiento? Porque Jesús no nos pide que vayamos a los rincones del mundo y sanemos a las personas o les demos de comer sino que les compartamos del evangelio. Si bien, también nos pidió amar a nuestro prójimo y dar a los necesitados, es muy importante no confundirnos y pensar que tienen la misma importancia pues no es así. Una persona que muere sin aceptar a Cristo nos dice la biblia que no va a la presencia de Dios. De ahí la importancia que tiene el hacer discípulos por encima de alimentar o sanar. Los discípulos no estaban buscando sanar como principal objetivo y lo podemos concluir con los eventos posteriores. Todo el entorno que se generó a partir de la sanación giró alrededor de los apóstoles compartiendo a Jesús y su resurrección. No hablaron más del tema de sanación sino de Jesús y la necesidad de arrepentirse para reconciliarse con Dios.
Por otro lado, el hecho de que el hombre tuviera esa edad nos llena de esperanza. Dios había escuchado las súplicas de este hombre y conocía sus penas. Sabía cuánto sufrió y lo difícil que la vida había sido. Pero Él tenía un plan perfecto para su vida. El paralítico nunca pudo entender el por qué de su situación e imagino que por momentos reclamaba sobre su difícil situación. Seguro sufrió, recibió burlaras cuando era niño, fue criticado y señalado. Pero después de cuarenta años, toda una vida, el propósito que Dios tenía para él llegó. Fue sanado frente a una multitud y el nombre de Jehová fue exaltado. Con pocos años de vida restantes, Dios lo utilizó grandemente y miles de personas creyeron en Jesús a partir del milagro realizado en él. El Señor tiene un plan igual de perfecto para ti. ¿No entiendes las circunstancias? Es normal. No tienes por qué entenderlas. Lo único que tienes que hacer es confiar en que Dios está al mando de la situación y que a su debido tiempo, te mostrará su voluntad. Seamos valientes y entreguémonos a Dios. Dejemos que haga su voluntad en nuestra vida. Dejemos de quejarnos por nuestro sufrimiento y entendamos que Dios tiene un plan perfecto. Tal vez no lo veamos hoy ni mañana, pero podemos estar convencidos de que lo hará.

Oración
Padre: perdona que me desespere tan rápido. Perdona que cuestione tus planes y me queje por lo que me pasa. Hoy entiendo que a veces debemos esperar toda una vida para entender tu voluntad. Te pido por paciencia para que pueda esperar en Ti, con tu gozo, con tu paciencia y con tu amor. En Cristo Jesús.
Amén

19 nov 2010

Hechos 4:18-20

Los llamaron (a Pedro y Juan) y les ordenaron terminantemente que dejaran de hablar y enseñar acerca del nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan replicaron: ¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a Él? ¡Júzguenlo ustedes mismos! Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.



Hay muchas personas allá afuera buscando llenar su vacío espiritual. A veces piensan que lo pueden llenar con cosas materiales y la desesperación llega al no lograrlo. Otras más tratan de encontrar su plenitud espiritual dentro de ellos mismos. ¿Cómo podremos llenar nosotros mismos lo que Dios nos dice que llena con su Espíritu Santo? Pero además de todo esto, tenemos a personas que dicen creer en Jesús y seguirlo pero llevan una vida totalmente apartada de Él. Yo no conozco tu historia. Puedes estar enojado con Dios, decepcionado, alejado, incrédulo o simplemente sin ganas de saber de Él. No eres el único. Muchas personas están como tú. ¿La razón? Buscamos a Dios como nosotros pensamos que debemos hacerlo y hacemos a un lado lo que Él estableció para reconciliarnos. Al no ver los resultados que queremos o esperamos le echamos la culpa al Creador y justificamos nuestro estilo de vida. Error.
Al leer las palabras de los discípulos diciendo: no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído, me dan a entender que todos los que decimos que seguimos a Jesús debemos tener este mismo sentir. ¡Cómo dejar de hablar y compartir lo que Dios está haciendo en nuestras vidas! ¿La respuesta? Nos gusta hacer todo a nuestra manera. Y cuando sembramos a nuestra manera, la cosecha es a nuestra manera. Creo que aquellos que se encuentran distanciados o en búsqueda de Dios es porque no han tenido un encuentro con Él a través de su hijo Jesús. Es porque buscaron e hicieron todo como ellos pensaron que debería ser. Ahora, nuestro deber no es ir y juzgarlos sino ser un testimonio de que la vida en Cristo es increíble. Si en este momento no puedes confirmar que la vida en Cristo es lo mejor que te ha pasado, te recomiendo que examines si realmente le has entregado tu vida.
Los discípulos fueron amenazados para dejar de compartir el evangelio. Su experiencia con Jesús fue tan extraordinaria que no pudieron aceptar el dejar de llevar al mundo lo que vivieron y sobre todo compartir con los demás lo que Dios puede hacer en sus vidas.
Te animo a meditar sobre tu espiritualidad. ¿Has aceptado a Dios o es una costumbre el decir que crees en Él? ¿Lo sigues? ¿Es lo mejor que hay en tu vida o un pasatiempos los domingos? Te animo a tomar un compromiso con Dios y que podamos decir como los discípulos: cómo podremos dejar de compartir lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas.

Oración
Padre: quiero vivir comprometido contigo y entregándote mi vida conforme tu camino y no queriendo ajustarte al mío. Quiero dejarte trabajar en mí y poder ver tus bendiciones. Perdona mis pecados y llena mi vida. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén

18 nov 2010

Hechos 4:15-17

Así que les mandaron que se retiraran del Consejo y se pusieron a deliberar entre sí: ¿Qué vamos a hacer con estos sujetos? Es un hecho que por medio de ellos ha ocurrido un milagro evidente; todos los que viven en Jerusalén lo saben, y no podemos negarlo. Pero para evitar que este asunto siga divulgándose entre la gente, vamos a amenazarlos para que no vuelvan a hablar de ese nombre a nadie.


Resulta difícil creer que podamos evidenciar un milagro y darle la espalda a la evidencia para enfocarnos en otras cosas. El consejo que se encontraba deliberando, abiertamente acepta que un milagro ha sucedido. Tenían al hombre paralítico de pie frente a ellos. ¿Cómo negarlo? No había forma. Lo interesante se da con la reacción que tienen frente a lo ocurrido. Una persona, de manera sobrenatural comienza a caminar. Aprehenden a los responsables del evento por la conmoción que estaba causando. Les preguntan lo que pasó y ellos responden que todo ha sucedido en el nombre de Jesucristo quien está sobre todo nombre. En lugar de interesarse por Jesús y el milagro que se realizó, comienzan a preocuparse por las implicaciones que puede tener en su trabajo. ¿Jesús comenzará una revolución contra el imperio romano? Él habló de destruir el templo y reconstruirlo en tres días. También dijo que traería un nuevo reinado. Poco a poco se enfocaron en lo inmediato y en aquello que estaban acostumbrados e hicieron a un lado el milagro ocurrido frente a ellos.
¿Cómo nos relacionamos con el consejo?
De la misma forma en que ellos presenciaron un milagro y posteriormente prefirieron seguir con su vida habitual, así hacemos nosotros. Tal vez no nos ha tocado ver a un paralítico que camine, pero sí estoy seguro que podrías contar varios hechos en tu vida que, con humildad, puedes reconocer que son milagros o dicho de otra forma, la mano de Dios trabajando. Nos preocupamos por un trabajo, después de meses o años lo conseguimos y nos damos cuenta que nunca nos faltó nada. Nos preocupamos por alguna enfermedad y después vemos que gracias a esa enfermedad se dieron cambios en nuestro carácter o seres queridos vinieron a Cristo por el testimonio dado. Nos enojamos por lo que nos pasa y después de orar y calmarnos entendemos que Dios está trabajando con nuestro temperamento. Conozco una historia de un padre que dejó a su familia. Treinta años después él regresó pidiendo perdón. Había conocido a Jesús y había transformado su vida. Los milagros pasan. La mano de nuestro Dios está presente en todo momento. A veces lo vemos en un instante y a veces tarda más de treinta años, pero lo importante es darse cuenta que ahí está y dedicarnos a conocer más de Él en lugar de continuar nuestra vida con nuestras mismas preocupaciones, nuestros mismos afanes y nuestra misma forma de ser. ¡No dejemos que lo que hay a nuestro alrededor nos estorbe para darnos cuenta de lo que Dios está haciendo! Abre tus ojos y déjate sorprender por Dios pero sobre todo, una vez sorprendido, no le des la espalda.

Oración
Señor: en verdad veo que trabajas en mí y a mi alrededor. No quería aceptarlo pero meditando en todo lo que sucede es evidente que tu mano está presente. Hoy quiero seguirte y no darte la espalda, quiero aprender más de Ti y pedirte que Jesús sea mi Señor y mi Salvador. Perdona mis pecados y cámbiame. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús
Amén

17 nov 2010

Hechos 4:13-14

Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús. Además, como vieron que los acompañaba el hombre que había sido sanado, no tenían nada que alegar.



Los discípulos tenían dos opciones cuando se presentan antes las autoridades: explicar su situación y la injusticia que atravesaban por haber sido aprehendidos o compartir el evangelio. Sin conocer las consecuencias decidieron la segunda opción y hablaron de Jesús y anunciaron su resurrección. Como escribí recientemente, a veces nos encontramos en situaciones que no sabemos cómo abordar. Momentos en los que nos vemos envueltos en tantos problemas e impotencia para darles solución que nos perdemos sin saber por dónde caminar. Honestamente, creo que la mayoría de nosotros decidimos por explicar nuestra situación y compartir nuestra injusticia en lugar de enfocarnos en Dios y aprovechar cada momento para compartir Su palabra. Un ejemplo podría ser cuando nos encontramos en el hospital por la enfermedad de algún ser querido o incluso la nuestra. Compartimos lo difícil que es la vida y hacemos a un lado el evangelio. Entiende esto: Dios está sobre todas las cosas. Dios nos pide que lo amemos más que a nuestra propia vida. Por otro lado, Él siempre responde. Los gobernantes al ver al paralítico que fue sanado y la forma en la que Pedro y Juan hablaban, nos dice la biblia que no tuvieron nada que alegar en su contra. Ese es Dios protegiéndonos. Ese es Dios teniendo cuidado de nosotros y mostrando cómo abre puertas donde antes estaban cerradas. Ese es Dios mostrando que está por encima de los gobernantes y que Él es quien pone y quita reyes.
El día de ayer tuve un problema en mi trabajo en el cual no podía hacer absolutamente nada para solucionarlo. No era mi área y no podía influir en el área correspondiente. Al final yo tuve que escuchar las quejas y posiblemente perder un cliente. Por la tarde medité (y unas horas antes me quejé) y en un estudio bíblico recordé que primero debe estar Dios y luego todo lo demás. Oré y pedí a Dios por paz. No sé si pierda o no al cliente. Pero lo que sí sé, es que pude recibir la paz de Dios por acudir a Él y recordar que primero debemos buscar su reino y Él se encargará de acomodar todo lo demás. Así lo hicieron Pedro y Juan y el Señor se encargó a lo largo de su vida no solo de protegerlos y bendecirlos sino de llevarlos a cada rincón y con cada persona que debían estar para que compartieran lo que Jesús les había enseñado. Gente sin educación ni preparación hablaba ante autoridades que en cualquier otro escenario, nunca hubieran tenido frente a ellos. Este es nuestro Dios enseñándonos cómo su camino es perfecto y cómo acomoda todo para llenarnos de bendiciones a aquellos que le amamos y le seguimos.

Oración
Señor: estoy cansado. Perdona mis pecados y límpiame. Quiero pedir que traigas paz a mi vida y sobre todo que me des sabiduría para compartir tu palabra en todo momento. Te pido que pueda aprender a morir a mi mismo para crecer en ti. Quiero dejar de quejarme y comenzar a dar gracias. Te pido que cambies mi vida. En el nombre de Jesús
Amén

16 nov 2010

Hechos 4:12



De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.



Pedro se está refiriendo a Jesús. No sabemos esto porque alguien hizo una interpretación extraña y misteriosa sino porque el versículo once nos dice que Él es la piedra angular y en el doce nos dice que en ningún otro hay salvación. Personalmente cuestiono mucho mi fe. Varias veces he escrito sobre cómo debemos cuestionar lo que hacemos y lo que creemos. Debes estar convencido de que lo que haces y lo que crees tiene sentido. En cuanto a la parte espiritual, todo lo que yo creo está corroborado por lo que dice la Biblia. No por lo que algunas personas piensan o interpretan de la Biblia sino lo que dice. Cuestiono si no será igual ser optimista que confiar en Dios. También pienso en otras opciones que veo alrededor pero al final, cuando estudio la Biblia y la junto con mis experiencias, me doy cuenta que Dios tiene perfecto conocimiento de mí. Me doy cuenta cómo sus principios son lo mejor para mí y todo lo que me rodea. Puedo ver cómo aquello que consideraba coincidencias, tienen perfecto sentido en el plan de Dios. Te animo a que observes y estudies. No creas en algo solamente porque te dicen que debes creer sino porque tú, personalmente, descubres que es real y tiene sentido para tu vida. Has una prueba con Jehová y su palabra que viene en la Biblia.
Ahora, no es fácil hablar sobre la salvación y mucho menos con versículos como éste que no nos dan opción para distintos significados. Claramente Pedro nos dice que si no es con Jesús, no podemos ser salvos. Es un punto tan delicado que Dios se encargó de dejarlo extremadamente claro.
¿Cuántas veces has escuchado: todos vamos al cielo? O que tal: al final todos los dioses son iguales; no creo que Dios nos condene a todos; Dios es amor no puede castigarnos; mientras seas bueno y no le hagas daño a nadie todo está bien. Todos estos pensamientos pueden venir de alguien que no cree en el Dios de la Biblia, pero si tú dices creer en Jesús, no puedes pensar igual. No está en nosotros decidir cómo la gente puede o no ir al cielo. No está en nosotros decidir la forma para lograrlo. El Señor lo dejó listo. Lo puso a nuestros pies y a nosotros nos corresponde tomarlo y pasar la buena nueva a los demás. Su Unigénito fue crucificado para perdón de nuestros pecados y su nombre es sinónimo de salvación. No hay otros medios para llegar a Dios. No hay otras personas que intercedan por nosotros. Es Jesús quien intercede. ¿Por qué buscar terceros si tenemos el acceso directo a través de Su Hijo?
No sé si has aceptado a Cristo en tu vida para que perdone tus pecados y te reconcilies con Dios. Te animo a que lo hagas. No dejes pasar más tiempo pues no sabes realmente cuánto te queda. La Biblia nos dice claramente que solamente a través de Jesús podemos ser salvos. Es tiempo de tomar las escrituras con seriedad y darle la importancia que merece. Arrepiéntete. Pide perdón. Reconoce a Jesús y pide por tu salvación en su nombre. Dios está esperando.

Oración
Señor: me arrepiento de mis pecados. Entiendo que solamente hay salvación a través de Cristo y te pido que pueda ser salvo. Limpia mi vida. limpia mis errores. Perdona mi arrogancia y descuido por Tus cosas. Te pido que pueda entender lo que el sacrificio de Jesús hizo por mí y vivir agradecido siempre. Te lo pido en el nombre que está sobre todo nombre y el único en el cual hay salvación, Jesucristo.
Amén

12 nov 2010

Hechos 4:11

Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser piedra angular”.

El día de ayer vi un documental del imperio romano. Dentro de sus múltiples logros, uno de los más imponentes fue el desarrollo de construcciones más allá de lo antes visto. ¿El descubrimiento? El arco. Gracias a la distribución en el peso a través del arco, los arquitectos pudieron diseñar formidables estructuras que hasta el día de hoy nos siguen llenando de asombro. Lo interesante viene con la forma en la que se construye un arco. Se coloca piedra sobre piedra y las sostiene una estructura de madera para que puedan darle el ángulo deseado. Pero llega un momento en el que se pone la piedra que irá en el centro llamada la piedra angular. Tenía que ser perfecta y sería la responsable de sostener la forma del arco. Una vez puesta la piedra angular, podían retirar la estructura de madera que mantenía el arco en su lugar y se mantendría en pie por sí misma. Los romanos sabían de la importancia de la piedra angular y por ello Pedro les explica a través de una analogía cómo desecharon la piedra más perfecta y preciosa que pudo haber existido y la hicieron a un lado.
En nuestra vida también utilizamos distintas “piedras”. Me explico mejor. Cuando crecemos, vamos “construyendo” con lo que tenemos enfrente para poder satisfacer nuestras necesidades. Algunos buscan reconocimiento y fama. Otros poder y riqueza. Otros familia y salud. Y así dentro de muchas otras opciones, vamos tomando distintas “piedras” que tenemos en el camino e intentamos vivir lo mejor posible. ¿El problema? Nos llenamos de tantas que no le damos espacio a la más importante de todas: Jesús (la piedra angular). El mejor ejemplo de cómo nos llenamos de piedras que no nos sirven lo encuentro con algunas celebridades que terminan con su vida. Se llenaron de piedras como la fama, el dinero, cualquier tipo de comodidad, cualquier placer lo tuvieron a su alcance. Todo lo que podamos pensar estuvo a su disposición. ¿El final? Lo ves en las portadas de las revistas hablando de sus adicciones, divorcios, problemas familiares o tristemente algún suicidio. ¿Por qué los vemos como héroes o deseamos sus vidas? Seamos sabios y no tomemos las mismas “piedras”.
A veces las piedras son grandes y es fácil percatarnos de cuánto nos estorban en nuestra comunión con Dios. A veces son sutiles y difíciles de encontrar o aceptar. Medita en esto: Jesús es la piedra perfecta que puede sostener tu vida de manera equilibrada. Es el único que mostró su amor a través de su muerte para reconciliarte con Dios Padre. ¿Por qué no sueltas unas cuantas piedras y le permites a Jesús que comience a dar equilibrio a tu vida a través del perdón de pecados y la reconciliación con Dios?

Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados. Creo que Jesús murió por mí y que solamente a través de Él hay salvación. Te pido Señor que seas la piedra angular de mi vida y me lleves por tu camino pues el mío está torcido. Transfórmame. En Cristo Jesús te lo pido
Amén

11 nov 2010

Hechos 4:8-10

Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: Gobernantes del pueblo y ancianos: hoy se nos procesa por haber favorecido a un inválido, ¡y se nos pregunta cómo fue sanado! Sepan pues, todos ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de ustedes sano gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret crucificado por ustedes pero resucitado por Dios.


Si te preguntan: ¿es mejor hacer el bien o el mal? Tienes tres respuestas: el bien, el mal y depende. Cuando tus principios son sólidos contestas el bien. Cuando no te importa nada más que tu vida y lo que hay a tu alrededor que te afecte personalmente dices depende. Y los que contestan el mal son por los que tenemos que orar pues sus caminos se encuentran sumamente torcidos. Pero quiero enfocarme en los que podríamos contestar depende. Analicemos esto: todos los actos tienen consecuencias. Si nos dijeran que nos meteremos en problemas por decir que creemos en Jesús, ¿lo diríamos abiertamente? O mejor solamente lo compartimos con nuestros seres cercanos. ¿Qué tal cuando en el trabajo te piden que mientas? Si no lo haces tu puesto puede estar en riesgo y si lo haces, bueno, ya sabes lo que Dios piensa al respecto. Pienso en cada circunstancia en la que hacer el bien nos puede causar un conflicto y preferimos mejor no hacer nada… nos gusta nuestro confort. Nos gusta nuestra vida y no queremos alterarla o meternos en problemas. Se llama egoísmo.
Dios nos quiere firmes y totalmente dependientes a Él. No quiere que dudemos. No quiere que digamos depende. Quiere que acudamos a Él y le entreguemos nuestras circunstancias pidiendo Su dirección y sobre todo Su paz.
Pedro y Juan decidieron hacer el bien sin dudar. Sanaron a un paralítico. ¿Las consecuencias? Fueron llevados presos y estaban siendo interrogados. Dentro de las muchas posibles respuestas que podrían haber contestado los discípulos, Pedro aprovecha ese instante y comienza a predicar a Jesús y la resurrección. Abiertamente les dice que Jesús fue quien sanó al paralítico. Expone lo irónico que es el estar siendo interrogados por haberlo sanado y comparte cómo la crucifixión de Jesús terminó con Dios resucitándolo.
A veces seguir a Dios firmemente traerá problemas o señalamientos como con los discípulos. Tú habrás hecho lo correcto al obedecer y servir a Dios pero aún así, la gente te señalará y cuestionará. La Biblia nos enseña cómo reaccionar ante situaciones que, aunque parezcan ridículas, sucederán. Pedro no se enojó y quejó ante las autoridades por la injusticia que estaba pasando. Por el contrario, habló de Jesús y expuso que fue crucificado y que resucitó. Hagamos lo mismo. Entendamos que siempre es mejor escoger el camino de Dios, dejemos a un lado nuestro confort y cambiémoslo por los constantes retos de seguir a Dios con la certeza de que Él está al mando de todo.

Oración
Señor: a veces es difícil seguirte pues debo enfrentarme a mi mismo y a mucha gente a mi alrededor para hacerlo. Quiero entregarte mi vida y seguir tu camino dejando atrás mi egoísmo y dedicarme a servirte. Ayúdame a compartir a Jesús como tus discípulos lo hicieron, aprovechando cada instante que les brindaste. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén

10 nov 2010

Hechos 4:5,7

Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los maestros de la ley. Hicieron que Pedro y Juan comparecieran ante ellos y comenzaron a interrogarlos.



El estar frente a los gobernantes, ancianos y maestros de la ley no era algo de todos los días. Si pensaban que eras un traidor del imperio romano, podían quitarte la vida sin más preguntas. Además, al ser llevados presos, sus condiciones probablemente eran bastante deplorables.
Volvamos un poco a la escena que estaban atravesando Pedro y Juan. Mientras entraban al templo, se encuentran con un paralítico que les pide dinero. Al no tener qué ofrecerle, le dan lo que tienen que es el ser sanado en el nombre de Jesús. La gente se maravilla y Pedro comienza a predicar a Cristo a toda la multitud. Hasta aquí podríamos decir que su día ha sido increíble y lleno de bendiciones. Seguramente se encontraban contentos y animados por lo que estaba sucediendo frente a sus ojos. De repente, un grupo de personas distintas a las demás comienzan a aparecer entre la multitud. Eran los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo y los saduceos, enojados y furiosos por lo que estaban haciendo. Capturaron a Pedro y a Juan sin preguntarles nada. Sin más ni más fueron llevados presos a la cárcel. Parece que se terminaron las bendiciones del día de hoy ¿no crees?
Tal vez Pedro y Juan discutieron en la noche sobre lo que pasaría con ellos. ¿Qué haremos? ¿Cómo podremos salir? ¿No entiendo por qué estamos aquí si Dios estaba prosperando todo lo que estábamos haciendo?
Así son nuestros cuestionamientos. Unos días vemos las bendiciones de Dios y en nuestro rostro hay sonrisas y felicidad. Pensamos que todo será así y un día, sin que lo esperáramos, las cosas cambian. Nos “toman presos y nos meten a la cárcel”. Nuestros planes se derrumban. Nuestra esperanza se cae al suelo. Nuestra sonrisa se transforma en preocupación y agobio. ¿Qué pasó? ¿Qué hice mal? ¿Cómo puedo salir de esta situación?
Es necesario que en nuestra vida “comparezcamos ante el tribunal y las autoridades” como lo hicieron Pedro y Juan. Es necesario atravesar momentos difíciles y comprender que el plan de Dios es por encima del nuestro. Es en situaciones como ésta en las que nos humillamos y reconocemos los “ajustes” que le hemos hecho al camino que Dios ha trazado. Es aquí cuando reconocemos que no podemos más. Es con momentos así cuando caemos de rodillas ante Dios y pedimos por su paz, su amor, su consuelo, su bendición y sobre todo su dirección. Estoy seguro que los discípulos oraron pidiendo a Dios por lo anterior y que Él respondió.

Oración
Padre: perdona que cuestione tu plan en lugar de entender que es mejor que el mío. Perdona por pensar que cuando las cosas cambian es porque se han terminado tus bendiciones. Hoy entiendo que las situaciones que atravieso las utilizas para transformar mi carácter y mi corazón. Hoy te pido que no dejes de trabajar en mí y que pueda parecerme cada día más a Jesús. En su nombre te lo pido.
Amén

9 nov 2010

Hechos 4:1-4

Hablando ellos (Pedro y Juan) al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.



Hace tiempo se creía que si nacías con algún defecto o enfermedad era un castigo de Dios para ti o tus padres por haber pecado. Hoy en día también he escuchado que cuando hay una guerra, hambre o enfermedad un castigo de Dios les viene a la mente. Si este principio fuera verdad, entonces deberíamos de entender que cuando Pedro y Juan son aprehendidos y llevados a la cárcel también los estaba castigando Dios ¿no es así? De igual forma, cuando las cosas no se desenvuelven como teníamos pensado o como nos gustaría que sucedieran, en nuestra cabeza comienza a rondar una idea de que tal vez Dios nos está castigando. Nos hacemos los mártires. Pensamos que no merecemos lo que estamos atravesando y que no deberíamos estar en tal o cual circunstancia.
A partir de estos cuestionamientos, llegamos a las preguntas que todos hacemos pero pocos le damos el seguimiento correcto para llegar a la respuesta: ¿Por qué Dios permite las tragedias? ¿Dónde está Dios en las enfermedades, las guerras y las injusticias?
Recordemos algunas historias de la Biblia para corroborar mi respuesta. Abraham y su esposa tuvieron la promesa de tener una gran descendencia sin embargo ella era estéril. David fue ungido para ser rey y tuvo que huir porque lo querían asesinar. José fue vendido por sus propios hermanos. Esteban murió apedreado por compartir el evangelio. Daniel fue enviado al foso de los leones por ser fiel al Señor. Y entre muchos otros ejemplos, tenemos a Pedro y a Juan siendo encarcelados de manera injusta por haber compartido a Jesús. La biblia no es ajena a las injusticias ni a las enfermedades o a cualquier circunstancia adversa. De hecho, está llena de escenas con situaciones difíciles. Pero volvamos a la respuesta de nuestras interrogantes que la encontramos en el versículo 4. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron. Pedro y Juan se fueron a la cárcel y no pudieron ver si la gente había aceptado el mensaje o no, pero el trabajo de Dios había sido cumplido y alrededor de cinco mil varones entregaron sus vidas al Señor en ese momento. ¿Tiene sentido? En la perspectiva de Dios lo tiene. Para nosotros es difícil entender una situación cuando estamos en el “ojo del huracán”, pero debemos enfocarnos en servir a Dios para estar confiados de que aunque “nos lleven presos” como a Pedro y a Juan y no veamos resultados de lo que hacemos, estemos convencidos de que el Señor está trabajando y está haciendo milagros que no nos corresponde ver o presenciar.

Oración
Señor: a veces no entiendo lo que pasa en mi vida pero hoy aprendí que Tú tienes el control y sobre todo un propósito que llevar a cabo. Te pido que mi vida, sin importar las circunstancias, te de gloria. Permite que entienda que debo servirte y no esperar ser servido. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén