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17 dic 2010

Hechos 5:14-16

Y seguía aumentando el número de los que creían y aceptaban al Señor. Era tal la multitud de hombres y mujeres, que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en colchonetas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos y todas eran sanadas.


Nos dice la biblia que el número de creyentes aumentaba. ¿Por qué? Porque la gente reconocía su necesidad de Dios. Porque una vez que somos expuestos a la verdad de Cristo no podemos darle la espalda. Hoy es necesario seguir el ejemplo de Jesús y sus discípulos: compartir el evangelio y sus bendiciones en cualquier lugar, en cualquier circunstancia y con cualquier persona. Sigamos llevando al mundo la reconciliación con Dios Padre. Dejemos de pensar cómo hacer para que las personas puedan escuchar de Dios y concentrémonos en que nuestra vida entera, hable por sí sola de nuestro amor al Padre. Seamos testimonio vivo de que Jesús existe. Hoy en día tenemos la oportunidad de, como los discípulos, ver el número de creyentes aumentar y aumentar. Hoy en día sigue existiendo la misma necesidad por Jesús que hace dos mil años. Hoy la gente necesita del Buen Pastor y de su Redentor. Llevemos esperanza a esa gente y compartamos lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas. Obedezcamos a Cristo llevando su evangelio a cada lugar en el que nos encontremos y hagamos discípulos. Predica a Jesús en tu casa, con tus hijos, con tu pareja, con tus vecinos, con tu familia, con tus amigos. No prediques una religión ni critiques lo que la gente hace. Comparte a Jesús que vino para reconciliarnos con Dios a través de su sacrificio y que además regresará. ¡Busquemos experimentar el gozo de ver cómo Dios aumenta el número de personas que lo siguen a nuestro alrededor!
Por otro lado, es interesante resaltar que los enfermos eran sacados a la calle y llevados ante los discípulos. En la actualidad no nos causa ningún asombro el que hayan sacado a los enfermos en la calle. De hecho en épocas de invierno, estamos acostumbrados a que prácticamente nos estornuden encima… pero en esa época el protocolo era distinto y los enfermos no podían estar en la ciudad y dependiendo de su situación podía ser necesario el que vistieran de una manera especial para ser identificados. A pesar de estos “vientos en contra” la gente decidía ir o llevar a sus enfermos para recibir siquiera la sombra de Pedro y poder ser sanados. Hoy hay mucha gente “enferma” allá afuera que necesita ser sanada. Hay gente desesperada, sola, frustrada, triste y sin esperanza. Llevemos a ellos el amor de Dios que brinda gozo, paz y fe.

Oración
Señor: hoy entiendo que tu palabra debe ser predicada en todo momento y te pido porque así se haga en mi vida. quiero vivir siendo un ejemplo en toda circunstancia de que soy un seguidor de Jesús y que sin importar mis errores yo seguiré sus pasos. Ayúdame a entender la necesidad de la gente por Ti y tomarlo como carga para ir y compartir de Jesús sin dudarlo. En Su nombre te lo pido.
Amén

10 dic 2010

Hechos 5:12-13

Por medio de los apóstoles ocurrían muchas señales y prodigios entre el pueblo; y todos los creyentes se reunían de común acuerdo en el Pórtico de Salomón. Nadie entre el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque los elogiaban.



Por medio de los apóstoles la gente recibía bendiciones y sobre todo señales para que entendieran y creyeran que Jesús había resucitado y murió para reconciliarnos con Dios Padre. Nosotros debemos estar haciendo lo mismo. Nuestro deber es llevar “señales” a la gente sobre Jesús. No podemos quedarnos sentados, escuchando lo que dice Dios, pensando en qué bonita predicación y cuánto debo cambiar para después no hacer nada. ¡Es necesario tomar acción! Debes salir y compartir lo que has aprendido. No porque yo lo digo o por el compromiso con la congregación sino por el compromiso con Dios. Porque entiendes que has recibido gracia, bendiciones y misericordia sin merecerla y quieres compartirlo. Comparte a Jesús. La Biblia nos dice que no se puede poner una lámpara debajo de una mesa sino se pone encima para que ilumine a todos. Así debemos compartir a Cristo.
Todos los creyentes se reunían. El congregarse es vital. He escuchado varias ideas de por qué no se congregan y honestamente todas tienen sentido. El problema es que no se trata de que tengan o no sentido para mí sino que Dios nos pide que nos congreguemos como creyentes. No existe la iglesia perfecta. Puedes estar seguro que donde quiera que vayas encontrarás algo que esté mal. En la misma congregación de Pedro estaban Ananías y su mujer. ¿Por qué esperar que las nuestras sean diferentes? La imperfección de la iglesia no puede ser una excusa para no congregarte. La falta de tiempo mucho menos. Tu atención debe estar enfocada a que la Palabra de Dios sea la que se predica siempre. De no ser así, es necesario cambiar de lugar.
Nadie se atrevía a juntarse con ellos. El ser diferente no es fácil. Obedecer a Dios nos lleva contra corriente de lo que los demás hacen. Necesariamente la gente te verá distinto. Ya lo sabes porque lo has visto. Tú mismo ves distinto a aquellos que han decidido comprometerse con el Señor. Espero que no seas de los “mini Pedros” que van un domingo a la iglesia pero entre semana rechazan todo lo que tenga que ver con Jesús. Espero que no seas de los que no se “atreven” a seguir a Cristo y aceptar que hacemos las cosas diferentes por agradarlo a Él antes que a nosotros.
Recapitulando tenemos tres principales temas el día de hoy. Compartir a Cristo, llevar las bendiciones y misericordia que hemos recibido a los demás. Congregarnos. La iglesia es el hospital donde reconocemos que todos estamos enfermos y necesitamos ser sanados por nuestro doctor Jesús. No le restes importancia al congregarte. Y por último, no seas de los que escucha y sigue a Cristo “desde lejos” pues no te atreves a tomar un compromiso y juntarte con los creyentes demostrando a todos en lo que crees.

Oración
Padre: quiero llevar tu palabra a más personas por lo que te pido me des sabiduría y amor para hacerlo correctamente. Te pido también que no critique a la congregación sino que ore por ella ni tome pretextos para dejar de congregarme. Por último te pido perdón porque no me he atrevido a declarar al mundo que soy seguidor tuyo. Quiero comprometerme contigo y ponerte sobre todas las cosas tal y como lo mereces. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén

9 dic 2010

Hechos 5:11

Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.



Recuerdo haber escuchado de una persona que salió de vacaciones si mal no recuerdo a Miami y le picó un mosquito que le transmitió el dengue. Posteriormente murió. También recuerdo noticias tristes en las que personas fallecen de un paro cardiaco o respiratorio a edades tempranas. Por otro lado están los accidentes en los que escuchamos tragedias cuando fallecen los hijos y los padres no o viceversa. No quiero que te desanimes ni te pongas triste sino que podamos entender la realidad de la vida: no la tenemos comprada. No depende de nosotros decidir cuánto vivir. No depende de nosotros decidir cómo morir. Lo que sí podemos hacer es darnos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor y tomar cartas en el asunto. Por ejemplo, vemos que Ananías y su mujer intentaron seguir a Dios a su manera y terminaron en el suelo sin vida. ¿Qué nos hace pensar que el seguir nuestro camino nos llevará a un resultado mejor que el de ellos? ¿Tan orgullosos y soberbios somos? El día de ayer estuve enfermo y no pude salir ni tenía ganas de hacer nada. Una simple gripa me tumbó. Pienso en el instante en que me empecé a sentir mal la noche anterior. Un estornudo, luego otro, luego mi nariz tapada y yo ya no podía respirar. Un segundo. No lo vi venir. No lo pude evitar. Toda la noche sin dormir y al día siguiente sin muchos ánimos. Después en la noche, poco a poco empecé a sentir que mi cuerpo mejoraba y mi cabeza no se sentía inflamada. Tampoco lo controlé ni decidí que así fuera. Dios es quien nos da y nos quita. Hoy le doy gracias por recordarme que mis planes están sujetos a su voluntad y no a la mía. Recuerdo haber salido del trabajo pensando que al día siguiente haría tal cosa. Error.
Cuando la gente se enteró que Ananías y su mujer habían fallecido, se llenaron de miedo. ¿Miedo a qué o de qué? De que Dios es real y su palabra también. Miedo de que con Dios no se juega ni se le tienta. ¿Debemos tener miedo a Dios como creyentes? Sí. La misma biblia nos lo dice. Pero no es un temor a que nos lastime o a algo desconocido. Es un temor a la desobediencia. Un temor de respeto. Un temor que busca nunca fallarle.
La biblia está llena de historias como la de Ananías en las que nos muestran cómo seguir nuestro camino por encima del de Cristo nos trae consecuencias terribles e impredecibles. ¿De qué le sirvió a Ananías quedarse con parte de ese dinero si falleció al día siguiente? Tu vida debe estar encaminada a servir y obedecer a Dios y Él se encargará de darte lo que necesitas. Hoy quiero recordarte que no controlas tu vida ni la de tus seres queridos. Dios te los da y te los quita conforme a su voluntad. No nos espantemos cuando escuchemos historias difíciles como la de hoy. Mejor estemos pegados y confiados en Dios. Busquemos cada día su gloria, cada día su amor y cada día su misericordia.

Oración
Padre: me cuesta trabajo aceptar mi dependencia a Ti y mi falta de control sobre las circunstancias. Hoy entiendo que Tú das y quitas conforme a tu voluntad por lo que te pido pueda vivir agradecido y no quejándome de lo que no me das o has decidido quitar. Te pido que mi vida se de servicio a Ti y que aprenda a temer a nunca fallarte ni desobedecerte. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

6 dic 2010

Hechos 5:7-10

Como tres horas después entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido. y Pedro le preguntó: “Dime, ¿vendieron el terreno en tal precio?” “Sí, ese fue el precio” dijo ella. Entonces Pedro le dijo: “¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los hombres que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti.” Al instante cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta; entonces la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido.


No sabemos si fue Ananías o su mujer el primero en pensar el plan de vender el terreno y quedarse con una parte. Lo importante no es si fue el hombre o la mujer sino el darse cuenta que como matrimonio, la falla de uno puede llevar terribles consecuencias. Ananías no estaba cumpliendo con un buen liderazgo y su mujer no estaba siendo de ayuda al solapar este plan. ¿Las consecuencias? Los dos cayeron al piso muertos. ¿Qué aprendemos? Que tarde o temprano, también “caeremos al piso” y nos llamarán a rendir cuentas.
Si pones atención, te puedes dar cuenta que la mujer de Ananías tuvo una segunda oportunidad para arrepentirse cuando Pedro le pregunta sobre el terreno. En ese instante ella pudo haber explicado lo sucedido y pedir perdón. Incluso ¡pudo haber pedido que le regresaran su dinero pues no estaba conforme con entregarlo todo! Pero prefirió seguir con el engaño. Pensó que nadie se daría cuenta. Pensó que su mentira podía seguir y que podría salir delante. La verdad es que la mentira y el engaño no nos llevan a ningún lado sino a la separación con Dios y a una eternidad sin Él. ¿Tan drásticas las consecuencias? Sí. No lo digo yo sino la Biblia. A nosotros nos gusta pensar que los errores no son tan graves o pueden arreglarse. Si bien, pueden corregirse, el vivir las consecuencias de los mismos, nadie lo puede evitar. Además, ¿quién nos asegura que podremos tener vida para componer nuestros errores? La mujer optó por seguir con su mentira y se encontró con unos jóvenes llenos de tierra que regresaban de haber enterrado a su marido. Al instante cayó y fue sepultada.
¡Nuestras decisiones tienen consecuencias! A veces inmediatas a veces no, pero todo lo que hacemos nos lleva a alguna parte. Por esto la biblia nos llena de versículos advirtiendo sobre lo que sembramos y promoviendo que siempre busquemos la buena siembra para cosechar lo bueno. Tal vez no estás casado y no te identifiques con Ananías o su mujer, pero independientemente de tu estado civil, Dios te ha puesto en un lugar específico para que compartas de su palabra y le sirvas en obediencia. Por otro lado, quiero resaltar la importancia que tiene la pareja en el matrimonio. Necesitamos el uno del otro. Necesitamos entender que el estar pegados al Señor es vital y si uno comienza a fallar el otro debe estar atento para corregir. Ananías y su mujer le dieron la espalda a Dios y sabemos cómo terminaron. ¿Cómo quieres terminar tú?

Oración
Señor: me arrepiento de mis pecados y te pido perdón. Hoy entiendo las consecuencias que tiene el darte la espalda y no escucharte. Te pido que pueda retomar mi compromiso contigo y seguirte fielmente. Guíame. No me quiero separar de Ti. Quiero sembrar lo bueno y cosechar sus frutos. En Cristo Jesús
Amén

3 dic 2010

Hechos 5:3-6

Pero Pedro dijo: “Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? Mientras estaba sin venderse ¿no te pertenecía? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios.” Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron. Entonces los jóvenes se levantaron y lo cubrieron y sacándolo le dieron sepultura.


¿Alguien tiene que fallecer para que tomemos a Dios con la seriedad que le corresponde? ¿Acaso somos tan orgullosos y testarudos que necesitamos golpes tan fuertes para recordar que Dios existe y que la vida no está en nuestras manos sino en las de Él? ¿Pudiste opinar para levantarte el día de hoy? ¿Tienes idea si podrás ver el final de este día? La respuesta a cada pregunta es: no. ¿Por qué entonces nos aferramos tanto a esta vida? ¿Por qué lo material se vuelve un estorbo tan grande en nuestra comunión con Dios? Así como llegamos nos vamos. Sin nada.
“Mientras estaba sin venderse la propiedad ¿no te pertenecía?” Con estas palabras nos hace pensar que Ananías y su esposa fueron un par de babosos con lo que hicieron ¿cierto? ¿Para qué vender algo y quedarte solo con una parte cuando puedes quedarte con todo? La biblia nos dice que es mejor ser frío o caliente pero no tibio. Este es el ejemplo perfecto del tibio en Cristo. ¿Puedes examinar tu vida y honestamente reconocer si estás siendo tibio? ¿Puedes darte cuenta si estás cayendo en el mismo error de Ananías al no confiar en Dios y querer seguir teniendo control de lo que sucede? ¿Por qué nos resulta tan inteligente el entregar a Dios el 70 por ciento y quedarnos el otro 30? ¿Acaso podemos darle mejor uso que Él? ¡Cristo quiere el 100 por ciento!
Resulta interesante pensar el escenario en el cual, Ananías y su esposa se quedaban con su casa. ¿Las consecuencias? Ninguna inmediata ni visible. De lo único que sí se perderían es de la gran bendición que resulta de obedecer al Señor y entregar nuestra vida a Él sin restricción, de evidenciar su gozo al no aferrarnos a lo material y reconocer que Él es quien nos da y nos quita, de disfrutar su paz al comprender que somos administradores temporales de lo que hoy tenemos. De esto nos estamos perdiendo al no querer comprometernos con el Señor. Tu vida no sufre una consecuencia visible o inmediata cuando le das la espalda a Cristo. ¿Te das cuenta que lo único que pasa es que te alejas cada día más del Padre? Te acostumbras y acomodas en tu forma de vivir actual y se vuelve más y más lejano el querer un compromiso con Dios. Las bendiciones están en la mesa. Dios ya las puso ahí para que sean tomadas por sus hijos. ¿Qué vas a decidir? No esperes a un evento extraordinario como la muerte para voltear a Dios. No dejemos que el tiempo siga sin tomar acción y tomemos un compromiso de entregar nuestro 100 por ciento.

Oración
Padre: Alabado seas Señor. Quiero entregarte mi vida entera. No quiero dártela por partes ni con restricciones. Confío en que Tú tendrás cuidado de mí y siempre me llevarás por pastos verdes. Guíame y fortaléceme Señor para seguirte. En Cristo Jesús te lo pido. Amén

2 dic 2010

Hechos 5:1-2

Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad, y se quedó con parte del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo la otra parte, la puso a los pies de los apóstoles.



La biblia no es una novela o cuento con personajes perfectos y maravillosos. Nosotros somos quienes cambian su esencia y vemos a David, Moisés o a Pablo como personas intachables y perfectas. No lo fueron. Eran humanos como tú y como yo. Sí. Pablo, Daniel, Abraham y tú son iguales. Hombres. No santos. No perfectos. No divinos. Me gusta leer versículos como el de hoy en el que se evidencia nuestra naturaleza humana. Si bien, todos estaban vendiendo sus propiedades y había bendición, nos encontramos con que no todo era perfecto. Había un matrimonio que no se sentía cómodo vendiendo y entregando su propiedad. Ananías y su mujer acudían a escuchar las predicaciones de Pedro y Juan. Probablemente les gustaba escuchar de la palabra de Dios y buscaban comunión con Él. Pero algo en su corazón empezó a dar vueltas y su mente lo dejó crecer. “no me gusta la idea de entregar todo a los apóstoles” le dijo a su esposa. “a mí tampoco” contestó. “Creo que podríamos venderlo y quedarnos con una parte, así si algo sale mal o distinto a nuestros planes, siempre podremos acudir a ese dinero.” “Me parece una excelente idea. Además, nunca sabrán en cuánto lo vendimos” dijo la esposa. Si bien, la conversación es imaginaria, creo que hay gran posibilidad de que haya sido algo similar. ¿Por qué? ¡Porque nosotros actuamos igual! Nos gusta escuchar de Dios. Nos gusta convivir con personas entregadas a Él. Nos gusta pensar en su amor y su misericordia. Pero cuando vienen las pruebas, cuando Dios busca pulir nuestro corazón y poner a prueba nuestra fe, todo se viene abajo y damos uno o varios pasos atrás. El Señor nos muestra su plan claramente y nosotros le agregamos esto y aquello “para prevenir” decimos. ¿Prevenir por si el plan de Dios sale mal? ¿No te parece irónico? En realidad lo que estamos haciendo es ¡tomar precauciones por si el plan de Dios no nos gusta! Pensamos que si cambiamos esto o aquello “podremos” seguir como antes. ¿De qué les servía a Ananías y su mujer quedarse con parte del dinero si todo se repartía y recibirían cualquier cosa para cubrir su necesidad? ¡De nada! De igual forma no sirve de nada cuando queremos “mejorar/alterar” los planes de Dios. Es tiempo de confiar y entregar nuestra vida. No podemos vivir diciendo que creemos en Dios pero nunca nos entregamos a Él por completo sino que buscamos la manera de hacer nuestros planes y complementarlos con los que Dios diga. Piénsalo. Primero está Jehová. Después tú.

Oración
Padre Santo: Tú conoces mi corazón, te pido que lo examines y me permitas darme cuenta cuánto debo cambiar. Quiero vivir entregado y comprometido a Ti, teniendo comunión y viviendo conforme a tu voluntad. No permitas que caiga en tentación como lo hizo Ananías. Ayúdame a permanecer en Ti. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

1 dic 2010

Hechos 4:33-35

Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.


La gente estaba compartiendo todo lo que tenía. No pensaban si uno vendía más que el otro o si alguno se aprovecharía y no pondría todo lo que tiene. Simplemente fueron y con un corazón puesto en Jesús dejaron a un lado sus bienes materiales y los pusieron a disposición de aquellos que tenían una necesidad mayor. Me sorprende la diferencia que existe entre esta forma de vivir con la que tenemos actualmente. Si fuera una carrera, diría que la estamos perdiendo por mucho. Si bien, hay muchos grupos de apoyo, lo que predomina en la gente es el egoísmo y el arraigo a lo material en lugar de la entrega y servicio.
La biblia nos dice que aquellos que poseían terrenos o casas, los vendían y los traían a la comunidad para que fuera repartido según su necesidad. ¿Qué piensas al respecto? Hoy en día pensamos que eso es de fanáticos. Nos hacemos a la idea de que algunos se están beneficiando por encima de otros y no confiamos en que Dios pueda hacer maravillas a través de situaciones similares. No nos gusta salir de nuestra zona de confort. Nos gusta seguir como estamos. Nos gusta tener control. “Si creo en Dios, si me gusta conocer más de Él, pero eso de que debo vender mis propiedades para darlas a los demás ya no me gusta y me parece exagerado.” ¿Te identificas con la frase anterior? La biblia nos narra una historia sobre un hombre que se encuentra con Jesús y le pregunta qué bien puede hacer para ganar la vida eterna. Jesús, sabiendo que tenía muchas propiedades le pide que venda todo y le siga. ¿Entonces debemos vender todo para seguir a Cristo? No. Sería bueno pero no. Hay algo aún mejor. En lugar de vender tus propiedades, entrégalas a Dios y ponlas a su servicio. Si tienes una casa, abre sus puertas. Si tienes comida, invita a hermanos con necesidad a comer. Si tienes un auto (carro), ponlo al servicio de los demás. Todo, absolutamente todo lo que tienes te lo ha dado Dios y lo puedes regresar poniéndolo a su servicio. En lugar de pensar lo exagerado que sería vender propiedades y criticar esta idea, mejor busquemos opciones en nuestra vida para compartir de lo que Dios nos da y dejar el afán por lo material a un lado. ¿El resultado? Los apóstoles daban testimonio de Jesús y la gracia de Dios se derramaba sobre todos ellos. Vivamos para dar testimonio de Jesús y que la gracia de nuestro Dios abunde sobre todos los que nos rodean. ¿No te parece excelente propósito para vivir?

Oración
Señor: Quiero abrir mis manos y poner a tu disposición todo lo que me has dado. Te pido que lo material y el egoísmo no interrumpan mi comunión contigo. Padre, permite que mi vida sea testimonio de Ti y lleve gracia a los que me rodean. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

29 nov 2010

Hechos 4:32

Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían.



Estos versículos son peligrosos. Muchas personas son engañadas y confundidas por personas que utilizan la biblia para beneficio propio. Insisto en que siempre corrobores lo que escuchas con varios pasajes de la biblia. Pregunta. Investiga. No te quedes con una sola opinión. Pero sobre todo, lee y confirma por ti mismo. Con este versículo podría promover fácilmente el que la gente comience a deshacerse de sus bienes y apoye a la iglesia. Con frases tan potentes como: ¿cuánto vale tu salvación o tu vida? ¿Cómo ponerle precio a tu familia y el ser bendecido? Basta con ligar el dinero con las bendiciones que recibimos de Dios o con algunos posibles castigos y la gente comienza a traerlo. Hay iglesias que sus pastores se han enriquecido de una manera irresponsable mientras que los congregantes siguen en su miseria. Por eso debemos poner atención a la biblia: todos eran de un mismo sentir y pensar. ¿Cuál es este sentir y pensar? En que todos necesitamos aceptar a Cristo, arrepentirnos de nuestros pecados y caminar conforme a su ejemplo. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones. ¡Esto no quiere decir que el dueño o los dueños eran los apóstoles! Los pastores de hoy en día no son los dueños de lo que entra a las arcas de la congregación. ¿Quién es el dueño entonces? Dios. Este era su mismo pensar. Entendían que todo proviene del Señor. Comprendieron que por su gracia y amor, Jehová les había llenado de bendiciones. Cuando puedes entender algo tan poderoso, lo único que te queda es doblar tu rodilla, alabar a Dios dándole gracias por tanto que te ha dado. Posteriormente, esas bendiciones las quieres compartir y por ello las traes a la iglesia para que la familia en Cristo pueda ser bendecida.
Nadie debe obligarte ni presionarte a dar a la iglesia. El diezmo es tu única obligación y esta decisión también es personal. La iglesia no debe ser coercitiva. Nosotros como congregantes debemos comprender y crecer en la palabra de Dios para poder actuar conforme a su voluntad. Ojo, esto no nos quita responsabilidad ¡sino todo lo contrario!
Hoy quiero animarte a que busquemos estar en un mismo sentir y pensar: Cristo Jesús. Que él sea nuestro objetivo y quien dirija nuestra vida. Entendamos que nada nos pertenece sino que somos administradores temporales de lo que hoy tenemos. Pongamos al servicio de Dios lo que Él nos da. No seamos egoístas al querer todo para nosotros y olvidarnos que es una bendición y no un reconocimiento. Comparte. Da. No dejes que lo material estorbe en tu comunión con Dios sino utilízalo para ver sus promesas cumplidas.

Oración
Padre: vaya que me has bendecido y has cumplido tus promesas en mí al darme alimento, techo y abrigo. Gracias por mostrarme cómo compartir mis bendiciones con mi familia espiritual. Gracias por recordarme que lo que tengo es una bendición y muestra de tu gracia y amor mas no un reconocimiento de mi gran esfuerzo o sabiduría. Perdona mis pecados Señor. Quiero vivir como Jesús y te pido que me guíes en el camino. En su nombre te lo pido.
Amén

24 nov 2010

Hechos 4:29-31

“Ahora Señor, toma en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos el proclamar tu palabra sin temor alguno. Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús.” Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.


Cuando estás en sintonía con Jehová, todo toma el “ritmo” perfecto. Los discípulos se encontraron en problemas y se dedicaron a compartir la palabra de Dios. Regresaron a la congregación y pudieron dar testimonio de lo que el Señor había hecho y terminaron dándole la gloria. Pero no todo termina ahí. Las amenazas seguían presentes. Así como cuando tu enfermedad sigue ahí o la falta de trabajo o tu coraje y resentimiento, a veces “descansamos” por unos instantes de lo que nos acontece, pero la realidad es que todo, absolutamente todo sigue igual. Lo único que nos queda, es encomendarnos a Dios a través de la oración. Esto es lo que hizo el pueblo de Dios junto con Pedro y Juan. Oraron. Expusieron a Dios su situación y sus temores. Le pidieron auxilio y sobre todo que no se olvidaran de lo más importante que era proclamar la palabra sin temor alguno a pesar de lo que pudieran enfrentar.
Vuelve a leer el pasaje y pon atención en la descripción que dan de las circunstancias: “toma en cuenta sus amenazas y concede que no temamos al proclamar tu palabra”. ¿Dios tenía conocimiento de esto? Por supuesto que sí. ¿Dios quiere que le expliquemos todo con detalle? ¡Con punto y coma! El orar y exponer al Señor nuestra vida no es para que Él se entere de lo que pasa sino para que nosotros abramos nuestro corazón y expongamos los sentimientos que traemos dentro y podamos ponerlos en la mesa frente a Dios. Ellos estaban reconociendo que tenían miedo. Reconocían que no querían seguir ese camino en sus fuerzas pues los vientos en contra serían mucho más fuertes que ellos y no podrían soportarlos. Imaginaban al imperio romano ejerciendo toda su fuerza para desalentarlos llevándolos cautivos, torturándolos y probablemente llevándolos a los circos donde serían destrozados por animales salvajes mientras otros eran espectadores. ¡Cómo no habrían de tener miedo! Pues igual pasa con nosotros. El problema es que pocas veces meditamos y entendemos contra qué nos estamos enfrentando allá afuera. Pensamos que podemos controlarlo. Pensamos que no nos dejaremos y seguiremos firmes. ¡Qué golpes tan fuertes nos damos al pensar así! Y lo más increíble es que decimos “qué golpes da la vida” cuando nosotros mismos nos metimos en donde estamos. ¡No es culpa de la vida sino tuya y mía! El pueblo de Dios abrió su corazón y expuso a Jehová sus temores y deseos. Hoy hagamos lo mismo y reconozcamos que no podremos contra lo que viene e incluso sobre lo que ya vivimos hoy en día y pidamos a Dios por sus fuerzas para poder seguir adelante y vivir llenos de gozo.

Oración
Padre: tengo miedo. No sé lo que pueda venir y no sé cómo vayan a terminar las cosas. Te entrego mi vida y te pido que me llenes de fuerza y fe para vivir con tu gozo y esperanza. Te pido que viva cada día entregado a Ti y que las circunstancias no me desalienten ni aparten de tu camino. Gracias por tu amor y entrega incondicional. Enséñame a ser como Tú. En Cristo Jesús
Amén

23 nov 2010

Hechos 4:23-24

Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay…



Primero. Una vez puestos en libertad fueron con su congregación. No se pusieron a pensar en lo que debían hacer dadas las amenazas. No buscaron alternativas ni hicieron planes. A penas salieron del consejo y directamente se dirigieron a reunirse con sus hermanos en la fe. Excelente ejemplo para nuestras vidas. Por alguna razón, muy triste por cierto, cuando comienzan a suceder eventos a nuestro alrededor que no entendemos o que nos abruman, tendemos a tomar el camino solitario y decidimos alejarnos de todo por un tiempo. Pensamos que es lo mejor y que de esta forma podremos resolver personalmente nuestra situación y después podremos compartirla con alguien más. Hay dos principios para reaccionar así: el primero se llama orgullo. Piensas que nadie te puede entender, que tus problemas son más difíciles de lo que cualquier persona de la congregación te pudiera ayudar. Además, son temas personales y privados, no tienen por qué enterarse. El segundo es igual de malo: el subestimarse. Piensas que a nadie le importa tu situación y que no es tan importante como para que vayas con tus hermanos y les compartas lo que estás viviendo. Las dos tienen su origen cuando nos concentramos en nosotros mismos, en otras palabras, cuando somos egocéntricos. No te alejes de la familia en Cristo cuando las cosas van mal. Al contrario, debes permanecer lo más pegado posible como los apóstoles lo hicieron al salir del consejo. Inmediatamente se dirigieron con los suyos.
Segundo. ¿Qué hacer como hermanos en Jesús cuando alguien nos platica su situación? Nuestro deber no es dar una respuesta al problema. Leíste bien. No nos corresponde dar solución sino recordar que todo lo debemos entregar a Dios y Él se encargará. Al oír lo que Pedro y Juan les compartieron, su reacción fue dar gloria a Dios y ponerse en oración para entregar la situación y dejarla en manos del Creador. No buscaron una solución para las amenazas que habían recibido. Tampoco buscaron un método para compartir sin ser expuestos. Oraron y se encomendaron a Dios. Yo hubiera pensado en un plan para compartir a Jesús sin ser descubiertos y hubiera estado convencido de que era una buena idea, ¿cómo compartir si nos aprehenden a todos? Mejor hacerlo de una forma que no logren detenernos ¿no? Pues la solución de Dios no fue igual a la mía. Dejemos de luchar con nuestros planes intentando ponerlos por encima de los del Señor. Mejor entreguemos nuestra vida a Él y dejemos que nos muestre el camino.

Oración
Dios Padre: quiero dejar de pensar en mí y pensar más en ti. Quiero que mis planes estén en línea con los tuyos y mi vida sea de servicio a ti. Perdona que mi orgullo sea un estorbo en mi comunión contigo. Te pido que pueda aprender a valorar a mis hermanos en la fe y compartir con ellos mi vida. Me encomiendo a ti sabiendo que tú mostrarás el camino correcto siempre. En el nombre de Jesús
Amén

22 nov 2010

Hechos 4:21-22

Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos: todos alababan a Dios por lo que había sucedido, pues el hombre que había sido milagrosamente sanado tenía más de cuarenta años.



No sería la última vez que encontrarían problemas por compartir a Jesús, pero en ese día, vieron la calma después de la tormenta. No te desesperes si estás en medio de una tormenta. No te desanimes si no entiendes lo que está sucediendo. Dios tiene tiempos distintos a los nuestros. Deja que Él te muestre cómo y por qué las cosas que vives tienen sentido. Después de nuevas amenazas los dejaron irse… esta batalla había terminado y lograron poner a Dios por encima de todo. Hagamos lo mismo. Sea Dios nuestra prioridad cuando las circunstancias no nos dejen levantarnos ni nos permitan ver lo que viene. Encomendemos nuestro corazón, espíritu y mente a Jehová y dejemos que Él muestre y sea la luz que necesitamos en medio de la oscuridad.
El hombre que había sido sanado tenía más de cuarenta años.
Hoy en día la gente vive aproximadamente 75 a 80 años en países relativamente desarrollados y desarrollados pero en los años que vivieron los apóstoles la expectativa de vida de una persona era de cuarenta años.
¿Por qué sanaron a una persona que estaba en sus últimos días de vida en lugar de alguna otra persona que estuviera más joven y le quedara más tiempo con posible sufrimiento? Porque Jesús no nos pide que vayamos a los rincones del mundo y sanemos a las personas o les demos de comer sino que les compartamos del evangelio. Si bien, también nos pidió amar a nuestro prójimo y dar a los necesitados, es muy importante no confundirnos y pensar que tienen la misma importancia pues no es así. Una persona que muere sin aceptar a Cristo nos dice la biblia que no va a la presencia de Dios. De ahí la importancia que tiene el hacer discípulos por encima de alimentar o sanar. Los discípulos no estaban buscando sanar como principal objetivo y lo podemos concluir con los eventos posteriores. Todo el entorno que se generó a partir de la sanación giró alrededor de los apóstoles compartiendo a Jesús y su resurrección. No hablaron más del tema de sanación sino de Jesús y la necesidad de arrepentirse para reconciliarse con Dios.
Por otro lado, el hecho de que el hombre tuviera esa edad nos llena de esperanza. Dios había escuchado las súplicas de este hombre y conocía sus penas. Sabía cuánto sufrió y lo difícil que la vida había sido. Pero Él tenía un plan perfecto para su vida. El paralítico nunca pudo entender el por qué de su situación e imagino que por momentos reclamaba sobre su difícil situación. Seguro sufrió, recibió burlaras cuando era niño, fue criticado y señalado. Pero después de cuarenta años, toda una vida, el propósito que Dios tenía para él llegó. Fue sanado frente a una multitud y el nombre de Jehová fue exaltado. Con pocos años de vida restantes, Dios lo utilizó grandemente y miles de personas creyeron en Jesús a partir del milagro realizado en él. El Señor tiene un plan igual de perfecto para ti. ¿No entiendes las circunstancias? Es normal. No tienes por qué entenderlas. Lo único que tienes que hacer es confiar en que Dios está al mando de la situación y que a su debido tiempo, te mostrará su voluntad. Seamos valientes y entreguémonos a Dios. Dejemos que haga su voluntad en nuestra vida. Dejemos de quejarnos por nuestro sufrimiento y entendamos que Dios tiene un plan perfecto. Tal vez no lo veamos hoy ni mañana, pero podemos estar convencidos de que lo hará.

Oración
Padre: perdona que me desespere tan rápido. Perdona que cuestione tus planes y me queje por lo que me pasa. Hoy entiendo que a veces debemos esperar toda una vida para entender tu voluntad. Te pido por paciencia para que pueda esperar en Ti, con tu gozo, con tu paciencia y con tu amor. En Cristo Jesús.
Amén

19 nov 2010

Hechos 4:18-20

Los llamaron (a Pedro y Juan) y les ordenaron terminantemente que dejaran de hablar y enseñar acerca del nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan replicaron: ¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a Él? ¡Júzguenlo ustedes mismos! Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.



Hay muchas personas allá afuera buscando llenar su vacío espiritual. A veces piensan que lo pueden llenar con cosas materiales y la desesperación llega al no lograrlo. Otras más tratan de encontrar su plenitud espiritual dentro de ellos mismos. ¿Cómo podremos llenar nosotros mismos lo que Dios nos dice que llena con su Espíritu Santo? Pero además de todo esto, tenemos a personas que dicen creer en Jesús y seguirlo pero llevan una vida totalmente apartada de Él. Yo no conozco tu historia. Puedes estar enojado con Dios, decepcionado, alejado, incrédulo o simplemente sin ganas de saber de Él. No eres el único. Muchas personas están como tú. ¿La razón? Buscamos a Dios como nosotros pensamos que debemos hacerlo y hacemos a un lado lo que Él estableció para reconciliarnos. Al no ver los resultados que queremos o esperamos le echamos la culpa al Creador y justificamos nuestro estilo de vida. Error.
Al leer las palabras de los discípulos diciendo: no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído, me dan a entender que todos los que decimos que seguimos a Jesús debemos tener este mismo sentir. ¡Cómo dejar de hablar y compartir lo que Dios está haciendo en nuestras vidas! ¿La respuesta? Nos gusta hacer todo a nuestra manera. Y cuando sembramos a nuestra manera, la cosecha es a nuestra manera. Creo que aquellos que se encuentran distanciados o en búsqueda de Dios es porque no han tenido un encuentro con Él a través de su hijo Jesús. Es porque buscaron e hicieron todo como ellos pensaron que debería ser. Ahora, nuestro deber no es ir y juzgarlos sino ser un testimonio de que la vida en Cristo es increíble. Si en este momento no puedes confirmar que la vida en Cristo es lo mejor que te ha pasado, te recomiendo que examines si realmente le has entregado tu vida.
Los discípulos fueron amenazados para dejar de compartir el evangelio. Su experiencia con Jesús fue tan extraordinaria que no pudieron aceptar el dejar de llevar al mundo lo que vivieron y sobre todo compartir con los demás lo que Dios puede hacer en sus vidas.
Te animo a meditar sobre tu espiritualidad. ¿Has aceptado a Dios o es una costumbre el decir que crees en Él? ¿Lo sigues? ¿Es lo mejor que hay en tu vida o un pasatiempos los domingos? Te animo a tomar un compromiso con Dios y que podamos decir como los discípulos: cómo podremos dejar de compartir lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas.

Oración
Padre: quiero vivir comprometido contigo y entregándote mi vida conforme tu camino y no queriendo ajustarte al mío. Quiero dejarte trabajar en mí y poder ver tus bendiciones. Perdona mis pecados y llena mi vida. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén

18 nov 2010

Hechos 4:15-17

Así que les mandaron que se retiraran del Consejo y se pusieron a deliberar entre sí: ¿Qué vamos a hacer con estos sujetos? Es un hecho que por medio de ellos ha ocurrido un milagro evidente; todos los que viven en Jerusalén lo saben, y no podemos negarlo. Pero para evitar que este asunto siga divulgándose entre la gente, vamos a amenazarlos para que no vuelvan a hablar de ese nombre a nadie.


Resulta difícil creer que podamos evidenciar un milagro y darle la espalda a la evidencia para enfocarnos en otras cosas. El consejo que se encontraba deliberando, abiertamente acepta que un milagro ha sucedido. Tenían al hombre paralítico de pie frente a ellos. ¿Cómo negarlo? No había forma. Lo interesante se da con la reacción que tienen frente a lo ocurrido. Una persona, de manera sobrenatural comienza a caminar. Aprehenden a los responsables del evento por la conmoción que estaba causando. Les preguntan lo que pasó y ellos responden que todo ha sucedido en el nombre de Jesucristo quien está sobre todo nombre. En lugar de interesarse por Jesús y el milagro que se realizó, comienzan a preocuparse por las implicaciones que puede tener en su trabajo. ¿Jesús comenzará una revolución contra el imperio romano? Él habló de destruir el templo y reconstruirlo en tres días. También dijo que traería un nuevo reinado. Poco a poco se enfocaron en lo inmediato y en aquello que estaban acostumbrados e hicieron a un lado el milagro ocurrido frente a ellos.
¿Cómo nos relacionamos con el consejo?
De la misma forma en que ellos presenciaron un milagro y posteriormente prefirieron seguir con su vida habitual, así hacemos nosotros. Tal vez no nos ha tocado ver a un paralítico que camine, pero sí estoy seguro que podrías contar varios hechos en tu vida que, con humildad, puedes reconocer que son milagros o dicho de otra forma, la mano de Dios trabajando. Nos preocupamos por un trabajo, después de meses o años lo conseguimos y nos damos cuenta que nunca nos faltó nada. Nos preocupamos por alguna enfermedad y después vemos que gracias a esa enfermedad se dieron cambios en nuestro carácter o seres queridos vinieron a Cristo por el testimonio dado. Nos enojamos por lo que nos pasa y después de orar y calmarnos entendemos que Dios está trabajando con nuestro temperamento. Conozco una historia de un padre que dejó a su familia. Treinta años después él regresó pidiendo perdón. Había conocido a Jesús y había transformado su vida. Los milagros pasan. La mano de nuestro Dios está presente en todo momento. A veces lo vemos en un instante y a veces tarda más de treinta años, pero lo importante es darse cuenta que ahí está y dedicarnos a conocer más de Él en lugar de continuar nuestra vida con nuestras mismas preocupaciones, nuestros mismos afanes y nuestra misma forma de ser. ¡No dejemos que lo que hay a nuestro alrededor nos estorbe para darnos cuenta de lo que Dios está haciendo! Abre tus ojos y déjate sorprender por Dios pero sobre todo, una vez sorprendido, no le des la espalda.

Oración
Señor: en verdad veo que trabajas en mí y a mi alrededor. No quería aceptarlo pero meditando en todo lo que sucede es evidente que tu mano está presente. Hoy quiero seguirte y no darte la espalda, quiero aprender más de Ti y pedirte que Jesús sea mi Señor y mi Salvador. Perdona mis pecados y cámbiame. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús
Amén

17 nov 2010

Hechos 4:13-14

Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús. Además, como vieron que los acompañaba el hombre que había sido sanado, no tenían nada que alegar.



Los discípulos tenían dos opciones cuando se presentan antes las autoridades: explicar su situación y la injusticia que atravesaban por haber sido aprehendidos o compartir el evangelio. Sin conocer las consecuencias decidieron la segunda opción y hablaron de Jesús y anunciaron su resurrección. Como escribí recientemente, a veces nos encontramos en situaciones que no sabemos cómo abordar. Momentos en los que nos vemos envueltos en tantos problemas e impotencia para darles solución que nos perdemos sin saber por dónde caminar. Honestamente, creo que la mayoría de nosotros decidimos por explicar nuestra situación y compartir nuestra injusticia en lugar de enfocarnos en Dios y aprovechar cada momento para compartir Su palabra. Un ejemplo podría ser cuando nos encontramos en el hospital por la enfermedad de algún ser querido o incluso la nuestra. Compartimos lo difícil que es la vida y hacemos a un lado el evangelio. Entiende esto: Dios está sobre todas las cosas. Dios nos pide que lo amemos más que a nuestra propia vida. Por otro lado, Él siempre responde. Los gobernantes al ver al paralítico que fue sanado y la forma en la que Pedro y Juan hablaban, nos dice la biblia que no tuvieron nada que alegar en su contra. Ese es Dios protegiéndonos. Ese es Dios teniendo cuidado de nosotros y mostrando cómo abre puertas donde antes estaban cerradas. Ese es Dios mostrando que está por encima de los gobernantes y que Él es quien pone y quita reyes.
El día de ayer tuve un problema en mi trabajo en el cual no podía hacer absolutamente nada para solucionarlo. No era mi área y no podía influir en el área correspondiente. Al final yo tuve que escuchar las quejas y posiblemente perder un cliente. Por la tarde medité (y unas horas antes me quejé) y en un estudio bíblico recordé que primero debe estar Dios y luego todo lo demás. Oré y pedí a Dios por paz. No sé si pierda o no al cliente. Pero lo que sí sé, es que pude recibir la paz de Dios por acudir a Él y recordar que primero debemos buscar su reino y Él se encargará de acomodar todo lo demás. Así lo hicieron Pedro y Juan y el Señor se encargó a lo largo de su vida no solo de protegerlos y bendecirlos sino de llevarlos a cada rincón y con cada persona que debían estar para que compartieran lo que Jesús les había enseñado. Gente sin educación ni preparación hablaba ante autoridades que en cualquier otro escenario, nunca hubieran tenido frente a ellos. Este es nuestro Dios enseñándonos cómo su camino es perfecto y cómo acomoda todo para llenarnos de bendiciones a aquellos que le amamos y le seguimos.

Oración
Señor: estoy cansado. Perdona mis pecados y límpiame. Quiero pedir que traigas paz a mi vida y sobre todo que me des sabiduría para compartir tu palabra en todo momento. Te pido que pueda aprender a morir a mi mismo para crecer en ti. Quiero dejar de quejarme y comenzar a dar gracias. Te pido que cambies mi vida. En el nombre de Jesús
Amén

16 nov 2010

Hechos 4:12



De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.



Pedro se está refiriendo a Jesús. No sabemos esto porque alguien hizo una interpretación extraña y misteriosa sino porque el versículo once nos dice que Él es la piedra angular y en el doce nos dice que en ningún otro hay salvación. Personalmente cuestiono mucho mi fe. Varias veces he escrito sobre cómo debemos cuestionar lo que hacemos y lo que creemos. Debes estar convencido de que lo que haces y lo que crees tiene sentido. En cuanto a la parte espiritual, todo lo que yo creo está corroborado por lo que dice la Biblia. No por lo que algunas personas piensan o interpretan de la Biblia sino lo que dice. Cuestiono si no será igual ser optimista que confiar en Dios. También pienso en otras opciones que veo alrededor pero al final, cuando estudio la Biblia y la junto con mis experiencias, me doy cuenta que Dios tiene perfecto conocimiento de mí. Me doy cuenta cómo sus principios son lo mejor para mí y todo lo que me rodea. Puedo ver cómo aquello que consideraba coincidencias, tienen perfecto sentido en el plan de Dios. Te animo a que observes y estudies. No creas en algo solamente porque te dicen que debes creer sino porque tú, personalmente, descubres que es real y tiene sentido para tu vida. Has una prueba con Jehová y su palabra que viene en la Biblia.
Ahora, no es fácil hablar sobre la salvación y mucho menos con versículos como éste que no nos dan opción para distintos significados. Claramente Pedro nos dice que si no es con Jesús, no podemos ser salvos. Es un punto tan delicado que Dios se encargó de dejarlo extremadamente claro.
¿Cuántas veces has escuchado: todos vamos al cielo? O que tal: al final todos los dioses son iguales; no creo que Dios nos condene a todos; Dios es amor no puede castigarnos; mientras seas bueno y no le hagas daño a nadie todo está bien. Todos estos pensamientos pueden venir de alguien que no cree en el Dios de la Biblia, pero si tú dices creer en Jesús, no puedes pensar igual. No está en nosotros decidir cómo la gente puede o no ir al cielo. No está en nosotros decidir la forma para lograrlo. El Señor lo dejó listo. Lo puso a nuestros pies y a nosotros nos corresponde tomarlo y pasar la buena nueva a los demás. Su Unigénito fue crucificado para perdón de nuestros pecados y su nombre es sinónimo de salvación. No hay otros medios para llegar a Dios. No hay otras personas que intercedan por nosotros. Es Jesús quien intercede. ¿Por qué buscar terceros si tenemos el acceso directo a través de Su Hijo?
No sé si has aceptado a Cristo en tu vida para que perdone tus pecados y te reconcilies con Dios. Te animo a que lo hagas. No dejes pasar más tiempo pues no sabes realmente cuánto te queda. La Biblia nos dice claramente que solamente a través de Jesús podemos ser salvos. Es tiempo de tomar las escrituras con seriedad y darle la importancia que merece. Arrepiéntete. Pide perdón. Reconoce a Jesús y pide por tu salvación en su nombre. Dios está esperando.

Oración
Señor: me arrepiento de mis pecados. Entiendo que solamente hay salvación a través de Cristo y te pido que pueda ser salvo. Limpia mi vida. limpia mis errores. Perdona mi arrogancia y descuido por Tus cosas. Te pido que pueda entender lo que el sacrificio de Jesús hizo por mí y vivir agradecido siempre. Te lo pido en el nombre que está sobre todo nombre y el único en el cual hay salvación, Jesucristo.
Amén

12 nov 2010

Hechos 4:11

Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser piedra angular”.

El día de ayer vi un documental del imperio romano. Dentro de sus múltiples logros, uno de los más imponentes fue el desarrollo de construcciones más allá de lo antes visto. ¿El descubrimiento? El arco. Gracias a la distribución en el peso a través del arco, los arquitectos pudieron diseñar formidables estructuras que hasta el día de hoy nos siguen llenando de asombro. Lo interesante viene con la forma en la que se construye un arco. Se coloca piedra sobre piedra y las sostiene una estructura de madera para que puedan darle el ángulo deseado. Pero llega un momento en el que se pone la piedra que irá en el centro llamada la piedra angular. Tenía que ser perfecta y sería la responsable de sostener la forma del arco. Una vez puesta la piedra angular, podían retirar la estructura de madera que mantenía el arco en su lugar y se mantendría en pie por sí misma. Los romanos sabían de la importancia de la piedra angular y por ello Pedro les explica a través de una analogía cómo desecharon la piedra más perfecta y preciosa que pudo haber existido y la hicieron a un lado.
En nuestra vida también utilizamos distintas “piedras”. Me explico mejor. Cuando crecemos, vamos “construyendo” con lo que tenemos enfrente para poder satisfacer nuestras necesidades. Algunos buscan reconocimiento y fama. Otros poder y riqueza. Otros familia y salud. Y así dentro de muchas otras opciones, vamos tomando distintas “piedras” que tenemos en el camino e intentamos vivir lo mejor posible. ¿El problema? Nos llenamos de tantas que no le damos espacio a la más importante de todas: Jesús (la piedra angular). El mejor ejemplo de cómo nos llenamos de piedras que no nos sirven lo encuentro con algunas celebridades que terminan con su vida. Se llenaron de piedras como la fama, el dinero, cualquier tipo de comodidad, cualquier placer lo tuvieron a su alcance. Todo lo que podamos pensar estuvo a su disposición. ¿El final? Lo ves en las portadas de las revistas hablando de sus adicciones, divorcios, problemas familiares o tristemente algún suicidio. ¿Por qué los vemos como héroes o deseamos sus vidas? Seamos sabios y no tomemos las mismas “piedras”.
A veces las piedras son grandes y es fácil percatarnos de cuánto nos estorban en nuestra comunión con Dios. A veces son sutiles y difíciles de encontrar o aceptar. Medita en esto: Jesús es la piedra perfecta que puede sostener tu vida de manera equilibrada. Es el único que mostró su amor a través de su muerte para reconciliarte con Dios Padre. ¿Por qué no sueltas unas cuantas piedras y le permites a Jesús que comience a dar equilibrio a tu vida a través del perdón de pecados y la reconciliación con Dios?

Oración
Señor: te pido perdón por mis pecados. Creo que Jesús murió por mí y que solamente a través de Él hay salvación. Te pido Señor que seas la piedra angular de mi vida y me lleves por tu camino pues el mío está torcido. Transfórmame. En Cristo Jesús te lo pido
Amén

11 nov 2010

Hechos 4:8-10

Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: Gobernantes del pueblo y ancianos: hoy se nos procesa por haber favorecido a un inválido, ¡y se nos pregunta cómo fue sanado! Sepan pues, todos ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de ustedes sano gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret crucificado por ustedes pero resucitado por Dios.


Si te preguntan: ¿es mejor hacer el bien o el mal? Tienes tres respuestas: el bien, el mal y depende. Cuando tus principios son sólidos contestas el bien. Cuando no te importa nada más que tu vida y lo que hay a tu alrededor que te afecte personalmente dices depende. Y los que contestan el mal son por los que tenemos que orar pues sus caminos se encuentran sumamente torcidos. Pero quiero enfocarme en los que podríamos contestar depende. Analicemos esto: todos los actos tienen consecuencias. Si nos dijeran que nos meteremos en problemas por decir que creemos en Jesús, ¿lo diríamos abiertamente? O mejor solamente lo compartimos con nuestros seres cercanos. ¿Qué tal cuando en el trabajo te piden que mientas? Si no lo haces tu puesto puede estar en riesgo y si lo haces, bueno, ya sabes lo que Dios piensa al respecto. Pienso en cada circunstancia en la que hacer el bien nos puede causar un conflicto y preferimos mejor no hacer nada… nos gusta nuestro confort. Nos gusta nuestra vida y no queremos alterarla o meternos en problemas. Se llama egoísmo.
Dios nos quiere firmes y totalmente dependientes a Él. No quiere que dudemos. No quiere que digamos depende. Quiere que acudamos a Él y le entreguemos nuestras circunstancias pidiendo Su dirección y sobre todo Su paz.
Pedro y Juan decidieron hacer el bien sin dudar. Sanaron a un paralítico. ¿Las consecuencias? Fueron llevados presos y estaban siendo interrogados. Dentro de las muchas posibles respuestas que podrían haber contestado los discípulos, Pedro aprovecha ese instante y comienza a predicar a Jesús y la resurrección. Abiertamente les dice que Jesús fue quien sanó al paralítico. Expone lo irónico que es el estar siendo interrogados por haberlo sanado y comparte cómo la crucifixión de Jesús terminó con Dios resucitándolo.
A veces seguir a Dios firmemente traerá problemas o señalamientos como con los discípulos. Tú habrás hecho lo correcto al obedecer y servir a Dios pero aún así, la gente te señalará y cuestionará. La Biblia nos enseña cómo reaccionar ante situaciones que, aunque parezcan ridículas, sucederán. Pedro no se enojó y quejó ante las autoridades por la injusticia que estaba pasando. Por el contrario, habló de Jesús y expuso que fue crucificado y que resucitó. Hagamos lo mismo. Entendamos que siempre es mejor escoger el camino de Dios, dejemos a un lado nuestro confort y cambiémoslo por los constantes retos de seguir a Dios con la certeza de que Él está al mando de todo.

Oración
Señor: a veces es difícil seguirte pues debo enfrentarme a mi mismo y a mucha gente a mi alrededor para hacerlo. Quiero entregarte mi vida y seguir tu camino dejando atrás mi egoísmo y dedicarme a servirte. Ayúdame a compartir a Jesús como tus discípulos lo hicieron, aprovechando cada instante que les brindaste. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén

10 nov 2010

Hechos 4:5,7

Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los maestros de la ley. Hicieron que Pedro y Juan comparecieran ante ellos y comenzaron a interrogarlos.



El estar frente a los gobernantes, ancianos y maestros de la ley no era algo de todos los días. Si pensaban que eras un traidor del imperio romano, podían quitarte la vida sin más preguntas. Además, al ser llevados presos, sus condiciones probablemente eran bastante deplorables.
Volvamos un poco a la escena que estaban atravesando Pedro y Juan. Mientras entraban al templo, se encuentran con un paralítico que les pide dinero. Al no tener qué ofrecerle, le dan lo que tienen que es el ser sanado en el nombre de Jesús. La gente se maravilla y Pedro comienza a predicar a Cristo a toda la multitud. Hasta aquí podríamos decir que su día ha sido increíble y lleno de bendiciones. Seguramente se encontraban contentos y animados por lo que estaba sucediendo frente a sus ojos. De repente, un grupo de personas distintas a las demás comienzan a aparecer entre la multitud. Eran los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo y los saduceos, enojados y furiosos por lo que estaban haciendo. Capturaron a Pedro y a Juan sin preguntarles nada. Sin más ni más fueron llevados presos a la cárcel. Parece que se terminaron las bendiciones del día de hoy ¿no crees?
Tal vez Pedro y Juan discutieron en la noche sobre lo que pasaría con ellos. ¿Qué haremos? ¿Cómo podremos salir? ¿No entiendo por qué estamos aquí si Dios estaba prosperando todo lo que estábamos haciendo?
Así son nuestros cuestionamientos. Unos días vemos las bendiciones de Dios y en nuestro rostro hay sonrisas y felicidad. Pensamos que todo será así y un día, sin que lo esperáramos, las cosas cambian. Nos “toman presos y nos meten a la cárcel”. Nuestros planes se derrumban. Nuestra esperanza se cae al suelo. Nuestra sonrisa se transforma en preocupación y agobio. ¿Qué pasó? ¿Qué hice mal? ¿Cómo puedo salir de esta situación?
Es necesario que en nuestra vida “comparezcamos ante el tribunal y las autoridades” como lo hicieron Pedro y Juan. Es necesario atravesar momentos difíciles y comprender que el plan de Dios es por encima del nuestro. Es en situaciones como ésta en las que nos humillamos y reconocemos los “ajustes” que le hemos hecho al camino que Dios ha trazado. Es aquí cuando reconocemos que no podemos más. Es con momentos así cuando caemos de rodillas ante Dios y pedimos por su paz, su amor, su consuelo, su bendición y sobre todo su dirección. Estoy seguro que los discípulos oraron pidiendo a Dios por lo anterior y que Él respondió.

Oración
Padre: perdona que cuestione tu plan en lugar de entender que es mejor que el mío. Perdona por pensar que cuando las cosas cambian es porque se han terminado tus bendiciones. Hoy entiendo que las situaciones que atravieso las utilizas para transformar mi carácter y mi corazón. Hoy te pido que no dejes de trabajar en mí y que pueda parecerme cada día más a Jesús. En su nombre te lo pido.
Amén

9 nov 2010

Hechos 4:1-4

Hablando ellos (Pedro y Juan) al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.



Hace tiempo se creía que si nacías con algún defecto o enfermedad era un castigo de Dios para ti o tus padres por haber pecado. Hoy en día también he escuchado que cuando hay una guerra, hambre o enfermedad un castigo de Dios les viene a la mente. Si este principio fuera verdad, entonces deberíamos de entender que cuando Pedro y Juan son aprehendidos y llevados a la cárcel también los estaba castigando Dios ¿no es así? De igual forma, cuando las cosas no se desenvuelven como teníamos pensado o como nos gustaría que sucedieran, en nuestra cabeza comienza a rondar una idea de que tal vez Dios nos está castigando. Nos hacemos los mártires. Pensamos que no merecemos lo que estamos atravesando y que no deberíamos estar en tal o cual circunstancia.
A partir de estos cuestionamientos, llegamos a las preguntas que todos hacemos pero pocos le damos el seguimiento correcto para llegar a la respuesta: ¿Por qué Dios permite las tragedias? ¿Dónde está Dios en las enfermedades, las guerras y las injusticias?
Recordemos algunas historias de la Biblia para corroborar mi respuesta. Abraham y su esposa tuvieron la promesa de tener una gran descendencia sin embargo ella era estéril. David fue ungido para ser rey y tuvo que huir porque lo querían asesinar. José fue vendido por sus propios hermanos. Esteban murió apedreado por compartir el evangelio. Daniel fue enviado al foso de los leones por ser fiel al Señor. Y entre muchos otros ejemplos, tenemos a Pedro y a Juan siendo encarcelados de manera injusta por haber compartido a Jesús. La biblia no es ajena a las injusticias ni a las enfermedades o a cualquier circunstancia adversa. De hecho, está llena de escenas con situaciones difíciles. Pero volvamos a la respuesta de nuestras interrogantes que la encontramos en el versículo 4. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron. Pedro y Juan se fueron a la cárcel y no pudieron ver si la gente había aceptado el mensaje o no, pero el trabajo de Dios había sido cumplido y alrededor de cinco mil varones entregaron sus vidas al Señor en ese momento. ¿Tiene sentido? En la perspectiva de Dios lo tiene. Para nosotros es difícil entender una situación cuando estamos en el “ojo del huracán”, pero debemos enfocarnos en servir a Dios para estar confiados de que aunque “nos lleven presos” como a Pedro y a Juan y no veamos resultados de lo que hacemos, estemos convencidos de que el Señor está trabajando y está haciendo milagros que no nos corresponde ver o presenciar.

Oración
Señor: a veces no entiendo lo que pasa en mi vida pero hoy aprendí que Tú tienes el control y sobre todo un propósito que llevar a cabo. Te pido que mi vida, sin importar las circunstancias, te de gloria. Permite que entienda que debo servirte y no esperar ser servido. En Cristo Jesús te lo pido.
Amén

28 oct 2010

Hechos 3:24-26

En efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días. Ustedes pues, son herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con nuestros antepasados al decirle a Abraham: por medio de tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos del mundo. Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades.



Jesús no se apareció en el mundo de un día para otro. De la misma manera que los israelitas no salieron de la esclavitud de Egipto de la noche a la mañana ni David fue rey en un instante. Todo está bajo pleno control de Dios. Él establece los tiempos y las formas. Él nos anuncia cómo se desarrollarán las cosas. Nos advierte de los peligros que encontramos todos los días y nos guía para no perdernos. Por otro lado, Cristo no fue un gran hombre. Es Dios mismo hecho hombre. Nació de una virgen y llevó una vida perfecta. Fue crucificado siendo inocente muriendo por nosotros los culpables. Dios lo planeó. En repetidas ocasiones vemos a Jesús orando por lo que habría de acontecerle. Dios no cambia sus planes de un momento a otro porque salió un imprevisto. Desde nuestros antepasados. Muchos años atrás Dios anunció que vendría un Mesías para reconciliar al mundo con Él. Así fue. En el libro de Génesis vemos a un Dios anunciando el diluvio. Una persona escuchó y obedeció, posteriormente el diluvió tuvo lugar. Dos ciudades con gran movimiento pero apartadas de Dios fueron sentenciadas. Prefirieron su pecado. Dejaron de existir. Todos estos ejemplos son para que abras los ojos y te des cuenta que Dios no solamente controla y sabe lo que acontecerá sino que también cumple con su palabra. Si nos habla de que debemos arrepentirnos de nuestros pecados y que habrá condenación para el que no lo haga, quiere decir que ¡llegará ese momento! Nadie había visto la lluvia antes del diluvio así como ahora nadie ha muerto y regresado para contarnos cómo es y si en verdad hay un juicio, pero si Dios lo dice, yo lo creo. ¿Y tú lo crees?

Pedro les está recordando lo que ya habían aprendido. Sabían que vendría un Mesías. Sabían de Moisés y de la promesa de Abraham pero en lugar de poner atención a las escrituras ellos hicieron su propia imagen de cómo serían las cosas en lugar de abrir los ojos y ver cómo las desarrollaba Dios. Hoy hacemos lo mismo. Escuchamos de Dios, entendemos algunos principios, pero queremos seguir acomodando su palabra conforme nos convenga o simplemente como pensamos que sería mejor. Error. Dios resucitó a su siervo (Jesús) y lo envió a ti y a mí para darnos la bendición de que cada uno de nosotros se convierta de su maldad. ¿Qué vas a decidir?

Oración

Señor: perdóname. Quiero recibir la bendición que es el poder cambiar de dirección y dejar mi pecado atrás siguiendo tu camino a través de Jesús. Perdona que haya acomodado tu palabra a mi conveniencia y mi obediencia haya sido tan escaza. Transforma mi vida, mi corazón y mi mente. Te lo pido en Cristo Jesús

Amén