Vistas de página en total

20 may 2009

Mateo 28:6-7ª

No está (Jesús) aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos.


Esta es la recompensa para aquellos que obedecen y siguen a Jesús: experimentar en carne propia sus promesas y poder decir “tal como Él dijo en su palabra, me pasó”. Nadie puede experimentar a Dios en tu lugar. Es algo sumamente personal y de ninguna manera puede ser colectivo. Podrás acudir a reuniones donde se adore Su Nombre, estudios donde se exponga su Palabra, pero nunca tendrás un acercamiento y una experiencia de Dios si no comienzas a tener ACCIÓN en ellas.
Me encanta que el ángel le dice a las mujeres que vayan y corroboren que lo que Jesús dijo, realmente sucedió. “Vengan a ver el lugar donde lo pusieron” a veces para nosotros también es necesario “ir” y corroborar que es cierto lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Personalmente puedo decir que en repetidas ocasiones, el Señor ha hecho milagros increíbles y ha sido necesario para mí hacer una pausa y confirmar los hechos tan impresionantes. Al final, termino orando y dando el reconocimiento a Dios diciendo: gracias por cumplir con tus promesas.
Pero el poder experimentar la realización o “encarnación” de una promesa de Dios no termina en la vivencia misma. Es necesario que se comparta para que cumpla con su propósito último, “vayan pronto a decirle a sus discípulos”. Las buenas noticias deben ser compartidas. Si compartes con tus conocidos un buen lugar para comer, una buena película, un bonito lugar para ir de vacaciones, ¿cuánto más deberías compartir lo que está cumpliendo el Señor en tu vida?
Que no te de pena compartirlo. Que no te de miedo el ser señalado por compartir a Jesús. Jesús fue llevado a la cruz por compartir las enseñanzas del Padre, fue señalado, golpeado, vituperado, humillado hasta donde no se podía humillar más. “Sufrir” socialmente a Jesús no es tan grave como parece. De hecho creo que es un buen “filtro” de amistades. Aquellas personas que rechacen y les moleste que estés siendo transformado y que quieras cada día crecer más en Dios, simplemente no son buenos amigos. Ora por ellos y por ti para seguirlos amando.
Finalmente quiero recapitular la enseñanza de hoy: Dios nos enseña y deja promesas, nosotros debemos creerlas y vivirlas para finalmente poder compartirlas. Te animo a que comiences a vivir las promesas, si ya lo has hecho, corrobora lo que ha pasado en tu vida y finalmente COMPARTE a los demás lo que el Señor ha hecho en ti.

Oración
Padre: reconozco que has hecho milagros maravillosos en mi vida y que en ocasiones no los entiendo o veo. Ayúdame a tener un corazón humilde que pueda percatarse de todo lo que haces alrededor de mi vida y que pueda darte la gloria siempre a Ti. También te pido que pueda compartir todas tus promesas cumplidas en mi vida y llevar a las personas la esperanza que has traído a mí. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

18 may 2009

Mateo 28-1

Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.



Lo primero que quiero resaltar es que no son los discípulos los que van a ver el sepulcro sino dos mujeres que estuvieron a su lado constantemente. Cualquiera hubiera imaginado que al tercer día de la muerte de Jesús, sus discípulos o por lo menos algunos de ellos estarían ansiosos por ir y constatar que las palabras de su maestro se habían vuelto realidad. No fue así. Los hechos fueron demasiado avasalladores e incluso cuando estas mujeres llegan a contarles lo que había sucedido, ellos lo niegan diciendo que su relato era una tontería (Lucas 24-11). De igual forma, tú y yo atravesamos los mismos problemas. Primero escuchas al Maestro Jesús, te gozas de aprender de sus grandes enseñanzas, comienzas a querer ser diferente y llegan momentos de prueba. Situaciones difíciles, hambre, angustias, rencores, enfermedad, incertidumbre, etc. El siguiente paso natural sería que recordaras todo lo que tu Señor te ha enseñado. Tener fe, orar sin cesar, confiar en que los pensamientos de Jehová son más altos que los nuestros, todo lo puedes en Cristo que te fortalece, esfuérzate y se valiente, entre muchísimos versículos más. Pero, así como los discípulos tenían conocimiento de viva voz sobre estas enseñanzas, no pudieron soportar lo que sucedió y de cierta manera se “desmoronaron”. Comenzaron a dudar en lo que habían hecho y en lo que habían creído. Las mujeres no. Ellas fueron al sepulcro. Me imagino que traían dudas de lo que encontrarían, incluso es posible que iban simplemente a ver el cuerpo de Jesús muerto, pero fueron a ver. Así es como se vive la vida en Jesús: en acción.
También quiero hacer notar la aparición de mujeres en la Biblia y especialmente en el nuevo testamento en sus encuentros con Jesús. Hay personas que comentan que el Cristianismo es un tanto misógino o “machista”. ¡Qué gran error! Las mujeres formaban un elemento importantísimo en el plan de Dios. A través de María nació Jesús y a través de otras mujeres se llevó el primer mensaje de la resurrección. Mujeres: ¡ustedes también son utilizadas por el Señor! Créanlo, Entiéndanlo.
Por último, quiero animarte a tomar el ejemplo de estas mujeres. Empujarte a creer en momentos difíciles y sobre todo a que sin importar lo que estés atravesando, que pongas en acción lo que has aprendido de tu Maestro. La vida en Jesús no toma forma hasta que no atraviesas esa enorme barrera de tu voluntad contra la voluntad del Señor y comienzas a vivir y tomar por práctica sus palabras y enseñanzas.

Oración
Padre Santo: aunque ya conozco la historia de la crucifixión, sigues enseñándome a través de ella y me demuestras que tu sabiduría es infinita. Te pido que pueda recordar el ejemplo de estas mujeres que sin saber lo que esperaban, simplemente fueron y buscaron el cuerpo de Jesús, que de la misma forma yo tome acción de tus palabras, tal vez con algunas dudas pero confiando en que estoy haciendo tu voluntad y que eso es lo mejor. Lo pido en el nombre de Jesús
Amén

12 may 2009

Mateo 27:50-51

Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu. En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.


Finalmente Jesús murió.
¿Ahí se acaba la historia? Gracias a Dios, no.
Más adelante puedes leer que resucitó como lo decían las escrituras y como Él mismo lo había predicado. Pero lo que sí terminó fue su vida como humano, su vida en la tierra. Tú y yo también tendremos un día en el que nos llamará Dios y saldremos de este mundo despojándonos de nuestro cuerpo carnal. Aunque no sea cómodo o agradable hablar de la muerte, quiero hacer una pequeña reflexión pues es necesario que entiendas que si de algo puedes estar cien por ciento seguro es que algún día morirás. Hoy es el momento de entregar tu vida a Dios y aprovechar el tiempo que vivas para hacer mejor las cosas, no mañana, no después, ¡HOY!
Cuando habla el versículo de la cortina del santuario, en otras traducciones se maneja como el velo, no se refiere a una cortina como las que estás acostumbrado a ver hoy en día. Era prácticamente una pared gruesa hecha de tela, la cual, separaba el lugar santísimo del lugar santo.
Es interesante entender el simbolismo de esta ruptura. Antes de Jesús, solamente el sumo sacerdote podía entrar en este lugar y antes de hacerlo debía cumplir con un proceso de purificación pues de no hacerlo correctamente al momento de entrar podría morir por su impureza. Entonces, al momento de morir Jesús, le suceden eventos sumamente extraordinarios como los temblores y las rocas partidas, pero la rasgadura del velo fue totalmente sobrenatural. Lo que representa esta ruptura es el nuevo camino que se forma para poder llegar a Dios: a través de la muerte de Jesús. Antes se realizaban sacrificios de animales con características muy especiales, ahora el sacrificio del Cordero Inmolado cumple con todas las cualidades necesarias para no tener que volver a sacrificar a ningún animal y tener redención de pecados a través de su sangre. Su sacrificio fue perfecto.
Pero lo más importante de todo es entender que Dios, a través de Jesús, nos abre las puertas para una comunicación y un acercamiento a Él como nunca antes había existido. Ahora ya no hay un templo hecho por los hombres, sino que nuestro cuerpo es el nuevo templo de Dios.
Jesús vivió de manera ejemplar, sin pecado, sin mancha. Nos enseñó que las personas vemos la vida de una forma y que es necesario corregir esa forma pues está totalmente opuesta a aquella del Señor. Nos mostró que Dios tiene amor infinito y nosotros sin Él no podemos amar, tuvo la profesión más baja como carpintero y nunca careció de nada sino que por el contrario, alimentó en varias ocasiones a miles de personas. Finalmente murió sin ningún trato digno de su perfección. Su vida tuvo un propósito, su muerte también y su resurrección aún más. Te invito a que sigas conociendo más la vida de Jesús y apliques sus principios en tu vida.

Oración
Padre nuestro: te pido perdón por mis pecados. A veces no puedo entender por qué Jesús tuvo que sufrir tanto y cómo tu amor por mí lo hizo atravesar por tanto dolor. Ayúdame a entenderlo y a vivir agradecido de todo lo que haces por mí. Gracias Señor en el nombre de Jesús
Amén

11 may 2009

Mateo 27:45-46

Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó en oscuridad. Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, ¿lama sabactani? (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?)


De tal manera amó Dios al mundo que envió a su Hijo unigénito para que todo aquél que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3:16). (1ªJuan 4:8) el que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
Jesús fue enviado con un propósito muy especial: salvarnos, reconciliarnos con Dios, mostrarnos el amor del Padre.
Al leer estos versículos, no dejo de sorprenderme del amor tan grande derramado por Jesús al sacrificarse por nosotros. ¡Definitivamente estaba sufriendo! No la pasó bien pero aún así, no tuvo por ganancia el hacer su voluntad sino la del Padre y siguió su camino hasta la cruz. ¡Qué impresionante! Para este entonces, Jesús ya llevaba varias horas en sufrimiento. Recuerda que todo empieza en la noche cuando Judas lo entrega, luego va a los juicios y finalmente lo entregan a los guardias para luego empezar el camino a la cruz.
La vida de Jesús no es un cuento. ¡Su muerte mucho menos! Es igual de importante entender y estudiar su vida como su sacrificio por nosotros. El evangelio no sería completo si no anunciamos su muerte y resurrección.
En algunas ocasiones he tenido que clamar a Dios y pedir por fuerzas y fe. Leo cómo Jesús no solamente pidió sino que gritó con fuerzas: Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Pienso que en ese momento, Dios Padre le tuvo que dar la espalda a su Hijo pues estaba totalmente cargado con nuestros pecados y en su santidad no puede tener convivencia con lo corrupto. Imagino a Dios con un aire triste de ver a su Hijo sufriendo y escuchando sus palabras, pero también lo imagino feliz de ver sus planes desarrollándose y pensando en la reconciliación que se estaba llevando a cabo en el mundo gracias a su Hijo.
Hoy quiero encaminarte a meditar sobre el amor de Dios y el sacrificio de su Hijo. Él nos amó primero. Él es amor y a través de Jesús nos enseña cómo nos ama. Ahora tú y yo debemos amar igual. Porque sin merecerlo, sin haber hecho absolutamente nada, Dios te amó sin restricciones y envió a su Hijo amado para que tomara tu lugar en la cruz y pudieras ser salvo y tener comunión con Él. Varias horas estuvo Jesús sufriendo en su camino a la crucifixión. Siendo inocente, puro, sin pecado, se sacrificó para limpiarte de todos tus pecados. ¿Cómo puedes ignorar esto? ¿Cómo no impacta tu vida y anima a entregarte a Él como manera de corresponder a ese amor?
Jesús ya se entregó por ti. ¿Tú que vas a hacer por Él?

Oración
Dios mío: definitivamente eres santo y perfecto, pero sobre todo eres amor. Te doy tantas gracias por amarme sin que haya hecho nada para merecerlo. Transfórmame y permite que pueda transmitir ese amor a mi prójimo. Perdona mis pecados. Quiero valorar y tener siempre presente el sacrificio que hizo Jesús por mí y vivir agradecido por ello en todo momento. Permite que mi vida de testimonio de esto en el nombre de Cristo Jesús te lo pido
Amén

8 may 2009

Mateo 27:42-43

Salvó a otros, decían, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Y es el Rey de Israel! Que baje ahora de la cruz y así creeremos en él. Confía en Dios; pues que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?




Más de dos mil años tiene este evento. Seguimos cayendo en los mismos errores.
Nuestro gran error es tratar de adaptar a Dios a NUESTRA manera. Lo queremos encerrar en un “círculo” en el cual, lo podamos comprender, que conozcamos sus capacidades y que además esté de acuerdo con NUESTROS pensamientos y principios. Si bien Dios nos ama y Él es la esencia pura del amor, no va a cambiar por nosotros sino nosotros tenemos que adaptarnos a Él. ¡Qué ridículo es pensar que podemos darle dimensión a Jehová y que tratemos de entender todo acerca de Él e incluso que queramos “aprobar” o “reprobar” lo que hace en el mundo! Sí que no sabemos lo que hacemos. “Que baje ahora de la cruz y así creeremos en él”. ¿Quién es el que manda? Como se dice coloquialmente, ahora resulta que ¡los patos le tiran a las escopetas! ¿Por qué nos cuesta tantísimo trabajo el aceptar a Dios como es y no como nos gustaría que fuera? Lo irónico de todo esto es que mientras más lo acepto como es, más le doy gracias por ser así y no como a mí me gustaría que fuera. ¿Te das cuenta de esto?
“Confía en Dios, pues que lo libre ahora”. ¿Han puesto a prueba tu fe? ¿Te han retado preguntando el por qué Dios permite lo que te está pasando? A veces la gente que no conoce a Jesús, tratará de “ensuciar y manchar” su camino. Buscará cada oportunidad disponible para decirte que tú relación con Cristo es como cualquier otra religión, y más si estás atravesando un momento difícil buscará hacer notorio que puede ser que tu Dios no está contestando…
“acaso no dijo: yo soy el Hijo de Dios”, también me ha pasado que me digan “no que muy cristianito?”. Leí una cita del escritor ruso Dostoevsky que dice algo así: no rechaces el camino que sigo por mi forma de caminarlo, critícame a mí por no poderlo seguir correctamente y ayúdame a corregirme.
Éstas son formas de ataque sobre los que queremos seguir a Jesús, te señalan, te dicen nombres, critican tus actos, buscan retarte cuando te encuentras en momentos difíciles. Jesús lo atravesó y por consecuencia nosotros también pasaremos por situaciones similares. Lo que Cristo nos enseñó es que debemos comportarnos como Dios quiere y no como la gente lo pide. Nos enseñó que nosotros nos adaptamos a Él y no a la inversa, nos enseñó que aquellos que nos critican aunque tienen ojos y oídos no ven ni oyen, que para ellos, la palabra de Dios es locura. Ahora, tengamos amor y misericordia por los que nos critican y señalan, busquemos dar testimonio y orar por ellos para que puedan salir de su ceguera espiritual y puedan comenzar una relación con el Creador.

Oración
Señor: no dejo de sorprenderme de tus enseñanzas y cómo Cristo utilizó cada minuto para mostrarnos algo diferente. En su juicio, antes de ir a la cruz, y ¡estando en la cruz! Nos dejó enseñanzas. ¡Gracias por su vida! Te pido que pueda parecerme cada día más a Él. Oro Señor mío en el nombre de Jesús
Amén

7 may 2009

Mateo 27:38-39

Con él (Jesús) crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él.


Nació en un pesebre, alrededor de animales y sin ningún tipo de comodidad. En la ciudad donde nadie esperaba que saliera algo bueno de ahí. Buscado desde su nacimiento para ser asesinado. Amado y odiado, controvertido y justo. Estableció los parámetros más altos que se hayan exigido para ser su discípulo: niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Vivió como nadie hubiera esperado que viviera el Hijo de Dios, alrededor de gente considerada “no limpia”, incluso su equipo integraba gente repudiada por los judíos como los recaudadores de impuestos. Se dejaba tocar por leprosos y mujeres menstruando. Se acercaba a los endemoniados, paralíticos, ciegos, cojos entre otros. Revolucionó la manera de entender las escrituras y demostró lo mal que se estaban aplicando.
Finalmente murió de la forma más baja y cruel que existía en ese momento: crucificado. Dos bandidos a su lado. Ni siquiera lo crucificaron solo. Estuvo acompañado en su muerte de la gente más despreciable.
¡Qué personaje! ¡Qué vida! El mundo dejó de ser el mismo a partir de la vida de este hombre. Se dividió la historia en Antes y Después de la vida de Jesús.
A pesar de su gran ejemplo y maravillosa vida, la gente que pasaba frente a Él mientras lo crucificaban “meneaban su cabeza y blasfemaban contra Él”…
Hoy en día veo que el mundo menea su cabeza y blasfema contra Jesús en cualquier ocasión posible. La gente ve con desdén a aquellos que entregan su vida a Dios. Piensan que se están perdiendo de “la gran vida”.
No es fácil seguir a Jesús y tener gente viéndote y meneando su cabeza, no es fácil entregarte y sentir que los de alrededor piensan que estás mal. ¿Te has sentido criticado por tus principios y creencias? ¡Seguro que sí! El mundo no soporta gente que se quiera entregar por completo a Cristo. Recientemente escuché en las noticias que una candidata en un concurso de belleza fue cuestionada sobre el matrimonio en parejas del mismo sexo. Su respuesta fue sumamente humilde y respetuosa pero no débil sino firme: sin ofender a nadie, yo creo que el matrimonio lo instituyó Dios para un hombre y una mujer. Y esto ¿qué tiene de malo? Pensarás. Pues esta pobre chica ha sido acabada por los medios. Criticada duramente y señalada como pocas veces he visto. Probablemente odiada. Lo único que hizo fue hacer público sus principios. Le costó mucho. A Jesús le costó la vida. A nosotros nos pide lo mismo: entregar la nuestra a Él. No te desanimes si la gente a tu alrededor menea la cabeza y blasfema contra ti. ¡Estás en el camino correcto! Jesús nos dejó el ejemplo perfecto para seguir adelante. Difícil pero perfecto. ¡Sigamos la batalla!

Oración
Señor: te agradezco por lo que Jesús hizo por mí. Te pido que me des fuerzas y fe para seguir en mi viaje contigo y no desanimarme al sentir señalamientos y críticas. Ayúdame a ser más como Jesús y menos como el mundo. Te pido que pueda entender el ejemplo de Cristo y aplicar a mi vida. Oro en el nombre de Jesús
Amén

6 may 2009

Mateo 27:27-31

Los soldados del gobernador llevaron a palacio a Jesús y reunieron a toda la tropa alrededor de él. Le quitaron la ropa y le pusieron un mando de color escarlata. Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante él, se burlaban diciendo: ¡Salve rey de los judíos! Y le escupían, y con la caña le golpeaban la cabeza. Después de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo.



¿Por qué escribir tanto acerca de la crucifixión? Porque es necesario que entendamos lo que tuvo que atravesar Jesús por nosotros y por todos aquellos que lo reconozcan como Salvador y Señor.
Todos estos versículos, todo este sufrimiento y ¡todavía no empezaba su camino hacia la cruz! A penas empezaba su martirio. ¡Con razón estuvo orando toda la noche y pidiendo que se hiciera la voluntad del Padre! ¿Quién quiere pasar por algo similar? Solamente el amor de Dios puede tolerar esto. Solamente nuestro creador pudo encargarse de enviar al único apto para sufrir por los pecados de la humanidad: su Hijo.
Los soldados le quitan la ropa y al ponerle la túnica de color buscaban burlarse de su “reinado fallido”. Lo que es difícil de entender es la cantidad de golpes y maltratos que tuvo que sufrir Jesús. ¿Por qué se tenían que burlar todo el tiempo de Él y llegar al punto en que le escupían y lo golpeaban como si fuera lo peor que existiera o ha existido?
Cuando pecamos, no nos cae un rayo del cielo y nos parte en dos. Tampoco sale un “diablito” del lado izquierdo de nuestra oreja a decirnos “bien hecho”. Nuestro pecado nos separa y rompe la relación que podemos tener con Dios. Todo lo que sufrió Jesús es lo que cada uno de nosotros hubiera tenido que sufrir a causa de nuestros pecados. Abominación es para Dios el pecado.
El sacrificio de Jesús no es una historia para una película o libro, es la historia de la salvación del mundo y explica el COSTO que se tiene que pagar por el pecado que cometes. No hay justo ni aún uno. Por cuanto TODOS pecamos, somos destituidos de la gracia de Dios. Absolutamente todos. Cada uno de nosotros pecamos. Es momento de entender la gravedad de lo que hacemos mal. No se trata de orgullo o de necedades sino de comprensión. Tu pecado te separa de Dios y minimiza el gran sacrificio que hizo Jesús por ti.
Pero no todo es tristeza o depresivo. De hecho todo esto que hizo Dios a través de Jesús es ¡causa de gozo! Gracias a su sacrificio podemos arrepentirnos y pedir que nuestros pecados sean perdonados. ¡No tenemos que “atravesar” por la verdadera paga de esos pecados! ¡Jesús ya pasó por ti y por mí!

Oración
Dios: es increíble lo que hiciste por mí y yo no he hecho nada para merecerlo. Gracias por enviar a Jesús y en nombre de él te pido que perdones mis pecados. Ayúdame a entender y valorar lo que Jesús hizo y no olvidar lo abominable que es para ti mi pecado. Guíame por el camino correcto y dame sabiduría para poder compartir con los demás este sacrificio tan increíble que hizo Jesús por nosotros. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén

4 may 2009

Mateo 27:17,21b,23

Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo? … y ellos dijeron: a Barrabás. Pilato les dijo: pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más diciendo: ¡sea crucificado!



En la época del imperio romano, se buscaba entretener a los pueblos conquistados para que estuvieran “contentos” y no armaran alborotos. Parte de este entretenimiento incluía al circo romano o la liberación de algún preso. Jesús después de haber estado con Caifás, fue llevado a Pilato. Se dice que probablemente Caifás lo mandó a él para quedar “bien” políticamente.
Al ser interrogado por Pilato, Jesús prácticamente se queda callado y no contesta las acusaciones falsas que levantan en su contra. Perplejo, Pilato no encuentra ninguna forma legal para sentenciar a Jesús y además su esposa le pide que no tenga nada que ver con ese “justo” pues tuvo un mal sueño a causa de él. Lo único que parecía como escapatoria a los ojos de Pilato era tratar de intercambiar a un delincuente real (Barrabás) por la vida de Jesús y tratar de calmar a la gente. “pero ellos gritaban aún más diciendo: ¡crucifícalo!”
Pilato no lo logró.
Esto pasó hace más de dos mil años. ¿Hoy en día podemos tener actitudes similares a la de la multitud gritando ¡sea crucificado!? ¡Preferimos a Barrabás! ¿Será posible que se pueda negar y odiar a Dios de la misma forma en que se hizo en ese entonces? Definitivamente sí.
Tal vez ya no estamos frente a un consejo gritando que crucifiquen a Jesús, pero en nuestra vida diaria podemos permitir actitudes muy similares. Cuando estamos de acuerdo o apoyamos principios que van en contra de la Palabra de Dios es como si estuviéramos gritando “¡Barrabás, Barrabás!”. Como ya somos una generación “moderna” ya podemos discernir sobre qué principios son muy exagerados y fuera de contexto y cuales Dios “no se equivocó” y podemos seguir aplicando hoy en día “¡Barrabás Barrabás!”. ¿Te das cuenta cómo la gente ha intentado meterse en la cabeza la idea de que Jesús es solamente un gran hombre, con buenos principios pero seguirlo al pie de la letra es una locura? Para colmo, he escuchado personas que dicen que la Biblia está fuera de contexto y ¡ni siquiera la han leído! Esto es lo que el mundo hace y piensa de Dios… Perdonar es de gente débil, los divorcios ya son algo normal y no deben verse como algo estigmatizado, el alcoholismo no es tan malo si no se causa un daño grave a alguien, la homosexualidad debemos aceptarla como algo común, una mujer dedicada al hogar nunca podrá ser considerada exitosa “¡Barrabás!”, odiar a nuestros enemigos es bueno siempre y cuando sea en defensa propia, hay que amar a Dios los domingos y tenerlo como algo “importante en nuestra vida” pero no exagerar en toda la semana, una mentira “blanca” no tiene nada de malo, tener relaciones fuera o antes del matrimonio es normal para probar “compatibilidades sexuales” “¡Barrabás!”. ¡ALTO! Los principios que estableció el Señor desde la creación de la tierra son vigentes y ¡lo serán hasta el fin de este mundo! ¿Te das cuenta de la dirección que trae el mundo contra la que nos pide Dios? ¡Son opuestas! No se mezclan en ningún momento, NO son compatibles, estadísticamente son ¡mutuamente EXCLUYENTES! La multitud simplemente gritó más y más fuerte “Barrabás Barrabás” sin entender lo que estaban haciendo. ¿Qué piensas hacer tú?

Oración
Señor: perdóname. Sin darme cuenta te he dado la espalda y he preferido a “Barrabás” por encima de Jesús. No quiero seguir así. Quiero tomar el compromiso de tomar mi cruz y seguirte en todo. Ayúdame a no poner pretextos para no cumplir con tus mandamientos y a disfrutar de una vida llena de obediencia. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

3 may 2009

Mateo 27:3-4

Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos. He pecado, les dijo, porque he entregado sangre inocente. ¿Y eso a nosotros qué nos importa? Respondieron. ¡Allá tú!

Cuando te das cuenta de que has hecho algo mal ¿qué es lo primero que haces? En general, pienso que todos tratamos primero de justificarnos y luego, resarcir el daño que hemos hecho. Buscamos disminuir el impacto de nuestra falta de atención y desobediencia pero sobre todo, intentamos sentirnos “menos mal” sobre lo que hicimos. Nos aprendemos frases que nos ayuden a seguir adelante y que nos “curen” de las consecuencias de nuestros actos. Preferimos escuchar consejos que nos “apapachen” en lugar de aquellos que nos ponen en nuestro lugar. Acudimos a aquellas personas que no serán tan duras en su opinión y evitamos a los que buscarán abrirnos los ojos. Pero dentro de todo este mar de sentimientos y emociones, ¿dónde está Dios? ¿En qué momento le pides perdón a Él?
Judas fue confrontado por Jesús sobre su traición. En su propia cara le dijo que sabía lo que había hecho. No fue sino hasta que escuchó que Jesús fue condenado a muerte, cuando su poca conciencia despertó y le hizo entender el mal que había cometido. ¿Cuánto tiempo te tardas en darte cuenta de tus errores? ¿Cuántas veces no has hecho algo malo y ni siquiera te percataste? A veces lastimamos con lo que decimos o hacemos y no percibimos el daño causado. En otras ocasiones, sí nos damos cuenta y tratamos de no pensar en ello.
¿Qué debes hacer cuando entiendes que has hecho algo malo?
¿Salir y tratar de arreglarlo lo antes posible?
¿Pedir perdón?
Aquellos que salen a arreglar su problema por ellos mismos pueden ver su resultado en la historia de Judas. Él fue y devolvió las monedas, confesando que había entregado sangre inocente. ¿No parecería suficiente? Para el parámetro de Judas no lo fue. Siguió sintiéndose tan mal que lo único que pudo apagar esa sensación fue quitarse la vida.
Cuando comprendes que has hecho mal, lo primero que debes hacer es acudir ante Dios y pedirle perdón. Judas entendió solamente la parte de pedir perdón e intentó hacerlo con los hombres, pero la respuesta de ellos fue: “¡a nosotros qué nos importa!” ¡Los humanos NO podemos hacer nada al respecto! ¿Qué esperaba Judas que le dijeran? ¿Estás perdonado, no te preocupes, vamos a regresar todo a su normalidad? Definitivamente no iba a pasar. Me imagino que recordó las palabras de Jesús al paralítico: tus pecados te son perdonados (mateo 9:2) pero en su dureza de corazón no supo acudir al único que podría perdonarlo.
Los hombres no perdonan los pecados sino Dios. Los hombres podemos perdonar las faltas que nos hacen pero solamente Jehová puede perdonar nuestros pecados. Judas, aún viviendo con Jesús no lo pudo entender. Hoy te animo a que tú sí lo entiendas. Híncate, pide perdón a Dios, arrepiéntete de tus pecados y empieza una nueva vida.

Oración
Señor: perdona mis pecados. Hoy entiendo que solamente tú puedes limpiar y perdonar mis faltas. He tratado de corregir mis errores yo solo, pero ahora quiero hacerlo de la manera correcta que es a través de Jesús. Te doy gracias por enseñarme que Tú perdonas a los que nos arrepentimos y por los ejemplos en tu palabra que me ayudan a seguir un camino correcto y agradable a Ti. Gracias en el nombre de Jesús.
Amén